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Por José Maggi Desde Rosario duardo Escudero, el único detenido en el marco de la investigación por el incendio del micro en Fighiera que le costó la vida a 13 personas, declaró ayer por más de dos horas ante la jueza de instrucción Alejandra Rodenas. En su relato, el ex chofer de la empresa Almirante Brown negó su participación en el atentado y aseguró que la noche del 11 de agosto cenó con su familia en su domicilio y luego escuchó un partido de fútbol por radio. Pero aportó a la Justicia lo que aseguró era "un fuerte rumor que corrió en el ambiente del transporte de pasajeros y que daba cuenta de la participación directa de tres rosarinos en el incendio". Los nombrados --cuyas identidades no trascendieron-- serían choferes en actividad y allegados a un sector sindical enfrentado desde hace tiempo con el grupo al que pertenece Escudero. El mismo con el que tienen asentadas en un juzgado correccional de Rosario 21 querellas, donde se entrecruzan los mismos nombres. El detenido comenzó su declaración a las 12 y terminó minutos después de las 14, cuando fue llevado nuevamente a su lugar de detención en la sede de las Tropas de Operaciones Especiales, de Rouillón al 1900. "Mi defendido negó su participación en el hecho y repitió ante la jueza su inocencia", señaló el abogado Marcelo Piercecchi, quien agregó que Escudero estaba junto a su esposa, los dos hijos de su actual matrimonio, de 12 y 14 años, y otra hija de un matrimonio anterior, de 19 años, en su casa del barrio FONAVI, en la zona sudoeste de Rosario. Según el relato del letrado, el sospechoso recordó que la noche del 11 de agosto "escuchó por radio un partido de fútbol por la Copa Mercosur entre Gremio de Porto Alegre e Independiente" y que la mañana siguiente "cuando visitó a su hermano en un taller mecánico cercano a su vivienda, escuchó a través de la radio la noticia del micro, a la que relacionó con un accidente, y que sólo se enteró con más detalles después de llamar a un ex compañero de la Almirante Brown, quien le indicó que el colectivo se había incendiado", relató Piercecchi. El abogado adelantó que hoy comenzarían a ser citados los testigos propuestos por la defensa para corroborar el relato de Escudero, además de los que concurrirán para respaldar la personalidad del imputado. Marcelo Gatti, del Sindicato de Trolebuses y amigo del imputado, se negó a brindar los nombres de los tres supuestos sospechosos, pero deslizó que "los tres son choferes y se los conoce en el ambiente del transporte". De igual modo, adelantó que hoy se presentaría un testigo que apoyaría el relato de Escudero. Gatti no dudó en denunciar que "hay quienes están interesados en desviar la investigación del atentado para tapar la mafia del transporte", punto sobre el que prefirió no explayarse. El dirigente gremial reveló también que en la tarde de ayer el propio imputado entregó un escrito a las TOE para ser presentado ante el juzgado que entiende en la causa, donde solicita no ser trasladado de la sede policial de Rouillón y Pasco. Según Gatti, en el texto, Escudero asegura que "tiene miedo de que lo maten para que la investigación termine con la muerte del sospechoso" y pide expresamente quedarse en las instalaciones del TOE. "El Pichi tiene miedo porque nunca estuvo preso y no quiere estar encerrado con delincuentes", confesó Gatti, quien agregó que en el escrito el imputado asegura que cree en la Justicia y que confía en la jueza. El gremialista adelantó que pidieron a través de la defensa que sean citados a declarar como testigos los quince trabajadores del parador de Fighiera "que conocen muy bien al Pichi". En tanto Página/12 logró ayer contactarse con Carlos Luna, un hombre de 60 años que el último jueves fue detenido por espacio de unas horas por las TOE en el marco de las investigaciones por el atentado. Luna se mostró molesto con la prensa que había revelado su nombre "porque yo tengo familia y me escracharon en todos lados". La jueza Rodenas había negado el viernes que existiera orden de captura librada en su contra y aseguró que todo se debió a un diálogo que Luna había prometido tener con las tropas de elite y que después se había rehusado. "Lo que pasó es que Carlos tenía el teléfono pinchado y cuando le escucharon repetir este rumor que corre en la terminal sobre los tres tipos que habrían quemado el micro, le cayeron enseguida a buscarlo", reveló un compañero de la mesa del bar que frecuentan diariamente Escudero y Luna, entre otros.
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