Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


MENEM PRESIDIO SU ULTIMA REUNION DE GABINETE EN OLIVOS
La reforma constitucional del estribo

Hubo pizza con champagne y todos se fotografiaron con el Presidente.
María Julia y Alderete lo llenaron de elogios. Propuso reformar la
Constitución cambiando el voto directo a presidente por el Colegio Electoral.

Carlos Menem. A la salida de su última reunión de Gabinete.
Fue una seguidilla de elogios a su gestión, incluidos los suyos.

na06fo01.jpg (17395 bytes)

Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) Pizza, champagne, Víctor Alderete, María Julia Alsogaray, perfume francés y corbatas resplandecientes. La última reunión de gabinete tuvo sus clásicos. Pero también trajo sorpresas. Carlos Menem anunció allí la voluntad de presentar un proyecto de ley para reemplazar –reforma de constitución mediante– la elección directa del Presidente por el añejo sistema de Colegio Electoral.
Menem asentó su decisión en un discurso federalista. Jorge Castro lo reiteró ante la prensa al salir de la residencia de Olivos. “La idea es equilibrar el peso desmedido de la ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires en el sistema político nacional y otorgarle a la totalidad de las provincias argentinas una mayor participación, sobre todo en lo que se refiere a la designación del presidente”, dijo el secretario de Planeamiento Estratégico.
La iniciativa es de casi imposible realización ya que para ello requiere de una ley declarativa del Congreso y la misma Constitución obliga a reunir dos tercios de ambas cámaras para habilitar la necesidad de la reforma. Como si fuera poco, legisladores radicales y frepasistas ya anunciaron que no darán lugar a la propuesta.
La anulación del Colegio Electoral y la aplicación del actual sistema de elección directa del presidente y vice fue incorporada a la Constitución nacional reformada en 1994, luego del Pacto de Olivos que Menem firmó con su antecesor Raúl Alfonsín, en ese entonces titular de la Unión Cívica Radical. Con el Colegio Electoral el voto de las provincias chicas tiene el mismo valor que el de las grandes.
No fue la única novedad que trajo la reunión. En su discurso, luego del café y las masas secas, Castro anunció que después del 10 de diciembre Menem seguirá reuniendo a un gabinete en las sombras, como se le dice al cuerpo de ministeriables de la oposición.
El mandatario interrumpió a su secretario para aclarar que no será en las sombras sino “en las luces”, en una muestra de su público deseo de convertirse en el jefe de la oposición. “Yo no soy un presidente en retirada”, dijo.
Es más, instruyó a su secretario general, Alberto Kohan, y al mismo Castro, para “garantizar la victoria del PJ” no sólo en el 2003 sino también en las legislativas del 2001.
Ya en su tradicional discurso de apertura, Menem se vanaglorió de lo obtenido durante sus diez años de gestión y destacó la prolijidad del proceso de transición.
Alderete y María Julia no quisieron desaprovechar la despedida. “Los presos”, como le dicen con malicia en el entorno presidencial, endulzaron con loas los oídos del Presidente, en una práctica que ya es habitual en el titular del PAMI y la secretaria de Recursos Naturales. También hablaron el ministro de Defensa, Jorge Domínguez, y también el titular de la Oficina de Etica Pública, Luis Ferreira.
Hubo algunas ausencias, a esta altura poco llamativas. Una fue la de Carlos Ruckauf. Fue este año cuando el vicepresidente de la Nación y gobernador electo de la provincia de Buenos Aires fue apartado del gabinete por su abierto rechazo a la re-reelección.
Otro que pegó el faltazo fue Roque Fernández. El ministro de Economía se encuentra participando del encuentro de la Organización Mundial de Comercio. Tampoco estuvo el secretario de Culto, Juan Laprovita, quien se encuentra internado.
Entre pizza y empanaditas, Menem convocó a trabajar por el peronismo. Y paso seguido invitó a secretarios privados y subsecretarios a compartir el brindis. El Presidente se sintió en su salsa. Uno tras otro se ponían a su lado para quedar retratado en una fotografía.

 


 

LAS REUNIONES MAS RECORDADAS
Postales de diez años

t.gif (862 bytes) La reunión más tensa. Una de las más recordadas reuniones de Gabinete fue aquella donde Domingo Cavallo decidió dar un portazo amenazando renunciar a su cargo de ministro de Economía. Se desarrolló en La Rioja y el entonces titular de Trabajo, Armando Caro Figueroa, debió salir corriendo para convencerlo de que desista de su actitud.
Polémica. Hubo una reunión a puro debate. Fue aquella donde se decidía la privatización de YPF. Algunos sorprendieron con arengas nacionalistas, citando frases de Juan Domingo Perón; otros se mostraron sorprendentemente pragmáticos. El Presidente debió saldar la discusión. Obviamente, a favor de la enajenación.
Reservada. Durante un breve período, Eduardo Bauzá logró hacer funcionar el “gabinete chico”. Es decir, una reunión de Gabinete en la que sólo participaban Carlos Menem y los ministros, dejando afuera secretarios y subsecretarios. El entonces secretario general decía que era la única forma de que las conversaciones reservadas no se filtraran a la prensa.
Dura. La reunión de Gabinete más dura fue la que se desarrolló tras la muerte del hijo de Carlos Menem. El Presidente llegó con el semblante desencajado. Y evitó realizar el discurso con el que suele abrir cada uno de los encuentros. Ese día los ministros se sumergieron en un respetuoso silencio y se limitaron a dar un parte liviano de la situación de cada una de sus áreas.
Clásica. Tensas, polémicas, reservadas o duras. Cualquiera sea el tono de la reunión nunca falta la pizza a la piedra. Es un clásico del Gabinete. Lo mismo que la bandejita con la comida dietética de Alberto Cormillot que le acercan al ministro del Interior, Carlos Corach, y la manzanita verde con la que suele aparecer la secretaria de Pymes, Ana Kessler. El alcohol es, en cambio, una excepción. Aunque de vez en cuando aparece alguna botellita de vino –preferentemente de la bodega Menem– o de champagne.

 

PRINCIPAL