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Compromiso de candidatos
para cuidar la ecología

Ante varias entidades ambientalistas, los cinco aspirantes a jefe de Gobierno porteño asumieron un compromiso público por la defensa del medio ambiente.

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Por Mariana Carbajal

t.gif (862 bytes)  En un hecho inédito, los cinco candidatos a la Jefatura de Gobierno porteño asumieron ayer, ante representantes de casi una docena de entidades vecinales de la ciudad, un compromiso de defensa del medio ambiente, gane quien gane la próxima elección, y con excepción del justicialista Raúl Granillo Ocampo, tanto Aníbal Ibarra como Gustavo Beliz, Domingo Cavallo y Antonio Cartañá, expresaron su oposición a la construcción de una aeroísla en el Río de la Plata, para trasladar la operación del Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. Los cinco candidatos firmaron un acta a través de la cual dieron su palabra de que “promoverán la sanción y el cumplimiento de leyes” que incluyan el principio de “desarrollo sustentable” y aseguren la participación ciudadana en los procesos de planificación urbana, la evaluación del impacto ambiental previa a toda intervención urbana, la mejor calidad del agua y la descontaminación ambiental, el uso de espacios públicos en beneficio del interés general, la protección del Río de la Plata y la ribera metropolitana revirtiendo su contaminación y la preservación del patrimonio urbano, natural, histórico y arquitectónico, entre otros aspectos.La convocatoria fue motorizada por la Fundación Ciudad, una organización no gubernamental que promueve la participación ciudadana. “Nos complace haber contribuido a sentar las bases del desarrollo sustentable para el próximo siglo en Buenos Aires”, señaló a Página/12 Javier García Elorrio, asesor de la entidad. El encuentro fue en el Museo Roca, en Recoleta, donde los candidatos recibieron el aplauso de representantes de asociaciones vecinales y ambientalistas, y de personalidades como el prestigioso arquitecto Mario Alvarez, el embajador Carlos Ortiz de Rozas y la presidenta de la Academia de Bellas Artes, Nelly Perazzo. Por riguroso orden alfabético, los candidatos fueron planteando sus prioridades en materia ambiental. Beliz, Cartañá, Cavallo e Ibarra coincidieron en rechazar la aeroísla. Beliz, de Nueva Dirigencia, calificó el proyecto como un “negociado” y un “riesgo para la ciudad”. En el mismo tono, Cartañá, del socialismo auténtico, consideró que constituye el “mayor peligro ambiental” para Buenos Aires. Cavallo, candidato de Acción por la República, aseguró que el plan es “malo”, mientras que el aliancista Ibarra fue terminante al prometer que “no se va a construir ninguna aeroísla en esta ciudad”. Granillo Ocampo, en tanto, eludió el tema.Beliz, Cartañá y Cavallo aprovecharon la oportunidad para criticar al actual gobierno porteño. “Qué mal que estamos que tenemos que discutir lo obvio. Muchos de estos preceptos ya están en normas. Pero falta la voluntad política para hacerlos cumplir”, objetó Beliz. Y dio como ejemplo la existencia de “apenas 15 inspectores” para controlar los gases contaminantes que emiten colectivos y taxis “entre los 126.000 empleados públicos de la ciudad”. Tras destacar algunos “logros” del gobierno de Fernando de la Rúa, como “la recuperación de espacios verdes y su mantenimiento”, Ibarra adelantó que dará un gran impulso a ambos aspectos si resulta electo jefe de Gobierno, y en consonancia con su contrincante de Nueva Dirigencia prometió profundizar el control. Beliz, además, se comprometió a desalentar el uso del automóvil particular. Para Cavallo, el “mayor déficit está en la capacidad de gestión”. El fantasma de la cuestionada María Julia Alsogaray sobrevoló el encuentro. Cuando el candidato justicialista señalaba la importancia de que los ciudadanos incorporen una “cultura ambiental” para mejorar las condiciones del medio ambiente de Buenos Aires y del país, una voz femenina lo interrumpió, con una pregunta cargada de ironía. “¿De la Argentina o de las islas Caimán?”, interrogó una mujer del público, en alusión al paraíso fiscal donde –según una denuncia judicial– la ex secretaria de Medio Ambiente de la Nación tendría una cuenta por la que habrían pasado casi 100 millones de dólares en los últimos años. GranilloOcampo ni se mosqueó y siguió con su discurso, con el que más adelante desconcertó a los presentes, al cuestionar la “falta de un lugar para los transgénicos hospitalarios”, mezclando la problemática de los residuos patológicos con la de los alimentos modificados genéticamente en laboratorio.

 

 

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