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Aquí nomás: Instituto Gino Germani

Donar o no donar

Por Agustín Biassoti

A veces apelando a golpes bajos, otras a poéticos reclamos, los afiches de las incansables campañas de información sobre la donación de órganos son un bajo continuo que envuelve a quienes transitan por las calles de la ciudad de Buenos Aires. La televisión, la radio y la prensa escrita tampoco están ausentes de tan noble tarea que halla su recompensa cuando, el día menos pensado, algún ciudadano acepta por escrito el rol de potencial donante. Por desgracia, esto último no es cosa de todos los días o, al menos, no ocurre tan seguido como es de esperar: de los 23 millones de argentinos mayores de 18 años tan sólo 342.000 han suscrito el Acta de Donación.

¿Cuáles son los temores o fantasías que impiden que el resto de sus compatriotas imiten dicha conducta? Es uno de los interrogantes que motivaron un estudio del Instituto de Investigaciones Sociales Gino Germani -resultado de un convenio entre la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y el Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI)- realizado en Capital Federal y en el Gran Buenos Aires. Aquí abajo, los resultados preliminares.

Nosotros y los miedos

“Las principales motivaciones personales en contra de la donación de órganos que manifestaron los encuestados son la desconfianza en la medicina (24%), la falta de información (23%) y la desconfianza en las instituciones (23%)”, enumera la directora de la investigación, la doctora Ana Lía Kornblit. El primero es ni más ni menos que el temor de la gente a que hagan uso de sus órganos antes de que hayan muerto y que nace de un desconocimiento de los parámetros que utiliza la medicina para determinar que una persona ha fallecido y que puede ser un potencial donante. Y es que otra importante de fuente de miedos y de fantasías es la falta de información sobre el tema. Las dudas y los interrogantes que suscita la donación y el trasplante de órganos son muchos, mientras que el caudal de información destinado a apagar este fuego es insuficiente, dicen los encuestados jóvenes de entre 18 y 24 años.

Con respecto al tercer ítem, la desconfianza en las instituciones, Kornblit aclara que se expresa en el temor al tráfico de órganos. “Nosotros interpretamos que este miedo está relacionado con la desconfianza en las instituciones”; en este caso, las sospechas no recaen sobre el INCUCAI sino sobre supuestas “organizaciones mafiosas” que trabajarían en forma paralela a la institución oficial. El rechazo a la mutilación del propio cuerpo también constituye un obstáculo a la hora de firmar el Acta de Donación, que afecta a un 4% de los encuestados, principalmente a las mujeres de clase media. En cuanto a la religión, esta representa tan sólo el 3% de las motivaciones negativas; lo cual es comprensible si se toma en cuenta que la mayoría de los líderes de las religiones con más feligréses se han manifestado públicamente a favor de la donación de órganos.

Pobres, pero solidarios

A la cabeza de los motivos que llevan a los argentinos a postularse como potenciales donantes y con un cómodo 47% se encuentra la solidaridad, expresada principalmente por quienes cargan sobre sus hombros con el peso de la pirámide social. “Antes de comenzar el estudio y en función de investigaciones hechas en otros países, habíamos elaborado la hipótesis de que la gente de clase baja, que es la que supuestamente tiene menos información sobre el tema, tenía más prejuicios que conducirían al rechazo de la donación de órganos -recuerda la doctora Kornblit-. Sin embargo, el estudió reveló que para ellos es muy importante la solidaridad como motivación para donar.”

El motivo a favor que le sigue con el 21% es la certeza de la inutilidad de los órganos que sobreviene con la muerte. Según Kornblit, son los jóvenes los que suelen dar esta respuesta tan racional. Uno puede suponer entonces que la mejor campaña quizá la hayan hecho Los Caballeros de la Quema al cantar “...cuando me muera no tengan piedad de mí/usenmé de perchero o regalen mi riñón”. Finalmente, los otros dos motivos que llevan a la gente a donar son la reciprocidad (14%) y la trascendencia (8%). El primero se resume en la frase “yo también podría algún día necesitar un trasplante”, y el segundo representa la posibilidad de “seguir viviendo en otra persona”.

En casa de herrero...

Si bien el contraste de los resultados del presente estudio con los de trabajos anteriores -realizados en 1992 y en 1995- revela que las distintas campañas de información y difusión han logrado modificar la actitud de la gente con respecto a la donación de órganos, todavía queda mucho camino por andar: del total de los encuestados que afirmaron estar de acuerdo con la donación de órganos, tan sólo el 10% reconoció haber firmado el Acta de Donación.