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La Internet Científica Argentina

Por Esteban Magnani

No es casualidad que las primeras funciones de lo que ahora es Internet hayan estado en el ámbito académico. Justamente, en los tiempos en los que la mercancía privilegiada es la información, es fundamental transportarla de manera segura y rápida, de la misma manera que hace unos siglos se diseñaban los mejores barcos para transportar valiosos tejidos o especias. Con el paso del tiempo la red de redes fue creciendo hasta tomar bajo su paraguas también a otras funciones, lo que no impide que en el ámbito académico sigan teniendo una lugar esencial para el desarrollo científico. En la Argentina el sistema de conexión informático científico nacional más importante es la Red de Interconexión Universitaria (RIU), que une universidades públicas e instituciones científicas de todo el país.

Profesor, te estamos llamando

En noviembre de 1994 fue firmado un convenio entre la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) y las 33 universidades nacionales, que dio la patada inicial para armar la RIU.

En la práctica, funciona de una manera bastante similar a la de la mayoría de los proveedores privados, es decir que brinda el servicio a alumnos y profesores de las universidades asociadas, permitiendo un espacio virtual de intercambio que puede resultar muy enriquecedor para todos. De hecho, puede accederse a la RIU a través de cualquier proveedor de Internet con sólo escribir http://riu.edu.ar.

“Pero no es lo mismo que un proveedor común del mercado. Para acceder a esas miles de redes interconectadas que forman Internet, uno puede tener su propia red o contratar el servicio. Como las empresas comerciales producen un valor agregado por darte el servicio, los costos aumentan. En cambio si la red es tuya, uno la controla, elige nuevos protocolos (es decir sistemas para el intercambio) y le pone el valor agregado que quiera”, explica uno de los responsables de la RIU, Claudio Righetti, ingeniero en Electrónica, a punto de recibirse como doctor en Computación y profesor de Redes de Información de la Carrera de Licenciatura en Ciencias de la Computación de la UBA. En este caso el valor agregado está dado por fomentar todo tipo de actividades académicas y no retacear espacios para la publicación de papers, más allá del dinero que se tenga para pagar un espacio virtual.

La columna vertebral

La interconexión propia entre universidades forma el backbone (columna vertebral) que no hace necesario utilizar enlaces ajenos, lo que quitaría independencia a la hora de decidir cambios. Por supuesto, además de extender los enlaces también fue necesario brindar asesoramiento y herramientas tecnológicas que permitan aprovecharla. Uno de los miedos era la resistencia a una tecnología nueva por parte de científicos, la implementación práctica, los tipos de software, etc. Por suerte la informática ya es una herramienta habitual en el ambiente científico y la RIU es otro escalón más que suben los usuarios en su aprovechamiento.

“El ejemplo más concreto que se me ocurre acerca de la utilidad de la RIU es el siguiente: durante 1997 fui profesor visitante en la Universidad Nacional de Córdoba. Ocho horas de clase cada 15 días no alcanzan, con lo cual los alumnos me consultaban por e-mail, podían acceder a los papers seleccionados y trabajos publicados en la página de mi materia, y desarrollaban programas que probaban en la red. A su vez los alumnos armaban el web de la materia en Córdoba con trabajos prácticos, trabajos realizados por ellos, etc. En mi materia de la UBA los alumnos se suscriben a una lista y, cuando hay novedades en el web (algún paper, algún práctico, fecha de exámenes), les llega un mail”. Es decir que la red actuaba como una herramienta fundamental del intercambio entre alumnos y docentes.

A nivel nacional esto es fundamental. Como dice Claudio Righetti: “También la red permite sentir que Dios no atiende sólo en Buenos Aires”.

Algunas universidades ya están brindando el servicio a la casa de profesores u otras instituciones académicas, aunque en algunos casos, como el del Chaco, el acceso todavía es limitado y se puede acceder a la red sólo por un par de computadoras.

Pertenecer tiene
sus privilegios

Tener una red propia también tiene otras ventajas más. Por ejemplo, en EE.UU. ya está funcionando en 100 universidades lo que se ha llamado Internet II, un nuevo sistema que, entre otras cosas, mejora la velocidad de las comunicaciones. Esto cuando se trata de bajar una foto o de comprar por Internet puede no resultar imprescindible, pero en muchos casos tener mayor velocidad puede permitir a los científicos enviarse archivos de mayor complejidad, programas nuevos, gráficos con alto nivel de detalle u organizar videoconferencias, entre otras cosas, que faciliten el intercambio y por lo tanto la calidad de la información.

Para el primer cuatrimestre de 1999 está prevista la incorporación de 16 sedes UTN (Universidad Tecnológica Nacional), 4 nuevas universidades y la ampliación de las redes internas. Para mediados de 1999 se prevén 140.000 usuarios. La idea también es integrar a universidades del Mercosur para armar un plan aún mayor que sería la Internet II de la región, llamada InterSur.

La RIU es una herramienta fundamental para continuar en carrera. Mucho se ha hablado de la democratización del conocimiento que permiten las redes. Sin embargo, son las acciones prácticas como la RIU las que permiten un aprovechamiento real, que no cierre las puertas de la ciencia a los que están fuera del Primer Mundo.

Los viajeros de otros siglos cruzaban mares y desiertos para buscar las preciadas especias o sedas de Oriente. En la actualidad los científicos argentinos piensan la mejor manera de compartir y aumentar el conocimiento, que muchas veces queda en el lejano norte.