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Todo x 1.99 y algo más

Tributo under a Sandro
UN MUNDO DE SENSACIONES

Si algo le faltaba a Sandro para convertirse en mito multigeneracional, moderno y virtualmente indiscutido, era que un puñado de bandas underground versionaran y grabaran sus canciones. Mientras se pone a punto un homenaje de los equipos de primera al Rey de América (con Divididos, Fabulosos Cadillacs y León Gieco, entre otros), el fanzine El último sol de abril publicó -sólo en casete- este desparejo compilado lacónicamente bautizado Tributo underground a Sandro. Empieza bien, con una interpretación funky, llena de climas y trompetas sensuales de “Rosa, Rosa”, a cargo de Refinado Tom. Poleposition también muestra lo suyo en el cover de “Dile a la lluvia”: una base de brit pop simpática y pegadiza acompañada de esa letra despechada, que habla de la salida repentina del sol y de cómo todo “vuelve a renacer” con “el adiós de tu mal querer”. Cursi pero irresistible, como el propio Sandro. Eléctrico Caramelo hace un cover sentido de “París se arrodilla ante mí” y después la cinta naufraga en la baja calidad de las grabaciones, la pereza de algunas bandas al momento de reciclar los temas y la falta de personalidad de la mayoría de las versiones. Sólo repunta en el comienzo del lado B, con la lectura surfer de “3000 tambores” en manos de Gigantes. Un encuentro cercano entre Roberto Sánchez y Brian Wilson. Con lo que se rescata, aunque no sea mucho, sobra para celebrar esta edición independiente.

Pablo Plotkin


Ricardo Iorio y la quiebra de Racing
EL REDOBLANTE JUSTICIERO

Ricardo Iorio está que arde por la quiebra de La Academia y su posible extinción. Antes del recital de Almafuerte en Cemento, el amigo de Larralde le describió sus sensaciones al No acerca de un conflicto que generó copiosa rabia en la parcialidad racinguista. Y sus dardos de rigor tuvieron blanco fijo: Lalín y sus colegas. -Ricardo, ¿quién le jodió la vida a Racing? -Los dirigentes que, cuando fueron elegidos por los hinchas de buena fe, ya sabían que se metían en el club para robar. -¿Solamente los dirigentes? -En otro sentido, también la pasión de los hinchas. Ese que va y asiste a todos los partidos pagando su entrada y sin darse cuenta que hay gente que se aprovecha de todo eso. Los dirigentes piensan que los hinchas son unos pelotudos porque pagan una entrada a la cancha. Entonces, el vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo. -¿Pensás que los hinchas y/o socios fueron unos ingenuos por no haber previsto o impedido este caos? -No, la actitud de los hinchas es tomada como ingenuidad por parte de los dirigentes, que es otra cosa. Uno no va a pagar a un club por ingenuo, lo hace por otros móviles, como la tradición, los colores, el barrio. Hay gente que sigue a Racing desde hace 60 años y los dirigentes los toman por ingenuos porque ellos no pagarían lo que paga el hincha para ver un partido. Ellos, cuando están fuera del maldito sistema de dirección, no van a pagar una entrada para ir a ver al equipo, porque saben que la gente puede gritarles chorro, hijo de puta o pegarles un redoblantazo en la cabeza con justicia. Este tipo de actos sirven para medir de qué manera fueron ultrajados los hinchas. -¿Cómo te toca esta crisis? -Mirá, tengo un sentimiento de profunda tristeza. Es un bajón. Es tan triste ver el desamor en la familia de uno, como verlo en el club con el cual uno se identifica. Yo defiendo los colores de Racing como lo hacen otros hinchas de otros equipos. Por eso, lo bueno de todo esto es la solidaridad de otras hinchadas que se ponen mal porque piensan que les podría pasar a ellos. Creo que es lo más destacable que está pasando en este momento. -¿Cuál es tu pálpito?, ¿va a zafar Racing de esto? -No va a desaparecer. -Y si desaparece, ¿vas a seguir siendo de Racing? -A los sesenta años, si llego, voy a estar en un bar y los pibes van a preguntar ¿y éste de qué cuadro es? y le van a contestar “ese era de Racing”. Entonces va a existir un respeto, porque si Racing desaparece no va a ser por culpa de los hinchas o porque nadie lo fue a ver, sino porque pasó lo contrario y unos inescrupulosos se robaron la ilusión.

Cristian Vitale


Por Marcelo Montolivo

Vincent Vega

Percusión electrónica, guitarras procesadas entablando sutil diálogo, voz femenina de timbre particular e íntimo, melodías pop, ambiente general de fragilidad, delicadeza en los arreglos, tonadas con títulos como “Antifaz”, “Perfume”, “Atardecer”. Es el mundo que se abre al escuchar los 15 temas de Paraíso, el CD debut del cuarteto peculiarmente bautizado Vincent Vega. “Así se llama Travolta en Pulp Fiction”, aclaran “y está bueno, porque desconcierta, a veces la gente espera un solista”. Formados en 1995, sus integrantes también responden a nombres poco comunes: Sumaia, Luis III, Ea y Rey, agregando más misterio a la cosa. “Ninguno de los músicos del grupo es tradicional, por formación y por estilo”, afirman. “De todas formas, antes teníamos otra cantante, así que la banda recién se estableció hace dos años y medio, con la entrada de Sumaia.” El álbum, editado en forma independiente, cuenta con varios célebres que coprodujeron junto al grupo: los Cadillacs Mario Siperman y Daniel Lozano, el ex tecladista de Soda Stereo Daniel Sais y Diego Vainer, alias Fantasías Animadas. “Fue un desafío elegir a las personas que considerábamos más idóneas para cada tema. Además, tuvimos la suerte de contar con un tiempo ilimitado para grabar, así que el disco suena exactamente como queremos.” Filmaron un video en 35mm que se difunde a altas horas de la noche por los canales de cable, y participarán en un compilado homenaje al cine clase B. Puro glamour electrónico.

Gomez

Anomalía 1: se trata de un grupo británico con nombre castizo. Anomalía 2: el sonido que desarrollan en su álbum debut es un conglomerado de influencias norteamericanas con apuntes electrónicos, loops y gotas de efectos sonoros. Anomalía 3: ningún tema huele instantáneamente a hit. Anomalía 4: fueron elegidos Grupo Revelación en las encuestas de fin de año de su país, entusiasmando al ambiente musical. Si nos estuviéramos refiriendo a un grupo argentino underground, ninguno de estos cuatro puntos sonaría demasiado descabellado, pero, tratándose de cinco británicos (y considerando el patriotismo casi chauvinista que caracteriza a su raza) ya nos enfrentamos ante un caso especial. “Lo que ocurre es que no tenemos prejuicios”, confiesan, “somos diferentes a los grupos de nuestro país, porque reconocemos influencias de viejos discos hechos en Estados Unidos, pero también nos gustan Massive Attack y Underworld, así que, por más que nuestro álbum tenga mucho blues, el componente electrónico lo hace actual”. En efecto, lo que puede escucharse en Bring it on (‘98), álbum debut de estos veinteañeros de Southport, es una extraña combinación de folk-rock-blues 69/71 (lo acústico de Grateful Dead y Hot Tuna), vocalizaciones con algo de Tom Waits y Eddie Vedder y sonidos contemporáneos. Raíces con la mirada clavada en el futuro. Curioso y excitante.