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Jueves 2 de Diciembre de 1999
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Una recorrida por las veintinco canciones más importantes de la década ROCKERA

Bonitas páginas

Formaron parte fundamental de los últimos diez años, en la radio, la tele, la calle, la cancha, un cumpleaños y cualquier otro encuentro social. Se puede citar de cada una de ellas, sin repetir y sin soplar, al menos el estribillo. Fueron carta de triunfo para cada uno de sus compositores y/o intérpretes, reportándoles –en algunos casos– miles de dólares por derechos de autor y –en otros– instalándolos en la memoria colectiva. Y conforman, en verdad, un sólido compilado del rock argentino de los noventa.

Producción y textos: PABLO PLOTKIN-
ROQUE CASCIERO


“Matador”
Los Fabulosos Cadillacs
Los Cadillacs aparecieron como un grupo de gorditos que, a su pesar inclusive, quedaron pegados con aquella frase “quiero morir tocando ska”. Tuvieron un éxito inmediato y casi enseguida les llegó el bajón. Recién con El león volvieron a ser tomados en serio, pero fue “Matador” el tema que definitivamente los instaló entre los grandes nombres del rock argentino. Esa canción (con ciertos ecos a los brasileños Olodum, lo que generó una polémica que aún les incomoda) también les abrió las puertas de América latina, España e incluso Estados Unidos. Lo cierto es que ¿el hit más grande de los noventa? tiene un lugar en la cancha, en cualquier festejo y hasta en los actos de apoyo al presidente Menem (es la favorita del Tula). Lo que se dice, verdaderamente popular.
La frase: “No tengo por qué tener miedo, mis palabras son balas”.
Envasado en: Vasos vacíos (1993).
Arbol genealógico: Olodum, Rubén Blades.
Podrían haber sido: “Mal bicho”, “Carnaval toda la vida”, “El león”,
“Demasiada presión”.

“Abarajame”
Illya Kuryaki
& The Valderramas
Los Kuryaki aparecieron rapeando y tirando patadas de karate cuando ni siquiera les crecía el bigote. La vieja ola del rock argentino los adoptó como mascotas, pero Dante y Emmanuel demostraron ser mucho más que eso. Aquí (no olvidar el video) aparece la filosofía-Kuryaki toda junta: el sexo, las películas de Bruce Lee, los personajes deformes como Coolero Connor y Groova Chaco, y las inflexiones vocales-idiomáticas a lo Cypress Hill. El tema era tan pegajoso y se hizo tan popular, que musicalizó los editoriales de los Raporteros de Tinelli.
La frase: “Yo aspiro a la paz, tú aspiras de la otra”.
Envasado en: Chaco (1996).
Arbol genealógico: Beastie Boys, Cypress Hill.
Podrían haber sido: “Coolo”, “Es tuya Juan”, “Fabrico Cuero”.

“Sr. Cobranza”
Bersuit Vergarabat
Gracias a una semiprohibición del Comfer (el tema no se pudo pasar por radio, salvo en versión censurada) y a la rapidez de reflejos del sello Universal, que pegó tres mil afiches con la letra, “Sr. Cobranza” se convirtió en uno de los himnos contra el poder de esta década, que es decir el menemismo. Y fue el primer paso para revitalizar la errática carrera de la banda que había tenido un cuarto de hora de posible proyección a las masas (¿Cordera hijo natural del Indio y Luca?) hacía ya diez años, y que ahora logró que este disco (producido por Santaolalla) superara las cien mil copias vendidas y lograse una impensada proyección internacional. El tema, furibundo, fue compuesto por Las Manos de Filippi, uno de cuyos cantantes toca en la calle Florida.
La frase: “Son todos narcos”.
Envasado en: Libertinaje (1998).
Arbol genealógico: Rage Against The Machine, Las Manos de Filippi.
Podrían haber sido: “Se viene”, “El tiempo no para”, “Yo tomo”.

“Ya no sos igual”

2 Minutos
En los 90, con menos fantasmas militares acosando la democracia, la protesta callejera y la crítica se desplazaron (merecidamente, qué duda cabe) hacia la policía. Y el hit anticana por excelencia fue éste, que provocó una miniexplosión en el punk local: 2 Minutos encabezaba una especie de tercera generación, bardera y fiestera, llena de odas a la cerveza, la cancha y el barrio, que además tuvo respuesta comercial masiva (un disco de oro instantáneo). Casi, casi, el primer emergente masivo e instantáneo del rock barrial. También el menos perdurable.
La frase: “Carlos se dejó crecer el bigote y tiene una 9 para él”.
Envasado en: Valentín Alsina (1994).
Arbol genealógico: The Ramones, La Polla Records, los pibes de la esquina.
Podrían haber sido: “Piñas van, piñas vienen”, “Cerveza yo te adoro”.

“La música”

El Otro Yo
La banda punk/noise del sur del Gran Buenos Aires editó su álbum más pop en el último año de la década. El single sonó en las radios y los conciertos empezaron a llenarse. Merecía algo así el cuarteto (antes trío) que adaptó en la Argentina los preceptos del rock independiente norteamericano (sin circuito independiente norteamericano). En “La música”, los hermanos Aldana reaccionan con asco y poesía ante la saturación mediática de los discos chatarra y ¿también a los del rock stone futbolero? En cualquier caso, debería aceptarse que alguien tenía que hacerlo.
La frase: “La música que escuchan todos, yo no la escucho y está sonando”.
Envasado en: Abrecaminos (1999).
Arbol genealógico: Pixies, Nirvana.
Podrían haber sido: “69”, “No me importa morir”, “La tetona”.

“Mi enfermedad”
Fabiana Cantilo
Una clásica canción perfecta de Andrés Calamaro (por entonces, autoexiliado en España) se convirtió en el único gran éxito de Fabiana Cantilo a lo largo de su carrera. En el ‘92 era difícil pasar un día sin escucharlo. Las hinchadas ya lo cantaban en la cancha cuando el propio Diego lo eligió como banda sonora de su primer regreso al fútbol (Sevilla, 1992). “Mi enfermedad” también atrajo la atención del público argentino sobre Los Rodríguez, que habían editado su primer disco solamente en España. A partir de ahí, la fiebre Calamaro empezó a aparecer.
La frase: “Soy el remedio sin receta y tu amor, mi enfermedad”.
Envasado en: Algo mejor (1992).
Arbol genealógico: Lou Reed, Beatles, Moris.
Podrían haber sido:

“El aguante”
Charly García
Say No More, el alter ego desenfrenado y decadente de García, explota en esta exhibición atroz de rock cavernícola. Un agradecimiento al buen entornus y a las estoicas víctimas de noches de conciertos suspendidos y karaokes interminables. E incluso se la puede entender como la institucionalización de una palabra que define la década (ya había inspiración para el título de programa futbolístico en donde los hinchas emiten toda clase de opiniones y profieren amenazas, declaraciones de amor, etc.) La máxima estrella del rock argentino termina así una década agitada, en la que más de una vezcaminó por la cornisa. En realidad, terminó con lo peor de los noventa para el No: Carlos & Carlos en Olivos.
La frase: “Y si no te gusta te podés matar/ éste es el aguante/ éste es mi lugar”.
Envasado en: El Aguante (1998).
Arbol genealógico: Chuck Berry, Marilyn Manson y la hinchada de Morón.
Podrían haber sido: “Estaba en llamas cuando me acosté”, “Cuchillos”, “Chipi chipi”.

“Juguetes perdidos”
Patricio Rey y sus
Redonditos de Ricota
Está bien: “Mi perro dinamita” y “Un poco de amor francés” sonaron hasta en los lavarropas, pero cualquiera que haya ido a alguno de los shows de los Redondos desde que se editó Luzbelito, sabe que éste es el primer single de una hipotética banda de sonido del road movie ricotero de esta década. El tema incita a desplegar banderas y bengalas, y las bandas responden en consecuencia. Un momento único y digno de verse en cualquier show de Patricio Rey.
La frase: “Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene”.
Envasado en: Luzbelito (1996).
Arbol genealógico: Pink Floyd, Blas Parera.
Podrían haber sido: “Mi perro dinamita”, “Un poco de amor francés”, “Gualicho”.

“Hacelo por mí”
Attaque 77
Era una canción desesperada y romántica. Tenía una melodía adhesiva y un estribillo contundente, que definieron como se podía llegar al romanticismo suburbano mejor entendido. Tenía destino de hit y lo fue, incluso antes de que Pergolini la usara para bautizar su programa dominguero, concebido (y fallido) como la versión rocker de “Ritmo de la noche”. La sobreexposición hizo que hasta sus autores la odiaran y se negaran a tocarla en vivo. Después de ese éxito abrumador, Attaque vivió su peor momento. Todos culparon a la canción pero, ¿quién no la recuerda con cariño?
La frase: “No me mires a los ojos que me muero, yo me muero de dolor”.
Envasado en: El cielo puede esperar (1990).
Arbol genealógico: Ramones, José Luis Perales.
Podrían haber sido: “Espadas y serpientes”, “Otras canciones”.

“La guitarra”
Los Auténticos Decadentes
Incomparables, Los Decadentes sonaron en todas las fiestas de esta década y fueron, por lejos, los favoritos de las hinchadas de fútbol. Y aquí está lo mejor de ellos: una melodía irresistible, una letra capaz de despertar la más ingenua rebeldía adolescente en el oficinista más gris, y un video con la actuación estelar de Guillermo Nimo en camiseta como “el viejo”. Elbarrio, la cerveza, la guitarra, la fiaca, la picardía. ¿Qué más se podía pedir?
La frase: “Quiero tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de mi voz”.
Envasado en: Mi vida loca (1995).
Arbol genealógico: Los Campaneli, Luis Sandrini, Mingo y Anibal.
Podrían haber sido: “Los piratas”, “Loco (tu forma de ser)”, “Cómo me voy a olvidar”.

“D-Generación”
Babasónicos
Nirvana se había encargado de sacar a la superficie la efervescencia del rock alternativo y el sur del Gran Buenos Aires olía a espíritu adolescente. Asomaban un nuevo sonido y una nueva actitud: llegaban los desfachatados sónicos. De aquella escena respaldada por Soda Stereo (invitó a algunas bandas a abrir los shows de Obras, en 1992), los Babasónicos, creadores del primer manifiesto generacional de la década, probaron ser también los únicos sobrevivientes de aquella movida y ahí siguen, en pie.
La frase: “Mi generación hoy se caga en tu opinión”.
Envasado en: Pasto (1992).
Arbol genealógico: Stone Roses, My Bloody Valentine, The Who.
Podrían haber sido: “Viva Satana”, “Desfachatados”.

“Seguir viviendo
sin tu amor”

Luis Alberto Spinetta
Para el Flaco, buena parte de los noventa fue de reclusión y hermetismo. Sin embargo, su primer trabajo de la década le había permitido volver a la consideración masiva. En especial gracias a este hit delicado y delicioso, que le cantaba al amor con simpleza y poesía. El video de la canción era minimalista y bello: primer plano de Luis cantando y un láser azul sobre la cara. Un momento inolvidable: Spinetta invitó a Cerati, Zeta y Fito Páez a unírsele en el tema en un concierto gratuito en la 9 de Julio. Tuvieron que repetirlo.
La frase: “Y si acaso no brillara el sol/ y quedara yo atrapado aquí/ no vería la razón de seguir viviendo sin tu amor”.
Envasado en: Pelusón of Milk (1991).
Arbol genealógico: Almendra, Paul McCartney, Spinetta.
Podrían haber sido: “Cheques”, “Jardín de gente”.

“Siempre acampa”
Peligrosos Gorriones
Agrupados livianamente dentro del malón sónico y elegidos revelación por el No en 1992 por un soberbio primer disco, aquellos jóvenes platenses tenían vitalidad, melodía y, sobretodo, muy buenas canciones. Aquel debut, producido por Zeta Bosio, presentaba a un letrista talentoso, algo díscolo y oscuro: Francisco Bochatón. Aunque el estribillo dice “la armonía siempre acampa y es mi amiga la alegría”, esta canción es un catálogo de atrocidades. Ahora Bochatón solista –que ojalá no quede en la historia como un Bichi Borghi del rock– apunta a concretar aquella promesa de gran songwriter, hasta ahora trunca.
La frase: “Los perros se pudren en compotas, los trenes se amputan de gangrena”.
Envasado en: Peligrosos Gorriones (1992).
Arbol genealógico: Pixies, Nirvana, Don Cornelio y La Zona.
Podrían haber sido: “Bicho reactor”, “Rayo de amor”.

“Perra”
Viejas Locas
Despecho tanguero-misógino en la década del tetra brick, escupido por un pibe de Piedrabuena que fuma porro, escucha a sus Majestades Satánicas y reivindica lo suyo como “rock obrero”. Viejas Locas representa una nueva generación stone argentina (de afuera los llaman “los viejita”), más cerca del idealismo suburbano (en verdad, Jagger sólo conoció algunos barrios bajos por fotos) que del glamour y el deseo de estrellato de los Ratones Paranoicos. Otra vez se derriban las barreras entre público y artistas: todos visten jardinero, pañuelito al cuello y peinan flequillo.
La frase: “Ahora tengo un problema, un problema mental”.
Envasado en: Hermanos de sangre (1997).
Arbol genealógico: Rolling Stones, Julio Sosa.
Podrían haber sido: “Mi flor”, “Me gustas mucho”.

“De Música ligera”
Soda Stereo
Empezaba la década y Soda Stereo ya era la banda de rock más grande de Latinoamérica. El cierre de la Gira Animal fue en el estadio de Vélez (la primera vez que una banda argentina se presentaba allí). He aquí pura energía de pop psicodélico, con un video que llevaba al extremo el reciclaje ochentoso del flower power (parodiado luego por Kapanga en su clip de “Ahí viene Ramón”, para gracia del propio Cerati). Eso era Soda a principios de los noventa: una superbanda de rock editando un disco a la altura (y más allá) de las expectativas, con una canción que se pegó para siempre.
La frase: “Nunca sorteé las trampas del amor”.
Envasado en: Canción animal (1990).
Arbol genealógico: The Cure, Stone Roses, Pescado Rabioso.
Podrían haber sido: “Canción animal”, “Primavera 0”.

“Sin documentos”
A. Calamaro / Los Rodríguez
Fue el primer hit de Los Rodríguez que sonó en la Argentina en boca de Andrés Calamaro, puesto que “Mi enfermedad” se había hecho famoso en la versión de Fabiana Cantilo (ver aparte). Radicado en Madrid, el Bob argentino dejaba traslucir la influencia de la música española (especialmente de la rumba) en su universo de compositor pop del rock nacional. Más adelante, la misma fórmula le dio nuevos éxitos, pero nunca creó un riff de guitarra tan explosivo como éste. Para la historia.
La frase: “Buscando tu sonrisa estaría toda mi vida”.
Envasado en: Sin documentos (1993).
Arbol genealógico: Kiko Veneno, Ketama, Los Gatos.
Podrían haber sido: “No se puede vivir del amor”, “Flaca”, “Palabras más, palabras menos”, “Salud, dinero y amor”.


“Blues de Bolivia”
La Renga
La canción casi desata un conflicto diplomático con Bolivia, aunque La Renga tomaba como una celebración el siempre anhelado –por algunos– viaje de iniciación al país vecino. Pero, claro, el embajador boliviano no entendía de estas cosas y se molestó por la directa relación entre su país y las drogas (que va’cer, vieja...), entonces el trío de Mataderos se disculpó públicamente y explicó que se había inspirado en la película Expreso de medianoche. Eso no empañó el hecho de que cada vez que el tema (que de blues no tiene nada) suena, se desate una fiesta. Para los rengos, queda claro que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa: la marihuana, de los pibes, y la cocaína, de los poderosos.
La frase: “Cocaína cocaína se la toman los de arriba, cocaína marihuana prenden fuego y no queman nada”.
Envasado en: Bailando en una pata (1996).
Arbol genealógico: Creedence Clearwater Revival, La Pesada del Rock and Roll.
Podrían haber sido: “La nave del olvido”, “El rebelde”, “Negra mi alma, negro mi corazón”.

“Sólo por ser indios”
A.N.I.M.A.L.
Alguna vez Marcelo Corvalán contó que el hecho de convertir en siglas el nombre de la banda (Acosados Nuestros Indios Murieron Al Luchar) los condicionó a abordar la temática aborigen. De alguna manera, y casi sinproponérselo, eso definió el estilo de la aparición más popular del metal argentino de los 90. El heavy que acepta la intromisión del hardcore, el hip hop, la ropa Adidas y –guiados por el Dios Sepultura– no se olvida de la miseria latinoamericana ni de sus primeros habitantes. Bien correcta.
La frase: “Herederos del tiempo/ forzados a ser guerreros”.
Envasado en: Fin de un mundo enfermo (1994).
Arbol genealógico: Sepultura, Biohazard, Ruben Patagonia.
Podrían haber sido: “Lejos de casa”, “Loco pro”, “Chalito”.

“El arriero”
Divididos
La fusión entre rock y folklore sonó mejor que nunca en esta versión de un clásico de Atahualpa Yupanqui. La aplanadora define su personalidad con La Era de la boludez, su disco más exitoso: chacareras hendrixianas, reggae, trash, bombos legüeros. Todo. No es casualidad que el disco lo haya producido Gustavo Santaolalla, pionero con Arco Iris de la mezcla de ritmos autóctonos y rock. Pero Mollo, Arnedo y Gil Solá la llevaron a la masividad: en un año, tocaron trece veces en Obras y la poesía de un grande de verdad llegó a las bandas.
La frase: “Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”.
Envasado en: La era de la boludez (1994).
Arbol genealógico: Atahualpa Yupanqui, Jimi Hendrix.
Podrían haber sido: “Qué ves”, “Ala delta”, “El 38”, “Qué tal”.

“Maradó”
Los Piojos
Después del “Santa Maradona” de Mano Negra, he aquí el mejor tributo local al icono más grande de la historia del fútbol pasión de multitudes. Si es que existe eso del rock futbolero, “Maradó” es el primer hit explícito, autorreferencial a más no poder y acabado del “género”. Y Los Piojos, sus más inspirados representantes. Todo aquello se concretó cuando el 10 subió al escenario de Obras, este año. El candombe, el rocanrol, y la historia del héroe conflictuado y usado que llega a lo más alto y no consigue lidiar con el éxito. En escala, algo parecido le pasó a Los Piojos con el suceso de Tercer Arco, que vendió 180 mil copias.
La frase: “Viene el río del hambre y la sed/ y ya no hay goles que den de morfar”.
Envasado en: Tercer arco (1996).
Arbol genealógico: Rolling Stones, Jaime Roos, Héctor Gagliardi.
Podrían haber sido: “El farolito”, “Verano del 92”, “Ando ganas (Llora llora)”.

“Rock del pedazo”
Ratones Paranoicos
Construido sobre un ritmo cuadrado y tan simple como su letra, la canción describe un trip nocturno y ansioso de alguien en busca de... lo que todos imaginan (que no aparece). Aunque la canción repite la fórmula típica de los Ratones –o sea, rock stone–, se convirtió en un gran éxito para la banda, tarareado incluso por los caretas. Era sólo rocanrol, pero... Además: ¿quién no paso por un trance semejante? Decir “si yo ya puse plata”, suena verdaderamente conocido.
La frase: “Hace dos horas que ando tras un poco de grass”.
Envasado en: Fieras lunáticas (1991).
Arbol genealógico: Rolling Stones.
Podrían haber sido: “Vicio”, “La nave”.

“Dale alegría
a mi corazón”

Fito Páez
Los fantasmas los había exorcizado casi todos en Ciudad de pobres corazones. Cuando compuso y grabó Tercer Mundo, Fito Páez todavía no era una superestrella, pero ya se perfilaba como tal. Y esta plegaria era el síntoma de esperanza más claro. Aunque el rosarino aclaró que la canción no había sido compuesta pensando en él, una foto de Maradona ilustraba la letra dentro del librito del cd y el vinilo. Entonces se la asoció para siempre con Diego: musicalizaba todo clip televisivo dedicado al 10, y notardó en llegar a las tribunas. Fue, por ejemplo la banda de sonido oficial del campeonato que Boca logró en 1992, después de 11 años de abstinencia.
La frase: “Y ya verás, las sombras que aquí estuvieron no estarán”.
Envasado en: Tercer Mundo (1991).
Arbol genealógico: Paul Simon, Sting, Spinetta.
Podrían haber sido: “Un vestido y un amor”, “Tercer Mundo”, “Mariposa technicolor”.

“Mandela”
Todos Tus Muertos
Esta canción antiapartheid es el manifiesto personal del único negro argentino que se metió al rock de lleno, Fidel Nadal, y también una muestra de su utópica visión de cambios inmediatos (“esto acelera la revolución y los obreros van a la huelga”). Para Todos Tus Muertos, los noventa fueron años de consolidación y crecimiento, en especial en cuanto a sus giras por América y Europa (con cierto padrinazgo de Manu Chao y conexiones con el vasco Fermín Muguruza).
La frase: “Si no me creés, me chequeás los cromosomas, me chequeás los genes”(acentuado en la última sílaba)
Envasado en: Dale aborigen (1994).
Arbol genealógico: Mano Negra, The Clash, Daniel Viglietti.
Podrían haber sido: “Trece”, “Mate”.

“Avanti morocha”
Caballeros de la Quema
Al galope de una melodía triunfal, condensó toda la poética barrial y canyengue de Iván Noble. Todo lo que vino después es historia. Una de las más pintorescas entre los casos de rockeros argentinos que excedieron el cerco “especializado”. Pero la bonita canción de amor estival saturó una vez que se hicieron públicos los revolcones del “rockero pelilargo” (como llamaba el periodismo de chimentos a Noble) con la morocha más brava de la tele. Seguro que Lucho nunca había escuchado “Patri”.
La frase: “Mi casa es un desastre sin tu risa”.
Envasado en: La paciencia de la araña (1998).
Arbol genealógico: The Jam, Dyango.
Podrían haber sido: “Carlito”, “Patri”, “No chamuyés”.

“Gil trabajador”
Hermética
El héroe de la clase trabajadora del metal argentino y su manifiesto contra la patronal. Una descripción inspirada de los asados obreros sobre la vereda en la gran urbe (“el tormento del vino artificial, y su atmósfera parrillera”) y un repaso por las penurias cotidianas de la clase proletaria. Ricardo Iorio se erige aquí, definitivamente, en el caudillo de la vieja legión heavy nacionalista. Y se ocupará, cada vez que pueda, de diferenciarse de la nueva generación “carnera” de la música pesada local (con la anécdota de su “guerra” verbal contra A.N.I.M.A.L.).
La frase: “Mientras el mundo policía y ladrón me bautiza sonriendo, gil trabajador”.
Envasado en: Acido argentino (1992).
Arbol genealógico: José Larralde, Black Sabbath.
Podrían haber sido: “Cambalache”, “El pibe tigre”.


León Gieco
Guía espiritual
Cualquiera que haya vivido más o menos de cerca la historia del rock popular argentino en los noventa, no debería tardar más de tres segundos en mencionar al padrino de la generación. Si la respuesta es León Gieco, es correcta. El abuelo de Cañada Rosquín, propagador del folklore dentro de la cultura rock y viceversa, no sólo es el intocable, sino que fue quien registró en una canción el antiimperialismo de este tiempo, en boca de los máximos representantes de eso que se dio en llamar rock barrial. Por eso “El Embudo (Homenaje a la Patagonia)”, incluida en Orozco (1997), es la síntesis documental exacta. Los tres Divididos hacen de banda, y cantan Gustavo Santaolalla, Iván Noble, Chizzo, Ricardo Iorio, Mollo, Mercedes Sosa (especie de Matrona intocable de la camada, algo así como la mujer de Don Corleone) y Gieco, claro. La letra es de Marcelo Berbel y predica casi sin metáfora la filosofía nacional y popular: “Seguimos siendo colonia de la gallina de arriba, federalismo mentira desde que tengo memoria... Allá se inventa la historia/ aquí se escribe con sangre, mas vienen de tarde en tarde, en víspera de elecciones, a prometer soluciones que ya no engrupen a nadie”. La versión en vivo más recordada es la de los conciertos que las Madres de Plaza de Mayo convocaron en Ferro en el ‘97. El círculo cierra con las colaboraciones de Gieco en los shows de A.N.I.M.A.L.: el trío lo venera cada vez que puede, e interpreta con él “Cinco siglos igual”, un bella canción que reivindica la vida en las Américas precolombinas y repudia la conquista europea. Otro símbolo.