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    EL ESCRITOR MACEDONIO
    FERNANDEZ Y LA IRONIA COMO SOLUCION 
    El ojo lo ve todo, pero no puede verse 
    
      
         
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        La lucecita de la ironía ilumina
        y es iluminada por la escritura de Macedonio Fernández, para la cual, según
        se plantea en esta 
        página, valen nociones que Jacques Lacan aplicó a la de Joyce. | 
       
      
        Macedonio
        Fernández, escritor argentino (1874-1952). 
        El chiste en Macedonio es irónico ya que trata de romper con el
        contexto.  | 
       
     
    Por Juan Pablo Lucchelli  
    El principio del discurso es su parte más difícil escribe
    Macedonio Fernández y desconfío de aquellos que comienzan por él. Macedonio
    dice haber vivido mal desde sus veinte años: abogado a la edad de 21, su futuro podría
    haber sido el de un argentino próspero en una Argentina, por aquella época, también
    próspera. Sin embargo, no fue así: ejercer como abogado le hubiera exigido un pacto. El
    accidente de haber sido nombrado juez lo llevó a concebir la justicia irónicamente: se
    sabe que Macedonio prefería absolver los crímenes pasionales; sus argumentos hacían
    reír. Ejercer la abogacía hubiera sido una manera de ganarse la vida y, quizá, de
    perder la eternidad. 
    Escribe Macedonio: Al principio hubo el deseo de expresarme, también de estudiar la
    vida psicológica, también de comprometerme en un estudio general de estética, también
    de mejorar económicamente. Todo eso se borró con el conocimiento inesperado de cierta
    persona de tan altas influencias de espíritu (...) que a veces no sé si sólo la he
    soñado. Para serle grato o seguir soñándola inicié el manuscrito. 
    El conocimiento inesperado de esta persona de influencias de espíritu rompe
    con todo pacto, con la realidad, la cual se transforma en sueño. 
    Luego de la muerte de su mujer, en 1920, Macedonio se aparta de su círculo de amigos,
    abandona definitivamente su profesión, vive en distintas pensiones o casas de amigos;
    sufre distintos tipos de patologías, que trata de curar él mismo.
    Terriblemente friolento, duerme vestido: Morir es sacarse el sobretodo,
    escribirá Macedonio. 
    En 1908, postula la existencia de una comunicación entre conciencias a través de la
    telepatía. En un pequeño escrito de 1907 cuenta que una tarde, mientras paseaba, se le
    apareció la figura de su padre: Era el dios humano de mi infancia, mi padre, tal
    como mi infancia lo vio, pues veinte años hacía que nuestra familia había asistido a su
    muerte; nada más cierto para mí que su muerte, nada más cierto que estaba frente a
    mí. 
    Macedonio, el chiste 
    Si construyéramos una lista de ilisibles, comenzando por Joyce, el
    síntoma y Sade, el fantasma, estaríamos tentados de agregar
    Macedonio, el chiste. El chiste, para Macedonio, es otra manera de producir su
    famoso efecto de desidentificación. 
    ¿Su candidatura a presidente de la república fue un chiste? Probablemente, ya que estuvo
    concebida como tal: Macedonio decía que muchas personas estaban decididas a abrir un
    kiosco, pero muy pocas lo estaban a ser presidente de la república, entonces era más
    fácil ser presidente que abrir un kiosco.  
    El chiste adopta en Macedonio la forma de la paradoja, o bien conceptual, por
    ejemplo: Estaba preparado como nunca para una improvisación: o bien
    referencial, es decir, ligada al contexto: Pero aparte de que mi voz
    siempre habló mal de ella misma, sus encantos han empeorado. Me tenía molesto una
    ronquera que no sé dónde me empezó y justamente hoy se me ha corrido a la
    garganta. 
    El chiste en Macedonio es irónico ya que trata de romper con el contexto, con toda
    continuidad que mantenga la identificación significante. Vuelve ilusoria la
    realidad a través de la realidad; su personaje El Idiota de Buenos Aires
    advierte al mundo sobre los hechos reales: un día de lluvia, corre detrás de
    las personas para avisarles que sus paraguas se están mojando. 
    Destaquemos también aquí lo que Macedonio llama chistes dudosos, donde el
    chiste no sólo no se limitaría al humor sino que lo pone en duda, la risa en
    duda: Considerando los chistes dudosos (¿es chiste o no es chiste?) como un
    género superior, de más calidad que el chiste cierto, propongo crear la Sección de esta
    especie, un ejemplo: Fueron tantos los que faltaron que si falta uno más no
    cabe. Género de chiste sublime en el sentido kantiano, entre el horror
    (cuando la falta casi falta) y la risa (cuando no deja de faltar). 
    La campaña presidencial pretendía modificar ciertos puntos sensibles de la
    realidad a través de la fabricación de objetos extraños: cucharas de papel, las cuales
    se fundían al utilizarlas; escaleras con escalones de diferentes alturas; objetos de
    pesos anormales (lapiceras muy pesadas, armarios muy livianos), etcétera. La población,
    presa del pánico, encontraría como única solución: Macedonio presidente. 
    El chiste será el quiasma entre la lectura loca (puesta entre paréntesis de todo
    referente) y la locura (donde el lenguaje es el único referente). 
    El vacío 
    Escribe Macedonio: Viniendo a mi libro, querido lector, espero que reconoceréis que
    también es de los que tienen el mérito de llenar un vacío con otro, como todos los
    libros. Viene a colmar ese gran vacío que han cubierto todas las solemnidades escritas,
    habladas, versificadas, desde miles de años, tanto vacío que no se entiende cómo ha
    podido caber en el mundo. Con la diferencia de que el vacío que llena con otro mi libro
    es su verdadero asunto. A partir de los 20 años, la vida deja de ser
    buena, el chiste realista se vuelve conceptual, la
    literatura mala (realista) comienza a ser reemplazada por la buena
    escritura. 
    J. C. Masson comparó a Macedonio con Joyce: el primero habría hecho con el español lo
    mismo que el segundo con el inglés. La obra de Macedonio oscila entre una escritura
    coherente como él la llama y el agramatismo, según él, la buena
    literatura. Podríamos de esta manera continuar el paralelo con Joyce: Macedonio abandona
    el texto concebido como medio de trasmisión (basta recordar su desprecio por
    el periodismo) para transformarlo en las ruinas de esa transmisión. Como sostiene Lacan
    al tratar la escritura de Joyce: En el progreso continuo de su arte, en efecto, a
    saber esta palabra, palabra que llega a ser escrita, al quebrarla, al dislocarla, al hacer
    que al final lo que al leer parece un progreso continuo, desde el esfuerzo que hacía en
    sus primeros Ensayos críticos, a continuación en el Retrato del artista... y, finalmente
    en el Ulysses, para terminar en Finnegans Wake, es difícil no ver que una cierta
    relación a la palabra le es impuesta, hasta el punto en que termina por quebrar, disolver
    el lenguaje mismo (...).  
    En la obra de Macedonio, la escritura tiene un destino similar, y es Macedonio mismo quien
    lo describe: al principio hubo el deseo de expresarme, hasta el conocimiento
    inesperado de cierta persona que se confunde con un sueño (cierta persona
    evocada en otros pasajes de su obra). Efectivamente, Macedonio comienza por sus escritos
    metafísicos y filosóficos (es la época de la supuesta
    correspondencia con William James) publicados bajo el título No todo es vigilia la de los
    ojos abiertos; luego continúa con algunas páginas aún malas: Papeles de
    Recienvenido y Adriana Buenos Aires, última novela mala; y finalmente el Museo de la
    Novela de la Eterna donde encontramos la buena literatura. En sus primeros
    escritos Macedonio hace un esfuerzo por cernir La Cosa, si puedo decirlo así,
    por articular un pensamiento e incluso querer construir una Teoría; para terminar
    haciendo con su lengua materna lo que nos evocaría a un Joyce. 
    El Belarte 
    Escribe Macedonio: Hasta la edad de seis años, yo entraba y salía de la salita de
    pruebas y ninguna de las clientas me veía, veía que yo andaba viendo. Todo fue
    descubrirse en casa que yo había cumplido los seis años para prohibirme la entrada bajo
    el pretexto de que yo antes veía y ahora miraba (...) Alguna vez estudiaré
    cómo el desnudo se reduce a ser modestamente un escote totalitario simultáneo o la suma
    de todos los escotes sucesivos inocentes posibles a una sola persona. Esta
    multiplicación de escotes en una misma persona, como equivalente de la desnudez, tendrá
    a la escritura como medio de restablecer una continuidad perdida: ¿Quién me
    mostrará que él nunca existió, que yo misma no soy sino una sombra, una silueta entre
    páginas?. Al mismo tiempo la mirada permitirá evitar el corte que el significante
    introduce en el cuerpo; es la vestimenta quien desnuda a la persona y no a la inversa, a
    la Alfonso Allais. Mirada que permitirá también restablecer (quizá como la
    alucinación) la continuidad perdida por el lenguaje (por definición
    incoherente). 
    Escribe Macedonio: ¿Cómo la corteza gris, donde se dice reside el pensamiento,
    pensaría en ella misma, mientras el ojo no puede verse directamente; vemos todo a través
    de él y al él mismo no lo vemos?. Macedonio, para quien la única Crítica
    del Ser es la mística, partidario de la generación espontánea (la cual
    permitiría evitar las calamidades y la infelicidad que el sexo provoca), se pregunta de
    diferentes maneras cómo escapar a esta muerte, a esta mortificación
    significante que interrumpe la tautología de una especie de auto-erotismo. 
    Estaríamos tentados, siguiendo quizá a Lacan, de inscribir estas preguntas como
    reemplazando la pregunta radical del ser sexuado, al cual ningún predicado le es
    suficiente. Encontraríamos esta pregunta radical en Macedonio: Estudio mucho
    a la mujer desde años atrás y cada día desespero más de sentir alguna vez como ella
    siente, de sentir siquiera por un instante una de esas emociones de gracia con respecto a
    sí mismas o al vivir de otros o de desesperación absoluta, que el hombre no conoce.
    ¿Cómo será ser mujer?. Se trata de una pregunta que tendrá como única respuesta
    su propia escritura. 
     
    Extracto de Macedonio Fernández: la ironía como solución publicado en la
    revista Anamorfosis. 
      
     
      
    RAUL SCIARRETTA EN EL HOSPITAL 
    El filósofo espera ayuda 
    El filósofo Raúl Sciarretta está internado en el Hospital Ramos Mejía
    y necesita ayuda económica. Autodidacta y célebre, en ambientes intelectuales, por sus
    clases de filosofía y sus aportes a la enseñanza de Jacques Lacan, su estado es
    serio, aunque no grave. 
    Sciarretta es reconocido como maestro de generaciones de psicoanalistas y filósofos, a
    quienes trasmitió sus conocimientos de autores como Hegel, Marx, Heidegger y los
    presocráticos. Ya en 1952 fue asesor del ministro Ramón Carrillo y, en los 60, uno de
    los que condujeron Eudeba. Fundó y dirigió la revista Aletheia, y en Francia dictó
    seminarios en La Sorbona y conferencias en la Salpêtrière.  
    María Massa, psicoanalista y docente en la Facultad de Psicología de la UBA, quien fue
    su discípula, contó a este diario que desde hace un mes y medio está en el Ramos
    Mejía, piso 2, cama 200 de clínica médica. Llegó a la internación en un estado de
    abandono, y está en bancarrota económica. Sciarretta estuvo cuatro días en
    terapia intensiva, y ahora su estado no es grave pero sí serio, según
    allegados.  
    Un grupo de personas empezó a colaborar con Sciarretta, y se presentará en la
    Legislatura un proyecto para que se le otorgue una pensión. Lo que más se necesita
    es ayuda económica, dijo Massa: los aportes se reciben en la Asociación
    Psicoanalítica Argentina, Rodríguez Peña 1674; 4816-0910, 4814-0757. 
      
      
    
      
        POSDATA  | 
       
      
        psicologia@pagina12. com.ar es la
        dirección electrónica de estas páginas. 
         
        Aniversario. La Escuela Freudiana de Buenos Aires festeja su 25º
        aniversario el 3 de julio de 10 a 17 en La Panadería, Costa Rica y Medrano. 
        Bien. La función del bien con Daniel Lessere y Guillermo
        Greco en la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL), el 6 a las 21. Callao 10330, 5º
        piso. Gratuito. 
        Cuerpo. Presentación del libro Discursos del cuerpo. Intervenciones en
        la clínica, de David Szyniak, con Santiago Kovadloff, Eva Lerner y Marcelo Percia el 2 a
        las 21 en Corrientes 1660.  
        Y cuerpo. Cuerpo, afecto y lenguaje, el 3 en Fundación Luis
        Chiozza. 4772-4882. 
        Fairbairn. Fairbairn versus Freud, con BEnjamín Resnicoff y
        Jorge Winocur. Asociación Latinoamericana de Historia del Psicoanálisis. El 1º en
        Vicente López 2220. Gratuito. 
        Adopción. Vínculos familiares y adopción, seminario por
        Griselda Santos, Graciela Rajnerman y Ricardo Gaspari en Biblioteca del Congreso, el 1 y 2
        de julio. 4371-7072. Gratuito. 
        A a Z. Presentación de Lacan de la A a la Z en CD-Rom, el 2 a las 18 en Paraguay 1338.  
        Sexo. Jornadas de Sexología y Educación Sexual Sexualidades y fin
        de siglo, 1 y 2 de octubre. Recepción de trabajos hasta el 30 de julio. 4833-4844. 
        Carteles. Jornadas de Carteles, el 2 y el 3 en la Escuela Freudiana de la
        Argentina. Gratuito. 4961-7908. 
        Tiziano. De Tiziano a Velázquez: la Venus del espejo; una
        respuesta al enigma de la femineidad. El 2 a las 18.30. Discurso Freudiano.
        4772-8997. 
        Lacan. La producción psicoanalítica actual y la enseñanza
        de Lacan, con Eduardo Grüner, Raúl Cerdeiras, Alejandro Kaufman e Ignacio
        Lewkowicz. Centro Psicoanalítico Argentino, el 5 a las 20. Uriburu 1345, 1º. Gratuito. 
        Tóxico. Jornadas Las toxicomanías y su diversidad en la clínica
        y la cultura del Cenareso. Presentación de trabajos hasta el 12 de julio.
        4304-4765. 
        Teatro. Convocatoria a estudiantes, docentes y graduados de Psico de la
        UBA para el Elenco Universitario de Teatro; seleccionará Agustín Alezzo, hasta el 30 de
        julio. Secretaría de Cultura, H. Yrigoyen 3242, 4932-6001. | 
       
     
     
    
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