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FRANCISCO DELICH, DIRECTOR DE LA BIBLIOTECA NACIONAL, ADELANTA SUS PLANES
"La plata no debe ser obstáculo"

El flamante funcionario imagina una Biblioteca que, pese al déficit y los recortes, "active un foro de intercambio de ideas". Sorprendido por una deuda mayor que la esperada, Delich sostiene, sin embargo, que "cuando hay un proyecto, el dinero siempre aparece".

Regreso: "Hay cosas que no pueden estar ausentes de la Biblioteca Nacional. Los papeles de Julio Cortázar, por ejemplo, están en Francia."

Delich fue rector de las universidades de Buenos Aires y de Córdoba: "La experiencia me va a ser útil".
Junto a la subdirectora Josefina Delgado, asumirá esta tarde en el auditorio Jorge Luis Borges.


Por Cecilia Bembibre

t.gif (862 bytes) A pocas horas de asumir como director de la Biblioteca Nacional, Francisco Delich imagina algo bastante parecido al paraíso: teleconferencias con Bernard Pivot y Héctor Bianciotti, escolares recorriendo los pasillos, apoyo de empresas privadas, acuerdos con bibliotecas internacionales... Estas son sólo algunas de las ideas que, según desgranó en un extenso diálogo con Página/12, piensa concretar durante su nueva tarea al frente del organismo autárquico, secundado por Josefina Delgado. Los dos asumirán esta tarde a las 16, en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca.

  Ex rector de las universidades de Córdoba y Buenos Aires, Delich reconoce, sin embargo, cuestiones más urgentes, y confía en que su experiencia como gestor cultural le será útil a la hora de optimizar el funcionamiento de la Biblioteca, donde intentará remontar el déficit de seis millones de pesos acumulado durante los últimos años. "Siempre que hay un buen proyecto, la plata aparece", dice. La frase es --asegura-- una de sus grandes convicciones. En diálogo con este diario, el flamante director expuso los pilares de su programa al frente de la entidad.  

  --¿Qué balance puede hacer del estado de la entidad que comienza a dirigir hoy?

  --Tenemos los primeros datos. Hay un déficit cuyo punto de partida es de 3 millones de pesos, pero se calcula que en realidad asciende a 6 millones, aunque aún no tenemos los números finales. Esta deuda comprende servicios, eventuales atrasos en los aportes previsionales, el pago de servicios a terceros... Hace una semana yo pensaba que era una deuda de tres millones, no me imaginaba que tenía esta magnitud. Le pregunté al director saliente, el doctor Oscar Sbarra Mitre, y me dijo que la administración era más bien manejada por el subdirector, y que cuando él asumió ya había como dos millones de déficit. El mismo nos sugirió que hiciéramos una auditoría. La situación es problemática, hay que revisar el sistema de gestión. Quiero implementar un sistema on line para poder seguir el estado de las cuentas desde mi oficina.

  --¿Cómo abordará esa situación, teniendo en cuenta que el Presupuesto para este año es menor de 10 millones de pesos?

  --Voy a hablar con el secretario de Cultura para pedir colaboración. Me preocupa menos la plata que un buen proyecto y el acompañamiento de la gente. Lo importante es tomar las decisiones políticas correctas. La plata nunca fue un obstáculo en mi gestión universitaria, y ahora tampoco lo siento así.

  --¿Cómo se van a manejar los aportes de empresas?

  --La idea es mantener la cooperación de empresas privadas a través de acuerdos y concesiones. Las prioridades son otras: todo esto no tiene mucho sentido si no logramos incentivar la lectura. Lo que está claro es que necesitamos más lectores. Con eso en mente necesitamos elaborar un programa de incentivos, dividido en grupos etarios, para que la lectura se convierta en una especie de plafón de la cultura nacional.

  --¿Considera que la lectura tiene que ser fomentada a nivel masivo?

  --Por supuesto, y no es ninguna utopía: fue la intención de los franceses cuando fundaron la escuela pública. A fines del siglo pasado, nadie podía concebir un partido político que no se fundara con un diario. Las ideas se transmiten con la lectura, porque vivimos en sociedades donde lo simbólico cobra cada vez más importancia. No digo que la biblioteca pueda ser artífice de todo esto, pero sí actuar con un lugar clave en un proceso de sensibilización. No es sólo el objeto "libro". Se trata de un clima, una atmósfera... llevar un chico a la biblioteca es insertarlo en un mundo nuevo, como llevarlo al ballet.

  --Hay posturas que apuntan a hacer de la Biblioteca Nacional un recinto que privilegie la investigación por sobre la asistencia multitudinaria. ¿Está de acuerdo?

  --Hay lugar para los investigadores, claro. Pero ahora, antes de asumir, creo que no hay que plantear estas cosas de un modo tan terminante. Depende de las tecnologías disponibles, del momento... Según mi experiencia en la Biblioteca Mayor de la Universidad de Córdoba, los estudiantes no molestan. Los lugares para los investigadores están muy demarcados, no veo razón para limitar la asistencia. Más bien me gustaría mucho que fuesen frecuentes las visitas escolares, de estudiantes, que trabajen sobre esa sensibilidad que mencionaba.

  --La idea de propiciar el trabajo de investigación en la biblioteca implica también la existencia de una red de bibliotecas destinadas al público más amplio...

  --Las bibliotecas argentinas se manejan con distintos sistemas, hay mucho por hacer para que sea posible ponerlas en sistema.

  --¿Considera el incremento en la asistencia un signo positivo para la biblioteca?

  --La cuenta no es indicador único en una gran institución. Es como si me dijeran que si los ascensores andan está todo bien, o si no andan todo mal. Los ascensores deberían andar, y punto. Lo que es cierto es que es mejor que haya muchos lectores que pocos lectores, pero la calidad de una biblioteca viva se mide también con otras variables. Por ejemplo, en la cantidad de fondos que consigue por año. Y en esta área no hubo nada en los últimos tiempos.

  --¿Cuál será la estrategia de su gestión?

  --Tengo la esperanza de ir montando programas con objetivos específicos: promover la lectura, realizar una política agresiva de compra y recuperación de fondos bibliotecarios. Hay cosas que no pueden estar ausentes de la Biblioteca Nacional: los papeles de Julio Cortázar, que están en Francia, los de algunos presidentes argentinos, que están en Estados Unidos o se los llevan a sus casas. La biblioteca tiene que ser un foro de intercambio de ideas. Tengo la esperanza de activar mucho eso, utilizando, por ejemplo, la teleconferencia, que permite tener un contacto con el mundo fluido y económico.

  --¿Qué planteo se le hizo, al proponerle la dirección, desde la Secretaría de Cultura?

  --Cuando me ofrecieron el cargo, el Presidente me dijo que quiere que la biblioteca sea un espacio de pensamiento y de renovación. Me animo a  hacerlo; lo hice ya en la Flacso y en Córdoba, en otras instituciones que dirigí.

  --Observando las gestiones anteriores, ¿qué problemas detecta?

  --La gestión de la cultura es un gran problema. Hace cuarenta años no existía como concepto: o se manejaba por mecenazgo o por administración. Ahora no es así, la administración fue superada por la idea de gestión, que implica una idea más viva, un manejo de Presupuesto mucho más ágil y un flujo de fondos propios y ajenos. Muy probablemente el déficit de la biblioteca tenga que ver con que hasta ahora no se asumió la especificidad de la gestión cultural: manejar la biblioteca no es como manejar una fábrica.

  --¿Por dónde pasa esa especificidad?

  --Por la claridad de los objetivos, y la relación con los fondos disponibles y conseguibles. Lo veo como algo muy racional. Es como si alguien me preguntara si se justifica que la biblioteca atienda sábados y domingos. Depende de cuánta gente vaya: si van dos personas en todo el día, no tiene sentido mantener toda esa organización, pero si van quinientas, vale la pena. La cultura no es tampoco una máquina para ganar plata: hoy por hoy el único fondo externo al Presupuesto que tiene la biblioteca es la concesión del estacionamiento. Sin embargo, es un campo que no podemos pensar desde lo irracional.

  --La autofinanciación de la entidad, ¿es una meta?

  --No para mí. Sería un despropósito tenerlo como horizonte.

 

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