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"CORAZONES APASIONADOS", DE WILLARD CARROLL
Un mundo de pequeñas historias

La consigna de "hablar de amor" reúne a un elenco heterogéneo, que incluye a Sean Connery, Gillian Anderson, Angelina Jolie y Nastassja Kinski, en un desfile de subtramas y personajes cruzados.

Sean Connery y Gena Rowlands, una de las parejas del film, se enfrentan por una vieja cuestión de celos.
El director Carroll proviene del ámbito televisivo, una influencia que queda patente en su película.


CORAZONES APASIONADOS                              6 PUNTOS

(Playing by heart) Estados Unidos, 1998.
Dirección y guión:
Willard Carroll.
Fotografía:
Vilmos Zsigmond.
Música:
John Barry.
Intérpretes:
Sean Connery, Gena Rowlands, Gillian Anderson, Ellen Burstyn, Anthony Edwards, Angelina Jolie, Dennis Quaid, Ryan Phillippe y Jay Mohr.
Estreno de hoy
en los cines Atlas Santas Fe, Village Recoleta, Patio Bullrich, Monumental, Atlas Belgrano, Gaumont, Hoyts Abasto, Cinemark Caballito.

Por Horacio Bernades

"Un músico amigo dice que hablar de música es como bailar con la arquitectura. Yo creo que lo mismo pasa con el amor. Pero mientras viva, seguiré hablando de amor." Lo dice, en el prólogo, uno de los personajes de Corazones apasionados (traducción que inevitablemente pierde el juego de palabras del original, Playing by heart). Como si se tratara de la repetición de los goles de "Fútbol de primera", la escena se repetirá más tarde, calcada. En "hablar de amor" consiste, básicamente, este film escrito y dirigido por Willard Carroll, que proviene de la producción, sobre todo televisiva. Pero no sólo de amor se habla en Corazones apasionados. También de muerte, frustraciones, relaciones familiares, viejas deudas con el pasado.

  Que en una película se hable mucho no está necesariamente mal. La obra entera del francés Eric Rohmer, por ejemplo, está construida casi exclusivamente sobre la palabra, y con eso logra ser una de las más modernas del cine contemporáneo. Más que Rohmer, la influencia más fuerte de Willard Carroll parecería ser la de alguien como Steven Bochco, creador de series televisivas como "El precio del deber" y "L.A. Law". Como ellas, Corazones apasionados está enteramente sustentada sobre esa técnica narrativa que los americanos denominan cross-cutting, y que consiste en cortar constantemente de una historia a otra y de unos personajes a otros, armando así el relato como un sistema de pequeños minirrelatos paralelos. Claro que en las series de Bochco la coexistencia de historias se veía amalgamada por una estricta unidad de tiempo y lugar, mientras que aquí los diversos personajes no parecen tener ninguna conexión a lo largo de 115 minutos. Faltando poco para el final y por arte de birlibirloque del guionista, se descubrirá que varios de ellos sí la tenían, llegándose así al típico final con todo el elenco convergiendo en el mismo lugar y al mismo tiempo.

  Las historias urdidas por Carroll son todas de a dos, e incluyen a un matrimonio mayor (Sean Connery/Gena Rowlands) que libra una guerra de celos doblemente a destiempo: el affaire ocurrió hace más de veinte años, y además los días de él están contados. Hay además un enfermo terminal de sida (Jay Mohr) a quien su madre (Ellen Burstyn) va a visitar al hospital para sostener un último diálogo; una directora de teatro y televisión (Gillian Anderson, la Scully de "Archivos X") que sufre de una resistencia padre frente a los hombres; otro "condenado" (Ryan Phillippe) a quien tratará de conquistar una chica "polvorita" (Angelina Jolie, la actriz más hot del momento), y así. Todo parece gobernado por el arte de la dosificación: a los momentos más lacrimosos suceden diálogos graciosos, y del mismo modo alternan, en el elenco, prestigiosos veteranos con jóvenes actores, provenientes sobre todo de la tevé. Dentro de un contexto sumamente cool, por momentos los diálogos son ingeniosos y en otros, demasiado ingeniosos. Ningún actor desentona, y cada uno encontrará aquí sus favoritos. ¿Será redundante decir que a Nastassja Kinski le bastan unos pocos minutos para refulgir como nadie?

  Respaldado por un ejército de técnicos de primera línea (Vilmos Zsigmond en fotografía, John Barry en la música, Pietro Scalia en el montaje), el realizador se engolosina con ciertos trucos, como el del paso del día a la noche y de la noche al día en el mismo plano. El riesgo mayor, que Corazones apasionados nunca esquiva del todo, es que tanto cálculo atente contra la buscada "naturalidad" de un film que se cierra del modo más convencional. Dicho esto tanto en sentido dramático como moral.

 

 

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