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 La
      sublevación contra Mahuad se produjo 11 días después de que el gobierno
      anunciara la  
      "El día de hoy
      hemos hablado con el señor Presidente de la República y le hemos pedido
      que renuncie para evitar un estallido social", declaró por la tarde
      el general Mendoza. "En ese sentido, las Fuerzas Armadas, conscientes
      de que debemos mantener el orden y la disciplina en el país, hemos optado
      por esta situación", a que "nuestra responsabilidad es la de
      mantener el ordenamiento jurídico y hemos pedido al Presidente que
      renuncie", agregó. Para ese entonces, Gutiérrez había recibido en
      el Palacio Legislativo al director de la Academia de Guerra del Ejército,
      coronel Fausto Cobo, quien se sumó al "levantamiento nacional".
      Cobo aseguraba tener 120 oficiales de la Academia de Guerra y 200 de la
      Escuela Politécnica.  
      "En este momento
      el presidente no tiene el mando el país, hay un abandono del poder",
      declaró el titular de Congreso, Juan José Pons, y luego sugirió
      directamente que Mahuad renunciara oficialmente a su cargo. Pons también
      convocó a una sesión extraordinaria en Guayaquil, la ciudad más
      importante de Ecuador, a 275 kilómetros al suroeste de Quito, para
      abordar "las acciones de un grupo de sediciosos que quiere romper el
      orden constitucional". Pero parece que había otro grupo de
      sediciosos, de más alto rango. Luego de los típicos anuncios sobre
      "el respeto a la institucionalidad", el propio general Mendoza
      declaró a través de un comunicado que "las Fuerzas Armadas y la
      Policía Nacional demandan al Presidente de la República que tome una
      decisión constitucional urgente en el marco del ordenamiento jurídico
      para propender a preservar la paz interna del país y evite el aislamiento
      internacional de la Nación".   
      La salida que parecería
      tener en mente el general Mendoza es la misma que se adoptó con el ex
      presidente Abdalá Bucaram, que en febrero de 1997 fue declarado
      "incompetente" por el Congreso y debió renunciar a la
      presidencia. En aquel momento, asumió como presidente interino el titular
      del Congreso, Fabián Alarcón, quien ocupó el cargo hasta que Mahuad fue
      elegido. En este caso, el elegido para reemplazar a Mahuad sería el
      vicepresidente Gustavo Noboa. Pero los artífices del levantamiento ya
      tienen el gobierno diseñado: coronel Lucio Gutiérrez, presidente de la
      República; coronel Fausto Cobo, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas
      Armadas; coronel Luis Aguas, comandante del Ejército; coronel Gustavo
      Lalama, jefe del Estado Mayor del Ejército; y Antonio Vargas, presidente
      del Congreso.  
      En el norte rico de la
      capital ecuatoriana, centenares de personas que 
      apoyan a Mahuad, marcharon por la avenida de Los Shyris pidiendo la
      vuelta del, a esta altura, ex presidente. En el centro, los disturbios
      provocados por las manifestaciones y las represiones dejaron 13 heridos,
      aunque ninguno de gravedad. El presidente de la Federación de Cámaras de
      la Producción de la provincia de Guayas (la más rica del país), César
      Rohon, manifestó que todos los empresarios de esta provincia exigen
      "la renuncia del presidente de la República, a fin de evitar un
      derramamiento de sangre en Ecuador".  
      Mientras tanto, en el
      Palacio de Carondelet, el grupo liderado por Gutiérrez, autonombrado
      presidente de la República, y los mandos de las Fuerzas Armadas estaban
      tratando de "unificar" el levantamiento militar. La Junta de
      Salvación Nacional quiere claramente la marcha atrás en todas las
      medidas adoptadas por Mahuad: la dolarización, el congelamiento de los
      depósitos bancarios, y el proceso de privatizaciones. Y a nivel político,
      el reemplazo del Congreso actual por un Parlamento indígena popular y la
      remoción de la Corte Suprema de Justicia. Es poco probable que los altos mandos militares estén de acuerdo con estas medidas. A esta altura, la única certeza parece ser que Jamil Mahuad es el ex presidente de Ecuador. 
 Cómo fue la larga marcha de los campesinos a Quito 
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| El
      País  Por
      Juan Jesús Aznárez   
      Sus dirigentes habían
      prometido permanecer en la capital hasta conseguirlo. "Aquí nos
      quedamos hasta morirnos pues ya nos íbamos a morir de hambre allá en la
      tierra", se quejaba en el parque El Arbolito una cocinera de olla
      popular. Los jefes de las manifestaciones "por un Gobierno popular y
      de salvación" calculaban que cerca de 50.000 campesinos procedentes
      de todo Ecuador se sumarían progresivamente a una protesta contra su
      marginación, contra las instituciones del Estado y contra el feroz
      encarecimiento de la vida causado por devaluación del sucre, que causó
      estragos en este país de 12 millones de habitantes, el 30 por ciento indígena.
      La dolarización de la economía aprobada por el Ejecutivo para combatir
      la debilidad de la moneda nacional, que evaporó los ahorros de millones y
      que ya sufre una inflación galopante, del orden del 60 por ciento, también
      es rechazada por la dirección de un movimiento dispuesto a fortalecer su
      influencia política mediante la masiva presencia en la calle de las
      etnias que lo componen. "Queremos que baje el costo de las semillas y
      los fertilizantes porque ya no hay vida si vendemos el quintal de maíz y
      habas a los precios de ahora."   
      Guaman y quienes con
      él reclaman atención piden vivir como seres humanos, imposible con
      salarios de 42 dólares al mes. El presidente se negó a negociar mientras
      la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie)
      pretenda destruir el orden político vigente, y no se avenga a razones, lo
      que fue reforzado por los hechos de ayer. "La estrategia del gobierno
      de impedir que vengamos no ha servido de nada", había animado el
      martes a los suyos Antonio Vargas, presidente de la confederación que
      promueve el levantamiento. "El gobierno y los políticos corruptos
      están asustados. Estamos golpeando duro". Vargas reiteró el carácter
      pacífico de la movilización.   
      Hombres y mujeres,
      muchas con niños de pecho, se arroparon con mantas y chales para
      pernoctar a la intemperie. Salieron de sus comunidades hace varios días,
      durante la madrugada del lunes la mayoría. Algunos peregrinos contra el
      hambre se disfrazaron de "mestizos", y otros metían en los
      controles diciendo que iban de romería. La policía patrullaba en la
      capital. "¡Ya falta poco! No desanimen", estimulaban los más
      enteros a quienes desfallecían a sus puertas. María Tigse, ataviada con
      sombrero de paño, explicó que las 21 comunidades de la organización
      Jatarishum (Levántate) alquilaron 40 camiones, detenidos por los
      soldados. "Decidimos seguir a pie."  Siempre en pequeños grupos, marcharon por los caminos para cumplir con la Conaie. Una vez en Quito, las diferentes columnas instalaron precarias tiendas de campaña, y en ellas almacenaron bolsas de papas y legumbres, depósitos de agua, cocinas de gas o leña: los pertrechos para prolongar su sublevación. RESPALDOS,
      REPUDIOS Y ADVERTENCIAS INTERNACIONALES 
  
      En medio de la
      renovada y agudísima crisis de Ecuador, las declaraciones de mayor peso
      fueron las del gobierno de Estados Unidos. El Departamento de Estado salió
      inmediatamente a alertar sobre las "consecuencias desastrosas"
      de un eventual golpe de Estado finalmente consumado. Estados Unidos
      "rechaza las acciones de aquellos que ocuparon el Congreso nacional
      ecuatoriano y que buscan establecer un régimen anticonstitucional. Sus
      acciones son ilegales en Ecuador", advirtió un comunicado oficial.
      La enumeración de las consecuencias corrió por cuenta del secretario
      adjunto para Asuntos Latinoamericanos, Peter Romero: "Si esto termina
      en una Junta o algo extraconstitucional, nosotros tendríamos que repensar
      la política hacia Ecuador en todos sus componentes, la asistencia técnica,
      los préstamos a través de bancos internacionales y otra asistencia también".  
      "El Grupo de Río
      manifiesta su profunda preocupación por los recientes acontecimientos que
      se desarrollan en Ecuador y expresa su rechazo a cualquier intento de
      vulnerar el orden constitucional", coincidió un comunicado del
      organismo emitido en Bogotá, nueva sede de la secretaría rotativa. Por
      su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) se reunió de
      emergencia para analizar la situación.  
      El antecesor de
      Mahuad, el destituido Abdalá Bucaram, aseguró desde su autoexilio en
      Panamá que cualquier intento de golpe de Estado es "nefasto. Mahuad
      está viendo en carne propia lo que yo viví". El presidente
      colombiano, Andrés Pastrana, expresó "su más enérgico rechazo a
      cualquier intento de romper la institucionalidad democrática", y la
      Cancillería brasileña repudió todas las manifestaciones que
      "puedan amenazar o incluso subvertir el estado de derecho". El
      gobierno español se sumó al coro de respaldos y repudios al asegurar que
      "sólo mediante el diálogo y la negociación en el marco del
      estricto respeto al orden constitucional, la sociedad ecuatoriana podrá
      resolver la difícil situación que enfrenta".  
      En Perú, el
      presidente Alberto Fujimori dio instrucciones al canciller Fernando de
      Trazegnies para que convoque "cuanto antes" a los cancilleres de
      los países miembro de la Comunidad Andina (CAN), entre los que se
      encuentra Ecuador, para que emitan un comunicado conjunto sobre la crisis
      del país vecino. "Se trata de buscar el mayor consenso tras el
      intento de alterar el orden constitucional en el Ecuador, en que están
      involucrados elementos militares y dirigentes de organizaciones indígenas",
      señaló un comunicado. Los gobiernos de los otros países andinos
      respondieron inmediatamente. El canciller chileno, Juan Gabriel Valdés,
      afirmó que "los temas sociales y económicos no se pueden resolver
      sobre la base de la ruptura de la democracia y los regímenes de fuerza.
      Este es un momento muy especial, así como lo fue en el pasado la crisis
      de Paraguay". "Bolivia deplora los acontecimientos que pretenden
      alterar el normal desenvolvimiento de las instituciones legítimamente
      establecidas en Ecuador", coincidió su par boliviano Javier Murillo
      de la Rocha. OPINION 
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