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TESTIMONIO DE LA JOVEN EMBARAZADA RECHAZADA POR UN COLEGIO CATOLICO
"Esa actitud promueve el aborto"

Lo dice con lógica implacable: "Si hubiera abortado, hoy estaría cursando sin problemas". La adolescente repudiada por un colegio de monjas en Formosa explica que dio pelea "por lo injusto" de la situación. La escuela sigue cerrada.


Por Mariana Carbajal
t.gif (862 bytes) "Voy a continuar con el embarazo, voy a tener a mi bebé y voy a seguir estudiando." Vestida con el uniforme escolar del Instituto Santa Isabel, el cabello recogido en una trenza y una mochila con sus útiles al hombro, María Fernanda Alloi no titubeó, frente al colegio formoseño, en defender sus derechos. Sin embargo, por cuarto día hábil consecutivo, la alumna embarazada no puedo reincorporarse a clases, a pesar de las resoluciones judicial y del Ministerio de Educación provincial que la amparan. Esta vez, con la excusa de una "jornada de confesión", las monjas franciscanas mantuvieron nuevamente las puertas del colegio herméticamente cerradas para impedir su ingreso. Pero la posición intransigente de las hermanas sufrió ayer un fuerte revés: el obispo local, monseñor José Conejero, rompió el silencio y les recomendó acatar la orden del Superior Tribunal de Justicia y recibir a la joven, de 17 años, en sus aulas (ver aparte). "Indirectamente, con su actitud, el colegio me está aconsejando abortar. Si me hubiera hecho un aborto hoy estaría cursando el año sin problemas", reflexionó María Fernanda, en un reportaje con Página/12.   

  Todavía no se le nota el embarazo, pero casi todo el país se enteró de que antes de fin de año será mamá. Su bebé llegó sin ser buscado, como suele pasarles a muchas adolescentes. Pero en ningún momento ni ella ni su novio Juan (estudiante de Ciencias Políticas en la UBA) dudaron en tenerlo, aunque esa decisión --sabía María Fernanda-- podía costarle no poder terminar quinto año en el colegio al que concurre desde los 5 años. Sin embargo, resolvió luchar para cambiar la posición histórica del Instituto Santa Isabel con las chicas que quedaban embarazadas. Y está a punto de ganar la batalla contra la expulsión irremediable a la que siempre fueron condenadas las alumnas en esa situación.

  --¿Buscabas al bebé?

  --No lo esperaba, pero pasó y estuve feliz desde el primer momento. Mis padres lloraban mucho, pero gracias a Dios me apoyaron y eso es muy importante. Sé que hay casos de chicas que no saben qué hacer al entrar en esta realidad porque no tienen el apoyo de sus padres y de su pareja y, como me pasó a mí, de la institución donde están estudiando.

  --¿Cómo tomó la noticia tu novio?

  --También muy contento. Obvio que con miedos como adolescentes que somos porque nadie está preparado para ser padre. De todos modos, me siento capacitada, y él también, para asumir esta responsabilidad.

  --¿En algún momento pensaron en interrumpir el embarazo?

  --No, nunca. Pero con la actitud que tomó el colegio, indirectamente te lo están aconsejando. Si yo hubiera abortado hoy estaría cursando el año sin problemas.

  --¿Conocías la postura del colegio con las alumnas embarazadas?

  --Sí, porque hubo otros casos antes que el mío y las chicas pidieron cambiarse de colegio. Pero con mi mamá y mi papá decidimos empezar esta lucha porque, al vivir la situación en carne propia, me di cuenta de lo injusta y discriminatoria que era. Es una postura equivocada, sobre todo cuando la defienden en nombre de la Iglesia, y de Dios.

  --¿Por qué?

  --Porque están juzgando lo que se ve y no lo que no se ve.

  --¿Querés decir que si no hubieras quedado embarazada no se hubieran enterado de que mantenías relaciones prematrimoniales y no hubiera pasado nada?

  --Claro. Están como muy cegadas en esa postura de soberbia, pero no pensaron en mí ni en el bebé. Sólo se preocupan por el reglamento y el derecho de admisión. Hoy en día, las chicas de mi edad mantienen relaciones prematrimoniales. Además, no conozco otro colegio público o privado en donde pase lo mismo.

  --¿Evaluaste que después de este conflicto podrías sentirte incómoda en el Santa Isabel?

  --Aunque no lo puedo asegurar, no creo que cuando esté adentro vaya a sufrir algún tipo de agresión.

  --Empezaste el año en otro colegio. ¿Por qué decidiste volver? 

  --En el Colegio Gobernador estuve rebién, pero extrañaba mucho a mis compañeras. El Santa Isabel es mi colegio desde los 5 años. Ahí están mis amigas. Volví, además, porque si tomo la decisión de ir a otro colegio esto va a quedar igual y creo que las hermanas tendrían que rever su postura.

  --¿Qué opinás de los padres que abrazaron al colegio para que no fueras?

  --La mayoría eran padres de alumnas de la primaria. Lo único que puedo decirte es algo que me dijo mi tío: tarde o temprano todos tenemos que pasarle cuentas de lo que hacemos al de arriba. Para hacer ese abrazo tenés que tener autoridad moral y poder tirar la primera piedra.

  --¿En el colegio tienen educación sexual?

  --En los 12 años que llevó estudiando ahí nunca hubo ni una materia ni un módulo que se dedicara al tema educación sexual o sexualidad. En las clases de religión, tal vez, pero haciendo hincapié en el repudio al aborto.

 

El apoyo de las compañeras

  "Mis compañeras siempre me apoyaron", diferenció ayer, en diálogo con Página/12, María Fernanda Alloi. Sus amigas del quinto año del Instituto Santa Isabel le acercaron ayer a su casa una carta en la que repudian la decisión de las hermanas que dirigen el colegio de impedir que la adolescente que espera un bebé termine sus estudios secundarios en la misma institución.

  "Esto es un acto de hipocresía porque se contradice con las enseñanzas del colegio de asumir los hechos en base a la verdad y de enfrentar la realidad de la vida sin mentiras", escribieron las alumnas, en un texto dirigido a las monjas que regentean el Santa Isabel.

  Las estudiantes calificaron de "acto de discriminación" la actitud de las hermanas franciscanas, a quienes el Ministerio de Educación de Formosa les inició un sumario por no abrir ayer las puertas de la escuela, a pesar de la intimación a cumplir con el normal dictado de clases que la cartera firmó el sábado.


EL OBISPO DE FORMOSA ACONSEJO DAR MARCHA ATRAS
Las monjas, cada vez más solas

Por M.C. 
Hoy podría llegar a su fin la cruzada contra la alumna embarazada. Las monjas que regentean el Instituto Santa Isabel recibieron una orden virtual del obispo de Formosa, monseñor José Conejero, de acatar la intimación del Superior Tribunal de Justicia y aceptar, en consecuencia, que María Fernanda Alloi continúe allí sus estudios. El prelado destacó que su posición es compartida por el Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), dependiente de la Comisión Episcopal de Educación. Por impedir el ingreso por cuarto día consecutivo, las autoridades del colegio serán sumariadas por el Ministerio de Educación provincial, que podría llegar a suspenderles, además, los fondos estatales que reciben para el pago de sueldos docentes. Más padres de alumnas presentaron otros amparos en la Justicia local, en un último intento para que la adolescente no vuelva a la institución.

  Acompañada por su abogada y una hinchada de familiares y amigos, María Fernanda llegó a las 7.15 al Instituto, en Avenida de Mayo y Padre Patiño, con la ilusión de retomar sus clases de quinto año. "No puedo entender qué pasa. No le encuentro explicación", repitió desconcertada, al descubrir nuevamente las puertas cerradas del colegio. "Me apena mucho, como católico, que en esta Semana Santa tengamos que estar con este problema de discriminación y exclusión. Y acá nadie habla del bebé, de misericordia, de amor. Es hora de que los católicos nos pongamos de acuerdo sobre qué valores son los que vamos a defender, debe haber una sola línea, porque esto es sumamente discriminatorio, anticristiano y antievangélico", se quejó José Luis Alloi, el padre de María Fernanda.

  En una carta abierta titulada "Por encima de todo, el amor", el obispo de Formosa señaló que "la obediencia a las autoridades civiles y al cumplimiento de la leyes humanas es deber de los cristianos y de los demás ciudadanos siempre y cuando estas disposiciones sean legítimas y honestas". No fue el único apoyo que recibió María Fernanda ayer. Aunque con otro tono, sus compañeras de curso le enviaron una carta donde calificaron de "hipócrita" la posición de las monjas (ver aparte).

  "Este desafiante y en parte triste acontecimiento ha puesto al descubierto lo que hay en nuestros corazones; anhelos nobles y también miserias", sentenció monseñor Conejero. Desde que se desató el conflicto en el Instituto Santa Isabel, ubicado en el centro de la ciudad de Formosa, el obispo no había emitido palabra. Ayer, aunque con cierta ambigüedad, objetó la decisión de las monjas de excluir a María Fernanda por el hecho de esperar un bebé. "Dentro de una jerarquización de valores no cabe la menor duda que el primero de ellos es el respeto a la vida humana", afirmó el prelado, aunque más adelante aclaró que "según la doctrina de la Iglesia este respeto a la vida humana debe concebirse y acontecer dentro de la institución matrimonial legítima, sin embargo en todo caso y circunstancia debe siempre respetarse como don de Dios".

  Las hermanas franciscanas que regentean el colegio incorporado a la educación oficial recibieron un fuerte tirón de orejas de la máxima autoridad eclesiástica local. "Otro derecho es la educación de toda persona para su formación integral", recordó Conejero. Y advirtió que el derecho de la admisión de las instituciones privadas "será válido siempre y cuando no perjudique la dignidad de las personas y sean salvaguardados los derechos fundamentales de las mismas".

  La joven, que cursa en el establecimiento desde el preescolar, no pudo inscribirse en quinto año por estar embarazada. Sus padres presentaron una demanda civil por discriminación y el Superior Tribunal de Justicia, a través del recurso del per saltum, ordenó que sea admitida, pero el colegio se resiste a recibirla. Desde el miércoles, las clases permanecen suspendidas: primero hubo dos "jornadas de reflexión", el viernes se "desinfectó" y ayer se impuso un día de "confesión".

  El Tribunal aplicó, además, una multa de 100 pesos por día de incumplimiento, que el colegio se negó a pagar. Y luego, promovió una causa por "desobediencia" contra las autoridades de la escuela.

 

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