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Nido de cóndores brasileño en Campo de Mayo argentino


El gobierno brasileño ni esperaba a que el argentino dijera
"obrigado" para entregar diligente los futuros desaparecidos que secuestraba. La nota cuenta el fin de Viñas, Campiglia y Pinus.


Por Lila Pastoriza
t.gif (862 bytes) Esos tres argentinos desaparecidos en Brasil en 1980 fueron secuestrados en operativos conjuntos por los mismos grupos que actuaron contra el sandinismo en Centroamérica, con el sostén de la Jefatura de Inteligencia del Ejército Argentino. Efectivos del Batallón 601 asignados a la "fuerza de tareas" que actuaba en el exterior, llevaron a Horacio Campliglia, Mónica Pinus y Lorenzo Viñas a las instalaciones de Campo de Mayo y los asesinaron posteriormente. Según revelan testimonios de sobrevivientes, desde allí operaba el Cóndor a través de represores como José Santiago Hoyas ("Pancho Villegas") y José Luis Arias Duval ("Arizmendi"), dos reconocidos integrantes de la plana mayor de la misión militar en Honduras. La confirmación de que los secuestros de Brasil fueron perpetrados por la coordinación represiva del Cono Sur se produce dentro del progresivo avance en el esclarecimiento de estos hechos abierto por el hallazgo de la nieta del poeta Juan Gelman, al que se sumó ahora el reconocimiento por parte del ex dictador Luis García Mesa de la participación argentina en el golpe boliviano de 1980.

  Horacio Campiglia y Mónica Susana Pinus debían arribar a Río de Janeiro en un vuelo regular de Varig el 12 de marzo de 1980, procedentes de Panamá, vía Caracas. Campiglia, "el Petrus", integraba la conducción de montoneros; Pinus había sido herida y torturada en 1975, cuando militaba en la Juventud Peronista de Hurlingham. Viajaban separados, con documentación falsa y rigurosas medidas de seguridad. El contacto que debía encontrarlos para que se radicaran en Río los esperó inútilmente. Nunca fueron a la cita. Más adelante se conoció la declaración que un testigo hizo llegar a organismos humanitarios cariocas, asegurando haber presenciado la detención sobre la pista del aeropuerto del Galeao de un hombre y una mujer que descendieron de ese avión.

  Tres meses después, el 26 de junio, otros dos militantes montoneros que viajaban con documentación falsa y en autobuses de distintas empresas, fueron secuestrados al llegar a Brasil, procedentes de Buenos Aires: el padre Jorge Adur, un sacerdote tercermundista nombrado "capellán del Ejército Montonero", y Lorenzo Viñas, de 25 años, detenido en Uruguayana tras cruzar la frontera en un micro de la empresa Pluna. Como en el caso de Río y en muchos otros producidos en el marco de la "contraofensiva" lanzada por la jefatura montonera en 1979, la denominada "inteligencia" militar, abocada a detectar los movimientos y traslados de militantes, logró con frecuencia capturarlos en las vías fronterizas de Argentina o de cualquiera de los países del Cono Sur unidos en la represión ilegal.

  La captura de Adur y Viñas como "detenidos en operación conjunta" ya  aparecía, segun la periodista Stella Calloni, en uno de los documentos de los "Archivos del terror" descubiertos en Paraguay a fines de 1992, referido al "buen trabajo de los brasileños" a propósito de la persecución de argentinos. Otros informes de las fuerzas de seguridad brasileñas, entrenadas en estas lides desde el derrocamiento en 1964 del presidente Joao Goulart, daban precisiones sobre pedidos de captura y seguimiento de numerosos opositores argentinos.

Guaridas

  A Campliglia, Pinus y Viñas no se los tragó la tierra en Brasil. Sus captores los "transfirieron" a los efectivos argentinos desplegados desde la Jefatura II de Inteligencia del Ejército y el Batallón 601 (dirigido entonces por Jorge Alberto Muzio), quienes los llevaron a los centros clandestinos que funcionaban en la guarnición de Campo de Mayo bajo la égida del general Cristino Nicolaides, titular del Comando de Institutos Militares.

  Silvia Tolchinsky --secuestrada el 9 de setiembre de 1980 al intentar dejar el país por el puesto fronterizo de Las Cuevas, Mendoza, y mantenida prisionera sucesivamente en tres casaquintas aledañas a Campo de Mayo--  aseguró ante la subsecretaría de Derechos Humanos que los dos secuestrados en Río, su prima Mónica Pinus y Horacio Campiglia, fueron llevados a Campo de Mayo donde se encontraban recluidos cuando ella llegó. Declaró además que compartió los primeros días de su cautiverio con Lorenzo Viñas, "trasladado" unos quince días después, y con otro prisionero que era torturado, muy probablemente el sacerdote Jorge Adur.

  Tolchinsky estuvo en poder del "grupo de Pancho Villegas", un cordobés con años en la "pesada" de los servicios que no es otro que el coronel retirado José Santiago Hoyas, sindicado en varios documentos como uno de los jefes del Estado Mayor de la misión militar en Honduras. Este grupo, que tenía efectivos en Brasil y Centroamérica, dependía como otros que allí operaban del Batallón de Inteligencia 601, cuyo jefe, Muzio, frecuentaba los centros clandestinos. También lo hacía el coronel José Luis Arias Duval, conocido allí como "Arizmendi"o "Ratón".

Extraterritorial

  Varias declaraciones de "arrepentidos" involucran al "Ratón" Arias Duval como a Hoyas y a otros efectivos del 601, en acciones represivas en el exterior. El ex represor Néstor Cendón aseguró a la Conadep que "Arizmendi" Arias Duval manejó en buena medida las operaciones extraterritoriales del Batallón y también atribuyó, entre otros, a los oficiales "Miguel" Del Pino y González Ramires ("Goenaga") operaciones desarrolladas en la base ubicada en Brasil. Según otras confesiones --las que Héctor Francés García, agente de inteligencia destacado en Costa Rica, hiciera en 1982 ante las autoridades sandinistas-- Jose Luis Arias Duval y sus colegas del Batallón 601, Osvaldo "Balita" Ribeiro y José Santiago Hoyas integraron la plana mayor de la misión militar enviada a Honduras que entrenó y operó con fuerzas de ese país y de la "contra" nicaragüense.

  En Campo de Mayo la actividad no reconocía fronteras. Se enviaban misiones al exterior, se operaba en las vías de entrada, se capturaba argentinos y extranjeros. La documentación disponible consigna que dos contingentes de centroamericanos (uno de 50 efectivos y otro de 20) fueron entrenados en Argentina por estos grupos durante los meses de oro de la "misión", de fines de 1980 a marzo-abril del año siguiente.

  Por esta época, Tolchinsky y otro sobreviviente de las quintas --Antonio Lepere, cuya detención fue luego legalizada en la Unidad Penal de Villa Devoto-- refieren que dos prisioneros chilenos, Alejandro Campos Cifuentes y Luis Quinchavil, capturados por la Gendarmería al intentar el ingreso a Chile, fueron llevados allí para ser interrogados bajo tortura. Otros integrantes de los grupos --como uno que se jactaba de haber participado en el secuestro de Mónica Pinus en Brasil-- aparecen mencionados en algunos documentos como "instructores" de somocistas en la escuela de Tegucigalpa. En la cruzada anticomunista impulsada por el presidente Ronald Reagan, la jurisdicción territorial no existió. Ni para los Estados Unidos, ni para los fervientes militares argentinos.

 

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