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El crimen de una mujer peruana
sacude al mundo político platense

La chica salía con el hijo de un ex diputado y una jueza, que ahora está entre los sospechados. En Perú, una radio organizó una colecta para que un familiar viaje a recuperar el cuerpo.

Juan Budiño, de 25 años, conoció a Mirabel tres meses atrás.

Mirabel trabajaba como empleada doméstica en La Plata.


Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) Un escándalo sacude a la clase política platense. El crimen de una estudiante peruana rozó esta semana al hijo de un ex diputado justicialista, el abogado penalista Eduardo Budiño. La chica, Maribel Reyes, apareció muerta en su pensión del barrio Hipódromo. Tenía signos de estrangulamiento, para los peritos hay rastros de un crimen pasional. Hacía tres meses salía con Juan Budiño y fue su nombre el invocado entre los primeros testigos. De acuerdo con sus declaraciones, había sido el último en visitar a Maribel el sábado a la noche. Pero entre los sospechosos ahora también aparecen dos correntinos compañeros de pensión del barrio Hipódromo. En tanto, la familia de Maribel está lejos: desde Lima empujan una colecta para poder recuperar su cuerpo.

  Maribel, de 29 años, salió hace cinco años de Barranca, un pueblo cercano a Lima. Trabajaba como empleada doméstica aunque llegó a La Plata para estudiar inglés. Siempre lo contaba así, quería estudiar y trabajar en el país durante un tiempo y después seguir hacia Estados Unidos. "Ahí tenía una amiga que la esperaba", le contó a Página/12 una de sus hermanas que ahora trabaja "desesperadamente para traer el cuerpo de Maribel a los suyos". Su localidad no tiene más de cien mil habitantes. La radio local ha lanzado en estos días una campaña con la que lograron reunir dos mil dólares para uno de los pasajes a Buenos Aires. Ese dinero se recogió de a monedas entre las colas armadas por la gente frente a la casa de los Reyes.

  Fue en La Plata donde Maribel Roxana Reyes Landauro conoció a Juan. En casa de los Budiño una de sus amigas trabajaba de mucama. Ella los presentó y hasta el domingo nadie sabía que en los últimos tres meses, Juan alternaba sus cursos de universitario en derecho con visitas a la pensión del Hipódromo. La pensión es una vieja casa de la calle 118, Maribel había llegado allí buscando compartir el alquiler con dos personas. Lograba sostenerse con dos trabajos, en unos meses dejaría la pensión para vivir sola, contaron algunos de sus amigos al diario El Día. Para sus amigos, Maribel no estaba de novia: "Era apenas una relación --contó uno de ellos--, se conocieron en marzo".

  Maribel murió el sábado, según las pericias entre las tres y cuatro de la mañana. Esa noche Juan Budiño estuvo en su casa. El muchacho tiene 25 y, aunque en estos años ha logrado aprobar una sola materia de derecho, cuenta con buena orientación familiar. Su padre fue diputado nacional por el PJ entre el '87 y el '91; María de Budiño --su mamá-- es jueza de un tribunal de familia platense y su hermana es empleada de una de las siete fiscalías platenses.

   Durante los tres primeros días después del crimen, Juan no apareció por la pensión. Su aparición pública recién ocurrió el miércoles. Se presentó a dar testimonio en forma espontánea el mismo día en que la fiscalía conducida por Antonio Raimundi iba a ordenar su presentación.

   Budiño hijo habló allí de la noche del 15 de julio. Confirmó su visita a la pensión de Maribel, pero sólo estuvo allí --dijo-- hasta las 23.30. Salió después con un amigo en su VW Gol hacia Block, una de las discos vecinas. "Hay cinco minutos de viaje entre la pensión y la disco, es perfectamente posible que haya ido más tarde", dijo a Página/12 José Améndola, defensor de la familia Reyes.

  En su declaración, Juan Budiño dio un dato que ayer comenzó a aliviar su situación. Habló de uno de los ocupantes de la pensión, correntino y "carnicero, buen conocedor del manejo de un cuchillo". Se refería a Alejandro Cantero. Vive en la misma casa de Maribel. Más tarde explicó que el sábado volvió a la pensión cerca de las cuatro de la mañana. Su hermano Víctor y su cuñada dormían con el televisor prendido. Con la entrada, Víctor se despertó y le aconsejó dejar la puerta de calle abierta "para cuando Maribel vuelva del baile".

  Maribel ya estaba muerta. Cantero fue citado por la Justicia. Pero ante la fiscalía aseguró que oyó a la chica gritar el nombre de su hermano. Ahora es Víctor quien será llamado a declarar. De todos modos, fuentes de la fiscalía le aseguraron a Página/12 que hay un dato que mejora la situación de todos ellos. "Ninguno de los tres --dijeron-- tenían los rastros de los rasguños que dio Maribel para defenderse."

 


 

LA ODISEA DE UNA FAMILIA PLATENSE EN BARILOCHE
Una noche helada en medio del bosque

Arrinconados contra un paredón de rocas frente a la orilla del lago Nahuel Huapi, con viento y agua nieve, una familia platense de vacaciones en Bariloche pasó la noche en el bosque, luego de que un agradable paseo agreste se transformara en un camino sin retorno. Cuando advirtieron que estaban perdidos, el bosque se cerraba detrás de ellos como una muralla, la noche se les vino encima y el sendero de regreso se perdió entre las tinieblas. Pero el matrimonio Reimborini y su hijo de 10 años resistieron cada una de las horas de frío y heladas manteniéndose juntos para conservar el calor corporal.

  La odisea empezó cuando la familia Reimborini, el miércoles pasado, estacionó su BMW en Puerto Pañuelo, frente al famoso hotel internacional.

Reinaldo, su esposa Laura y su hijo Emiliano de 10 años, recorrían el bosque municipal, y se sorprendían con la vegetación. Pero la alegría de la excursión duró poco: a las pocas horas, todos los árboles eran iguales, las cañas colihues estaban por todos lados y ninguno supo acertar el sendero de regreso.

  Cuando la noche cayó, el improvisado grupo explorador apareció frente a una playa del lago Nahuel Huapi. Se refugiaron donde pudieron, tras un paredón de rocas y esperaron.

  Mientras tanto, en el hotel donde se alojaban, la hija mayor de la pareja, Solange, avisó a las autoridades policiales durante la madrugada del jueves. Pero no hizo falta un operativo de búsqueda: después de la larga noche, la familia encontró entre el follaje un cartel que les señaló la salida. La protagonista de la odisea lo describió así: "De a ratos dormimos, el agua nos pasó la ropa y tuvimos mucho frío, pero mi marido es grandote y nos cubría con su cuerpo".

 

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