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Por Julio Nudler
Ruckauf no recauda nada

 Tal vez porque los contribuyentes son al fin de cuentas los mismos, y si pagan más en una ventanilla pagan menos en la otra, la euforia que la buena recaudación de junio desató en el gobierno nacional coincidió con la angustia que al régimen bonaerense le provocaron los datos del mismo mes, marcando una caída del 11,2 por ciento respecto de junio de 1999. La recaudación propia de la primera provincia argentina se hundió un 22,1 por ciento. Con ello, la merma para todo el semestre fue del 6,8 por ciento. �Los ingresos por tributos propios vienen cayendo sistemáticamente en el período enero-junio, y son los que definen la tendencia descendente de los ingresos totales�, sentencia en su último informe económico semanal el Banco Provincia. Para que La Plata pueda alcanzar la meta de ingresos que fijó para el año, la recaudación de gravámenes provinciales debería superar en un 29 por ciento a la obtenida en la segunda mitad del �99. Carlos Ruckauf haría bien, por tanto, en ir reformulando sus cálculos, porque a este paso va a encontrarse con un desvío que puede oscilar entre los 500 y los 1000 millones de pesos. Esta mancha de petróleo amenaza también a las más cristalinas aguas del erario nacional, porque hace rato que al país se lo está mirando desde afuera en función de sus cuentas consolidadas.
Pero, si de las planillas del Bapro se pasa a las de la Fundación Capital, otro frente problemático pone a prueba el talante de quien las consulta. Es sabido que a los economistas que agrupa en su redor Martín Redrado siempre les preocupa el sector externo argentino. Y esta vez, aunque tienen algunas buenas novedades para contar, parecen decir a cada momento: es positivo, pero no basta, y hasta puede empeorar. Según sus proyecciones, el país logrará este año un repunte del 11 por ciento en sus exportaciones (que no es el 18 por ciento que supo vaticinar Economía). De este modo, y gracias a cierta parsimonia en las importaciones, el déficit comercial (porque déficit habrá de todas formas) se quedará entre los 900 y los 1000 millones.
Los indicadores más pesados mostrarán así cierta mejora: el déficit en cuenta corriente se posará en el 4 por ciento (del PBI), y el cociente deuda/exportaciones descenderá hasta 480 por ciento, relación aun así desastrosa (más de cuatro veces la que exhiben México o Chile, por nombrar dos países investment grade) cuya única defensa es que en 1999 fue incluso peor, y que por primera vez en varios años quebró la tendencia ascendente. De cualquier forma, subsiste la duda: ¿la restricción externa permitirá que la Argentina tome de una buena vez por una senda de crecimiento? 

  

 

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