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COMO SE CORTA EL BACALAO EN LA CONVENCION REPUBLICANA
Dejad que los millonarios vengan a mí

De cámaras televisivas para afuera, todo es comprensión, moderación y sensibilidad. Pero en el interior de la Convención Republicana el dinero busca comprar al próximo gobierno norteamericano.

George W. Bush saluda a la prensa mientras prueba la luz y el sonido de la sala de la Convención.


The Guardian de Gran Bretaña
Por Martin Kettle
Desde Filadelfia

t.gif (862 bytes) George W. Bush llegó ayer a Filadelfia para recoger su premio. Habló en español. Habló en inglés. Y en la recepción más exclusiva y cara de una semana que abundó en más de 470 fiestas republicanas de recolección de fondos, habló el lenguaje del dinero.
Esta noche Bush va a dar su discurso de aceptación a los delegados a la Convención Republicana que ya lo han nominado oficialmente como el candidato presidencial de su partido. Ayer su prioridad fue agradecer a los donantes que han juntado más de 93 millones de dólares para el Partido Republicano, y de los que se esperaba que entregaran otros 7 millones a cambio del privilegio de un almuerzo con Bush. �Si todo va bien, ustedes están mirando al próximo presidente de Estados Unidos�, les dijo Bush. Es razonable pensar que la mayoría de los donantes había hecho el mismo cálculo.
El contraste entre el Partido Republicano como se presenta a sí mismo en la televisada sala de la Convención y el partido que maneja sus asuntos detrás de la escena en hoteles, yates de lujo y country clubs suburbanos de Filadelfia difícilmente hubiera podido ser mayor ayer. En la sala, una sucesión de oradores oficialmente descritos como �gente común� se preparaba para hablar a la Convención, en el último de una serie de episodios cuidadosamente preparados dentro de la incesante campaña de los republicanos para redefinirse a sí mismos ante los votantes como un partido inclusivo, una �gran carpa�. Los delegados se preparaban a escuchar a un pequeño empresario latino de California, un granjero de Oklahoma de quinta generación, dos madres solteras de Wisconsin y Arkansas, y a disfrutar de la música de una banda llamada Regular Joe. Mientras tanto, a pocos kilómetros de distancia, el Comité Nacional Republicano daba una recepción de gala para Bush y su candidato a vicepresidente, Dick Cheney. Allí Bush se dirigió a los jefes de corporaciones y los millonarios que han financiado la campaña electoral más cara de la historia norteamericana. �Siento que América está lista para un cambio �les dijo Bush�. Que no quiere cuatro años más de Clinton-Gore. América está hambrienta de un nuevo liderazgo y eso es exactamente lo que Dick Cheney y yo vamos a darle.�
Incluso el senador John McCain, que batalló fuertemente en su campaña durante las primarias en favor de una reforma de los métodos de financiamiento de campañas, inclinó su rodilla ante su ex rival. En su mensaje del martes por la noche a la Convención, McCain dio su apoyo a Bush pero no mencionó el tema del financiamiento una sola vez. Ayer McCain estuvo junto a Bush en un mítin para votantes latinos en que el líder republicano imitó al Che Guevara proclamando �Venceremos� en medio de una serie de declaraciones en español.
El acceso a la recepción de gala reflejó la jerarquía y la agenda procorporaciones que no se les permite ver a los televidentes que siguen la Convención. Al tope de la escalera están los �Regentes Republicanos� que han entregado a Bush 250.000 dólares o más por cabeza, a cambio de un acceso irrestricto a los eventos más exclusivos de esta semana en Filadelfia y, si Bush se convierte en presidente, tal vez una embajada o la invitación a una cena de Estado en la Casa Blanca. Debajo de ellos viene el Team 100, los donantes de 100.000 dólares, seguidos por el Crédito del Presidente �a 20.000 dólares� y las Aguilas �a 15.000�.
Pero la recepción de gala fue sólo la punta del iceberg de lo que un crítico describió como una �orgía de dinero� esta semana en Filadelfia, en la que redes de tráfico de influencias suntuosamente financiadas han reemplazado a la política y al debate como actividades principales de la Convención moderna. Por altos precios, los donantes y lobbystas han logrado un acceso VIP a la crema de los legisladores republicanos.Pudieron salir en excursiones de pesca con mosca con Dennis Hastert, presidente de la Cámara de Representantes, cortesía de Morgan Stanley, o bailar a los sones de Temptations con el congresista J. C. Watts, pagado por DaimlerChrysler. El acceso al grupo más buscado de todos, la mayoría republicana en el Comité de Comercio de la Cámara de Representantes, fue posibilitado por el American Chemistry Council.
Pero el hombre en el corazón de la conexión comercial y política es Tom DeLay, congresista de Texas y jefe de bancada republicana en la Cámara de Representantes. El Martillo, como se lo conoce, lideró la campaña en favor del impeachment del presidente Bill Clinton, y ha pasado casi cada minuto del tiempo que lleva en Filadelfia juntando fondos o fraternizando con los donantes más ricos del partido.
La lista de las compañías que han puesto dinero por Bush se lee como 
el quién es quién de los intereses especiales corporativos que fueron el blanco principal de la campaña de primarias de McCain. El lunes, sponsoreados por tres de los mayores gigantes del seguro médico norteamericano, DeLay dio el primer golpe a la pelota de una ronda privada de golf para 50 lobbystas y congresistas republicanos en que cada uno de los hoyos estaba financiado por un donante diferente. El martes, hizo de anfitrión de una reunión de recolección de fondos para su propia sociedad privada de caridad, que ayuda a los chicos abandonados, y habló en un concierto privado, pagado por Coca-Cola y Continental Airlines. �Nos iremos de esta Convención con una cantidad significativa de recursos�, admitió DeLay esta semana.
�Es una orgía de dinero �dice Fred Wertheimer de Democracia 21, una organización que monitorea el financiamiento de campañas�. Nunca hemos visto nada como esta Convención en términos de libre flujo de dinero, y lo veremos de vuelta en Los Angeles�, donde los demócratas celebrarán su Convención dentro de dos semanas.

 


 

ESCANDALO EN EL NUEVO REPUBLICANISMO �MODERADO� 
Ultracristianos ante un gay

Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York

Para sofocar una sublevación en la delegación de Texas, integrada en gran parte por miembros de la derecha cristiana, la dirigencia republicana tuvo que poner a trabajar febrilmente los walkie-talkies. Los ultracristianos querían irse. Querían levantarse e irse cuando el representante Jim Kolbe de Arizona, un gay declarado, apareció para pronunciar su breve discurso sobre comercio internacional el martes a la noche en el escenario de la convención.
Hubo que convencerlos y amansarlos. Hubo reuniones durante el día con los amotinados y conversaciones de último minuto por los walkie-talkies, con tono de súplica mezclada con órdenes y alguna amenaza velada. ¿Cómo iban a hacerle esto a George W. la gente de su propio estado, después de tantos días de esfuerzo mancomunado por mostrar tolerancia a los votantes y subir tanta gente distinta al escenario, tantos hispanos, asiáticos y sobre todo tantos pero tantos negros? ¿Serían capaces de poner al candidato Bush en una situación tan embarazosa?
Finalmente, a regañadientes aceptaron no protagonizar el desplante. Todo sea por impedir que llegue a la presidencia �el bebé de Rosemary� (el heredero de Bill Clinton), el Anticristo Al Gore (un Anticristo aburridísimo, por cierto). Pero los fundamentalistas se reservaron el derecho a hacer público su repudio al representante homosexual. Y cuando el rubicundo, pelado y amable Kolbe subió al estrado para leer sus pocas paginitas pro �free trade�, los ultracristianos se sacaron los sombreros texanos que lucían, bajaron las cabezas, cerraron los ojos para no contemplar al pecador y empezaron a rezar, moviendo los labios sin parar, a ese Dios implacable en el que creen. Al terminar su exposición, Kolbe fue saludado con el aplauso mustio y apenas cortés de los delegados de los otros estados. Nadie parecía exactamente cómodo.
Las cámaras de televisión se hicieron una fiesta con el espectáculo ridículo de los derechistas cristianos musitando oraciones con los ojos cerrados. La periodista Judy Woodroof de CNN se engolosinó y quería seguir mostrando la imagen de los fanáticos religiosos después que Kolbe ya había abandonado el escenario. �¡Es increíble!�, le dijo a Bernard Shaw, el periodista que la acompaña estas noches trasmitiendo la soporífera Convención.

 

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