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El día que quemaron un millón y medio de libros

Boris Spivacow dirigía el Centro Editor de América Latina.
Hace veinte años quemaron un millón y medio de sus libros.


Por Mariana Enriquez

t.gif (862 bytes) Hace hoy 20 años, la dictadura militar cumplió con un rito siniestro que es casi una obsesión de los totalitarismos: la quema de libros. En la mañana del 30 de agosto de 1980, en un terreno baldío de Sarandí, un grupo de camiones volcadores descargó un millón y medio de libros, publicados por el Centro Editor de América Latina. Después, un grupo de policías los roció con nafta y los incendió. Además de los policías, estaba presente Boris Spivacow, fundador del CEAL. Antes había sido el director de Eudeba, desde mediados de los años �50, y la transformó en la editorial universitaria más importante en lengua española. Hasta el 28 de julio de 1966, cuando en La Noche de los Bastones Largos la editorial llegó a su fin gracias a la censura de Juan Carlos Onganía.
Los problemas de Spivacow y el CEAL con la dictadura de la Junta Militar empezaron en 1978, cuando se acusó a la editorial de �publicar y distribuir libros subversivos�. Algunos de estos libros eran de Comte, Marx, Varsasky, Perón, Evita y el Che Guevara. Spivacow inició acciones legales y pudo recuperar algunos, pero la mayoría fueron quemados ese día, junto con otros miles que trataban temas tan diversos como el movimiento obrero, ciencia y el cuerpo humano. Spivacow estuvo presente en el incendio, junto a un fotógrafo, para que la Policía Federal no fuera sospechada de robo de textos. 
Esta quema no fue un hecho aislado sino más bien la culminación de una persecución que atacó muchas editoriales, entre ellas el allanamiento y clausura de Siglo XXI editores, y más tarde el encarcelamiento de los directivos, el cierre definitivo y la quema de libros de la editorial Constancio C. Vigil en Rosario y la desaparición de trabajadores editoriales como Graciela Mellibovsky (asistente de producción del CEAL), Pirí Lugones (correctora y traductora de Jorge Alvarez, Carlos Pérez Editor y Crisis) y tantos otros. 
Por eso, a 20 años de la hoguera de libros del Centro Editor de América Latina, la Cámara Argentina del Libro decidió rendirle homenaje a José Boris Spivacow �quien falleció en julio de 1994� y en su nombre plantear esta fecha como recordatorio del cercenamiento a la libertad de expresión en la Argentina. La importancia es evidente cuando se piensa que fue responsable de colecciones como �Cuadernos�, �Ediciones Previas� y �Serie del Siglo� en Eudeba. En el CEAL se encargó de colecciones míticas como �Historia de América Latina en el Siglo XX�, �Historia del Movimiento Obrero�, �El País de los Argentinos� y �Los Hombres de la Historia�. Cuando estaba en editorial Abril (hasta 1958) publicó por primera dos libros que serían clásicos de la sociología: El miedo a la libertad de Eric Fromm, y Adolescencia y Cultura en Samoa de Margaret Mead. 
La primera propuesta de la Cámara es sugerir a la Fundación El Libro que se bautice con el nombre del mítico editor Spivacow a algún lugar destacado de la Feria del Libro de Buenos Aires, además de, a modo simbólico, encender una antorcha en la Feria que recuerde a las víctimas del proceso militar vinculadas con la industria editorial en el país. La idea es que la antorcha esté emplazada en una escultura (para la ejecución de ésta se llamará a concurso) que recuerde la persecución y la quema de libros. En el acto homenaje de inauguración de este recordatorio se les entregará a los familiares una réplica del monumento. Pero el homenaje no terminaría ahí: la Cámara también le propone a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires que bautice con el nombre del editor a algún lugar de la ciudad. Otra propuesta es la convocatoria a un premio anual �José Boris Spivacow� de narrativa para autores inéditos, organizado por la Comisión de Cultura de la Cámara Argentina del Libro: esto se relaciona con el hecho de que Spivacow fue el editor del mayor número de autores noveles en la Argentina.

 

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