Por Guillermo Zysman
Desde Rosario
El vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez volvió a enfatizar sus marcadas diferencias con los senadores radicales y con el presidente provisional de ese cuerpo, José Genoud. Una forma elíptica de replicar las críticas que el bloque de senadores de la UCR desgranó contra él, el miércoles en su reunión con el presidente Fernando de la Rúa. Los parlamentarios le habían pedido entonces �un gesto� (de distensión) al vicepresidente. �Ellos tienen que resolver la crisis de credibilidad con la gente, no conmigo, no me tienen que pedir a mí gestos, se los tienen que dar ellos a la sociedad�, disparó Chacho. Alvarez ratificó que no volverá a presidir las sesiones de la Cámara alta hasta tanto se resuelva la crisis, aunque negó de plano una renuncia definitiva ya que dijo estar �seguro, totalmente convencido de que más tarde o más temprano va a haber cambios en el Senado que van a hacer innecesaria mi renuncia�. El vice sólo abandonó su sonrisa ante las sucesivas consultas sobre el encuentro entre De la Rúa y su antecesor Carlos Menem. �No me hagan hablar al respecto, no quiero hacer ningún comentario por las razones que ustedes conocen.�
Alvarez aprovechó del lanzamiento del Sistema de Servicios Empresariales impulsado por la Municipalidad de Rosario para repetir una de sus costumbres cotidianas: una prolongada conferencia de prensa sobre la actualidad política. Distendido, de buen humor, Chacho Alvarez no esquivó ningún interrogante y fiel a su estilo no dudó en fustigar duramente a los senadores implicados en el asunto, sin distinciones partidarias.
�Usted pidió el alejamiento de Genoud y el Presidente lo ratificó en su cargo. ¿Se siente respaldado por De la Rúa? �preguntó Página/12.
�Nunca pedí que se aleje Genoud, nunca hice nombres personales, lo que dije es que había hombres que estaban más comprometidos que otros desde el punto de vista de la crisis política, no de la investigación judicial. Los responsables políticos, los que más participación tuvieron en las decisiones del esquema de poder que gobernó el Senado durante los últimos años tendrían que dar un paso al costado. Si no conviviremos con un Senado dictando leyes legales pero con un nivel de descrédito muy alto de la sociedad �aclaró el vicepresidente, quien luego agregó: �Lo ideal hubiese sido que renuncien todos los senadores pero quedó demostrado que no lo van a hacer porque es una decisión voluntaria�.
Alvarez evitó pronunciar declaraciones contundentes contra el bloque radical, tras lo cual atinó a aseverar que �no podía garantizar que haya impunidad judicial pero sí ayudar a que no haya impunidad política que es lo que me pide la opinión pública�, alegando además que �los senadores que están involucrados tendrían que dar un paso al costado, y el resto debería dar un paso al frente, para que el Senado continúe trabajando�.
Ante la consulta por los dichos del senador Eduardo Menem, quien lo había tratado de bocón, Chacho Alvarez se negó a entrar en �una polémica improductiva�. Pero, tras cartón, polemizó: �Evidentemente a muchos senadores justicialistas les molesta que uno intente interpretar el sentimiento de la gente, que uno le explique a la opinión pública qué pasa dentro del Senado que se ha manejado históricamente con poca información�. �Cuando difundí la lista de empleados �continuó� hubo una convulsión, se dijo que había roto códigos, pero yo nunca firmé acuerdos para ocultar, esconder o dejar en secreto alguna cuestión que atañe al país.� �Esto se va a resolver, lo va a resolver la gente con su presión, es un proceso indetenible del cual nadie va a poder hacerse el distraído�, indicó. �Es nuestra oportunidad de aprovechar esta crisis, para dejar de lado viejas prácticas de las cuales la sociedad está harta, de las cuales el Senado es un símbolo. Esta crisis tiene que servir para volver a acercar la política a la gente�, remató Alvarez.Chacho sólo perdió su sonrisa ante las reiteradas preguntas sobre la cumbre de hoy entre De la Rúa y el ex presidente Carlos Menem (ver página 7). �El Presidente tiene derecho a reunirse con el principal partido de la oposición del cual Menem es su jefe�, fue la escueta respuesta del líder del Frepaso.
Opinion
Por Jorge Rivas * |
El visitante
Cuando Carlos Menem entre hoy nuevamente en la Casa Rosada, en este caso para entrevistarse con el presidente Fernando de la Rúa, el gobierno de la Alianza habrá dado otra señal negativa a quienes lo ungieron con su voto en octubre del año pasado.
La idea, se dice, es consultar a todos los sectores políticos acerca de la mejor manera de resolver la crisis planteada en el Senado y del eventual relanzamiento de la acción oficial. Pero resulta muy difícil imaginar que puedan salir felices sugerencias de la boca de un Menem pomposo y arrogante, convencido aún de que el país tiene que agradecerle fabulosas transformaciones. Diga lo que diga, es en cambio muy fácil imaginar el obsecuente asentimiento con que lo escucharán sus laderos Alberto Kohan y Carlos Corach.
Cualquiera sabe que del gobierno de Menem se puede aprender, y mucho. Basta con repasar el modo en que redujo a cenizas el patrimonio del Estado nacional, cómo malvendió las empresas públicas, cómo sus funcionarios pasaron a integrar en poco tiempo un envilecido club de millonarios que festejaba con champán cada negocio que dejaba en la calle y en la desesperación a millares de trabajadores. O cómo terminó de consagrar la impunidad de los terroristas de Estado, o cómo puso de rodillas a la República ante cada mínima demanda de la potencia con la que supo establecer relaciones carnales. Mucho se puede aprender del gobierno de Menem, aunque difícilmente sea escuchando sus consejos.
Pero De la Rúa ha decidido escucharlo. ¿Sabrá el Presidente lo que va a escuchar? Seguramente, lo contrario de lo que le dirían, en caso de ser consultados, buena parte de los integrantes de la Alianza y la abrumadora mayoría de sus votantes.
Seguramente lo contrario de lo que le dirían precisamente los únicos a quienes está obligado a escuchar. Los que esperan que el Gobierno, como prometieron los candidatos, dé por fin algún paso en el sentido de aliviar los efectos de la desocupación, de contener el vertiginoso aumento de la miseria, de detener la formidable concentración de la riqueza en poquísimas manos. Y de transformar el corrompido aparato estatal en un honrado cuerpo de servidores públicos, que anteponga los intereses colectivos a los de sus propias mezquindades particulares. El Senado está ahí, facilitando el primer paso.
Claro que para dar ese paso sin vacilaciones, hay que cambiar el rumbo que se ha seguido hasta aquí, y emprender otro que no necesite ni de sobornos, ni de pactos oscuros con nadie. Si ese cambio se produjera, sobraría una reunión con Menem.
* Diputado nacional Partido Socialista Democrático-Alianza. |
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