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La Bonaerense presento como un ladron al rehen asesinado
Los fantasmas de Villa Ramallo

Los dos rehenes fueron llevados a un robo y la policía supuso que eran de la banda. El muchacho murió y la chica fue detenida. Para Verón, �no hubo error sino un hecho lamentable�. Y especuló con que la bala fue de los ladrones. Las pericias las hace la policía. 

Los padres de Mariano buscaron a su hijo hasta que un policía les dijo: �Era un malviviente y lo matamos�. En realidad, el chico (foto de arriba) era profesor de música y fue tomado de rehén.

Por Horacio Cecchi y Raúl Kollman

t.gif (862 bytes) Un nuevo escándalo, que reavivó los fantasmas de la masacre de Villa Ramallo, envolvió ayer a la Policía Bonaerense, después de revelarse que uno de los supuestos ladrones que asaltó el jueves al Banco Itaú de San Isidro, y que murió baleado durante la persecución, era un joven maestro de música tomado como rehén. Los policías confundieron a una chica, también usada como escudo por los asaltantes, como chofer de la banda. La joven resultó milagrosamente ilesa, fue detenida, y liberada en la madrugada de ayer. La confusión, según la Bonaerense, surgió de testigos del asalto y del custodio privado, quienes habrían afirmado que se trataba de un grupo de tres hombres y una mujer. El ministro de Seguridad, Ramón Verón, estrechó filas: �No se trató de un error sino de una situación lamentable�. Y adelantó que �la bala que mató al joven no fue de la policía�, pese a que las pericias aún no lo determinaron. Curiosamente, las pericias balísticas corren por cuenta de la misma Bonaerense. El gobernador Carlos Ruckauf confesó que se enteró de la muerte del rehén escuchando la radio. �A mí me habían dado una versión diferente�, sostuvo. Ayer, para completar el cuadro, la misma sucursal del Itaú volvió a ser asaltada, se tomó una rehén, y el auto de la fuga terminó hecho un colador. Esta vez, no hubo muertos.
Mariano Witis, de 23 años, el supuesto ladrón según la Bonaerense, era maestro de música de un jardín de infantes y ayudaba a su madre a realizar un censo prehabitacional del Indec (ver aparte). Minutos antes del asalto �tuvo lugar a las 11.30 del jueves�, Witis se encontró con Julieta Shapiro, de 21, según la versión policial, chofer de la banda. En realidad Shapiro conocía a Witis del colegio secundario: ambos participaban en el coro. Julieta trabaja como empleada del Burger King en el shopping Unicenter. Hacia allí se dirigía en el VW Gol azul de un tío cuando, en la esquina de Lambertini y Alberti, de San Isidro, se encontró con Witis. Se detuvo. El se arrimó a la ventanilla y se pusieron a conversar.
En ese momento, se les acercaron dos jóvenes. Uno encañonó a Witis y lo hizo entrar al auto, mientras el otro se sentaba junto a Shapiro y la obligaba a conducir hasta el Itaú. De acuerdo a la versión relatada por la sobreviviente, ella entró primero con uno de los asaltantes. La llevaba encañonada en forma disimulada y la abrazaba por el cuello. Se ubicaron en la fila de las cajas. Algunos de los testigos creyeron que se trataba de una pareja, aunque una funcionaria del banco declaró que alcanzó a ver el arma, aparentemente de caño largo. Enseguida ingresó Witis, apuntado por el otro delincuente y casi simultáneamente los asaltantes mostraron sus armas. Las versiones, a partir de allí, no son del todo claras. Algunos testigos dijeron que los dos jóvenes saltaron la mesa de las cajas y se dedicaron a embolsar el dinero. Según esa versión, Shapiro quedó en el lugar, y Witis en la puerta de entrada. Una fuente de la investigación aseguró a este diario: �La chica estuvo permanentemente amenazada, y al muchacho le dijeron que si se movía la mataban�.
Lo cierto es que el robo duró menos de un minuto y medio. Después, los ladrones arrastraron en su huida a los dos rehenes, treparon al Gol y huyeron. Shapiro al volante, a su lado el asaltante que llevaba el arma larga, y detrás Witis con el otro ladrón. A todo esto, el único custodio privado del banco, oculto en su garita, creyó ver a cuatro asaltantes en fuga y pasó su versión al Comando Radioeléctrico. Con esos datos, la policía inició la persecución que se estiró por unas treinta cuadras. ��Doblá acá, seguí derecho�, me decían �relató Shapiro�. a mí me temblaban tanto las piernas que las golpeaba contra el volante.�
Sobre la calle Udaondo, en la parte trasera de la Villa Uruguay, un patrullero logró encerrar al Gol. El asaltante del asiento delantero se apeó y desapareció en los pasillos de la villa. Los investigadores creen saber de quién se trata. �Es de la zona de Tigre y tiene varias fugas,algunas de institutos de menores�, aseguró a Página/12 un pesquisa. El otro asaltante no tuvo tiempo: ese modelo de Gol no tiene puertas traseras. Murió en el intercambio de disparos. También Witis, sentado a su lado. Shapiro, milagrosamente ilesa, fue arrancada del auto y detenida. A la madrugada, después de declarar ante la fiscal 8 de San Isidro, María Emma Prada, fue liberada.
No les fue fácil a los familiares de Julieta y Mariano enterarse de lo que había ocurrido. En el caso de Julieta, desde el Burguer King llamaron a la casa de la joven, preguntando por qué había faltado al trabajo. Poco después, el padre de una amiga de la joven, que es policía y que la reconoció, llamó a la madre para referirle la situación: �Su hija fue detenida porque estaba robando un banco�. Su madre, Marta, concurrió entre aterrorizada y confundida, a la comisaría, donde agregaron otro dato: �Su hija es la jefa de la banda�. La familia de Witis pasó por una situación semejante, aunque peor. Mariano estaba ayudando a su madre, y había quedado en encontrarse en una esquina. Tras su demora, la madre empezó a buscarlo. Llamó al gimnasio donde solía concurrir, llamó a la abuela. En la Municipalidad le dijeron que fuera a la comisaría de Beccar. �Ahí empezamos a sospechar algo�, dijo Raquel, su madre. Finalmente, en la seccional descartaron las sutilezas: �Su hijo era un malviviente y lo matamos�, le dijeron.
Ayer, para aclarar los tantos, el ministro de Seguridad, Ramón Verón, dio su posición. �No hubo error �subrayó�. Habría una situación lamentable que la policía desconocía�. Y agregó: �(las fuerzas policiales) fueron bastante contenidas, desde el momento en que dentro del auto se detuvo a una persona ilesa�. Ruckauf no fue tan contundente, quizás avizorando una crisis política. �Me enteré por la radio. A mí me habían dado una versión diferente�, aseguró el gobernador.
El asalto derivó en una tormenta política. Los senadores de la Alianza interpelarán a Verón en los próximos días. Entre las preguntas que le harán, una se referirá a la �mano dura� pregonada por Ruckauf y si considera que exacerba la violencia policial. �El principal responsable es el gobernador y su enfoque político �sostuvo el diputado aliancista Alejandro Mosquera�. No se trata ya de un discurso de campaña ni de una discusión teórica. Es una discusión práctica: se está poniendo en juego la vida de la gente. Y lo que se está demostrando es que la policía tiene protección política para actuar así�.
La semana pasada, los ministerios de Seguridad y de Justicia bonaerenses, habían organizado unas jornadas para resolver �Casos de Crisis con Tomas de Rehenes�. Ayer, un nuevo asalto a la misma sucursal del Itaú terminó �resuelto�, según la policía. Resuelto significa que el delincuente fue detenido, la rehén recuperada ilesa, igual que el dinero. Y el auto, un Renault 19, apareció en forma de colador para las pericias.

 

 

Cinco extraños asaltos

Por H.C y R.K.
El Banco Itaú sufrió, desde el 8 de agosto pasado, cinco asaltos, incluyendo el caso resuelto de ayer, y el del jueves, en el que murió el rehén Mariano Witis. Tres de los casos correspondieron a la misma sucursal, ubicada sobre la avenida Márquez. La policía sostiene que semejante coincidencia de hechos en tan corto tiempo tiene relación con las �escasas medidas de seguridad�. �No tienen grabaciones de seguridad�, aseguró el jefe de la DDI de San Isidro, Aníbal De Gastaldi. Página/12 intentó comunicarse con el gerente de Seguridad de la institución bancaria, Daniel Alí, pero no obtuvo respuesta.
�La sucursal asaltada tenía un policía de la Bonaerense de guardia �deslizó a este diario un experto en seguridad bancaria� y un vigilador privado. En general, los bancos ponen dos, tres y hasta cuatro policías, y entre dos y tres vigiladores�. La Asociación Bancaria relacionó ayer el asalto al Itaú con la masacre de Villa Ramallo y aseguró que ambos casos �indican trágicamente el costo humano y el absoluto fracaso de una política de seguridad bancaria, basada exclusivamente en la protección del dinero. El Banco Central y los banqueros están preocupados por maximizar ganancias y se niegan a adoptar una política de prevención de los asaltos que permita actuar antes y no después de los hechos�.
Ayer se sumó otro dato: �El 8 de agosto asaltaron la misma sucursal (del Itaú) �dijo De Gastaldi a este diario�. Detuvimos a los asaltantes. Cuando le pedimos al banco las grabaciones del video de seguridad, nos dijeron que no había. Tienen filmadoras que pasan la imagen a un monitor, ubicado dentro de la garita del guardia. Pero no sirve para nada, porque no graba la imagen y muestra exactamente lo mismo que se ve desde la garita.�

 

 

opinion
Por Raúl Kollmann

El Itaú, la Policía y las bandas

Las grandes bandas siempre tuvieron arreglos con la Policía Bonaerense. El robo de bancos, entre otras actividades, ha gozado de zonas liberadas, defectos en las custodias e increíbles facilidades para la huida, todo pactado de antemano. El botín se reparte o, mejor dicho, el pago por la colaboración policial se hace al contado y previo al golpe. 
También los asaltos a bancos sirvieron tradicionalmente para que la Bonaerense haga méritos cuando le resultaba imprescindible hacerlos. A través de confidentes, buchones e incluso hombres de su propia fuerza, se armaron y arman robos con la promesa de que �no hay problema, está todo arreglado, les dejamos la zona libre para que hagan el banco y después rajen�. La realidad es que los mandan a una ratonera: los esperan y hacen gala de una gran �eficiencia�, generalmente liquidando �para que no hablen� a los ladrones que caen en la trampa. Ejemplo de esta mecánica fue el caso Ramallo.
A principios de este año, cuando el ministro de Seguridad era Aldo Rico, un hombre ajeno a la Bonaerense, había en el Gran Buenos Aires más de un robo a bancos por día. Se estaban batiendo todos los records, siempre en base al arreglo entre las bandas y los jefes policiales. La situación cambió con la llegada al ministerio del otrora poderoso comisario Ramón Orestes Verón. Por fin la Bonaerense tenía al frente de la seguridad a un hombre de la propia fuerza y quería conservarlo. Los jefes les hicieron entonces �saber� a las bandas que podían dedicarse a otros rubros, pero que los asaltos a bancos creaban una situación explosiva que terminarían por eyectar al nuevo jefe. Por lo tanto, vender drogas, asaltar camiones, robar autos se pueden �arreglar�. Asaltos a bancos, no. 
Esto produjo dos fenómenos:
u Por un lado, bajó increíblemente la cantidad de robos a bancos en el Gran Buenos Aires. 
u Por el otro, las bandas empezaron a dedicarse a otras cosas o a robar en otras provincias y en la Capital Federal. La organización que asaltó el Banco Nación de Zapala viajó en autos y avión, pero provenía del Gran Buenos Aires. Los robos en provincias como Entre Ríos y Mendoza aumentaron en forma asombrosa. Lo mismo ocurrió en la Capital. 
Para imponer la nueva ley en el Gran Buenos Aires, la Bonaerense respondió con ferocidad a cualquier grupito que osara robar un banco. El ejemplo más siniestro fue el asalto a la Banca Nazionale del Lavoro de El Talar de Pacheco y la matanza posterior de los delincuentes: les metieron 190 balazos en una villa ubicada en Los Polvorines. Además, hay numerosos indicios de que hombres de la fuerza tuvieron relación con el robo, por la cual la ruptura de la nueva ley abarcó a ladrones y policías. Terminó en masacre.
El caso del Banco Itaú es similar. Dos ladrones de poca monta se lanzaron a robar un banco, usaron a los rehenes como pantalla y tuvieron que afrontar la nueva ley de la Bonaerense: no hay �arreglos� para el asalto de bancos en el Gran Buenos Aires. Y también las cosas terminaron en muerte. Es el famoso �gatillo fácil� o, según la frase acuñada por el gobernador Ruckauf, �meterles bala a los delincuentes�. Claro que otra vez la barbarie terminó con la vida de un joven rehén.
El ministro Verón dice que �no hubo error�. Se trata de una grosería. Por las razones que fuera, la Bonaerense creyó que dos rehenes eran delincuentes y en lugar de preservar su vida y también la de los ladrones, tiraron a matar. No está claro qué nombre le quiere poner Verón a eso. 
Tal vez mirando las cosas un poco más profundamente, tiene razón. No hubo error. La muerte de Wittis no responde a ninguna política de seguridad sino que es la ley de la mafia. 

 

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