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REPORTAJE AL MINISTRO DEL INTERIOR FEDERICO STORANI
�Sumar a Cavallo pondría en crisis a la Alianza�

Apoya a Alvarez cuando el vicepresidente pide cambios y afirma que �a la crisis del Senado hay que conducirla para que no se convierta en una crisis institucional peligrosa�. Además, en diálogo con Página/12, Storani pidió una oxigenación del Gobierno, defendió a Santos y reveló una sospechosa campaña de inteligencia y explosivos.

�Acompaño el planteo de producir cambios. Estoy de acuerdo con Chacho. Lo del Senado es tremendo.� �Pero la crisis hay que conducirla para que no se convierta en una crisis institucional peligrosa.�

Por Martín Granovsky y José Natanson

t.gif (862 bytes) Se alió con Fernando de la Rúa cuando ambos se opusieron al Pacto de Olivos, y terminó siendo su ministro del Interior. Pertenece a la misma generación de Carlos �Chacho� Alvarez (ambos pasaron los 50 años y se formaron políticamente en los �70), con quien impulsó la formación de la Alianza. Una coalición que, según dijo a Página/12, quiere preservar sin la incorporación de Domingo Cavallo.
�¿Cavallo será funcionario de este Gobierno?
�No lo veo de ninguna manera.
�¿Ni en el Banco Central ni como jefe de Gabinete?
�No. 
�¿Usted lo quiere en el Gobierno?
�La misma respuesta: de ninguna manera. No sería deseable para la Alianza.
�¿Por qué?
�Porque produciría una confusión ideológica, con perdón de la palabra. Una cosa es el diálogo con todos los partidos. Cavallo, además, es ex candidato a Presidente y representa a un sector importante de la ciudadanía. Pero otra cosa es plantearse su incorporación al Gobierno. No corresponde porque nosotros vinimos a modificar una tendencia que se instaló durante el gobierno de Menem, del cual el alma mater económica era Cavallo.
�¿El Gobierno tanteó a Cavallo?
�Me cuesta creerlo. Y me adelanto a decir que una incorporación de Cavallo produciría una crisis en la Alianza. Por lo pronto, sé y me consta que la produciría en el radicalismo, y es lógico pensar que provocaría una crisis también en un amplio sector del Frepaso.
�¿No cree que, como piensa Carlos Ruckauf, Cavallo aportaría energía al Gobierno?
�El Gobierno tiene que buscar más energía en sus aliados naturales, en los sectores económico-sociales que fueron más castigados por el gobierno de Menem. Sin duda que esto está condicionado a que se ataquen límites que heredamos, como el déficit fiscal, y ese ataque incluye medidas que no son populares.
�Planteado así, parece una cuestión de tiempos: primero el déficit, después las pymes...
�No, y además el que hablaba de tiempos era Juan Carlos Onganía, un dictador: primero el económico, después el social y algún día el político.
�Pero el riesgo es que el primer tiempo sea tan largo que nunca se llegue al segundo. 
�Sí, y yo no quiero dividir. Pero insisto: Cavallo no brindaría oxígeno a la Alianza.
�Tal vez aporte oxígeno avanzar en alianzas sociales. ¿Por qué no lo hace el Gobierno?
�No es fácil concretarlas. Tal vez sea necesaria una flexibilidad en la política fiscal que no es posible por las limitaciones heredadas. El Gobierno lleva apenas nueve meses y de arranque nomás debió bajar 1400 millones de dólares y tuvo que subir impuestos. Aunque esto sea impopular, yo digo que lo que más recaudamos fueron ganancias de las empresas y bienes personales, o sea que el que más tiene más paga.
�Pero los impuestos produjeron frío en la economía.
�No había alternativa. Les hago una revelación: antes de que asumiéramos hubo una discusión del futuro gabinete en la fundación de (Nicolás) Gallo. (José Luis) Machinea, con toda claridad, presentó tres escenarios. Un escenario ideal, de acuerdo con las provincias. Un escenario de acuerdo parcial, que es el que finalmente se dio. Y un escenario sin ningún acuerdo alguno. El tercer escenario sería, dijimos, más recesivo. El segundo, en cambio, iba acompañado de lo que después se llamó �impuestazo�, pero al menos era progresivo, y lo hicimos aunque sufrieran votantes de la Alianza, como muchos profesionales de ingresos altos. 
�¿Están discutiendo nuevos impuestos?
�No. Por un lado está la tendencia anunciada por el Presidente y por el ministro de Economía de ir disminuyendo los impuestos que pueden pesar más contra la reactivación, y por otro lado la simplificación de trámites.
�¿Coincide con el pedido de Alvarez de �gestos económicos más fuertes�?
�Primera aclaración: Chacho está de acuerdo con el rumbo económico, y lo dijo. Sí coincido con él en que podrían hacerse algunas gestiones con un perfil mucho más alto. Por ejemplo, aunque recuperáramos índices de crecimiento de un 5 por ciento anual, recordemos que entre el �91 y el �95 el PBI creció un 35 por ciento acumulado, pero en el mismo período se triplicó la desocupación de 6 al 18.6 por ciento. Y mucha gente quedó en la calle por la privatización de las empresas del Estado, y a la vez aumentó espectacularmente la concentración económica. Entonces digo: crecimiento sí, pero también redistribución equitativa del crecimiento. Y por eso las pymes, que producen más captación de mano de obra, tienen que tener un perfil más alto de gestión. 
�Alvarez aclaró que no se había referido solo a un problema de comunicación. 
�Es que no es solo un tema de comunicación. Pasa que los instrumentos de política pública diferentes a los anteriores son engorrosos. Hay que poner energía y énfasis en eso. Decidimos descentralizar, pero el Estado no llega ágilmente a las pymes. Otro ejemplo es el de los empleados públicos. Una medida interesante era borrar a las mutuales que eran usura disfrazada y hacer un registro para que el Estado tomara esa deuda y la refinanciara. Con eso, la devolución al bolsillo sería mayor a lo que el recorte quitó. Y pasa lo mismo: el procedimiento se demora, los trámites no están claros, la burocracia tapa todo. Muchas veces, en las reuniones de gabinete, lidiamos con obstáculos que no son de decisión política sino de burocracia.
�Entonces, falla la decisión política de pasar por encima de la burocracia.
�No. Nos dejaron imposiciones heredadas por estabilidades mal entendidas.
�¿De la Rúa es lento?
�No. Tiene muy claro el crecimiento con equidad. Y tiene su estilo, que no es el de Menem y tampoco el de Alfonsín. En el Gobierno él es el más preocupado por las pymes, los trámites para simplificar, es el propio De la Rúa.
�Una crítica, justamente, es que se ocupa demasiado de los detalles.
�Lee casi todos los papeles que uno le arrima, pero es un hombre de mucha tradición de estudio: como universitario, como procesalista, como abogado, como profesor. La ventaja es que está enterado de todo y uno se siente respaldado por decisiones del más alto nivel. La desventaja es que a veces se demora alguna decisión. Pero cuando hay que trabajar a destajo el fin de semana, se hace. 
�En el Gobierno hay, ante la actitud de Alvarez el último mes, diferentes categorías: los que están de acuerdo, los molestos, los irritados y los que adhieren a ese chiste según el que dejaron escapar a los paraguayos del Departamento de Policía porque son expertos en vicepresidentes. ¿Usted dónde se enrola?
�Acompaño el planteo de producir cambios profundos. Estoy de acuerdo con Chacho. Es tremendo lo que ha pasado en el Senado porque profundiza el descrédito en la política. Pero es una oportunidad, y en ese sentido no hay que levantar el pie del acelerador porque así la democracia puede fabricar sus anticuerpos. Lo contrario es meter la tierra debajo de la alfombra como hacía el gobierno anterior. En segundo lugar, creo que la crisis hay que conducirla para que no se convierta en una crisis institucional peligrosa. 
�¿Qué quiere decir?
�Que no hay que hacer denuncias sin saber dónde concluyen esas denuncias. Y aclaro que no debe frenarse ninguna investigación: el Gobierno abrió sus cuentas incluso hasta más allá de lo prudente, como en el caso de la SIDE. El Gobierno puso en la balanza lo imprudente que era hacer revelaciones a un juez como Liporaci, y lo prudente que era no bajar la bandera política de la lucha contra la corrupción. 
�¿En la balanza debe incluirse también los cambios? Porque en el Gobierno no se produjo ninguno salvo la salida de Juan Llach, que no estaba vinculada al escándalo de las coimas. 
�Para mí la oxigenación comprende cambios en el Senado y en el Ejecutivo. Más claramente: aunque mañana no se compruebe el ilícito, igual habrá un antes y un después de este episodio. Es la gota que rebalsó el vaso. Existe un entendimiento popular de que las cosas funcionan mal y que este Gobierno debe cambiar esas prácticas. Por eso el Gobierno debe ponerse a la cabeza de un proceso de cambio y generar nuevas expectativas globales. También en la economía, en lo social, en lo educativo. Como un nuevo impulso que sirva para recuperar la mística inicial. 
�Ministro, ¿usted hizo un pacto con el senador radical Raúl Galván como él afirma?
�No. Pero quiero ser franco y honesto: él tiene razón en parte de lo que dice.
�¿En qué?
�Yo efectivamente le dije que las renuncias en el Senado podrían ser acompañadas de cambios en el Ejecutivo. Pero no tiene razón cuando dice que le di nombres propios. 
�¿Usted no le prometió la renuncia de Alberto Flamarique y Fernando de Santibañes, como él sostiene?
�No en la conversación esa.
�¿En otra sí?
�No, pero eran los nombres que daban vuelta esos días. La renuncia de Galván a la presidencia del bloque radical de senadores fue un gesto de grandeza, y así lo interpretó el radicalismo. No una contraprestación. 
�¿Le pidió el mismo gesto a José Genoud, el presidente provisional del Senado?
�Le planteé la necesidad de una oxigenación del Senado. Y me dijo, cosa que yo transmití, que en su caso se trataba de un tema institucional del Senado. 
�¿Genoud debe irse?
�Tiene un mandato que vence dentro de muy poco. Quizás ésa sea la oportunidad de renovar las autoridades. 
�¿Los cambios en el Ejecutivo están frenados?
�No. Y aprovecho para aclarar algo: acá estamos en presencia de una estrategia del Gobierno. No hay una línea de Chacho y otra de De la Rúa. Todos queremos la investigación, la Justicia, la limitación de los fueros, el cambio de prácticas. Esto, aunque los estilos puedan ser distintos. 
�Precisamente: mientras Alvarez esta semana hablaba de cambios, De la Rúa los negó.
�En muchos casos, el Presidente hace bien en resistir imposiciones, que a veces hasta vienen de algún medio que hace juegos de multiple choice de ministros.
�Hablamos del vicepresidente, no de un medio.
�No nos vamos a dejar meter cuñas.
�¿La Alianza está garantizada?
�En su línea gruesa sí. La inmensa mayoría de la base del radicalismo y el Frepaso, cuando abrazó la Alianza la sostuvo. Puede haber sectores retardatarios o nostálgicos de una alianza con el menemismo, a quienes hay que combatir duramente. 
�¿Quiénes son?
�Cada uno sabe quién estuvo dispuesto a hacer una alianza con el menemismo.
�Bueno, una alianza con el menemismo fue el Pacto de Olivos. 
�Pero eso no sería justo decirlo así, porque hoy el mejor garante de la Alianza que nosotros queremos, la Alianza progresista, es Alfonsín. Otros son los sectores que ven este momento como la gran oportunidad de romper la alianza. Son los que dicen: �¿Ven? Esto es lo que nosotros decíamos�. Y en el Frepaso hay franjas que tienen una cultura de la pura oposición. Plantean: �Nuestra suerte no es la suerte de este gobierno�. Y hablan de un partido transversal y otras cosas exóticas, donde terminarían aliados con Cavallo por un lado y con sectores de izquierda por otro.

 

La fuga del Departamento Central

�¿Por qué sigue el comisario Rubén Santos al frente de la Policía Federal después de la fuga?
�Muy sencillo. Porque para mí Santos tiene los mejores antecedentes en comparación con la historia negra de este país. Yo revisé la historia de cada comisario general en derechos humanos y Santos no tenía ni una mancha. Cuando aconsejé al Presidente de que Santos debía ser el jefe, le dije entre otras cosas que él venía para producir una reforma de la Policía que abarcaría desde lo operativo a cuestiones culturales. Para mí es muy valorable que el jefe de la Policía Federal diga, como se los dijo a ustedes, que la doctrina de la tolerancia cero es una idiotez. Y eso cuando estaba la moda del gatillo fácil. Después Santos, además, jerarquizó el área de asuntos internos, cortó una cantidad de pequeñas corruptelas... Bueno, hay quienes le están pasando alguna factura, hubo negligencias serias y también complicidad.
�¿En la fuga?
�A nadie con el mínimo sentido común se le ocurre que eso pudo haber pasado sin negligencia y sin cómplices. 
�¿Santos es el negligente o el cómplice?
�Lo descarto. Si no ya le hubiese pedido su renuncia. Y sin la investigación completa ya hay 30 efectivos pasados a disponibilidad. Por la represión del Congreso hay 14 efectivos procesados, incluidos dos subcomisarios. 
�Pero la fuga es grave.
�Sí, no quiero hacerme el distraído. La unidad antiterrorista fue la que capturó a los paraguayos, y los paraguayos se nos escaparon del Departamento Central de Policía. 
�¿La investigación de los fiscales publicada en Clarín sobre casos en que la policía fraguó pruebas no es también un síntoma de descontrol?
�De ninguna manera. Esa publicación es un refrito de cuatro o cinco notas anteriores y menciona casos del primer semestre de 1999. Hace tres o cuatro meses yo recibí a los fiscales y les di el máximo de garantías para profundizar la investigación. O sea que no hay continuidad, sino todo lo contrario: hay un esfuerzo de depuración. 
�¿Dónde están los paraguayos fugados?
�Tenemos la convicción de que están en la Argentina. Y nuestra esperanza fundada es que podemos recapturarlos.
�El día de la fuga, ¿usted se planteó renunciar?
�No. Me hice el planteo en la crisis de Corrientes, a principios del Gobierno. Pero ahora no, porque incluso tenemos éxitos. Por ejemplo, es el único distrito del país donde ha disminuido el delito, sobre todo si se lo compara con el Gran Buenos Aires, donde se hizo tanta alharaca con la mano dura y la tolerancia cero. 
�¿La confianza suya es en el jefe o en toda la cúpula de la Federal?
�El jefe tiene personal de su confianza que puede ampliarse y consolidarse cuando se produzcan los ascensos y los retiros hasta conformar una dirección más homogénea.

 

 
El número tres de la SIDE

�¿En qué punto quedó el asunto de Román Albornoz, el número tres de la SIDE que aparentemente sugirió que se usaron ATN para el pago de las coimas en el Senado?
�Yo sabía todo el entramado, menos quién había sido el que emitió el fax a Télam deslizando la supuesta pista de los ATN. Le hice el planteo al secretario de la SIDE y debo decir que Fernando de Santibañes se movió con gran velocidad: a las dos horas había averiguado y me contestó que el fax realmente había sido enviado desde la SIDE. Al otro día, por la mañana, precisó desde dónde, pidió disculpas y aclaró que él no había tenido nada que ver con el tema. 
�¿Le dijo que Albornoz había sido el emisor?
�Sí.
�¿O le dijo que el papel había salido de la oficina de Albornoz?
�No, no. Me dijo directamente que el emisor había sido Albornoz.

 

 
La �broma� de los avisos

�El lunes alguien que todavía no fue identificado publicó dos clasificados con supuestos pedidos de empleados. Uno tenía la dirección de Alvarez y otro de la División Drogas Peligrosas. ¿De qué se trata?
�Les doy una primicia: yo también fui víctima de la �broma�. Cerca de mi estudio, en Uruguay al 900, pegaron avisos que llamaban a concurrir a un bar y a una escuela que están en la misma cuadra y al propio estudio por supuestas ofertas de empleo. 
�¿El mismo día?
�Sí. Tengo la información de nuestro personal.
�Está claro que no es un chiste. Por lo menos, alguien se tomó el trabajo de poner las direcciones y coordinar el día. 
�Claro, por eso no subestimamos el episodio. Implica ciertas tareas de inteligencia que buscan algún tipo de perturbación. Tampoco subestimamos algunas explosiones en la provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal: todas responden exactamente al mismo patrón de fabricación. Se usaron los mismos explosivos, los mismos materiales, el mismo tipo de cables, el mismo mecanismo de relojería y, según los peritos, una misma mano en la elaboración de los artefactos. 
�¿Cuál es la hipótesis?
�Que haya una organización en ciernes. 
�¿Qué tipo de organización?
�Grupos que aprovechan el malhumor o el descontento para dar una vuelta de tuerca con factores de perturbación asociados por su metodología con remanentes de la derecha de épocas autoritarias. 
�¿Hablaron con Ruckauf?
�Sí, hemos compartido la preocupación con el gobernador.

 

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