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Un escritor chino exiliado en Paris, GAO XINGJIAN,
 GANO EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA DEL 2000

�Yo siento y vivo a través de la literatura�

En París, donde se exilió en 1987, el escritor no ocultó su sorpresa. �Yo nunca imaginé que llegaría a publicar algo�, le dijo a Página/12.

Xingjian festeja en su modesto hogar, en los suburbios de París, ayer al mediodía.


Por Eduardo Febbro 
Desde París 

t.gif (862 bytes) �No es una lucha, es más bien el camino de una afirmación individual. Yo siento y vivo a través de la literatura.� Gao Xingjian habla con la pausada modestia de Oriente cuando rechaza toda recuperación política de su obra creadora. Pese a que estuvo preso varios años y tuvo que esconder sus escritos bajo tierra, el flamante Premio Nobel de Literatura 2000 no acepta que su obra literaria sea reducida a una mera manifestación política. Xingjian es un milagro en un mundo de ambiciosos y pretenciosos. Vive en un modesto suburbio de París y aún hoy, justo después de recibir el premio, declara: �Nunca imaginé que lo que yo escribía sería publicado un día�. Primer escritor de lengua china en obtener una recompensa por la que muchos autores dejaron hasta los huesos, Gao Xingjian ocupa un lugar a la vez marginal y magistral en la literatura contemporánea. Su obra más famosa, La montaña del Alma, es una perfecta ilustración de una técnica literaria que asocia los �métodos� narrativos occidentales y las tradiciones de su país natal. Novelista, dramaturgo, crítico literario y pintor, Xingjian es una suerte de pionero de la literatura china de vanguardia. Su obra constituye la realización más acabada y emergente de toda una literatura contemporánea amordazada por la �Revolución cultural�. 
Refugiado en Francia desde 1980 al igual que muchos disidentes chinos, Xingjian continuó escribiendo en su caligrafía natal. Fuera de algunas piezas de teatro escritas en francés, el Premio Nobel mantuvo hasta ahora su fidelidad a la lengua y la cultura de un país. Extensión, condensación, arte del detalle, polifonía, precisión e intimismo son las características de una escritura que, por ser diferente, le valió al autor consideraciones impensables. �Usted no sabe escribir, imposible de publicar esto�, solían decirle a Xingjian los editores chinos. Escrito entre 1982 y 1989, La montaña del Alma, el libro que le aportó el reconocimiento del público y la consagración de la academia sueca, detalla las peregrinaciones de un etnólogo que, a través de la China del sur, viaja en busca de las huellas de las culturas minoritarias durante los años de la Revolución. 740 páginas de una perfección impactante, que la Academia Sueca saluda como �magistral� y en la cual ve �la huella de la idea grandiosa del romanticismo alemán que aspiraba a una poesía universal�. La montaña del Alma sintetiza perfectamente la estética de Xingjian. Su personaje, como muchos de los que aparecen en sus obras de teatro, está siempre en el punto de articulación que oscila entre el individuo y la masa. Punto de articulación que se vuelve punto de asfixia contra el cual el personaje, que busca sus raíces, la paz interior y la libertad, se rebela. Tradición y modernidad, costumbres ancestrales y elaboración de una modernidad propia, La montaña del Alma es un volcán que reelabora sus propias cenizas. 
�Siempre me he reservado el derecho de hablar libremente�, afirmó ayer Gao Xingjian al comentar el guadañazo que le cayó encima cuando se representó por primera vez su obra de teatro más polémica, La parada. De hecho, antes que por su novelas, fue por sus ensayos críticos y sus obras de teatro que Xingjian emprendió el camino del exilio. Enviado a los campos de �reeducación� durante la Revolución Cultural (1966-1976), Gao Xingjian quemó y enterró la mayoría de sus escritos. Recién en 1979 pudo publicar sus obras y empezar a viajar al extranjero, especialmente a Europa, Francia e Italia. Entre 1980 y 1980 Xingjian publicó en China una serie de cuentos y escritos teóricos, particularmente el Primer ensayo sobre las técnicas de la novela moderna, que suscitaron una inmensa polémica estética que no tardó en convertirse en �pugna política�. Pero, incansablemente, el autor chino repetía a quien quisiera escucharlo que �la propaganda y el arte son dos cosas diferentes�. 
El poder chino y parte del público que lo seguía no pensaron lo mismo. En 1982, su obra experimental Señal de alarma era considerada como la versión más exacta del arte moderno. Un año más tarde, la pieza La parada iba a suscitar una de la cazas de brujas más prolijas que haya protagonizado el poder central. Con esa obra, Xingjian se volvió uno de los blancos intelectuales preferidos de un régimen político en plena campaña contra �la contaminación espiritual de la China� por parte de Occidente. Las autoridades políticas consideran La parada como �el texto más pernicioso que se haya publicado desde la creación de la República Popular�. Y no es para menos: los elementos introducidos por Xingjian en esa obra constituían una �mezcla� percutante entre teatro local y elementos oriundos del teatro del absurdo. Para el régimen de Deng Xiaoping, cultura occidental y Gao Xingjian eran una misma cosa. El autor de La parada no hacía sino �importar� los elementos más sucios de esa �contaminación cultural que conduce al pesimismo, a la falta de disciplina, la degeneración moral, a las inclinaciones mercenarias y al escepticismo frente al socialismo� (pasaje textual del semanario Pekín Información)
Con representaciones teatrales cada vez más difíciles y trabajo en condiciones de exclusión, de 1983 en adelante comenzaron los años de plomo. �Nunca dejé de escribir, incluso en los momentos más difíciles de mi vida. Escribo para mí y no para dejar algo detrás mío sino para aliviar mi sufrimiento�, confiesa Xingjian, aun confundido por esa maraña de cámaras y micrófonos que lo acechan en su modesto departamento. La frontera del exilio le llegó en 1987, año en que fijó su residencia en Francia, donde más tarde obtuvo la nacionalidad. Hoy explica que si eligió esta vida de exilio �fue para tener la libertad de expresarme, sin obligaciones.� Su preferencia por la inventiva narrativa y el teatro no son ajenas a sus bases culturales. Licenciado en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín, sección francés, Xingjian tradujo al chino muchos autores surrealistas, entre los cuales su preferido es Antonin Artaud. Del autor de Pesa Nervios Xingjian retuvo sobre todo la idea del teatro como acontecimiento, como catarsis. Una caña de pescar para mi abuelo, La tinta y la luz, El libro de un hombre solo y Otra estética son otras obras importantes de Xingjian, quien ayer anunció que su próximo libro estará consagrado a esta París donde se llevó la sorpresa más inesperada de su vida.

 

 

�No, no, yo no sabía nada�

Gao Xingjian no es sólo un Premio Nobel inesperado sino también atípico. Tranquilo, modesto, sonriente, un poco retraído, Xingjian vive en el decimoctavo piso de un edificio popular en un no menos popular suburbio de París, Bagnolet. La belleza que el autor de La montaña del Alma pone en sus libros no está alrededor de su casa, ni menos en su edificio: 30 pisos rodeados por un Boulevard periférico sacudido día y noche por el paso incesante de los miles de autos que giran en torno de París. Su único privilegio es tener una ventana desde donde se ve la Torre Eiffel. �Ni siquiera sabía que escribía�, dice el portero de su casa. Una vecina agrega: �Yo sabía que pintaba cuadros porque lo leí en el diario local. Pero que escribía no tenía ni la más mínima idea. Ahora tenemos a un Nobel en el edificio. Qué orgullo�. Xingjian no parece darse cuenta de lo que acaba de ocurrirle. Mientras sirve vasos de vino de Burdeos para festejar su premio con los periodistas que lo acechan, su compañera se esconde en la segunda habitación del departamento. El teléfono suena sin cesar y Xingjian responde, siempre con la misma frase: �No, no, yo no sabía nada. Me llamaron por la mañana y al mediodía vino un señor a avisarme. Todavía no estoy del todo consciente�.

 

 

LA REPERCUSION EN LA ARGENTINA
El perfecto desconocido

  �No lo leí ni conozco su orientación política, y me parece que no soy el único. Nuestro desconocimiento, de alguna manera prueba la mala comunicación o de la falta de información que a menudo tenemos sobre lo que ocurre afuera. No sé por qué, me imaginaba que el premiado sería un absoluto desconocido, un nombre sorpresa. Tenía esa intuición. Espero leerlo pronto para corroborar si, tal como evaluó la Academia Sueca, su aporte es tan valioso�. (Carlos Gorostiza, dramaturgo y escritor).
�Hace unos días les aposté a mis compañeros de la librería que este año se alzaría con el Nobel un escritor chino. La razón es muy clara: varias democracias occidentales tienen importantes proyectos comerciales con China. En ese marco se sopesan los intereses que finalmente determinan a los ganadores de este premio, totalmente digitado por razones geopolíticas. No creo que la altura literaria sea lo que cuente. Buena parte de los mejores escritores de la historia, como Kafka, Apollinaire o Borges, fueron privados el Nobel, mientras otros escritores totalmente desconocidos se alzan con el reconocimiento�. (Héctor Yánover, escritor y librero).
�Me sorprendió enterarme del nombre del ganador: la verdad es que debo reconocer que nunca lo oí nombrar ni vi una sola letra impresa. Lo que no me sorprende es nuestro desconocimiento actual de la cultura oriental, porque supongo que la incomunicación entre Occidente y Oriente, desde este punto de vista, es mucho más acentuada de lo que imaginamos. Estamos, en cierta medida, disociados�. (Beatriz Sarlo, crítica y escritora).
�El hecho de que para nosotros sea un absoluto desconocido no implica que en su país o en Francia no pueda ser un intelectual conocido y prestigioso. No podemos partir del desconocimiento para hacer ningún tipo de valoración en relación a la calidad de su obra, a sus méritos como escritor. Es probable, también, que su situación política haya pesado en la decisión del jurado, que, como siempre estuvo claro, también se mueve en defensa de determinadas posiciones ideológicas�. (Noé Jitrik, crítico y escritor).

 

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