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DE LA RUA Y ALVAREZ CONFORMES CON SU REUNION
Al menos, un día de calma

El Presidente se mostró complacido con los resultados del encuentro. Chacho fue menos vehemente. Los temas. Los diálogos.

Esta foto �no� es de la cena de Olivos. Fue condición de Chacho.
El Presidente contó a sus ministros cómo fue el encuentro.

Por Fernando Cibeira

t.gif (862 bytes) Después de la reunión quedaron todos conformes. El presidente Fernando de la Rúa se pasó el día llamando a ministros y aledaños contándoles lo provechoso del encuentro. El ex vice Carlos �Chacho� Alvarez fue menos enfático, pero también habló de lo bueno que era recomponer la Alianza en medio de la crisis. Ahora que ya hicieron el gesto de conciliación que se esperaba, cada uno puede dedicarse a los planes con los que esperan llenar su futuro inmediato. De la Rúa, con el frente interno un poco más calmo, la manera en que saca a la economía de terapia intensiva. Alvarez, cumplido el paso formal del encuentro, se ocupará en darle forma al movimiento social anticorrupción que aspira articular.
Se anunció mucho, pero luego se concretó a escondidas. Tanto que ayer dio lugar a las más diversas versiones sobre lo que en verdad se conversó en el chalet de la quinta de Olivos. A la reunión se llegó luego de algunas conversaciones previas que la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, y el jefe del bloque de diputados de la Alianza, Darío Alessandro, mantuvieron con el Presidente. Y se redondeó luego de que Chacho se agotara de las especulaciones de los medios sobre cumbre o no cumbre. Así que Alessandro llamó a De la Rúa para preguntarle si le parecía bien que la reunión se hiciera luego de que él volviera de Chile. �Sí, vengan a Olivos�, aceptó el Presidente.
Alvarez no tenía tantos pruritos en reunirse con De la Rúa como de aparecer en una foto con él. En su interpretación, la foto se vería como que los problemas entre ellos habían quedado atrás y le quitaría significado a su renunciamiento. El Presidente le dio el gusto y no le avisó del encuentro ni a sus más cercanos colaboradores.
Sólo De la Rúa, Alvarez y Alessandro se sentaron alrededor de la mesa. Comieron bifes de lomo con verduras y primó el clima cordial. Igual, habiendo sucedido lo que sucedió, fue inevitable que se reprocharan por los hechos que terminaron en la renuncia. �Yo te dije el cambio que tenía pensado hacer�, le recordó De la Rúa. �Estaba claro que existió una operación política armada para desgastarme�, retrucó Alvarez. �No hubo nada de eso�, aseguró el Presidente. Igual, coincidieron en que no tenía sentido discutir sobre el pasado y de hechos que no se podían cambiar. 
Hubo un salpicado de temas, ninguno tratado a fondo. Por ejemplo, coincidieron en la importancia de la continuidad del bloque Alianza en Diputados. También en la necesidad de que el Frepaso se incorpore al Gobierno en los puestos que quedaron vacantes, como los viceministerios de Interior y de Justicia. Además hay otros casilleros libres en la Jefatura de Gabinete, la Secretaría General de la Presidencia y en Economía. En ambos sectores aseguraron que no se avanzó en nombres y las negociaciones quedaron en manos de la comisión de enlace que integran los ministros Federico Storani y José Luis Machinea y el presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, por un lado; y los diputados frepasistas Alessandro, José Vitar y Rodolfo Rodil, por el otro.
Tal vez el ítem que ocupó más tiempo fue el económico. De la Rúa repasó lo hecho en estos diez meses para equilibrar las cuentas. �Está claro que eso sólo no alcanza para que la economía camine�, aceptó el Presidente. Chacho aprovechó para insistir con la necesidad de volver a la ofensiva con proyectos de políticas más activas. Ninguno de los dos evaluó bien las declaraciones del ex presidente Raúl Alfonsín sobre la convertibilidad. De paso, Alvarez le descartó al Presidente la conformación de la mesa coordinadora de la Alianza que viene proponiendo Alfonsín. �No sería una buena señal�, concedió Chacho. 
Alvarez lo abarcó todo en su idea de que se debe retornar a las banderas que acompañaron la fundación de la Alianza. �La principal, la lucha contra la corrupción�, apuntó. �En el Senado vamos a apoyar una investigación a fondo. Hay que dar señales a la Justicia para que actúe en forma independiente�, respondió enseguida De la Rúa. De ahí, a Fernando deSantibañes quedaron a un paso. �Yo sé lo que tengo que hacer�, cortó enseguida el Presidente.
En el día después, los dos protagonistas mostraron qué diferentes son sus horizontes. El canciller Adalberto Rodríguez Giavarini dio la visión delarruista del encuentro. Dijo que, aunque no quedó testimonio gráfico que la retransmita al mundo, la cena había significado �una señal muy fuerte tanto a la política argentina como a la política internacional�. Es que el Gobierno está preocupado por la situación económica, en especial la salida de fondos que se produjo entre el jueves y el viernes de la semana pasada. En cambio, Alvarez, reiteró que su visión de futuro tiene que ver con un movimiento �todavía difuso� en el que piensa alinear a la gente que no quiere saber nada con la política, pero sí con la lucha contra la corrupción. Para cumplir con esa idea, prometió alejarse de los problemas de la coyuntura y de las estructuras partidarias, incluyendo al Frepaso, su creación. 

 

 

Opinion 
Por Marcelo Stubrin *

El papel de la política

La crisis política pudo evitarse. Desde mi lugar de integrante del bloque de la Alianza en Diputados, creo en mayores y mejores niveles de diálogo. La concentración de decisiones en pocas manos fue útil durante la campaña electoral, pero es paralizante para el ejercicio del Gobierno. Este requiere sintonía estratégica de muchos actores. Los partidos políticos, verdaderos sujetos de nuestra asociación política, deben convertirse en las arterias por las que circulan como oxígeno los rumbos principales de la orientación política. Algunos piensan que estas organizaciones son incómodas y clientelistas, que lentifican el proceso de adopción de decisiones y que desaparecerán cuando el voto electrónico reemplace a los fiscales electorales. Otros creemos que son más importantes que sus líderes, que hacen más previsibles las acciones de gobierno y que democratizan las decisiones principales, disminuyendo la arbitrariedad. En nuestro caso, si los gobernantes y sus partidos hubieran construido una red de información y contención de las diferencias, probablemente hubiéramos avanzado más resueltamente y con menos demoras en dirección al esclarecimiento del caso de los sobornos en el Senado; mientras se evitaban los malos entendidos que produjeron una torre de Babel que atravesó al oficialismo en las últimas semanas. Asimismo, es necesaria mayor convicción en el rumbo económico, porque ahí está la verdadera crisis. No se trata de un telón de fondo sino de una atmósfera que impregna toda la realidad. Este rumbo debe ser sin duda perfectible, pero quienes suponen que se puede reemplazar por una bienhechora lluvia de maná, se equivocan de medio a medio. En efecto, gobernar la Argentina del 2000 es navegar a vela en un ambiente de vientos cruzados. Es necesaria mucha perseverancia para llegar a destino. Quienes se aburran del empinado camino para lograr combinar crecimiento y equidad, tienen abiertas todas las puertas del deseo, aunque se les cierran las de la realidad. Dos regímenes de creencias están tironeando de la política económica del Gobierno: uno, dispuesto a honrar al dios de los mercados, y el otro proponiendo desconocerlos. En el medio está el empeño por lograr que la Argentina suba al tren de crecimiento que hoy exhiben la mayoría de los países de la región. Para eso hay que arremangarse y trabajar duramente, como se apresta a hacer el bloque de la Alianza, estudiando el Presupuesto nacional y proponiendo todas las correcciones y sustituciones que permitan cumplir con las metas del 2001. Resolver la crisis fiscal no garantiza el crecimiento, pero profundizarla seguro que garantiza prolongar un largo e inmerecido estancamiento.

* Diputado nacional Alianza.

 

opinion

 

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