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�La velocidad televisiva es bastante agotadora�

En �La Nota�, cada viernes por Canal á, se cuenta la historia de un músico de esis que casi nunca aparecen en la tele. Los realizadores explican los motivos de sus elecciones.

Por Julián Gorodischer

t.gif (862 bytes)  Una charla en profundidad es una forma posible de transgresión, cuando de televisión argentina se traga. Las palabras del entrevistado de “La Nota” (por Canal á, los viernes a las 21.30) cuentan una historia de la música que poco tiene que ver con los rankings, los hits y las discográficas. Son voces que dicen otras cosas: hablan del proyecto propio, la voluntad de innovar, el desconocimiento de las leyes del marketing. “Los nuestros no son personajes mediáticos .-señala Marina Céspedes, realizadora del ciclo junto con el productor Andrés Ingoglia– pero porque no quisieron serlo. Su actitud fue `no transar’”.
Por “La Nota” han pasado este año músicos de los más diversos géneros: Juan Falú, Rubén Goldín, Jorge Navarro, Juan Rodó, Carlos García López, Ulises Butrón. No es un obstáculo que provengan de distintas disciplinas; todos ellos aportan energías similares, las que pueden circular en un pub, una peña, un café, un circuito alternativo. Esas charlas íntimas .-a las que se agregan opiniones críticas de otros músicos y periodistas– recorren una vida. La música acompaña, de fondo, apoyando el racconto. “No queremos solamente contar la historia de un personaje: es el retrato de un tiempo, nuestra historia”, dice Céspedes.
–¿Se puede pensar la entrevista en extenso como una forma transgresora en el contexto actual de la televisión?
AI: En lo personal, estoy agotado de la velocidad del medio televisivo, que no permite procesar lo que uno está mirando. Cuando se termina de ver un programa, es imposible acordarse de algo. Desde “La Nota”, quisimos entrevistar a alguien para transmitir un mensaje, decir algo. Para eso, se necesitan tiempos largos. Estamos recorriendo una vida: eso no se resuelve en un minuto. Necesita un marco de elaboración.
MC: El programa intenta reflejar la esencia de una charla en un bar, de ésas en las que uno se cuelga por horas.
–¿Cuál es el criterio de selección de los personajes?
MC: Hay una cantidad de músicos que también son parte de nuestra historia a pesar de ser prácticamente desconocidos o cultivar un perfil más bajo. Muchas veces, escuchamos temas, pero no sabemos de quiénes son. Hablar de esta gente es referir también a nuestro pasado, a la historia de un país que encumbró a unos y ocultó a otros. AI: Contar la historia de Black Amaya es también hacer presente la de muchos otros músicos del mismo palo que no están en los medios. Todos tienen una vocación que los unifica a pesar de las diferencias de géneros y estilos musicales: recorrieron diversas corrientes, pero fueron hacia un solo lugar que no se modificó según las reglas del mercado. Fijaron un objetivo y dijeron: “Aunque no dé, yo me la banco”.
–Ustedes están empezando en la TV y proponen un formato de entrevistas en profundidad, alejado de las reglas del rating masivo, ¿no encuentran resistencias?
MC: Hace ocho años que trabajo en el medio, como productora y movilera, y estaba descreída de que esto fuera lo que quería seguir haciendo en mi vida. Hacía notas cortas, que nunca me dejaban profundizar. Tener un proyecto propio me hizo recuperar el entusiasmo. Estar feliz con un producto terminado, sentir a un trabajo casi como si fuera un hijo.
AI: A pesar de las dificultades, sobre todo del tipo económico, lo que queda es la satisfacción de hacer algo digno.

 

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