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�Queremos enseñar lo contrario que las universidades del egoísmo�

La nueva sede de la Universidad de las Madres tuvo su fiesta inaugural. Hebe de Bonafini, Bayer y Zito Lema hablaron en el acto.

t.gif (862 bytes)  “‘Mamá, a un pueblo educado es muy difícil que lo dominen’, ‘Mamá, cuando uno sabe es solidario porque entiende mejor las cosas’, me decían. Nuestros hijos nos mostraron un camino que sigue y que quizá no entendimos en ese momento. Los que los hicieron desaparecer creyeron que la revolución estaba acabada. No contaban con nosotras”, dijo Hebe de Bonafini ante un auditorio lleno en la inauguración de la nueva sede de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo. Hebe habló al final y gritó cuando lo creyó conveniente. Alzó la voz, por ejemplo, para decir que “todo el mundo quiere venir a estudiar acá. Y a eso le tienen miedo los radicales: a un pueblo que se forme para hacer de la revolución un estado de vida permanente”. Y todos aplaudieron.
La flamante Universidad está a pasos del Congreso, en Hipólito Yrigoyen al 1500. Cerca de ese Congreso al que Hebe calificó ayer como “un charco de soretes en el que todos están revolcados, mientras nosotros estamos acá, limpios”. La universidad es blanca y todavía huele a pintura. En el hall central tiene un barcito y una biblioteca. Cerca de las escaleras, miran desde sus fotos algunos de los treinta mil desaparecidos. León Rozitchner, uno de los oradores del acto, dejó sentado cuál es, a su entender, el rol que debe cumplir la casa de estudios. “Esta universidad debe oponerse al saber disperso del capitalismo. Como sostenía Marx, convertir la realidad en concreta, sintetizar lo disperso, integrar los saberes dispersos de las academias oficiales”.
Antes, Ignacio Copani había hecho su aporte cantando. “Que me digan que soy ángel del pasado/ en un ala llevo atada la memoria/ y en otra los abrazos que les debo a mis hermanos/ los que hicieron algo por cambiar el pasado”, decía una estrofa de la primera canción que cantó acompañado de su guitarra. La segunda está “dedicada” a Alfredo Astiz y es de su nuevo disco. Les dijo Copani a los presentes que iba a aprovechar la ocasión para cantarla “porque no creo que la pasen en ningún lado”, Sobre el final de la canción, Copani sugiere que Astiz debería ser colgado. Hebe lo miraba cantar en silencio. Atenta.
También habló el escritor Osvaldo Bayer, quien se llevó una de las mayores ovaciones de la noche. “Hoy, cuando cruzaba la plaza para venir aquí, vi unas golondrinas que anunciaban la primavera y se lanzaban a este edificio. Son las golondrinas de la sabiduría. Queremos enseñar lo contrario de lo que enseñan las universidades del egoísmo: hacer plata y explotar al otro”, resumió.
El discurso del escritor Vicente Zito Lema, alma mater de la universidad, fue extenso. En uno de sus momentos más fuertes, el hombre aclaró casi a los gritos que “la universidad no recibe dinero oscuro de nadie. Recibe dinero del pueblo y así debe saberlo el público”.
Y, finalmente, fue el turno de Hebe. Hacía calor, ya había pasado más de una hora desde inicio del acto, pero su presencia renovó el entusiasmo y un grito ganó el salón cuando subió al escenario: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”. La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo se hizo tiempo para evocar los tiempos en que sus hijos no habían desaparecido, pero también para denunciar que “nunca estuvimos peor que con los radicales y no es que esté haciendo campaña a favor de los peronistas”. Dijo también que el hecho de que el presidente español, José María Aznar, la haya declarado persona no grata la hizo sentir “la persona más honrada del mundo, porque es un orgullo que el fascismo nos repudie”.
Finalmente, Hebe reconoció que la universidad costó mucho esfuerzo y mucho dinero. Y que el jueves tuvo que pensar tres veces si convenía gastar los últimos diez pesos que tenía en el monedero para comprar unos clavos. En esos momentos, cuenta, son sus hijos los que le indican el camino. “Me acordé del día en que se llevaron a mi hijo mayor. Fui a su casa. Estaba todo revuelto, era horrible. Y encontré tres frasquitos de mermelada llenos de monedas. Uno decía ‘viajes’, el otro decía ‘morfi’ y el tercero ‘imprevistos’. El recién había cobrado, el resto del sueldo se lo daba a su organización.”

 

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