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EL DEMOCRATA ESTA BAJO PRESION PARA QUE NO ACUDA A LOS TRIBUNALES
La delgada línea roja para Al Gore

Primero fueron los republicanos, pero ayer empezaron a ser sus propios compañeros de partido los que instan al vicepresidente Al Gore a desistir de acciones legales contra Bush que debilitarían a los demócratas y pondrían al sistema político bajo una tensión insoportable. Gore retiró su cuartel general a Washington y mantiene un perfil bajo.

Por Martin Kettle *
Desde Washington

t.gif (862 bytes) Al Gore recibía anoche una intensa presión tanto de aliados como de enemigos para que renuncie a las acciones legales y acepte el recuento final de los votos en Florida cuando dentro de una semana termine de ser compilado. Importantes políticos demócratas advirtieron a Gore en una serie de mensajes, la mayoría privados pero algunos públicos, que el sistema político norteamericano podría no resistir la tensión a la que la sometería si persiste con sus planes de desafiar el resultado de las elecciones en los tribunales de Florida. Los líderes del partido están preocupados de que el apoyo en la opinión pública para su desafío contra el intento republicano de cantar victoria, actualmente de más del 50 por ciento en las últimas encuestas, pueda mermar si Bush es proclamado otra vez como ganador en Florida luego de que todos los votos sean escrutados.
El Día-D en que se resolverá la incertidumbre post-electoral parecería ser el viernes que viene, el último día en que se recibirán votos emitidos por correo. Los republicanos redoblaron la presión sobre Gore para que tire la toalla aun antes de esa fecha. El observador oficial de Bush en Florida, James Baker, recalcó que Gore debería admitir la derrota luego de que los medios informaran que el segundo recuento había producido una pequeña ventaja de 327 votos para el republicano. “Es frustrante perder una elección por un margen estrecho, pero puede ocurrir –declaró el ex secretario de Estado norteamericano en una conferencia de prensa en Tallahassee, la capital de Florida–. Por el bien del país y de nuestra reputación en el exterior, la campaña electoral debería terminar ahora para que comience una transición ordenada.” El equipo de Gore contraatacó afirmando que tales llamados estaban fuera de lugar. “El resultado aquí en Florida sigue estando en duda, y seguirá estándolo por varios días más –subrayó el jefe de campaña, William Daley, también en Tallahassee–. Llamar a que se proclame un ganador antes de que todos los votos sean tabulados con precisión es inapropiado.”
Sin embargo, había un cambio en el tono y el énfasis de las declaraciones de Daley. Ahora hacía hincapié en que debía esperarse hasta que esté el recuento completo de los votos y no mencionó cuestionar la legitimidad de la votación en los tribunales. El cambio refleja lo delicado que es mantenerse inmóvil en el actual estancamiento post-electoral, donde ambos bandos son muy conscientes de que luchan por obtener la simpatía de la opinión pública, además del respaldo judicial.
Entre los demócratas de alto nivel que, según trascendió, aconsejaron cautela a Gore se encuentra el líder de bloque en la Cámara de Representantes, Dick Gephardt, y dos senadores sin pelos en la lengua: John Breaux, de Louisiana, y Robert Torricelli, de Nueva Jersey. Ayer, este último hizo pública su posición: “Quiero que Al Gore gane esta elección, pero deseo más que la gane alguien. Instaría tanto a Gore como a Bush a que piensen en el país, en la continuidad de su gobierno, en su estabilidad; y que eviten ataques tangenciales contra el proceso electoral”.
Gore mantenía un perfil bajo, otra vez. Desde la madrugada del miércoles sólo ha realizado un breve comentario público sobre la elección. El vicepresidente ordenó a su equipo de campaña que abandonara su sede en Nashville y se reagrupara en Washington. El vicepresidente pasó el día en su residencia oficial en la capital. Pero al mismo tiempo hubo informes de que su equipo se preparaba para reunir de cuatro a cinco millones de dólares para ayudar a financiar eventuales acciones legales. Daley dejó en claro que los abogados de la campaña de Gore creían que la votación en el condado de Palm Beach, en Florida, fue ilegal a causa de la papeleta que se utilizó. Agregó que su conclusión había sido “tácitamente respaldada por el supervisor de la elección, quien hizo circular un volante sobre el problema”. Se dice que la supervisora electoral del condado, la demócrataTheresa LePore, quien ahora está en el ojo de la tormenta, habría pasado todo el día de ayer llorando.
Hoy comenzará un recuento a mano en tres precintos del condado de Palm Beach, en tanto que los demócratas buscan acumular pruebas para impedir que los 25 votos electorales de Florida vayan para Bush. Funcionarios en el condado de Volusia, cerca de Daytona Beach, también han acordado realizar un escrutinio a mano. Ambos bandos eran optimistas sobre sus posibilidades de capturar los votos postales. Los republicanos contaban con las Fuerzas Armadas y algo del apoyo latino, mientras que los demócratas aseveraban que los ciudadanos norteamericanos en Israel y los soldados negros inclinarían la balanza a su favor.
Pero mientras la tensión en Florida se dilataba, ayer ya se veían cálculos políticos de mayor magnitud. Algunos funcionarios indicaron que podría realizarse un segundo recuento en el estado de Oregon. Y los republicanos están preparados para exigir nuevos escrutinios en Iowa, Nuevo México y Wisconsin, todos estados ganados con escaso margen por Gore, si Bush así se los ordena.
Las últimas cifras oficiales sobre la elección del martes seguían mostrando a Gore adelante en el voto popular a nivel nacional. El demócrata tendría 49,11 millones de votos contra los 48,89 de Bush. El vicepresidente tiene un total de 260 votos electorales, contra los 246 de Bush. Se requieren 270 votos para ganar. Y los 25 votos de Florida y siete de Oregon siguen sin decidirse.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.

 


 

DUDAS SOBRE LOS RESULTADOS EN OTROS ESTADOS
Paren las rotativas (capítulo 58)

El desafío lanzado por Gore contra los resultados electorales en Florida abrió una verdadera caja de Pandora en los estados donde la votación fue estrecha. Tanto es así que ayer las cadenas CNN y NBC quitaron a Nuevo México de la lista de estados donde ganó Gore, debido a un margen escueto y a que 2 mil votos no fueron escrutados “por un error informático”. Y en los estados de Iowa y Wisconsin se realizarán nuevos recuentos a causa de la escasa diferencia en los votos recibidos por cada candidato.
Lo sucedido ayer reforzaba la impresión de que las cadenas de televisión habían vuelto a las andadas. Luego de desdecirse repetidas veces durante la votación del martes, ayer CNN y NBC decidieron colocar a Nuevo México (con cinco votos electorales) en la columna de los estados donde el resultado no podía predecirse con certeza. ¿Por qué tardaron tanto en hacerlo? En un principio trascendió que Gore lideraba la votación en ese estado por 6800 votos, pero que nada menos que 65 mil no pudieron ser contabilizados por un error en el sistema automatizado. Más tarde, sin embargo, la CNN afinó las cifras a un margen tan estrecho que resultaba increíble. La cantidad de votos que no fueron escrutados habría sido de 2 mil, pero la ventaja de Gore sería aun menor: de apenas 106 votos. Y los 2 mil votos ausentes habrían sido de un distrito predominantemente republicano. Por lo tanto, existiría una buena posibilidad de que Gore pierda completamente al estado de Nuevo México. En ese caso, en base a los resultados conocidos hasta ahora, Gore se quedaría con 255 votos electorales, contra 251 de su oponente.
Pero, pase lo que pase en Nuevo México, la situación en los otros estados es demasiado fluida como para predecir cómo será el mapa electoral en los próximos días. En Oregon, donde todos los votos fueron entregados por correo, Gore mantenía hoy una ligera ventaja sobre Bush, pero no la suficiente como para evitar un segundo recuento. En Iowa –que, como Oregon, tiene siete votos electorales–, los republicanos pusieron en duda una victoria de Gore que se cifra, según el primer conteo, en nada más que 4949 votos de un total de 1,3 millón emitidos. El partido de Bush también cuestionaba el resultado en Wisconsin, con 11 votos electorales, donde la ventaja de Gore fue de tan sólo 6099 votos, de un total de 2,6 millones emitidos. Habrá que mantenerse en sintonía.

 

 

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