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EMPRESARIOS DEL AUTOTRANSPORTE SUSPENDIERON LA MEDIDA DE FUERZA
Bondis que no dejan la madrugada

Al mediodía, los empresarios del autotransporte lanzaron la medida de fuerza contra la decisión de la Justicia de no autorizar el aumento del boleto. Sólo a través de una gestión de De la Rúa se impidió que, a partir de esta noche, los colectivos dejaran de circular de 23 a 4.

El recorrido caliente de los colectivos. Amenazas de no circular y de despidos masivos.

El presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, logró obtener anoche el compromiso de las cámaras empresarias del autotransporte de suspender la medida de fuerza que habían anunciado al mediodía, consistente en la no circulación de colectivos entre las 23 y las 4 de la madrugada. La medida había sido acompañada con amenazas de despidos de choferes, lo que había puesto en estado de alerta al gremio, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), que había anticipado la decisión de ir al paro ante el primer telegrama. La disputa se originó en la suspensión del aumento del boleto decidido por la Justicia la semana pasada, que retrotrajo el ajuste de 10 centavos decidido por el Poder Ejecutivo diez días atrás.
La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, acompañada de Héctor Tilve (CEAP) y Alberto Crespo (CETAP), representantes de las cámaras empresariales del autotransporte, formuló el anuncio de la suspensión de la medida de fuerza en la sala de periodistas de la Casa Rosada. Según indicó la funcionaria, De la Rúa pidió a los transportistas que “suspendan la medida hasta que la Justicia resuelva en segunda instancia”, decisión que se conocería en “unos diez días”, según estimó. Bullrich agregó que durante el día de hoy se reunirá con los sindicalistas enrolados en la UTA, quienes proyectaban a su vez realizar medidas de fuerza, ante la inminencia de despidos en el sector, que fueron calculados “entre ochocientos y mil” trabajadores por el dirigente empresario Alberto Crespo. La ministra pedirá a los sindicalistas que “frenen” cualquier medida de fuerza en el sector al resaltar que “es necesidad de todos que no haya despidos y que no se interrumpa el servicio público”.
Los empresarios de la CETAP y la CEAP habían amenazado con interrumpir los servicios de colectivos entre las 23 y las 4 de la madrugada, a partir de esta noche, y hasta con despedir a “entre 800 y 1000” empleados si no se restituía la vigencia del aumento en los boletos. Fue en respuesta al fallo del juez en lo contencioso administrativo Martín Silva Garretón, quien suspendió el aumento de 10 centavos, decisión que fue apelada y sobre la que ahora deben decidir la Cámara respectiva en segunda instancia.
La decisión de los empresarios vino acompañada por la amenaza de los choferes de llevar a cabo un paro por tiempo indeterminado si se producían despidos, lo que generó preocupación en el Gobierno y obligó al primer mandatario a interceder en forma personal. La Secretaría de Transporte había advertido durante la tarde a los empresarios que, en caso de que no se cumplan con la normativa que rige el sector, se aplicarían las sanciones por no cumplir con las frecuencias nocturnas.
Frente a la polémica generada en torno al aumento de tarifas, suspendido momentáneamente por la Justicia, el gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, volvió a proponer que Repsol-YPF subsidie el gasoil para las empresas del transporte que anunciaron despidos y la eliminación de los servicio nocturnos. El ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez, en tanto, criticó el “tarifazo” dispuesto por el gobierno nacional en colectivos, trenes y subtes y advirtió que “no se puede seguir exprimiendo el bolsillo de la clase media y de los sectores populares”.
Crespo, presidente de la Cetap, ya se había referido al precio de los combustibles al ser consultado sobre eventuales alternativas para resolver el conflicto, al sugerir una baja de impuestos en el gasoil que ayude a mejorar la rentabilidad del sector. Precisamente, en este último punto los análisis que hacen empresarios y gremialistas son coincidentes. “Bajar la presión impositiva favorecería al transporte automotor, que se encuentra muy comprometido. Nosotros no apoyamos un aumento en el boleto. Pero si no se hace algo, pronto veremos que los empresarios usarán como variable de ajuste a los trabajadores para salvar las empresas. Y eso no lo queremos”, analizó Palacios.
La reacción de los transportistas se produjo días después de que el juez Martín Silva Garretón dictaminara que las tarifas del colectivo debían retrotraerse a sus valores anteriores, es decir, previo al aumentodispuesto por el Palacio de Hacienda que situó al boleto mínimo en 75 centavos en vez de los 65 que costaba. En su dictamen, el magistrado atendió el reclamo de un grupo de entidades defensoras de los derechos del consumidor y ordenó que las tarifas se mantuvieran sin cambios, a pesar de que Economía había presentado la apelación judicial en defensa del incremento.
El problema de fondo radica en la pérdida de pasajeros que los colectivos tuvieron en los últimos años. Sólo en el último año, la caída de la carga llegó al 4 por ciento. La merma se debe, básicamente, a que la gente ahora viaja más en trenes y subtes y al alza en la tasa de desempleo.

 

“El tarifazo fue un error”

“Fue una equivocación”. Así, sin vueltas, definió Carlos “Chacho” Alvarez el tarifazo de transporte. En diálogo con Juan Castro, por Radio del Plata, el ex vicepresidente de la Nación insistió una y otra vez que fue un error el aumento de trenes, subte y colectivos. “Fue una equivocación en el marco político y social que vivimos; en este ambiente de pesimismo que tiene la sociedad”, sostuvo Alvarez. Para volver sobre el tema al afirmar que “fue un error que no hay que cometer porque, y se lo he planteado en el documento al Presidente, no hay más margen desde ninguna racionalidad para seguir ejecutando medidas que conspiran contra los sectores de ingresos más bajos”. De esa forma, Alvarez cuestionó con dureza la medida impulsada por José Luis Machinea, a quien ahora le ha restado su apoyo, y también arremetió contra el secretario de Transporte, Jorge Kogan, funcionario que había afirmado que el tarifazo no afecta a los pobres “porque directamente no viajan”.

Un juez convocó a una audiencia

El juez en lo Contencioso Administrativo Osvaldo Guglielmino convocó para hoy a una audiencia de conciliación entre las partes involucradas en el cuestionado aumento de pasajes de trenes y subtes. Estarán presentes autoridades de la Secretaría de Transporte, directivos de las empresas y el defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, quien hizo la presentación solicitando la audiencia. Mondino cuestionó los efectos de la resolución que posibilita la suba de pasajes y pidió que “siga vigente el cuadro tarifario anterior”. Las mayores críticas al Gobierno se dieron porque tomó la medida sin convocar a audiencia pública, como hubiera correspondido. Desde la entrada en vigencia de la ley de Convertibilidad, la tarifa del transporte público aumentó 134 por ciento, y con este aumento trepó a 166 por ciento. Mondino también solicitó al juez que se resuelvan otras presentaciones pendientes de entidades de defensa de consumidores.

 

PUJA DE EMPRESARIOS, CHOFERES, USUARIOS Y ESTADO
Diez centavos pudieron mucho

Por Julio Nudler

Como en un atasco, el nudo parece imposible de desatar. Nunca 10 centavos pudieron tanto, aunque sí supieron merecer aquel cortometraje antológico, el recordado Tire dié, de Fernando Birri. Ahora el guión es otro. Habría que reemplazar a aquellos pibes pobres que mendigaban por los dueños de las flotas automotrices. En el culebrón actual, un juez frenó el aumento del boleto. Las patronales colectiveras anuncian un lock-out nocturno y un millar de despidos. Los “obreros del volante” advierten que responderán al primer telegrama con un paro general por tiempo indeterminado. La secretaría de Transporte amenaza con sanciones a las líneas que dejen de circular en la madrugada (¿realmente circulan?), tan pronto como lo verifique la CNRT, órgano regulador fantasma que normalmente no verifica nada. El empresariado, la clase trabajadora, la burocracia y la judicatura se trenzan en una disputa tan áspera como la de esas muchedumbres esquineras que intentan subir a un colectivo lleno.
Hace ya tiempo que esos vehículos portaban desacostumbrados carteles laterales o traseros de lobby sectorial, quejándose de los malos rumbos del negocio por culpa del precio del gasoil, de los impuestos, de la falta de subsidios (de los que sí gozan –o gozaban– los trenes suburbanos, que, por otro lado, son explotados por los mismos colectiveros) y otros males. Tal vez figuren entre éstos las máquinas expendedoras, que le permiten a Impositiva un control teóricamente más efectivo de la verdadera recaudación.
Los dos datos clave del conflicto son la recesión y la caída de los salarios. Después de treinta meses de anemia económica, cada vez menos gente encuentra razones valederas para viajar a alguna parte: menos actividad laboral, menos consumo, menos movimiento nocturno en la ciudad y, como consecuencia, una menor demanda de transporte. A esto se agrega el peso decisivo que el boleto y el cospel adquieren hoy en el presupuesto de un trabajador. Cuando llegó la convertibilidad, el pasaje de colectivo costaba 28 centavos. Hoy cuesta 70 u 80, según se prefiera. Pero el salario del pasajero medio probablemente no haya subido o haya mermado, por recortes directos o por efecto de sucesivos cambios de empleo.
Cualquiera conoce casos como éste: un empleado raso, que gana 400 pesos mensuales, vive en el conurbano y para llegar a su trabajo en una oficina céntrica debe tomar dos colectivos y el tren. Al cabo del mes gasta, como un costo asociado a su trabajo, 120 pesos, o el 30 por ciento de su ingreso, sólo en viajar. Para este asalariado el costo del transporte era ya insoportable antes del aumento resuelto por Jorge Kogan y apoyado calurosamente por José Luis Machinea. Esto marca el límite social a la política oficial de tarifas. De hecho, la deflación colaboró a descomprimir en alguna medida el descontento generado por el descenso de los salarios, pero el transporte se comportó como una isla inflacionaria en medio de las bajas de precios de otros bienes y otros servicios.
Esta conducta atípica fue y es posible, en realidad, por dos factores. Uno es la regulación estatal, que fija las tarifas por fuera de la relación entre oferta y demanda. Es un caso de aquellos en que a muchos consumidores quizá les conviniese más que el Estado no se metiera a defenderlos. El otro factor es la falta de competencia: en la mayoría de los casos, para realizar determinado trayecto hay una línea obligada. Sea mejor o peor su servicio, hay que tomarla. La alternativa, que es combinar dos líneas o dos medios diferentes de transporte, implica pagar dos veces por el mismo viaje.

 


 

Kogan no renunció, pero ya toca timbre para bajarse

Sus voceros desmienten la renuncia del titular de Transporte. En Economía dicen que se irá cuando se destrabe el conflicto por las tarifas. En el Gobierno ya arriesgan un reemplazante: Pedro Trucco.

Jorge Kogan, secretario de Transporte, con cara de pocos amigos.

Por Raúl Dellatorre

En medio de versiones cruzadas sobre su inminente renuncia, anoche el secretario de Transporte, Jorge Kogan, permanecía en su puesto. Sin embargo, no era el apoyo de las máximas autoridades del Gobierno su principal sostén sino la intención del ministro de Economía, José Luis Machinea, de que Kogan siga en el cargo hasta que se defina la disputa judicial por la suba de tarifas en el transporte. En altas fuentes del Gobierno ya se especula sobre su reemplazante: Pedro Agustín Trucco, ex ministro de Obras y Servicios Públicos en el gobierno de Raúl Alfonsín.
Mientras que desde las oficinas de la Secretaría de Transporte se negaba que su titular hubiera renunciado, en el Palacio de Hacienda sólo aseguraban que no habría cambios “por el momento”. En realidad, en el Ministerio de Economía se especula con una cuestión de oportunidad: esperan que Kogan, que no es miembro “genuino” del equipo de Machinea, asuma los costos políticos del conflicto de tarifas del transporte. El aumento del autotransporte fue suspendido por la Justicia, y el de subtes y trenes sigue en trámite judicial, con lo que podrían correr la misma suerte.
En los pasillos de la Casa Rosada fueron más allá, y arrojaron el nombre del probable reemplazante. Pedro Trucco, un ex asistente de Alfonsín que incluso llegó a ocupar la Secretaría de Gabinete en reemplazo de Rodolfo Terragno, en un enroque por el Ministerio de Obras y Servicios Públicos, es la persona pensada para ocupar el cargo que se asegura quedará vacante en pocos días más.
“No hay ningún apuro en ejecutar el cambio, ni en comprarse un nuevo conflicto en este momento; lo más lógico es que se espere a fin de año y en medio de las fiestas hacer el reemplazo, cuando la gente ya esté pensando en otra cosa y el panorama esté más claro en lo que respeta a las tarifas”, comentó a este diario otra alta fuente gubernamental, con impecable lógica política. Por otra parte, frente a la medida de fuerza lanzada por el autotransporte, no parece ser éste el momento más oportuno para entregar la cabeza de Kogan ni, menos, dejar vacante la Secretaría de Transporte.
No fue tanto la decisión del aumento masivo del transporte lo que puso en jaque a Kogan sino sus declaraciones posteriores a Página/12 en las que intentó explicar que el ajuste no afectaba a los pobres, “que no usan el transporte público”. Aunque se trate de una verdad estadística y ningún político pueda negarlo, no se consideró prudente como argumento para justificar el aumento. De paso, le sirvió en bandeja al Gobierno nacional “un culpable” a quien responsabilizar del impopular aumento.
El martes, este diario dio un informe sobre los antecedentes de Kogan como ex funcionario de la dictadura, en la que en particular los ferrocarriles fueron un ámbito en el que se aplicó la política represiva y de persecución a dirigentes gremiales y pasajeros. Las repercusiones de dicho informe parecieron minar definitivamente la suerte de Kogan, ya sea que éste pueda seguir un día o dos semanas más en el cargo.

 

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