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LA �CLINICA DEL DESAMPARO� EN SERVICIOS HOSPITALARIOS
Goce del juez, niño en soledad

Un examen, en sintonía fina, del vínculo entre psicoanálisis y contexto social. Como ejemplo, el chico �de la calle� que un juez quitó de la terapia, molesto �porque defendía los emblemas de su padre�.

Por Elena Nicoletti *

En la práctica hospitalaria encontramos, cada vez con más frecuencia, cuestiones clínicas que remiten a las consecuencias en los sujetos del modelo económico neoliberal, con su secuela de pobreza extrema, exclusión social, desocupación, marginalidad. Encontramos también las marcas en la subjetividad de los efectos del terrorismo de Estado, las desapariciones, la tortura, las apropiaciones de chicos. Estas dos cuestiones, represión política y miseria, intersectan en el punto donde la relación con el Otro toma un sesgo social. En los efectos de la represión política, la relación al Otro está marcada por la incertidumbre acerca del deseo y la proximidad de la voluntad de goce del Otro, mientras que, en la miseria, el desamparo remite a las dificultades de alojamiento en el Otro, a una falta de deseo, a una falta de lugar.
Es preciso entonces cernir las coordenadas de lo real, develar la estructura en la que está inserto para restituir un espacio en el que se pueda afirmar el deseo del sujeto, para hacer lugar a su manera particular de arreglárselas con ese real, con el Otro y su goce, e intervenir en consecuencia.
Uno de los riesgos, en la clínica, es quedar abrumados por el peso de la situación social. La ubicación del sujeto como víctima dificulta el reconocimiento del mismo como deseante, como capaz de reconocerse en sus determinaciones inconscientes, en su lugar en el deseo del Otro. Muchas veces la pregnancia imaginaria de la miseria, la magnitud de la distancia de los sujetos respecto de los ideales de la cultura, lo que se considera pobreza intelectual o falta de estímulos, no permite escuchar, no permite reconocer el deseo del sujeto en la transferencia, lo que a veces lleva a la imposibilidad de un tratamiento, porque se interpreta como falta de recursos una negativa a hablar propia de quien requiere asegurarse del otro antes de abrir alguna pregunta sobre su padecimiento. Sin dejarse apabullar por la dureza de una historia terrible, se trata de sostener el alojamiento en la escucha.
Otro riesgo deviene de una posición de desconocimiento de la incidencia de las coordenadas que toca la pobreza extrema, y su consecuencia en el abordaje clínico es responsabilizar al sujeto, suponiendo una decisión del ser allí donde prima la lógica segregativa del mercado.
Un paso más allá, encontramos una posición que aborda las diferencias de clase desde una perspectiva del objeto y su falta, sin tener en cuenta que la exclusión del acceso a los bienes ofrecidos por el mercado, exclusión de los modos de goce en este momento de la cultura, no tiene como consecuencia necesaria una subjetivación de la falta, un encuentro con la verdad de lo imposible, sino un efecto de desecho. Es importante no confundir este lugar de desecho en la estructura social con una posición subjetiva. Se requiere prudencia en las intervenciones: por ejemplo, el abordaje de las dificultades sintomáticas de un sujeto para conseguir empleo supone incluir la masividad de la desocupación como dato real.
Un paradigma del desamparo lo constituyen los chicos de la calle. El Estado sostiene frente a la infancia desamparada una concepción tutelar -opuesta a la Convención de los Derechos del Niño�, que más que proteger a los chicos se protege de ellos. La ley 10.903, conocida como ley Agote de �Protección al menor�, que ha regido desde 1919 con muy pocas modificaciones, plantea que los jueces deberán disponer preventivamente del menor acusado de delito o víctima de delito, si se hallare abandonado, falto de asistencia, en peligro moral o material o si presenta problemas de conducta. Es decir que, tanto si es víctima de delito como si es infractor a la ley, es castigado con la internación. Esta concepción tutelar de la infancia borra la disyunción que la �o� introduce entre elchico que está abandonado y el chico infractor, y dificulta la asunción de la responsabilidad subjetiva que le cabe a cada uno.
La facultad discrecional del juez es prácticamente absoluta; la ley no establece ningún parámetro sobre la entidad de las medidas, la intensidad o la duración. Por otra parte, ese �abandono o peligro� remite habitualmente a situaciones vinculadas con la falta de familia o cuando ésta no cuenta con medios económicos, configurando entonces una penalización de la pobreza, un proceso de segregación y exclusión social. Es así como aumentan día a día los �deficientes sociales�, como calificó una jueza de Lomas de Zamora, desde la infatuación de su investidura, a una mujer que tenía dificultades para hacerse cargo de sus hijos.
Armando tiene 12 años; tenía 4 cuando su madre se fue de la casa y nunca supo nada más de ella. A los 9 años, después de vivir un tiempo con una tía, el padre decidió entregarlo al juez y renunciar a la patria potestad, aunque se le hizo saber que esta renuncia no era necesaria para que alguien se hiciera cargo del chico. Por indicación del juez, Armando se instala en un Hogar para chicos de la calle con régimen abierto.
Comienza a ver a una analista a pedido de los responsables del Hogar, por las dificultades que plantea la convivencia. Armando siempre está molestando. Ha sido expulsado varias veces de la escuela por mala conducta (prendió fuego en el aula). En el Hogar donde vive agrede a sus compañeros y no cumple sus obligaciones. Ocasionalmente roba y lo niega. Es un chico inteligente y despierto; pese a conocer la situación y las circunstancias que lo llevaron a este lugar, tiene una gran estima por la figura de su padre; defiende a rajatabla algunos emblemas paternos (equipo de fútbol, tener tez clara, el uso de su segundo nombre elegido por el padre). El análisis será el lugar donde sostener los significantes paternos, hasta que pueda simbolizar ese lugar y despegarse de lo real del goce del Otro.
Al cabo de un tiempo la posición de Armando no ha variado sustancialmente, pero hay una situación más distendida en el Hogar, con mayor tolerancia de ambas partes; vuelve de las sesiones más apaciguado. Pero el juez que entiende en la causa cuestiona la �falta de mejoría� de Armando por la persistencia de la adhesión a la figura paterna, ya que considera que debería olvidarse de este padre de una buena vez, confundiendo la evaluación moral que ese sujeto le merece con la eficacia de la función, y suponiendo que los lazos libidinales pueden legislarse. Pese a la oposición de Armando, decide trasladarlo a otro lugar donde puedan convencerlo de lo que es bueno para él.
En relación con la infancia, como en otros campos, la ley tiende a afirmar su autoridad apoyándose cada vez más en el accionar de la Justicia. Hay un desplazamiento de la eficacia: antes, la prohibición se sostenía en sus enunciados, ahora, cada vez más, debe recurrir al castigo. Así, asistimos a una judicialización creciente como respuesta a la cuestión social; este tratamiento por lo jurídico es correlativo a una falta de solución política en el nivel de la ley y de la justicia social.
El sentido del síntoma, tal como lo plantea Jacques Lacan en �La tercera�, es lo real en tanto se pone en cruz para impedir que las cosas anden de manera satisfactoria para el Amo. Frente a las dificultades de la ley para definir y asegurar el anudamiento entre el goce y lo simbólico, se le pide al psicoanálisis que nos libre del síntoma y de lo real a la par. ¿No es esto justamente lo que se nos solicita cuando se nos demanda imperiosamente, desde un juzgado, un tratamiento para tres niños y su madre víctimas de maltrato familiar que no pueden siquiera pagar el boleto de colectivo al hospital?
Nuestra apuesta consiste en no rehusar, pero hacer lugar al síntoma y a lo real, atendiendo a las formas en que se presentan y posibilitando la emergencia de lo singular de cada uno.

* Supervisora en el hospital de día del Alvear. Texto extractado del trabajo �Alojar el desamparo�, que se publicará en el Nº 17 de la revista Psicoanálisis y el Hospital, �Clínica del desamparo�, de próxima aparición.

 


 

TRABAJO CON GRUPOS EN
 CENTROS BARRIALES DE SALUD REPRODUCTIVA 
�Aquí ellas dicen lo que siempre callaron�

Por Mariam A. Moscetta
y Stella Hom * 
@Los grupos configuran una respuesta ante el proceso de fragmentación social, son una defensa eminentemente social frente a tal despedazamiento. Tomemos como ejemplo un trabajo en un centro de salud cuya población proviene de barrios urbano-marginales (con graves problemas de desocupación, enfermedades crónicas, desnutrición, adicciones, problemas con la ley, desarraigo): se intenta aplicar el Programa Provincial de Salud Reproductiva. En la mayoría de los centros, el programa es llevado a cabo por Ginecología, realizando los estudios previos (historia clínica, PAP y colposcopía), asesorando y aprovisionando de MAC (métodos anticonceptivos) y, no tan a menudo, acompañando el proceso con educación (individual y/o grupal) sobre el tema. En nuestro centro elaboramos un plan de trabajo interdisciplinario, que incorporara elementos de orden social y psicológico. Se conforma el equipo con trabajadora social, psicóloga, ginecóloga, médica de familia, pasantes de Trabajo Social y residentes de Medicina Familiar; se invita a participar alternativamente a otros médicos del centro. El esquema de trabajo diseñado consiste en:
u Realizar la captación de mujeres con necesidades del cuidado de su Salud Reproductiva (a través de los distintos servicios, también del de Psicología).
u Concretar los estudios médicos previos e historia clínica.
u Hacer entrevista �psicosocial� de Salud Reproductiva, donde psicóloga y trabajadora social indagan, en forma semidirigida, sobre la dinámica y situación familiar, indicadores de autocuidado y responsabilidad, sexualidad, estereotipos de género, antecedentes y conocimiento de MAC. Finalmente se determina un score de riesgo psicosocial.
u Luego de estos pasos, las mujeres son invitadas e instadas a participar en grupos que llamamos �psicoeducativos�. Se prevé una secuencia de seis reuniones, de frecuencia semanal, con duración de una hora y media, donde se desarrollan temas de las esferas bio-psico-social, con metodología participativa y reflexión grupal. Son grupos abiertos y se van conformando de acuerdo con la demanda del programa. Nuestra experiencia indica que, al ser coordinados sobre la base del apoyo grupal, con soporte en las semejanzas, fomentando la confianza y despojándolos de la impronta médica-educativa, los grupos cobran estabilidad en cuanto a la permanencia de sus miembros y, lejos de concretarse en una instancia �obligatoria�, pasan a ser espacios de contención, reflexión y cambio.
Lo homogéneo se vuelve un borde, casi tangible, que contiene y redefine los �pedacitos� en común: déficit de culturalización, particular manejo de los tiempos, modos de respuesta a los requerimientos vitales similares, creencias y prejuicios vinculados con la sexualidad, particular conceptualización de las �reglas� de convivencia, cierta indiscriminación fáctica entre lo prohibido y permitido que no concuerda con lo expresado verbalmente, oposición entre el pensar y el hacer, un pensar muy ligado a lo concreto. Se remarca un sentimiento de aislamiento y desprotección de las mujeres, especialmente la avidez de canales de comunicación que pueda sustraerlas mínimamente del circuito cerrado de sus vidas cotidianas, selladas en la marginalidad creciente. Características que tienen más que ver con las condiciones contextuales que con trastornos o psicopatologías.
El entramado grupal posibilita la emergencia de conflictos y situaciones de sufrimiento personal, familiar y social. Violencia, sumisión de la mujer, anomia, soledad, disgregación familiar, sufrimiento vincular.
Emergen allí, y frecuentemente sólo allí; como si hubiera sido necesario encontrar una red así. Aquello que en la consulta psicológica (individual o vincular) aparece demasiado tarde (estos problemas llegan a atentar contra la vida) o directamente no se manifiesta (por temor o por ser considerado parte de la cotidianidad) aparece con fluidez en los grupos, donde �la otra� es alguien que puede comprender porque le pasa lo mismo. La coordinación, aunque profesional y diferenciada, toma un perfil dehorizontalidad y compromiso personal con la tarea, ubicándose en una �cercanía óptima�, más que en una �distancia óptima�.
De este modo es posible transformar una aplicación puramente médica o �médica-educativa� mediante los elementos de la grupalidad, a la manera de los grupos de reflexión, pero incorporando elementos propios de la atención primaria. Así es posible trabajar, con un diseño ad hoc, aspectos que calan la subjetividad y van a los fundamentos del quehacer psicoanalítico en la vincularidad: sexualidad, género, posicionamientos subjetivos, lugares y funciones familiares, red social.

* Miembros de la Asociación de Psicología y Psicoterapia de Grupos de Mendoza. Texto extractado de un trabajo que se presentará en las Terceras Jornadas Nacionales �Teoría y Clínica Vincular Psicoanalítica� de la Federación Argentina de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, del 16 al 18 de este mes.

 

 

POSDATA

Género. Presentación del libro Psicoanálisis y género. Debates en el foro, con Eva Giberti, Irene Meler y Débora Tajer, hoy a las 20 en Billinghurst 1926.
Winnicott. �Cuerpo, imagen y subjetividad en Winnicott�, por Sonia Abadi en Instituto Psicosomático de Buenos Aires, hoy de 13 a 14.30. Córdoba 4580. Gratuito.
Freud. Seminario �Freud y su época�, en la Universidad de Belgrano, desde el 12 a las 20.30. 4788-5400 int. 3301. Gratuito.
Construcción. �Introducción al pensamiento construccionista�, por Irene Loyácono en Sociedad de Terapia Familiar, desde el 18. 4962-4306.
Metallica. �Soñando con Metallica�, ateneo clínico con Laura Katz y Carlos García Bo en Agrupo. 4951-6796.
Revistas. Topía, con �El poder de los ideales�; Ensayos y Experiencias, con �Prácticas en el aprendizaje�; Actualidad Psicológica, con La interpretación de los sueños.
Vincular. III Jornadas Nacionales �Teoría y Clínica Vincular Psicoanalítica�, del 16 al 18. Federación Argentina de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares (Fapcv). 4774-6465.
Arte. Seminario de posgrado �Arteterapia con niños y adolescentes�, con la doctora Anderson, directora de la American Art Therapy Association, en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), lunes a las 18. Gratuito. 4821-8603.
Sinthoma. �El sinthoma: consecuencias clínicas�, con Benjamín Domb, Enrique Tenenbaum y Diana Voronovsky. Organiza Letra en Convergencia. Hoy a las 20.30 en Callao 181, Salón Apolo. Gratuito.
Cocaína. �Jornadas sobre drogadependencia: cocaína y alcohol�. Invitado: Jean-Louis Chassaing. Con J. Zuberman, A. Donghi, S. Calabrese y otros. Del 16 al 17. Institución Psicoanalítica de Drogadicción y Alcoholismo, 4831-1928.
Prejuicio. �Discriminación y prejuicio. Sus efectos en el psiquismo�, con Isabel Monzón, desde el 14 a las 19.30 en Biblioteca del Congreso.
Gratuito. 4371-7072, 4822-7410. Ateneo Psicoanalítico.

Mail de estas páginas: [email protected] . Fax: 4334-2330.


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