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LA IRRUPCION DEL MODELO NEOLIBERAL EN ARGENTINA, SEGUN 
EL FILOSOFO MARXISTA LEON ROZITCHNER 
�Un país sometido por el terror y el miedo�

 Para León Rozitchner, �el terror militar 
fue lo que necesitaba el modelo neoliberal para imponerse�. 
La muerte, señala, apareció antes 
como parte de la represión y ahora como un efecto de las condiciones naturales del juego de la economía. 
En ambos momentos, la impunidad prevalece sobre la Justicia.

Por Eduardo Tagliaferro

--¿Cómo caracterizaría al actual escenario político?

  --Estamos frente a una mera continuidad, acentuada por cierto, por un proceso que se viene dando desde el proceso militar. Allí comienza el neoliberalismo feroz, no solamente en la Argentina, sino en toda Latinoamérica. Se olvida que todo el sistema neoliberal está asentado sobre el terror y la muerte. Al terror anterior se le suma ahora la muerte que aparece como naturalizada, como un efecto de las condiciones naturales del juego de la economía, pero que en última instancia son muertes que dependen de la voluntad humana. ¿Sobre qué se apoya esta voluntad humana? Sobre la amenaza de muerte, amenaza callada. El terror no permite al ser humano adquirir conciencia de sí mismo, el terror enmudece, aterra y en ese sentido el nivel de la percepción de la realidad está adecuado al miedo que produce ver y decir cosas que no son toleradas por el poder. Un fenómeno mundial, por cierto, pero acentuado en la Argentina. En la Argentina es donde con mayor crudeza se vivieron la voracidad capitalista y la destrucción.

  --¿Por qué en este país el neoliberalismo tomó un formato más despiadado?

  --Nuestra derecha es muy visceral. Es una derecha que no tiene siquiera  las condiciones elementales que habitualmente tienen otros capitalistas:  la noción de patria, ese valor tradicional en la derecha. Valor que ha desaparecido completamente. A través del capital se ha volatilizado la relación material y terrenal con la realidad. Se ha vaporizado. Es un país despiadado éste, desde siempre. Tal vez se explique porque hemos sido un país aluvional sin un tejido humano histórico anterior que lo sustentara. Los negros y los indios han sido completamente destruidos y aniquilados, mientras que otros países tienen todavía cierto arraigo en lo más elemental de una cultura anterior y, aunque dominados, siguen empujando. Así sucede con Chiapas en México, en Nicaragua, en Guatemala, en Bolivia mismo. Una raíz cultural que a pesar de todo resiste.

  --Contradictoriamente, el nacionalismo como valor fue impulsado por sectores sociales dominantes, pero quienes lo revalidan son los dominados, los perjudicados por esa idea de Nación.

  --El concepto de Nación, el concepto de Patria, ha sido denegado por la izquierda, por considerarlo parte de los valores de la derecha. Cuando hay una concepción de Patria, de Nación, que es profundamente materialista. No existe una apertura a un espacio de globalización, aunque éste sea superador de la realidad actual, si no se parte de la recuperación del campo nacional. El campo nacional es el que determina el sentido de institución en lo internacional, no hay internacionalismo sin previa recuperación de lo nacional como punto de partida. La derecha ha despojado al pueblo del suelo terrenal que le es propio y trastrueca el concepto de nación basándolo sobre valores espirituales. Es decir, el nacionalismo establece una especie de comunismo abstracto, todos somos argentinos sí, pero para ir a morir a las Malvinas. Pero cuando se trata de ser argentinos porque define un campo geográfico, el campo de la tierra, ahí no sos argentino, sos un paria, porque ellos se han apoderado de toda la tierra y por eso pueden entregar el petróleo, entregar las yacimientos mineros. El concepto de soberanía señala la inserción de lo individual,  porque cada uno es soberano  respecto de su propio cuerpo, dentro de un campo material: el cuerpo colectivo, que es el de la tierra patria, que es el que da sentido a toda individualidad, por esto se explica el carácter abstracto que tiene la política entre nosotros, es decir  está puesta sobre fondo de un formalismo puramente democrático: sin noción de tierra, sin noción de Patria, sin noción de Nación.

  --¿Cómo puede explicarse el sentimiento de abatimiento que muestra la sociedad?

  --Si el terror está presente como fundamento de tu propio cuerpo, si el terror, a su vez, disolvió todas las relaciones sociales, la muerte es la amenaza que está siempre presente. Porque la impunidad es el fundamento jurídico del país. Hay gente que tiene el poder de dar muerte a los otros y hay quienes ocupan el lugar de los que la reciben sin que la Justicia pueda castigar esta disparidad. En una sociedad donde el derecho a dar muerte permanece impune, todo el fundamento jurídico humano de las relaciones sociales ha desaparecido. La norma elemental es eminentemente el derecho al reconocimiento a la vida del otro. No puede ser destruida sin que aparezca necesariamente la sanción. De ella derivan todas las otras sanciones, entre ellas las de la propiedad. El derecho a la vida es el derecho fundamental. A partir de allí vale preguntarse, por qué reciben impunemente la muerte a través de lo económico los 50 chicos que se mueren por día, los viejos, la gente enferma, los desnutridos, en síntesis todos los marginados.

  --¿Por qué la reciben pasivamente?

  --El terror subsiste de otro modo. Donde impera el terror todos los valores están dados vuelta, además en este país la gente no puede tomar conciencia de la realidad porque justamente tiene el efecto del terror dentro de sí.

  --En este esquema, ¿los golpes económicos como la hiperinflación serían la búsqueda de un fuerte disciplinador social?

  --La hiperinflación fue otro pico de terror. Con la estabilidad, con lo que se llama la convertibilidad, (Domingo) Cavallo aparece recuperando a la moneda como una contención. La moneda tiene en este caso un carácter metafísico, impidió la caída en el vacío, caída que la gente temía. Se agarró de lo económico, se le tendió una especie de trampa ya que esa estabilidad sigue destruyendo todo, a ellos también. Entonces la gente se sintió contenta por qué: viniendo del abismo y del terror, la estabilidad resonaba metafísicamente, psíquicamente de frente al desvanecerse de la vida, como una especie de tierra firme, pero tierra firme era la de ellos, no la nuestra, tierra firme era la moneda de ellos, no la nuestra.

  --¿Por qué los políticos no tienen el temor de perder el espacio que la sociedad les da para que los represente?

  --Porque no tienen el poder, saben que las opciones que tiene la gente es de ir votando a unos y otros para que se sucedan. Es decir los radicales pueden temer perder el poder en manos de los peronistas que quieren conservarlo, pero en última instancia son los mismos de siempre, el ala buena y el ala mala de todo esto. Pero no hay opción, no hay ninguna opción. Y la izquierda no existe en este país porque también ha sido destruida, no hablo de la izquierda que está disuelta, separada, sin ninguna unidad, con lenguaje antiguo, sin comprender realmente lo que sucede, sin entender a la gente, sin entender el miedo de la gente, suscitando la idea de una revolución que no fueron capaces de defender cuando tuvo que realizarse, porque muchos de ellos estaban opuestos a algunos proyectos de cambio, aunque ahora aparezcan impulsándolos. Esta izquierda no es la que tiene toda la culpa tampoco, porque en este país la gente está vacunada no contra la izquierda, está vacunada contra la zurda. La zurda es el nombre que tiene la izquierda para la gente aterrada. El gobierno militar preparó la vacuna para toda transformación humana.

  --Una vez vacunados, ¿sólo queda pensar que no hay cambios posibles y que todo tiempo pasado fue mejor?

  --Nunca hubo un poder tan bien organizado, voraz y despótico como el que está apareciendo ahora a través de lo que llama el imperio o el poder de capital. Nunca hubo tantos instrumentos de destrucción, tanto control, tanta sujeción de la subjetividad, tanta modificación. Te divide la cabeza, no podés imaginar siquiera, porque el imaginario viene de afuera y se mete en vos. Y el movimiento interno de imaginación y pensamiento te lo interrumpen a cada rato pasándote. Todo está, en alguna medida, organizado de una manera siniestra. Todos los niveles de la relación del poder con la realidad están organizados técnica y tecnológicamente. Este sistema está hecho para destruir la subjetividad de la gente, impedir el pensamiento, impedir el afecto. Y por eso la superficialidad.

  --¿En qué están ocupados los intelectuales argentinos?

  --Cuando la gente no hace, la teoría no piensa. Cuando la gente no se mueve, la filosofía no se piensa. Los intelectuales pueden esbozar líneas de orientación, pero con eso no basta. Si la gente no comienza a resistir y a sentir que la están destruyendo, no se va a poder hacer nada. Para poder hablar tenés que poder expresar aquello que la gente pueda escuchar. Y ¿dónde escucha la gente?, los intelectuales estamos completamente borrados. En la universidad si se critica mucho te echan o te marginan completamente. En los colegios primarios los chicos no saben nada de la historia reciente del país. Las maestras que, con toda razón, piden aumento de sueldo, ¿no son ellas también las mediadoras entre lo que el terror ocultó y el hecho de que los chicos no sepan lo que pasó en el país? ¿Y el colegio secundario qué es? Todos los niveles de la realidad son funcionales con el terror. Todas las instituciones están al servicio del capital, desde el jardín de infantes hasta la universidad.

  --¿Cómo en este contexto de un mundo tan global explica su apelación al nacionalismo?

  --Sí, pero yo no estoy hablando de nacionalismo, estoy recuperando el concepto de Nación. El nacionalismo como concepción de derecha es el cierre en lo propio como diferente de todo lo demás y como lo único valioso. No podríamos confundir nacionalismo, que es una concepción de derecha, con la concepción de Nación en tanto territorio material que pertenece a la colectividad de los hombres que habitan el país. Por algo se define el país por el territorio; si es el territorio y la geografía lo que definen un país, quiere decir que hay una base material común para todos los hombres que viven allí. Esa es la concepción de soberanía. La soberanía son los cuerpos que reivindican la materialidad sobre la cual se apoya la vida. A vos te conceden el ser argentino con la libreta de enrolamiento, como definición puramente formal. Pero como prolongación de tu cuerpo en la materialidad de la tierra que te define como argentino por tu pertenencia a ella, ahí no existís. Ahí tenés que salir a la ruta a que te den de comer. Es una concepción completamente distinta de la que la izquierda no se hizo cargo. Y tal vez porque pensó en los valores de Patria y de Nación con las categorías que venían dadas por la derecha. Esa es la gran trampa, la idea de Nación en la Argentina que aparece con la guerra de Malvinas es nacionalismo, no es Nación. Porque Nación sería: frente al poder militar que está vendiendo todo y sojuzgando todo y matando a la gente, recuperemos la soberanía de los cuerpos, la plata del país sobre fondo del territorio que tenemos. Sin embargo, fueron a poner la soberanía en las islas y mandaron a morir a la gente. La propia gente, los propios argentinos hicieron lo que los militares hacían con los desaparecidos: mandaron a sus propios hijos a morir. Es nacionalismo puesto en lo simbólico, no es la materialidad real de la patria, del país, definidos por los límites geográficos que nos han  expropiado. Privatizar una empresa nacional era de alguna manera quitarnos soberanía. Menem despojó la soberanía argentina, destruyó la soberanía.

  --Ya sin soberanía, la falta de trabajo es prácticamente la negación de la existencia.

  --La concepción de la economía que hoy circula entre la gente es muy distinta de la que se tenía hace un tiempo, antes del '76 por decirlo así. En Europa y en América también todavía se pensaba que pedir trabajo era una forma invertida de las relaciones humanas, porque en realidad ¿cómo vas a pedir trabajo si el trabajo es uno de los fundamentos de la vida? Lo que sucede es que el capitalista se apropió de las condiciones de producción y te obliga, para poder vivir, a pedirle trabajo. Esto era una concepción que hacía que cierta gente de la clase obrera sintiera que esta "relación", para hablar en términos antiguos, era una relación de alienación. Ahora el trabajo es una imploración, le imploro al otro y para dar trabajo está Repsol. Entonces ellos nos dan trabajo, ya no se trata siquiera de la riqueza fundamental que nos están expropiando, de la riqueza que pertenece a todos, simplemente eso.  Ahora dar trabajo es lo que habilita, dentro de esta concepción económica, a hacer que la gente se rinda y entregue todo su campo material de vida,  que es lo fundamental.

  --¿Cómo explica que economistas del dogma neoliberal, como Juan José Llach, Domingo Cavallo o Miguel Angel Broda hoy se muestren preocupados por un tema netamente social como la educación pública?

  --El desarrollo de la tecnología sabiamente lleva a que la gente tenga por lo mínimo una capacidad relacional, funcional, cerebral, inteligente.  Sólo ciertos sectores de algunas universidades privadas y de la universidad nacional proveen la inteligencia que los dueños del capital necesitan para seguir desarrollando sus propios intereses. Pero en lo que se refiere al grueso de la población, estos economistas no hablan de la educación infantil en el interior, no hablan del contenido de la educación. Simplemente hablan de la combinatoria racional que habilita ser apéndice de los instrumentos cibernéticos que permiten el funcionamiento de la red. Porque el contenido del saber no pasa por ahí. El saber tiene que tener como objeto la formación del individuo abierto al mundo, al mundo de los otros y a una realidad en la que tiene que hacerse actor. Acá no hay ciencia porque no la necesitan, la compran, porque vienen todos los paquetes organizados con la implantación de los capitales que se apoderan de lo ya construido, lo ya constituido en la Argentina. El gobierno militar fundamentalmente destruyó para que después viniera el menemismo y en función de esta sucesión acentuara la destrucción de YPF, la destrucción de teléfonos, y pudieran realizar los grandes negociados que hicieron y entregar todo esto a capital exterior. Lo que ha pasado en el país ha sido infame. Solamente se concibe sobre el fondo, te insisto, de la entrega de la soberanía de los cuerpos y de la tierra que el país tuvo que sufrir a través del terror militar. El terror militar es aquello sin lo cual el neoliberalismo no se hubiera implantado.

  --¿Cuánto tiempo puede tolerar la democracia, por más formal que sea, la violación de los mandatos electorales?

  --Ahí están los límites. El capitalismo actual es producto de la lucha de la clase obrera que lo llevó a desarrollar esta tecnología para poder dominar las luchas obreras y sus conquistas. Se dice: el capital ha triunfado pero a partir de la globalización del capital financiero, se globalizará la revolución. A mí me parece que es una condición formal para pensar la política, pero no real. Tenemos que comprender que la capacidad de destrucción  que tiene el capital actualmente, la capacidad de producir sujetos dominados y aterrorizados, nunca fue tan grande como ahora.

  --A la clase política no se le escapa esta brecha, a su juicio ¿por qué la reproducen? ¿También son sujetos dominados, de quién?

  --Son sujetos que para estar en el poder aceptan que tienen que hacer lo que el capital financiero les manda, ya que ellos son quienes les han concedido una cuota de poder. (Carlos) Menem no tiene poder alguno. Menem adquirió poder en la medida en que se convirtió en el mediador de quienes lo tenían. Entregó la soberanía de los cuerpos y del país. Puso la soberanía en las islas (Malvinas) mientras se destruía a la gente acá y se entregaba todo como en el gobierno militar. Menem hizo en el campo de la política lo que el gobierno militar hizo en el campo de la represión armada. Entregó el fundamento de la patria, el país, vendió absolutamente todo, nos despojó del fundamento  terrenal, que son las empresas nacionales. En el caso de (Fernando) De la Rúa todo es una apariencia, no tiene ningún poder, su figura es inconsistente. Todos nuestros personajes políticos sólo tienen existencia en la medida en que hacen lo que el poder les pide. Saben que si ejercieran lo que la gente depositó en ellos corren el riesgo de perder el poder real, porque hay que tener mucho valor para enfrentar esto y solicitar el apoyo de la gente. Entonces nos muestran que el ejercicio de la democracia no es posible porque si no aparece el terror. Eso es posibilismo.

  --Sin embargo, frente al modelo de individualismo creció el sentido de la solidaridad, hay en esto cierta resistencia.

  --La gente toma distancia pero sobre qué fondo. Una cosa es tomar distancia del terror militar y otra es crear un lugar de pensamiento, de imaginación. No hablo de los grupos resistentes como alguna gente del CTA, no hablo de HIJOS, no hablo de las Madres de Plaza de Mayo, hablo del común de la gente. Al salir de un campo de concentración le preguntaron a un pensador, ¿cuánto puede resistir el hombre? y él contestó: "No me pregunten esto porque es muy difícil de contestarles porque el hombre, pienso, es capaz de aguantar cualquier cosa". Entre el extremo de aguantar cualquier cosa, que estuvo presente en el campo de concentración, y el otro extremo de la libertad, del enfrentamiento, en ese movimiento estamos, por decirlo así, moviéndonos continuamente. Pero nadie tiene cuerpo para resistir el terror a no ser que amplíe su relación con los otros para convertir su propio cuerpo en el lugar de una resistencia por la pasión, las ganas y el poder que trasmiten los demás. Hasta que no se transforme el cuerpo social, no va a haber cuerpo resistente en la  Argentina.


¿Por que Leon Rozitchner?
Por E. T.

Filoso y filosófico
Si no se reconoce al obstáculo, nunca se lo supera�, suele repetir a quienes le reprochan su filosa y filosófica crítica al statu quo dominante. A riesgo de quedarse solo, no renuncia a una tarea que piensa pedagógica, develar la realidad. �No se trata de buena o mala onda�, dirá. Polémico, ardiente y creativo, este filósofo argentino que se formó en París junto a intelectuales del renombre de Lucien Goldmann o Claude LéviStrauss, convierte a la crítica y la originalidad en su norte. �Es la realidad la que se repite�, dice cuando vuelve sobre los mismos temas. Comprender el origen mítico de este presente lo llevó a estudiar las Confesiones de San Agustín, de allí surgió su último libro, La cosa y la Cruz (Cristianismo y Capitalismo). La obra fue uno de sus puntos fuertes de enfrentamiento con el establishment del menemismo en el Conicet. Una disputa áspera, pero cualitativamente menor para quien días antes del comienzo de la más dramática dictadura militar tuvo que exiliarse. Filosofía y Terror fue uno de los textos alumbrados en su exilio venezolano, aunque a la hora de mencionar sus artículos sea �La izquierda sin sujeto� uno de los más emblemáticos. Allí cuestionaba la equívoca asociación de dos ideas políticas: peronismo y socialismo.

 

 

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