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ENTREVISTA AL CINEASTA BELGA FREDERIC FONTEYNE
Una cuestión pornográfica

El director de �Une liason pornographique�, que aquí se estrena como �Una relación particular�, reflexiona sobre el peso de la palabra en el cine.

Frédéric Fonteyne dice que sus films “serían belgas aunque transcurrieran en una nave espacial”.

Por Luciano Monteagudo

Estuvo en Buenos Aires hace unos meses para presentar uno de los títulos más destacados del festival “España y Francia: el cine del Tercer Milenio”. Pero Frédéric Fonteyne nació y vive en Bélgica y dice que sus films “serían belgas aunque transcurrieran en una nave espacial”. Fanático confeso de Tintin, el legendario héroe belga de historietas creado por Hergé, Fonteyne (32 años, egresado de la escuela de cine de Bélgica) trajo en su momento Une liason pornographique, su segundo largometraje, que le valió a Nathalie Baye (coprotagonista del film junto al español Sergi López) el premio a la mejor actriz en la exigente Mostra de Venecia.
La película, que se estrenará en Buenos Aires en pocos días más como Una relación particular, es “una verdadera historia de amor”, en palabras del propio Fonteyne, para quien el título original encierra una ironía no siempre bien comprendida. “Aquí cambiaron la palabra ‘pornográfica’ por ‘particular’, que no está tan mal”, se ataja el director, en diálogo con Página/12. “En los Estados Unidos se va a estrenar como A Love Affair y en Italia ya se conoció como Una relazione privata. Nunca pensé que una palabra pudiera ser tan pesada, tan fuerte y que causara tantos problemas. En Francia mismo, alguna gente no la fue a ver pensando que era otra película de sexo.” Para Fonteyne, “el título original es el mejor, porque es importante saber que al comienzo del film, cuando la pareja se encuentra por primera vez en un bar de París, ambos tienen una fantasía erótica. Quizás son casados, quizás tuvieron antes algunas aventuras amorosas, pero no sabemos nada de sus vidas ni de sus pasados. Salvo que ahora quieren vivir una fantasía erótica, que paulatinamente se convierte en algo que podríamos llamar amor”.
Si hay algo que llama inmediatamente la atención de Une liason pornographique es el grado de concentración dramática del film, que necesita de apenas dos personajes y un par de escenarios, la mesa de un bar y una pieza de hotel, como si fuera una obra de teatro. “De hecho, mi amigo Philippe Blasband, que escribió los guiones de mis cortometrajes y de mis dos largos, también escribe novelas y teatro, pero siempre vi Une liason... como un proyecto muy cinematográfico. Es verdad que la situación llama a una gran concentración, pero lo que me interesaba filmar era siempre algo que iba más allá de aquello que se estaba diciendo. El personaje de Nathalie Baye, por ejemplo: habla mucho, porque le tiene miedo al silencio, pero me interesaba mostrar lo que está más allá de las palabras, porque lo que dicen mis personajes no siempre es lo que quieren decir. A veces, incluso, es exactamente lo contrario. Y de eso se trata en el cine, de descubrir gestos, miradas, señales de sus verdaderos sentimientos.”
Para Fonteyne, también está en su lista de prioridades como cineasta el trabajo con los actores. “Es casi aquello que prefiero y en esta película era algo esencial, porque no tenía otra alternativa. Se trataba de captar un determinado momento en la vida de estos personajes, algo que pasa frente a la cámara, un puro tiempo presente, que siempre es algo muy cinematográfico y que sólo me lo podían dar Nathalie y Sergi.” Según el director, en una relación como la que se establece en su film siempre hay “algunas diferencias, pequeñas mentiras, cosas no dichas. Y allí está siempre la tragedia de las historias de amor: aparentemente dos personas viven una misma situación, pero los puntos de vista son distintos. Lo que quería despertar en Nathalie y en Sergi era sobre todo un sentimiento de curiosidad, de atracción, pero también de intriga entre ambos, algo a lo que contribuyó el hecho de que nunca habían trabajado juntos y que desconocían respectivamente sus trabajos previos. Venían de mundos muy distintos y eso potenció el encuentro”.

 

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