La prudencia fue la regla de oro que rigió la primera visita a Medio Oriente del flamante secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. Así, ayer hizo equilibrio entre la posición de complacer a los palestinos (foto) al decirles que debía levantarse el asedio a sus ciudades, lo que Israel anunció que haría al final del día. Al mismo tiempo, apoyó el reclamo del Estado judío de poner fin a la violencia. La exhibición de equilibrismo, durante una visita que duró menos de 24 horas, tenía lugar mientras se recibían informes de que el líder palestino Yasser Arafat y el premier israelí electo, Ariel Sharon, abrían �canales de comunicación�. Y cuando Powell llegó ayer por la tarde a la capital jordana de Ammán, israelíes y palestinos se felicitaban de que la nueva administración en Washington hubiera comprendido sus respectivos puntos de vista.
La precaria situación que Powell dejaba tras de sí demostró que seguía inmodificada. Francotiradores palestinos hicieron 20 disparos contra un auto manejado por un colono judío al norte de Ramalá, hiriendo al conductor. Y una mujer, del asentamiento judío de Atteret, fue herida en otro ataque. Minutos antes, Powell había declarado en una conferencia de prensa con Arafat en Ramalá que las dos partes del conflicto deben apartarse de la violencia y que Israel debe levantar su sitio de Cisjordania y Gaza tan pronto como sea posible. Según fuentes diplomáticas, el énfasis de Powell en el punitivo bloqueo israelí de Cisjordania y Gaza apunta a frenar al �halcón� Sharon antes de que ponga en práctica medidas aún más duras contra los palestinos una vez que forme su gobierno. Entretanto, la situación económica de los palestinos y de la administración de Arafat siguen deteriorándose día a día.
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