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LA NULIDAD DEL PUNTO FINAL Y LA OBEDIENCIA DEBIDA
Desarmando la impunidad

A partir de un planteo del CELS en la causa por la apropiación de Claudia Victoria Poblete, el juez Gabriel Cavallo fallará esta semana por la anulación de las leyes del olvido.

Por Victoria Ginzberg

El flamante ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, deberá afrontar el mayor temor de las Fuerzas Armadas: la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Esta semana el juez federal Gabriel Cavallo resolverá favorablemente el pedido para terminar con la garantía de impunidad que hizo el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en la causa por la apropiación de Claudia Victoria Poblete. Por ese caso están presos Julio Simón, alias “El Turco Julián” y Juan Antonio Del Cerro, alias “Colores”.
El derecho internacional y el derecho de gentes –que comprende principios de justicia esenciales para la vida entre las naciones que son de cumplimiento obligatorio– son las bases del planteo hecho por el CELS. Otro argumento importante es el artículo 29 de la Constitución, que dispone que “el Congreso no puede conceder al Ejecutivo facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna”.
“Las leyes de Obediencia Debida y Punto Final han permitido la impunidad de los autores de crímenes de lesa humanidad, han denegado a las víctimas el derecho a un recurso judicial y han sido consideradas incompatibles con el Pacto Internacional de Derechos Humanos, la Convención contra la Tortura, la Declaración Americana de Derechos del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La prohibición de amnistiar los crímenes de lesa humanidad, de dictaminar su prescripción y de invocar obediencia debida son contrarios al derecho de gentes. Por ello, los tribunales argentinos no pueden reconocer validez jurídica a esos actos”, dice en la presentación del CELS.
En las resoluciones ya dictadas en la causa Poblete el juez mencionó
el derecho y los pactos internacionales. Incluso, fue el primer magistrado argentino en hablar de genocidio. Al procesar al Turco Julián y a Colores –partícipes del secuestro y apropiación de Claudia Poblete– el juez aseguró que habían cometido “actos de genocidio” en la misma forma que lo interpretó la Audiencia Nacional de España al confirmar la jurisdicción del juez Baltasar Garzón para investigar las violaciones a los derechos humanos de las dictaduras argentina y chilena.
Claudia Victoria Poblete desapareció el 28 de noviembre de 1978, cuando un grupo de tareas la secuestró junto a su madre, Gertrudis María Hlaczik. Su papá, José Liborio Poblete, fue detenido el mismo día. La familia fue llevada al centro clandestino de detención El Olimpo. La niña, de ocho meses, fue entregada al teniente coronel Ceferino Landa. A raíz de una denuncia de Abuelas de Plaza de Mayo, el año pasado recuperó su identidad. El juez Cavallo arrestó y procesó a Simón y Del Cerro por el robo de la menor, pero las leyes de Obediencia Debida y Punto Final impiden, por ahora que los represores sean juzgados por la desaparición y los tormentos sufridos por Gertrudis y José.
José Poblete era un técnico tornero chileno que había perdido sus piernas en un accidente automovilístico. En 1971 formó, junto con otros compañeros del centro de rehabilitación ubicado en el barrio de Belgrano, el Frente de Lisiados Peronistas. Sobrevivientes del Olimpo relataron ante la CONADEP que Gertrudis y José fueron terriblemente torturados. Al hombre, los represores le sacaron la silla de ruedas y se burlaban llamándolo “Cortito” debido a su falta de piernas. A Gertrudis la pasearon desnuda arrastrándola de los pelos mientras la castigaban.
Ante la inminente decisión de Cavallo, 700 miembros del Ejército hicieron pedidos de hábeas data al CELS, la APDH y la Subsecretaría de Derechos Humanos para que les informen sobre sus antecedentes represivos.
Ayer, el jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, que encabezó la lista de las solicitudes, afirmó que el saliente ministro de Defensa, Ricardo López Murphy, estaba al tanto del tema y que “hasta el señor Presidente lo conocía”. Brinzoni dijo por radio que la posibilidad de anular las leyes de Obediencia Debida y Punto Final le parece un “retroceso” porque -justificó provocativamente– “contribuyeron a que la sociedad argentina viviera un período de relativa calma”.

La APDH va a responder
La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos cambió de opinión y aceptará los pedidos de hábeas data que hicieron los miembros del Ejército. Horacio Ravenna, miembro de la mesa directiva del organismo de Derechos Humanos, aseguró que “se trata de una maniobra política nefasta” y que “están buscando un certificado de impunidad” pero que no les “harán el juego”. La APDH pidió una entrevista con el nuevo ministro de Defensa para reclamar el retiro del jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, y una sanción para todos los que solicitaron el hábeas data. El viernes, cuando llegaron las solicitudes, la APDH se negó a recibirlas porque había que firmarlas una por una, pero ayer los enviados de Ricardo Brinzoni se presentaron con un listado que fue aceptado por la Asamblea. El copresidente de la entidad, Alfredo Bravo, manifestó a Página/12 que “los militares durante 25 años negaron información sobre los desaparecidos y ellos mismos saben quiénes son culpables”. El Centro de Estudios Legales y Sociales también admitió el planteo para proporcionarles a los militares los datos sobre sus antecedentes represivos que consten en sus archivos. En cambio, la Subsecretaría de Derechos Humanos anticipó que rechazará el planteo de cerca de 700 oficiales del Ejército. “El hábeas data no nos comprende porque no tenemos un registro de represores. Lo que hay en los archivos son testimonios de terceros que no son pasibles de rectificar ni anular y que ya están en conocimiento en el Poder Judicial de la Nación”, expresó Diana Conti, subsecretaria de Derechos Humanos.

 

 

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