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el Kiosco de Página/12

A propósito de Björk
Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona

UNO Es tan fácil odiar a Björk –desconfiar a todo aquello que venga con dos puntitos sobre alguna de las letras de su nombre que no sea HäagenDazs– como lo es odiar a los mimos. Hey: ¡¡¡Björk es un mimo que grita!!!

DOS Björk se escuda en la errónea idea de que, como todos los genios tienen que ser excéntricos, entonces todos los excéntricos tienen que ser genios. ¡Falso, falso, falso!

TRES Björk hace siempre lo mismo en videos diferentes y atractivos. A Björk –como a ciertas nenas raras– se la mira más de lo que se la escucha. Difícil oír un cd de Björk de un tirón sin haber tragado antes unas cuantas pastillas, humos, jugo de iglú, lo que sea. De ahí los video/espejitos de colores que distraen de una inocurrente rutina digna de idiot-savant de kinder: Björk empieza cantando en susurro, de golpe lanza un súbito alarido que se afina hasta el falsetto para ir a dar a un gruñido de animal que jamás conseguiría trabajo con Walt Disney. Y volver a empezar. A veces se puede alterar el orden de los factores que conforman la secuencia. Yoko Ono hizo lo mismo antes y además, dicen, es muy buena para las finanzas.

CUATRO La yunta dogmática Björk-Von Trier confirma eso de que Dios los cría y ellos se juntan. Pero dos mediocres no hacen un entero; Dancing in the Dark –cuya conflictiva filmación alcanzó ribetes de psicodrama épico donde uno y otra se pronunciaban sobre las “exigencias del arte”– no es más que un burdo robo a Dennis Potter en general y a Pennies from Heaven en particular; y, vamos, si Björk es una gran actriz entonces el próximo Oscar tiene nombre y apellido: Arnold Schwarzenneger.

CINCO Björk –como ocurre con el Tarot, el I-Ching o el Horóscopo Esquimal– está perfectamente diseñada para significar lo que quieras que Björk signifique.

SEIS Björk explota hasta el cansancio su condición de extranjera universal –de extraterrestre ilegal– despertando la simpatía de las siempre culposas conciencias new age. Se defiende a Björk como se defiende a una especie que –afortunadamente, en este caso– está en extinción.

SIETE Björk es tan moderna y hace tan moderno al que la consume pero –disculpen la incorrección política– a mí me hace acordar a esas mucamas locas contratadas por mis padres sin pedirles referencia alguna. “¡Es piolísima!”, decían mientras yo, temblando, recordaba esa leyenda urbana del niño al horno servido a sus patrones. Con papitas.

OCHO Detrás de su aparente espontaneidad, Björk es más calculadora que Madonna –quien por algo la admira– pero como lo suyo es el marketing de la locura y no del glamour-diva, se nota menos. Britney Spears es mucho más perversa y patológicamente interesante ¿o no?

NUEVE Ricardo López –fan de Björk– le envió un paquete bomba y después se voló la cabeza frente a una cámara de video. Con admiradores así quién necesita enemigos.

DIEZ Seamos sinceros: ¿alguien de ustedes viviría con alguien como Björk?

REP

 

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