Por Juan Jesús
Aznárez
Desde México, D.F.
Coincidiendo con la estancia
del Subcomandante Marcos en Ciudad de México, un ministro admitía
en privado su pesadumbre por la adhesión sin reservas que el carismático
rebelde ejerce entre las filas de la intelectualidad extranjera. Alain
Touraine prácticamente le atribuyó todo el éxito
de la transición a la democracia en México. Esa glorificación
incomoda al gobierno, y preocupa a pensadores locales. Desconocen
plenamente la enorme complejidad de la realidad mexicana y son absorbidos,
zarandeados y manipulados por ella. Hay una aparente exaltación
del salvaje no occidental, opina Roger Bartra, ensayista de la izquierda
mexicana.
Sin llegar a la adscripción de la argentina Hebe de Bonafini, dirigente
de las Madres de Plaza de Mayo, quien pidió al insurrecto de Chiapas
seguir alzado en armas porque los gobiernos prometen y no cumplen, un
grupo de intelectuales europeos, y un norteamericano, abundaron sobre
las posibilidades del Subcomandante como líder planetario contra
la globalización y el neoliberalismo. Noam Chomsky, catedrático
de Lingüística en el Massachusetts Institute of Technology,
no descartó que si forja una vinculación con otros grupos
sociales del mundo podría cambiar la historia contemporánea.
Chomsky, desde Estados Unidos, el Nobel de Literatura José Saramago,
el escritor español Manuel Vázquez Montalbán, los
sociólogos franceses Alain Touraine e Ivon Le Bot, o la ex primera
dama Danielle Mitterrand, entre otros representantes del pensamiento y
las letras llegados a México, acertaron en lo fundamental: atribuir
al líder encapuchado, y a la sublevación del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, el mérito
de la actual catarsis nacional sobre el secular abandono de los diez millones
de indígenas mexicanos, la gran mayoría indigentes y discriminados.
No obstante, sus posteriores análisis públicos sobre la
evolución mexicana, o las descalificaciones, en algunos casos,
de los esfuerzos institucionales en curso, condujeron a la reacción
crítica de aquellos intelectuales mexicanos que apoyan la liberación
de las 57 etnias pretendida por Marcos, pero dicen creer en la sinceridad
del gobierno, o al menos le conceden el beneficio de la duda. El historiador
Enrique Krauze sostiene que el zapatismo no puede reclamar para sí
la representatividad de 10 millones de indígenas, ni mucho
menos la de 40 millones de pobres por más atractivo, mesiánico
y genio mediático que sea su líder. Sí tienen
derecho, sin embargo, a defender sus puntos de vista y hay que darle
todas las tribunas posibles, pero deben admitir que vivimos en una democracia,
y la representatividad en una democracia no se gana con balas, ni con
procesiones, se gana con votos, o negociando.
Las manifestaciones de los intelectuales extranjeros a favor del líder
insurgente, con quien participaron en una mesa redonda seguida por más
de 1000 estudiantes, fueron titulares de portada en muchos casos. Touraine
equiparó las emociones que le causa Marcos con las registradas
durante el movimiento encabezado en Polonia con Lech Walesa. No
veo ningún esfuerzo intelectual que haya cambiado tanto nuestra
manera de pensar. La caravana zapatista es uno de los principales
fragmentos de una larga caravana que, heteróclita y discontinua,
se ha puesto en movimiento en el continente, consideró Le
Bot.
Para Vázquez Montalbán el zapatismo no es un movimiento
mesiánico que pretende cambiar la realidad por mandato divino,
y la respuesta sobre su futuro tendrá que ser la movilización
de las masas. Saramago declaró que los siete años
de lucha del EZLN son apenas un prólogo de lo que se viene. Marcos
no debe creer a Fox (Vicente Fox, presidente mexicano), no tienepor qué
creerle. Por su parte, Walter de Cesaris, diputado italiano de Refundación
Comunista, anticipó que el EZLN reactivará a la izquierda
internacional, que dejará de llorar la caída del comunismo.
La transición mexicana, tras la derrota de la hegemonía
de 71 años del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las
elecciones del pasado 2 de julio es compleja, sujeta a sobresaltos, y
aunque la apertura de fronteras a la observación internacional
es uno de los cambios derivados del triunfo del conservador Vicente Fox,
la interferencia extranjera aún causa desasosiego en
amplios sectores de opinión. Fuentes oficiales reconocieron su
temor a que los vítores de la intelectualidad foránea consoliden
el pasamontañas como metodología política. Walesa
luchaba contra una dictadura comunista. Marcos lucha contra una democracia.
Aun aceptando que la dinámica política necesita de asideros
simbólicos para la discusión, Bartra observa peligros: Lo
negativo no es tanto hacia la realidad mexicana, sino hacia España,
hacia Europa, etcétera declara a este diario. Porque
ellos (los intelectuales extranjeros) están transmitiendo una información
que es falsa, están envenenando el imaginario colectivo europeo
con una serie de visiones que contribuyen a la ceguera europea ante el
otro. Según este intelectual, en sintonía con otros,
una parte de la progresía europea cree que puede hacer la
revolución cómodamente en un weekend o en unas
vacaciones en el Tercer Mundo, y encontrar cerca del mundo indígena
las verdades que no halla en su país; es una postura retrógrada.
Hay una actitud de aparente exaltación del salvaje no occidental,
pero en realidad lo que hay es la invención de un salvaje artificial
portador de nuevas luces revolucionarias. Este salvaje trae las claves
de una nueva izquierda, pero los intérpretes son siempre extranjeros.
Es un retroceso notable. Algunos intelectuales españoles,
añade, están también fascinados por la posibilidad
de encontrar en América latina lo que ya no hallan en España.
Aquí tienen un movimiento guerrillero, de lenguaje duro y
agresivo añade el ensayista, autor de varios libros,
pero al mismo tiempo son simpáticos, sofisticados, pacifistas,
poéticos. Para ellos es el ideal. La posibilidad de ser radical
sin arriesgar nada.
Vuelta al mundo con
Marcos
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
se ha transformado en uno de los referentes del movimiento antiglobalización.
Pruebas al tanto: para la llegada, el domingo, de los 23 comandantes
zapatistas y el Subcomandante Marcos al Distrito Federal mexicano,
algunos de los máximos líderes del movimiento quisieron
hacerse presentes en la nación azteca. Son los casos del
líder campesino francés José Bové, o
de Bernard Cassen, director de Le Monde Diplomatique y director
del grupo ATTAC, que promueve un impuesto a las transacciones financieras
internacionales. Y como parece que las negociaciones entre los zapatistas
y el Congreso mexicano para la aprobación de la ley indígena
va para largo, ahora el Subcomandante Marcos también será
uno de los líderes itinerantes del movimiento. El Sub
asistirá a las protestas antiglobalización que tendrán
lugar durante la cumbre del G-8, en Génova, en el mes de
julio, según Nicola Fratoianni, del Movimiento Italiano de
Jóvenes Comunistas. Y de acuerdo con el diario brasileño
O Globo, Marcos visitará Porto Alegre el año que viene,
para la segunda edición del Foro Social Mundial. La invitación
a Marcos a Porto Alegre partió del propio intendente de la
capital gaúcha, Tarso Genro, del Partido de los Trabajadores
(PT) brasileño. Pero las gestiones para el viaje de Marcos
a Porto Alegre corrió por cuenta del mismo Bernard Cassen.
Queremos reforzar simbólicamente Porto Alegre como
la capital de la lucha contra la globalización, declaró
a O Globo. Cassen se entrevistó personalmente con Marcos
el sábado y participó el lunes con él de una
mesa redonda sobre derechos indígenas.
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