Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


FERNANDO DE LA RUA Y RICARDO LOPEZ MURPHY, EN LA ASAMBELA DEL BID
Examen ante banqueros ansiosos

De la Rúa sembró más dudas que certezas en la reunión del BID en Chile.

Página/12
en Chile

Por Raúl Dellatorre
Desde Santiago

No fue el tradicional discurso de saludo a la Asamblea ni de elogios al BID, habituales en las sesiones inaugurales de este tipo de eventos. El presidente Fernando de la Rúa debió responder a las expectativas de más de 5 mil banqueros, que hoy ven el mapa argentino con la forma de un gran signo de interrogación. De la Rúa se había guardado la que consideró su carta más fuerte frente a un auditorio de banqueros para jugarla en esta sesión inaugural: el anuncio de que Domingo Cavallo “se incorporará al Gobierno como jefe de Gabinete”, quien “coordinará las tareas” con el todavía ministro de Economía, Ricardo López Murphy.
La sensación de que la Argentina atraviesa una de sus crisis más complicadas de las últimas décadas se vio reflejada en las expresiones de cada uno de los demás mandatarios que asistieron a la Asamblea del BID. Ni el anfitrión Ricardo Lagos, ni el uruguayo Jorge Batlle, como tampoco el vicepresidente español Rodrigo Rato, dejaron pasar sus respectivos discursos, sin que mediaran preguntas, para expresar su “apoyo”, “solidaridad” o “comprensión” hacia el Gobierno argentino por una situación que todos pintaron como dramática.
De la Rúa, al hablar en la sesión inaugural, aseguró que había “dejado para mañana (por hoy) la jura del nuevo gabinete, para estar presente hoy en Chile”. Posteriormente, al salir de la presentación que hizo López Murphy del nuevo programa económico, confesó que todavía no estaba conformado el nuevo gabinete. “Faltan designar tres ministros”, dijo, exactamente el mismo número de integrantes del gabinete anterior que renunciaron, para lo cual esperaba una respuesta de “otros partidos” (el PJ) y de los gobernadores provinciales para definir su integración al gabinete de unidad nacional, que refleje la nueva coalición gobernante.
Pero no era ésa la señal que llevó preparada a Chile el Presidente para transmitir tranquilidad, aunque dadas las condiciones actuales era la más esperada por los activistas de mercado, capaces de derribar con un golpe al gobierno mejor pintado. De la Rúa centró el eje de su discurso en ratificar el rumbo económico, ante la mirada atenta de López Murphy, sentado en una butaca central de la primera fila del auditorio. Reiteró obsesivamente el objetivo de “mejorar la competitividad” de la economía (lo mencionó cinco veces en su discurso de treinta minutos), destacó y volvió una y otra vez sobre la decisión de reducir el gasto público, y responsabilizó al déficit heredado de la gestión anterior y a las condiciones externas durante el 2000 por el desvío de las metas presupuestarias y la persistente recesión. Se quejó de los “ruidos políticos que le hacen el juego a intereses que no quiero calificar”, mencionando a los ataques contra el presidente del Banco Central “y este asunto del lavaje (sic) de dinero”. Y finalmente minimizó el ajuste de 2 mil millones de pesos al presupuesto que López Murphy llegó para implementar, “una mínima parte del producto bruto”, pero a la vez explicó que la necesidad de este ajuste era lo que lo había llevado a “una convocatoria a un gran acuerdo nacional”. No hizo mención a la crisis en la Alianza, que partió al Gobierno, ni a la renuncia del vicepresidente por denuncias de corrupción no investigadas.
Que su discurso no conformó las expectativas pudo verificarse en dos hechos: el tibio aplauso de compromiso con el que se lo despidió y el resurgimiento de rumores durante la tarde en el seno de la propia asamblea con respecto a las facultades extraordinarias reclamadas por Cavallo para ingresar al Gobierno. Por la tarde, acompañando a López Murphy en su presentación, De la Rúa se refirió al aludido artículo 76 de la Constitución. El rumor circulante era que Cavallo había reclamado facultades especiales para, eventualmente, dictar la defunción de la Convertibilidad. “He oído que hay cierta inquietud con respecto a esta facultad de emergencia, y yo les quiero aclarar que es una facultad de orden administrativo, que sirve para aliviar o abreviar algún trámite, que no pone en riesgo ninguna norma, que tiene incluso más garantías que un decreto de necesidad y urgencia, y que podremos utilizar para reducir o eliminar algún impuesto”, aseguró.

 

PRINCIPAL