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LA NULIDAD DE LAS LEYES DE IMPUNIDAD EMPIEZA A ACTUAR
Para extender la justicia

Cinco ex detenidos desaparecidos, víctimas de las torturas de �El turco Julián� y �Colores�, se presentaron ante el juez Gabriel Cavallo para pedir que se investigara a los represores por delitos de lesa humanidad.

Por Victoria Ginzberg

Eduardo Elpidio Lardies fue secuestrado el 28 de noviembre de 1976 en el Hipódromo de Palermo, donde trabajaba. El 5 de agosto de 1977 fue detenida en su domicilio Delia Barrera. Antes de pasar por la ESMA, Mario Villani estuvo en los centros clandestinos “Club Atlético”, “El Banco” y “El Olimpo”. Rufino Almeida fue llevado a “El Banco”. En “El Olimpo” a Jorge Paladino le dijeron que era “un desaparecido más”. Estas cinco personas, miembros de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, fueron víctimas de Julio Simón (a) “El turco Julián” y Juan Antonio Del Cerro (a) “Colores”. Ayer se presentaron ante el juez federal Gabriel Cavallo para pedirle que extienda a sus casos la causa criminal contra ambos represores. Es la primera presentación judicial que se hace como consecuencia de la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
El 6 de marzo Cavallo anuló las normas que clausuraron los juicios por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura –menos en los casos de apropiaciones de menores–. Pero hasta ahora la decisión del magistrado sólo es válida para las desapariciones de José Liborio Poblete y Gertrudis Hlaczik, secuestrados por la patota de El Olimpo en noviembre de 1978. Por ese caso fue indagado el viernes Simón y hoy deberá responder Del Cerro. Ambos están presos por el robo de la hija de Poblete y Hlaczik, Claudia Victoria, que tenía ocho meses cuando fue secuestrada con sus padres.
La presentación de los miembros de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos aspira a que la investigación de Cavallo se amplíe a los centros clandestinos Garaje Azopardo, Club Atlético, El Banco y Olimpo. Los denunciantes aseguraron que “todos estos sitios estaban localizados en construcciones controladas por el Ejército, la Policía Federal y el Servicio Penitenciario y dependían del Primer Cuerpo de Ejército” y que fueron utilizados por el grupo de tareas en el que actuaban Simón y Del Cerro. Durante 1976 estos represores llevaban a sus víctimas a Garaje Azopardo. En enero de 1977, el lugar fue reemplazado por el Club Atlético, que funcionó hasta el 28 de diciembre del mismo año. Luego y hasta el 16 de agosto de 1978 se instaló El Banco y finalmente El Olimpo cumplió la función de centro de tortura y muerte hasta enero de 1979. “Cuando se decidía el desmantelamiento del campo, los secuestrados que allí se encontraban y que no eran liberados ni ‘trasladados’ eran llevados al centro siguiente que se montaba. Así ocurrió con Mario Villani”, se detalló en la presentación.
En la denuncia, los cinco sobrevivientes de la dictadura contaron sus secuestros, denunciaron a sus captores y aportaron datos sobre personas vistas en los centros clandestinos que permanecen desaparecidas. Los acusados, además de “Colores” y “El Turco Julián” son: Andrés Aníbal Ferrero –segundo comandante del Primer Cuerpo de Ejército desde diciembre de 1977 a febrero de 1979–; Juan Carlos Avena, alias “Capitán Centeno”; Gustavo Eklund, Raúl Antonio Guglielminetti, Guillermo Antonio Minicucci y el ex general Carlos Guillermo “Pajarito” Suárez Mason.
Lardies narró en el escrito que en Garaje Azopardo vio a Simón que, junto a otra persona, llevaba y traía a la rastra de la sala de torturas a Rodolfo Prestipino. Barrera recordó al mismo represor como quien “le introdujo la cabeza dentro de una pileta llena de agua y la retuvo allí por un tiempo prolongado” y en otra oportunidad “le pegó con una cadena”. La mujer describió a El Turco Julián como una persona que “siempre lucía en su pecho una cruz esvástica y tenía un odio acérrimo hacia los detenidos con apellidos de origen judío, a los que privilegiaba para golpear y torturar”. Sobre Del Cerro relató que “se jactaba de que cuando él torturaba, los secuestrados veían todos los colores”. Villani nombró a Simón como “alguien muy sanguinario”, quien “en momentos de furia o cuandonecesitaba desahogar sus instintos vio sacar gente fuera de las celdas y agarrarla a cadenazos en los pasillos”.
Los cinco ex detenidos, representados por Luis Zamora, le pidieron a Cavallo que se hiciera cargo de sus casos porque sus secuestros y torturas “fueron perpetrados por los mismos sujetos” que participaron en la desaparición forzada del matrimonio Poblete “en forma simultánea y a veces en distinto tiempo, pero con claro acuerdo entre los autores”. El magistrado, que viajará hoy a España invitado por la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos de Madrid y se entrevistará con el juez Baltasar Garzón, estudiará si se hace cargo de esta denuncia por “conexidad” con el caso Poblete o si la envía a la Cámara Federal, que tiene el expediente del I Cuerpo de Ejército, para que el tribunal superior decida si él es competente.

 

 

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