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EL MERCURIO SABIA DE ANTEMANO QUE LO ALLANARIAN
Banco prevenido vale por dos

La entidad donde trabajó Perel fue allanada el viernes. Entre los papeles apareció la fotocopia de la denuncia en su contra, donde se pide ese procedimiento. Hubo computadoras vaciadas.

En el allanamiento del viernes estuvo León Arslanian, como abogado de los directivos del banco.

Por Andrés Osojnik

El excelente manejo de la información que tenía Mariano Perel –sobre el que solía alardear– parece haber hecho escuela en el banco donde trabajó hasta 1996: en el Mercurio, allanado el viernes pasado por una denuncia de la Procuración General de la Nación, ya sabían de antemano del procedimiento. Entre los papeles secuestrados ese día apareció una copia de la denuncia de la Procuración ante la Justicia federal donde, entre otras cosas se pedía, precisamente, el allanamiento a la entidad. Esa información conocida con anterioridad pudo ser una ventaja fenomenal para los directivos del banco: “Encontramos computadoras que estaban vacías”, confió una fuente que participó el viernes del allanamiento.
Los directivos del Banco Mercurio fueron denunciados por la Procuración, a través de la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos Tributarios y Contrabando (Ufitco), por “asociación ilícita”. La Unidad consideró en su presentación, sobre la base de una serie de escritos y documentos de Perel encontrados tras su muerte en Cariló, que varios miembros del directorio se asociaron para cometer evasión fiscal y lavado de dinero. La causa quedó a cargo del juzgado federal de Claudio Bonadío.
Esa presentación ante el juez –firmada por Maximiliano Rusconi, el jefe de los fiscales tributarios– detalla quiénes serían, según la investigación de la Ufitco, los miembros de la supuesta asociación ilícita y sus “partícipes necesarios”. Entre las medidas de prueba, Rusconi solicitó al juez que allanara la entidad en busca de documentación.
Una copia de esa presentación fue lo que apareció en el banco el día del procedimiento. El documento estaba en el despacho de Daniel Benadón, uno de los directivos del Mercurio. En la Ufitco están que trinan por la filtración: “Es una irresponsabilidad absoluta”, se quejó una fuente ante este diario.
–¿De quién es la irresponsabilidad?
–Evidentemente se produjo desde el juzgado o la Cámara (Federal, donde se hace el sorteo de la causa). Pero pudo haberse hecho en niveles bajos; para una filtración basta con un empleado que saque fotocopias.
–¿Se notó en el allanamiento que existió esa información previa?
–Encontramos computadoras que estaban vaciadas. La de Daniel Benadón sólo tenía tres archivos Word, de marzo de 2001. Todo lo anterior estaba borrado. Hasta la papelera de reciclaje estaba vacía. De todos modos, aparecieron documentos importantes para la investigación. No puedo dar detalles, pero apareció una carpeta vacía en cuyo lomo se lee “Off shore”.
Precisamente, lo que se investiga es si el Mercurio favorecía la evasión y el lavado mediante dos bancos off shore que según los escritos de Perel tenía la entidad, uno en Uruguay y otro en las Bahamas. Durante el allanamiento estuvo presente el ex ministro nacional y provincial León Arslanian, como abogado de los directivos del banco.
La Ufitco, además, prepara una nueva denuncia, esta vez contra un superintendente de la Policía Federal. Siempre según los documentos de Perel, en la División Análisis Delictual se habría intentado extorsionar al financista en 1996, en el momento más caliente de la investigación judicial sobre él y otros directivos del Mercurio. “En esa reunión me piden U$S 200.000 para arreglar al fiscal y terminar con la causa”, escribió el financista.
Ahora, el entonces responsable de esa división, un hombre que continúa en actividad, será acusado por cohecho. “Si no fue él quien pidió la coima, tampoco lo denunció, con lo que cometió omisión de denuncia”, explicó una fuente de la investigación. La presentación contra el policía se concretará mañana o el viernes. La saga de las denuncias post Perel promete continuar.

 


 

UN MOZO USURPABA LA IDENTIDAD DE CELEBRIDADES
Estafando a ricos y famosos

Por Jane Martinson *
Desde Nueva York

El empleado de un restaurante está sospechado de usurpar la identidad de los más ricos ejecutivos y celebridades en los Estados Unidos, en una estafa que las autoridades locales describieron como el mayor robo de identidad en la historia de Internet. Abraham Abdallah, un engañoso convicto de 32 años, está acusado de infiltrarse en las cuentas financieras de más de 200 personas de la lista anual de la revista Forbes de la Gente más Rica de Norteamérica. Sus supuestas víctimas incluyen a gente del espectáculo como Steven Spielberg y Oprah Wingrey, así como financistas y ejecutivos millonarios como Ted Turner, Warren Buffett, Georges Soros, Michael Bloomber y Larry Ellison.
Abdallah está acusado de usar la web para rastrear la información confidencial y acceder a los bancos, a acciones y tarjetas de crédito. Una asombrosa evidencia encontrada por la policía fue una copia muy usada de la revista Forbes del otoño pasado con direcciones personales, números de teléfono, cuentas bancarias y los nombres de soltera de las madres, escritos al lado de las biografías de los millonarios. En varios casos, también estaban anotados sus números de seguridad social de Estados Unidos. Bill Gates, el hombre más rico en la lista de 400 de Forbes parece ser uno de los pocos que escapó de la web del defraudador. Abdallah está acusado de utilizar teléfonos celulares y servicios de correo virtual conectados a la web para rastrear paquetes enviados a nombre de sus víctimas y levantar mensajes desde cualquier lugar de Estados Unidos.
El detective Michael Fabozzi, del Departamento de Policía de Nueva York, dijo que “había tantos paquetes yendo a tanto lugares al mismo tiempo que es imposible imaginar cómo se mantenía informado de todo... pero lo hacía”. El Departamento de Policía cree que Abdallah clonó las identidades de sus víctimas, estableciendo cientos de direcciones falsas para entregas postales en Nueva York, antes de atacar sus cuentas personales.
Abdallah negó cualquier mala acción y su abogado se negó a discutir el caso. La policía, que arrestó al sospechoso cuando llegó a buscar una entrega en su automóvil hace casi un mes, todavía está tratando de aclarar la magnitud del fraude electrónico, que cree se estiró durante seis meses más. Abdallah está acusado de posesión ilegal de aparatos fraguados, robo de propiedad y usurpación de identidad.
El caso, llamado Operación CEO, comenzó en diciembre pasado, cuando la unidad tecnológica y de investigación sobre computación fue alertada por un pedido sospechoso de transferir 10 millones de dólares de una cuenta perteneciente a Thomas Siebel, fundador de Siebel Systems, una firma electrónica. La solicitud era falsa y allí comenzó la caída de Abdallah.

* De The Guardian, especial para Página/12.

 

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