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�La tecnología permite más tiempo para aprender�

 

El titular del Instituto de Investigación y Planificación Educativa de la Unesco, Juan Carlos Tedesco, aceptó integrar el directorio del portal educ.ar porque considera que es un instrumento útil para �empezar a superar la brecha tecnológica�. Dice que la clave es �la capacitación docente�.

 

Por Nora Veiras

Es el único pedagogo convocado para integrar el directorio del portal educ.ar, la herramienta que el gobierno invoca como central para “la transformación educativa”. Juan Carlos Tedesco, el ex titular de Educación de la Unesco, aclara que su participación es como “representante” del organismo internacional. “Es importante un proyecto que se proponga superar la brecha digital en la Argentina”, explica y aclara que “las nuevas tecnologías pueden reemplazar dentro del proceso de aprendizaje lo menos calificado que es pasar información, dar datos y ese tiempo que antes se usaba en eso se puede ocupar en el aprendizaje, en orientar, en guiar, en personalizar el aprendizaje. El docente se puede convertir en un acompañante cognitivo”.
–¿No se pone demasiado énfasis en el portal como herramienta de transformación educativa teniendo en cuenta todo lo que falta todavía para el equipamiento y la capacitación?
–Si la existencia del proyecto permite movilizar recursos para superar los problemas de infraestructura en buena hora. Si hoy en día uno dice, por ejemplo, hay mil quinientas escuelas que no tienen electricidad y si la existencia de este proyecto va a permitir acelerar el acceso de estas escuelas a la electricidad o al teléfono ¿por qué no? Resolver los problemas de infraestructura va a ser muy útil para el proyecto y, en general, para las escuelas. El proyecto puede actuar como detonante para acelerar los ritmos de solución de los problemas de infraestructura y que además genere mayor cantidad de recursos para esto. Desde la propia contribución de Martín Varsavsky para la generación del portal hasta la propia posibilidad de que haya inversiones de las empresas telefónicas en la instalación de líneas. La tecnología es un instrumento y lo principal es lo que hacemos con ello. Por eso hay que poner mucho acento en el tema de la formación docente, en el tema de la conectividad cultural además de la conectividad física: además de las líneas telefónicas hay que facilitar la conectividad mental, cultural de los docentes, de los alumnos con los instrumentos tecnológicos que bien usados son maravillosos.
–¿Cómo sería el aprovechamiento para desarrollar esa conectividad cultural?
–Estos instrumentos pueden permitir poner una enorme cantidad de información a disposición de los sectores populares. Los docentes si tienen en la tecnología un instrumento que les permite transmitir mucha información les puede permitir a ellos dedicarse al aprendizaje. En el fondo hay como un proceso similar al de la incorporación de la tecnología en cualquier proceso productivo: la tecnología reemplaza lo menos calificado del ser humano. En la educación uno puede pensar lo mismo: las nuevas tecnologías pueden reemplazar dentro del proceso de aprendizaje lo menos calificado que es pasar información, dar datos y ese tiempo se puede usar en el aprendizaje, en orientar, en guiar, en personalizar el aprendizaje de cada uno. Esto hoy en día se está haciendo mucho en los sectores de ingresos medios y altos. El portal debería permitir que el proceso de personalización del aprendizaje, de mayor calidad también tenga lugar en las escuelas que atienden a los chicos de los sectores populares.
–Eso supone una redefinición del rol docente...
–Por supuesto. La clave de todo esto está en los docentes. En California hay muchas investigaciones que se han hecho –es el lugar del mundo con mayor densidad de computadoras por habitante y por escuelas– y demuestran que casi dos tercios de las computadoras que existen en las escuelas se emplean para las operaciones más tradicionales desde el punto de vista pedagógico.
–Por ejemplo ¿para qué?
–En lugar de usar el pizarrón, se usa la pantalla de la computadora. El maestro pone información, pasa datos, da órdenes, pide respuestas, evalúa las respuestas, es decir para hacer lo mismo que antes se hacíaoralmente y cara a cara, ahora se hace a través de la computadora. Usado así, no resuelve ningún problema. Ahora, usado en forma activa para procesos de investigación, para búsqueda de datos, para despertar la curiosidad, para el diálogo, la interacción. El uso en un sentido o en otro depende del maestro, no es el alumno el que va a decidir cómo se usa. El gran desafío es formar a los docentes para un uso activo, democrático de estos instrumentos.
–De hecho es una tecnología que está mucho más naturalizada para el chico y que para el adulto.
–Estamos ante un momento histórico muy especial. A mí me gusta mucho la manera en que Hannah Arendt analizó esta etapa, ella lo anticipó antes de que hubiera esta expansión de computadoras, cuando dijo que se estaba produciendo una separación entre los que pueden hacer y los que pueden pensar. Ella decía que hoy en día tenemos a los chicos que saben usar estos instrumentos pero no pueden pensar en qué hacer con esos instrumentos y los adultos que pueden pensar en para qué usarlos pero que no los saben usar. Hay que superar esta dicotomía y, obviamente, la responsabilidad más grande está en los adultos. El salto más fuerte tenemos que producirlo en los adultos y en los maestros especialmente. El portal apunta a eso. Uno de los tres grandes programas del portal es capacitación docente y esto debería tener estos dos componentes: uno el propiamente instrumental y otro más cultural de manera que los docentes puedan incorporar este instrumento a su práctica profesional. Obviamente, va a ser lento. Es bueno asumir la idea que las representaciones, las mentalidades cambian más lentamente que las tecnologías y que las medidas que uno pueda tomar. Muchas veces en esto la variable tiempo juega en contra porque si se pretenden hacer las cosas demasiado aceleradamente terminan siendo vividas como amenazas y hace que las cosas sean más lentas todavía.
–Muchas veces se dice que se pone el acento en la apropiación de la tecnología pero que los chicos tienen muchas carencias en todo lo que es desarrollo de lengua, matemática, comprensión de texto.
–Creo que no hay contradicción, al contrario. La contradicción existía cuando la tecnología se concentraban en la televisión. El uso de la imagen efectivamente no promueve la lectura y la escritura, pero los portales no son eso. Ahora un chico que se maneja en Internet tiene que leer, tiene que escribir. La lectura y la escritura son componentes fundamentales en el uso de estos instrumentos. En ese sentido estamos mejor. Uno puede usar estos instrumentos para resolver algunos de estos déficit tradicionales. Lo que sí plantean estas nuevas tecnologías es un cambio radical desde el punto de vista de quién tiene la responsabilidad por el proceso de aprendizaje. En los modelos tradicionales siempre había alguien que ofrecía un modelo y el alumno tenía que aprenderlo, incorporar, aquí en cambio lo que hay es un gran universo de datos, informaciones, de caminos y es el alumno el que tiene que elegir por dónde va, entonces hay mucho más autoaprendizaje, mucho más esfuerzo de construcción del aprendizaje por parte del alumno. El docente tiene que ser un guía o como dicen algunos un acompañante cognitivo, ayudarlo a reflexionar por qué está buscando tal o cual cosa. Estos instrumentos exigen que el alumno tenga criterios pero los criterios no los forma el instrumento, presupone que el alumno los tiene. Ahí está el papel de la escuela, ahí es irreemplazable el maestro.
–Usted decía que en los sectores de mayor poder adquisitivo esto ya se hace ¿cuál es el resultado en los aprendizajes?
–Hay de todo. Los que defienden esto van a mostrar datos que prueban que aprenden más y también hay datos que indican que aprenden lo mismo. El tema no es disponer o no de la tecnología sino cómo se usa. Es cierto que bien usada tiene una gran potencialidad y es cierto también que el acceso a estos instrumentos ya no es un problema puramente pedagógico: está pasando lo mismo que cuando se inventó la imprenta. Antes de la invenciónde la imprenta saber leer y escribir no discriminaba porque el mecanismo por el cual circulaba la información era la oralidad. Cuando se inventó la imprenta algo cambió: la información socialmente significativa empezó a circular a través de un instrumento –el libro, el diario– que para dominar había que saber leer y escribir, por eso es que aprender fue una gran demanda de democratización de la cultura. Lo que está pasando ahora es que la información socialmente más significativa está circulando por estos canales, entonces el que no domine el uso de estos canales va a quedar marginado. No es sólo un problema pedagógico, es social, es político, es cultural. La brecha digital acompaña la brecha económica, la brecha de distribución de los ingresos. Los que no tienen acceso a la tecnología no tienen acceso a vivienda, al empleo, a buena salud, en ese sentido romper la brecha digital es una manera de contribuir a democratizar la distribución de los bienes sociales.
–¿Se puede romper esa brecha digital si no se acercan las brechas sociales?
–En última instancia no pero tampoco uno puede decir “vamos a ocuparnos de la brecha digital cuando esté resuelta la otra”. Yo siempre insisto en que es cierto que la educación contribuye a la equidad pero también es cierto que si no hay equidad no puede haber educación. Sin un mínimo de equidad social esto no va a funcionar pero eso no significa que haya que esperar a que se redistribuya el ingreso para que empecemos a ocuparnos del acceso a Internet. En parte es también un proyecto de redistribución: supone que se van a distribuir recursos hacia los sectores populares, más desfavorecidos. Efectivamente si a mediano y largo plazo no hay solución a los problemas de empleo, de distribución del ingreso, esto no va a resolver nada.

 

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