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HOY SE ANUNCIA OFICIALMENTE EL ESTRICTO ACUERDO FIRMADO CON EL FMI
Cavallo no para de hablarles a los “mercados”

La suba del riesgo país por
tercer día consecutivo, después del impuestazo, obligó a Cavallo a salir a calmar a los mercados. Dijo que la caída del 9 por ciento de la recaudación de abril estaba prevista en el acuerdo con el FMI. Temor al círculo vicioso de ajuste, recesión y baja de recaudación.
El ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, domado por los mercados.
Ahora sólo busca detener el aumento del riesgo país, que profundiza la recesión.


Preocupado por la suba del riesgo país por tercer día consecutivo, después del impuestazo anunciado el viernes, Domingo Cavallo volvió a hablarles exclusivamente a los “mercados”. Anoche convocó de manera imprevista una conferencia de prensa para explicar la fuerte caída de la recaudación impositiva en abril, que abre nuevas dudas entre los acreedores. Y es que son cada vez más los que sostienen que la economía entró en un nuevo círculo vicioso de recesión y caída de la recaudación, que hace que ningún ajuste fiscal alcance para acomodar las cuentas. El riesgo país llegó ayer a 1091 puntos, una sobretasa de interés (de casi 11 por ciento más de lo que paga el Tesoro norteamericano), que de persistir no sólo diluye cualquier recuperación del crédito privado, profundizando la recesión, sino resquebraja la solvencia del sector público y aleja la posibilidad de reprogramar de manera conveniente para el fisco los vencimientos de la deuda.
Hoy se anunciará oficialmente el acuerdo cerrado con el Fondo Monetario, una vez que sea tratado por el directorio del organismo. La formalidad, que ratifica el compromiso del Gobierno de ajustar todo lo necesario las cuentas públicas para cumplir con las estrictas metas pautadas, supuestamente debería ser bienvenida por los “inversores” en títulos de la deuda argentina. Sin embargo, Cavallo evalúa que un nuevo revés frente a los especuladores financieros, a quienes desde el viernes pasado se desvive por seducir, lo arrojaría varios metros más hacia el precipicio. “He leído y escuchado comentarios alarmistas sobre los resultados de la recaudación de abril. Pero no hay por qué alarmarse porque está dentro de lo previsto. Y vamos a tener toda la recaudación necesaria a lo largo del año”, empezó diciendo el ministro.
No hizo falta que aclarara la “recaudación necesaria” para qué, ni para quiénes. Cavallo quiso despejar las dudas de los financistasespeculadores, tenedores de bonos de la deuda argentina, sobre las cuentas que el ministro cerró el fin de semana último en Washington con las máximas autoridades del FMI, después de haber anunciado en Buenos Aires otro típico paquete de ajuste fiscal: generalización del IVA, un aumento del impuesto a las cuentas corrientes y un recorte de gasto público por 900 millones.
Los ingresos del fisco en abril se desmoronaron un 9 por ciento y semejante bajón abre nuevos interrogantes sobre la estrategia de ajustar en medio de la recesión para equilibrar las cuentas fiscales. En especial, porque la recaudación de abril ya contaba con el impuestazo a las cuentas corrientes. Para Cavallo sólo la mitad de la caída se debe a la baja del nivel de actividad y al aumento en la evasión y la morosidad (ver aparte). Pero lo cierto es que, como le ocurrió el año pasado a José Luis Machinea, los mismos “mercados” que reclamaban más ajuste para reordenar las cuentas fiscales y asegurarse el cobro de la deuda, hoy temen que el impuestazo termine profundizando la recesión. Y, ya se sabe, con recesión no hay ajuste que alcance para reencauzar el déficit fiscal y garantizar un pago ordenado del endeudamiento. Esa impresión, a su vez, mantiene elevado el riesgo país –es decir, las tasas de interés que le facturan al gobierno por su endeudamiento– y con estas tasas no hay reactivación posible, porque no hay proyecto de inversión rentable ni crédito para consumo o vivienda razonable. Tal es el círculo vicioso que aplastó en su momento a Machinea y ahora amenaza con atrapar a Cavallo.
En este contexto, el ministro cree que, así como hace un mes apostaba a reactivar las expectativas en el mercado interno, en las actuales circunstancias no tiene otra salida que ir a fondo con las señales “promercado”. Un día más de suba en el riesgo país, cuando está jugando las mejores cartas a su favor, terminaría de erosionar su capacidad para crear expectativas entre los inversores, evalúan sus colaboradores más cercanos.Por eso, ayer también insistió con que “el gasto público no va superar los límites fijados en el Presupuesto y en los acuerdos internacionales”. Y anunció que el contador Marcos Makón, un funcionario de confianza compartida entre él y Chacho Alvarez, está nuevamente trabajando sobre la reforma del Estado que piden a gritos desde Wall Street.
El Cavallo de ayer volvió a contrastar con el de hace un mes, cuando hablaba de los “jóvenes miopes”. Sólo se limitó a desacreditar la idea de que los últimos anuncios fiscales hayan sido un “impuestazo” o un “golpe a la clase media”, y responsabilizó a los medios de comunicación de “seguir tirando pálidas”. Sus principales definiciones fueron las siguientes:
“Acá no ha habido ningún impuestazo. Se eliminaron privilegios. Este es un golpe a la clase alta, no a la clase media.”
“Estamos viendo si la AFIP continúa en la órbita de Jefatura o vuelve a Economía. Lo decidiremos en los próximos días.”
Sobre el “blanqueo de capitales” que anunció al asumir: “No va a haber un perdonazo. Van a tener que traer capitales y ponerlos a una tasa de interés baja por un buen tiempo. Pero recién lo vamos a instrumentar cuando en Argentina a nadie se le pueda ocurrir evadir”.
“Cuando la recaudación aumente, antes de bajar el IVA o Ganancias vamos a reducir impuestos distorsivos como Renta Mínima Presunta, el impuesto a los intereses y vamos a permitir que los impuestos al trabajo puedan tomarse como crédito de IVA.”

 

“Es inminente”

Frente a las turbulencias en los mercados, Domingo Cavallo podrá darles una buena noticia a los financistas. Según expresó ayer el vocero del FMI, Francisco Baker, la firma del acuerdo con la Argentina “es inminente”, y fijó un plazo de 24 horas para que ello suceda. El nuevo acuerdo establecerá un “waiver” (perdón) que el Fondo dispensará a la Argentina por el incumplimiento de las metas fiscales del primer trimestre, por un total de 1000 millones de dólares. Justamente, lo que resta definir es si el organismo permitirá que la Argentina compense esa falta a lo largo de año, o bien restringiendo las metas trimestrales. Cavallo se inclina por la primera opción ya que prevé que la economía recién se recuperará en el último tramo de 2001. Por su parte, Baker admitió que el acuerdo todavía no se rubricó debido a un tema burocrático, aunque reconoció que “el tema genera nerviosismo”.

 

Desconfianza

La confianza de los consumidores volvió a caer en abril, del 25,1 al 20,5 por ciento, según la encuesta mensual de la Fundación Mercado. A su vez, los planes por adquirir bienes durables cayeron aun por debajo del promedio del año pasado. En cambio, se notó una leve apreciación del ahorro en las familias, aunque en niveles inferiores al promedio de 2001. Según la Fundación, las dudas de que la Argentina pueda hacer frente a los servicios de la deuda y el lanzamiento de la flexibilidad de la Convertibilidad jugaron en contra de la recuperación. “La interrupción del despegue no estuvo ligada a medidas de política económica interna ni a ruidos políticos, sino a una severa crisis de confianza externa”, sostuvo la Fundación.

 

OPINION
Por Julio Nudler

Inflando un globo roto

Bajaremos impuestos que quitan ingresos a los sectores medios y altos... perdón, bajos.” ¿Traicionó este fallido, registrado en la rueda de prensa de anoche, el verdadero sentimiento de Domingo Cavallo? En otro momento aseguró que los impuestos distorsivos son los más evadibles, lo cual contradice a las claras su defensa del tributo a las transacciones financieras como un arma contra la evasión, tratándose del más distorsivo de los gravámenes. Pero los pasajes más duros de contemplar para los piadosos fueron los de esas minuciosas explicaciones del comienzo, tratando de demostrar que el derrumbe de la recaudación en abril no fue tal, y que en realidad él ya lo tenía todo previsto. Llegó al extremo de afirmar que entre sus anuncios del viernes pasado el verdaderamente significativo fue la reducción del IVA para los bienes de capital, cuando es obvio que el impuestazo le sirvió de pasaporte para viajar rumbo al Fondo Monetario y recauchutar en Washington el acuerdo que le permitiera a José Luis Machinea obtener el blindaje. ¿Alguien concibe al FMI perdonándole la vida a un ministro que exhiba como salvoconducto una reducción de impuestos en medio de un desborde deficitario?
El número más dramático conocido ayer muestra que 364 grandes contribuyentes (es decir, grandes empresas) resolvieron incumplir, por lo menos temporariamente, con la DGI, pese a estar bajo la lupa del organismo, y aunque la mora es castigada con un recargo del 3 por ciento mensual. Algunos tributaristas hablan ya de la “canibalización” del IVA y Ganancias por el impuesto a las cuentas corrientes: lo que se paga a la fuerza por éste, se deja de pagar por aquellos. Es como si Cavallo tratara de inflar un globo pinchado: por algún agujero se escapa la presión tributaria que intenta meterle a una economía exánime. Para colmo, usa un inflador desajustado, como es la AFIP.
A pesar de todo, el mediterráneo no baja los brazos ni renuncia a su discurso desarrollista. Cuando retrocede un paso ante la embestida de los operadores de títulos, anuncia que avanzará dos. Lucha como puede contra una cruel realidad. El riesgo país sube, la recaudación baja y él corre detrás de las variables, única opción posible en la deflación que le legaron sus predecesores, a quienes él a su vez les había dejado como herencia maldita la convertibilidad con sobrevaluación cambiaria. En circunstancias como éstas no puede haber blanqueo que atraiga capitales ni megacanje consensuado con los acreedores. Sólo el infartante equilibrio del funámbulo, que sabe que cualquier mal paso le resultará fatal.

 

LOS MERCADOS SIGUEN CASTIGANDO. BAJA DE LAS ACCIONES
El riesgo país, en 1091 puntos

Por Claudio Zlotnik

El riesgo país continuó su carrera ascendente: ayer subió 21 puntos y se situó en los 1091. A su vez, las acciones perdieron 0,5 por ciento en promedio. También se volvió a disparar la tasa interbancaria. Cuando parecía que, por fin, los mercados le habían levantado el pulgar a Domingo Cavallo, la noticia de que la recaudación cayó 9,1 por ciento en abril impactó negativamente. En la city creen que la economía argentina cayó en una trampa de la cual se le hace muy difícil salir: el ajuste trae aparejado otro ajuste y que no se avizora el motor del crecimiento. El círculo vicioso se cierra con un riesgo país por encima de los mil puntos, que quiebra cualquier ilusión de reactivación.
En medio de las tensiones, los títulos públicos registraron una baja de entre 1,0 y 1,5 por ciento. Y el “call” (tasa a la cual los bancos se prestan entre sí a cortísimo plazo) saltó al 20 por ciento anual para las operaciones en pesos, aunque hubo bancos líderes que prestaron al 30 por ciento. Esta tasa, referente para el resto del sistema financiero, había sido del 8,5 por ciento el último lunes.
Anoche, el propio ministro admitió que la fuerte caída de la recaudación impositiva puso nerviosos a los mercados, aunque dijo que “esas interpretaciones son excesivamente alarmistas”. Justamente, ese indicador es uno de los de mayor rating entre los operadores porque sirve para testear la marcha de la economía. La lectura que hacen los financistas es que el fuerte retroceso de la recaudación del mes pasado indica que la economía sigue en terapia intensiva. Y que si la Argentina no crece, difícilmente pueda cumplir con el pago de los servicios de la deuda. Por este motivo, aumenta el riesgo país y se profundizan los problemas. Con un riesgo país en los niveles actuales, los mercados de crédito permanecen cerrados para la Argentina, que necesita que le presten para refinanciar la deuda.
El hecho de que Cavallo echara mano a un nuevo impuestazo para emparchar el desajuste fiscal también fue desaprobado por los financistas. No alcanzó que el ministro mostrara un perfil ortodoxo para convencer a los corredores. Tampoco que Cavallo viajara a Washington para estrecharse en un abrazo con Horst Koehler al sentar las bases de un nuevo acuerdo. La desconfianza persiste. En la práctica, el aumento de la presión impositiva no significó una mayor recaudación sino todo lo contrario, por lo que la agujero fiscal se sigue agrandando y, dada la experiencia reciente, no está probado que el flamante ajuste vaya a tener éxito.
Al menos en lo que respecta a los primeros días de la semana podría afirmarse que la teoría de Economía está fallando. En el Palacio de Hacienda suponían que tras el desplazamiento “ordenado” de Pedro Pou del Banco Central y una vez firmado el nuevo acuerdo con el FMI, los mercados volverían a sonreírle al ministro. Y que, en un contexto más relajado, sería el turno de lanzar un megacanje de la deuda para desahogar los vencimientos del corto plazo. Pero si bien las primeras dos condiciones se concretaron tal cual lo planeado, el riesgo país continúa por las nubes. Y, de persistir estas condiciones, sería imposible realizar la operación porque las tasas de interés de los nuevos bonos de largo plazo serían altísimas.
Cavallo reza para que las aguas se calmen en los próximos días. El megacanje de deuda, por unos 20 mil millones de dólares, es su comodín para que bajen el riesgo y las tasas, y la economía emerja. Por lo pronto, las negociaciones entre Economía con los bancos y las AFJP siguen a toda marcha. En sus carteras, las entidades financieras poseen 14 mil millones en títulos de corto plazo (Letes, Bontes y Bonos Pagaré). Pero los fondos de pensión, apenas 200 millones. Por tal motivo, existe la posibilidad de que se selle un acuerdo con las AFJP para que éstas entreguen bonos (incluyendo los cupones que vencen anualmente) y a cambio se les entregueotro título de largo plazo “cupón cero”, es decir que no paga intereses y el capital se cancela al vencimiento. En las AFJP calculan que por esta operación podrían canjear de 2 mil a 3 mil millones de bonos.

 


 

Actividad que no arranca, impuestos que no se pagan

Por Raúl Dellatorre

Los ingresos que recauda la DGI sobre la actividad económica interna cayeron en abril en un 12,7 por ciento con respecto al año anterior. La Administración Federal de Ingresos Públicos justificó a media tarde la mala performance por la baja actividad económica, la deflación y el incremento de tasas de interés. Domingo Cavallo, sin embargo, no quiso dejar pasar esa imagen, y llamó de urgencia a una conferencia de prensa pocas horas después de difundida aquella información para hacer un balance optimista de los resultados tributarios. Sólo menos de la mitad de la caída de la recaudación, intentó explicar, obedece a la caída en el nivel de actividad y/o a aumentos de incumplimientos de los contribuyentes.
La recaudación total de abril alcanzó a 3538,3 millones de pesos, de los cuales 2276 millones correspondieron a los ingresos de la DGI, 653,8 millones a Aduanas y 608,5 millones a los aportes a la Seguridad Social. Contra abril del año pasado, los recursos totales cayeron 9,1% y los correspondientes a DGI y Seguridad Social flaquearon en 12,7 y 3,9%, respectivamente. Los ingresos en Aduanas crecieron levemente, en un 0,3%. En el acumulado de los primeros cuatro meses del año, los ingresos totales descendieron 4,6% y los que corresponden exclusivamente a DGI, 4,3%. Este resultado, sin embargo, no afectará la meta de recaudación para el año, según indicó el ministro de Economía, que señaló que la caída de abril ya fue incluida en el programa elevado el último fin de semana al Fondo Monetario.
El descenso del 12,5 por ciento en la recaudación del IVA que cobra la DGI –en el mercado interno– y del 17,1 en el impuesto a los combustibles en el mes de abril estaría indicando que la baja en el nivel de actividad, tal como lo señaló la AFIP, es el principal ingrediente de la brusca caída en la recaudación total. Sólo en estos dos impuestos al consumo se perdieron ingresos por 216,2 millones con respecto a abril del año pasado, ya en plena situación recesiva. Vale señalar que ni uno ni otro gravamen se han visto alcanzados por rebajas de tasas ni cambios en el calendario de vencimientos, un argumento que utilizó ayer Cavallo para justificar la menor recaudación.
En cambio, buena parte de la caída del 20 por ciento en la recaudación del impuesto a las ganancias obedece a que el mes pasado no se cobraron 130 millones de pesos en anticipos que sí ingresaron en abril del 2000. De igual forma, la derogación del impuesto de emergencia a las altas rentas y la reducción en la alícuota en el impuesto a los intereses pagados provocó que se resignaran otros 57 millones de pesos de ingresos con respecto al año anterior.
El impuesto a los débitos y créditos en cuenta corriente, en su mes debut, le dejó al fisco 184,5 millones, sólo la tercera parte de la caída de recaudación perdida por el resto de la estructura impositiva. Según el artilugio utilizado por Cavallo, proyectando dichos ingresos a un mes de 21 días hábiles –en abril sólo se cobró sobre 15 días–, “lo normal” será que ese tributo rinda 248 millones de pesos, que comparó con los 265 millones que, según su propia interpretación, habría sido la incidencia de la menor actividad o mayores incumplimientos durante el mes pasado sobre la recaudación.
Las explicaciones que dio ayer Cavallo contrastaron fuertemente con los argumentos expuestos en el comunicado de la AFIP difundido junto con la planilla de recaudación en horas de la tarde. Allí se señalaban como los tres factores principales que afectaron la recaudación al incremento en las tasas de interés, a la disminución de la actividad económica y a la disminución de precios (deflación). En apoyo de su argumento, la AFIP recordó que el Estimador Mensual Industrial de marzo disminuyó un 4,5 por ciento con respecto al año anterior, la construcción lo hizo en un 13,9 por ciento, el PBI venía cayendo a fines del 2000 al 2 por ciento anual y los precios al consumidor a una tasa anual del uno por ciento. Sin decirlo expresamente, la repartición que encabeza Héctor Rodríguez y depende de laJefatura de Gabinete, refería que en una economía en fuerte deterioro difícilmente pudiera mantenerse la recaudación. Cavallo no quiso dejar esa imagen, y dos horas después salió a dar una explicación distinta del fenómeno. Lo que no alcanza para cambiar la realidad.

 

Si pagaba mil, pagará más

Los alquileres comerciales pagarán IVA cuando superen los mil pesos mensuales, mientras que los arrendamientos rurales seguirán exentos, según establecerá un inminente decreto. Ambas novedades fueron anticipadas anoche a Página/12 por el secretario de Ingresos Públicos, José María Farré. Este sostuvo que los comercios no sufrirán con la medida ningún incremento en la presión tributaria porque podrán imputar todo el IVA que le paguen al locador contra el impuesto cobrado a los clientes. Es obvio que no lo podrán hacer los muchos comerciantes que evaden.
Farré juzga que la extensión del IVA a las locaciones reactivará la construcción de inmuebles comerciales para alquilar al reducir su costo, ya que los dueños de los edificios podrán descargar el impuesto pagado por insumos y servicios empleados en las obras.
En cuanto a la televisión por cable, que aduce la ilegalidad del alza en la alícuota del 13 al 21% porque el Parlamento no le cedió al Ejecutivo la facultad de elevar tasas (sí de bajarlas o de suprimir exenciones), Economía podría derrotar la objeción desdoblando la medida: eximiendo primero al cable del IVA, y gravándolo por otro decreto con el 21%.
Por último, los acuerdos sectoriales, empezando por el metalmecánico que se firmará hoy, permitirá computar las contribuciones patronales, cuyo máximo actual es de 14,7%, como crédito fiscal del IVA.

 

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