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NIÑOS QUE TIENEN MATERIAL GENETICO DE TRES PERSONAS
Los chicos de la pesada herencia

Para su gestación se usó la transferencia citoplasmática. Un estudio mostró que tienen genes de tres personas, pero son sanos.

Hasta ahora en todo el mundo fueron concebidos unos 30 niños con esta técnica.
La transferencia citoplasmática, sin embargo, ha recibido cuestionamientos éticos.

Existen niños con material genético heredado de tres personas diferentes pero aun así sanos. Esa es una de las conclusiones que extrajeron los científicos que realizaron el seguimiento de bebés gestados con una técnica denominada transferencia citoplasmática. En un artículo publicado ayer en la prestigiosa revista Human Reproduction los científicos explican que ya han nacido en el mundo unos 30 niños con esa técnica, 15 de ellos como parte de un programa experimental en un instituto norteamericano. Ahora, el estudio de las huellas genéticas en dos niños de un año confirmó que tienen una pequeña cantidad de caracteres hereditarios que no corresponden a ninguno de sus dos padres, aunque establece que se trata de niños normales. La técnica ha sido cuestionada desde un punto de vista ético y no está permitida en algunos países.
Cuando en 1998 se dio a conocer que se habían logrado por primera vez embarazos con esta técnica se generó un considerable revuelo en la opinión pública. La prensa los bautizó como “bebés con dos madres” y varios especialistas elevaron sus voces para alertar sobre posibles defectos genéticos e incluso sobre las secuelas psicológicas que podrían tener niños con herencia genética de dos mujeres diferentes.
El procedimiento, utilizado en mujeres con problemas de fertilidad, consiste en extraer citoplasma del óvulo de una donante e inyectarlo en el óvulo de la receptora, junto con el espermatozoide de su pareja. El citoplasma contiene material genético que sustenta el desarrollo del embrión. En los óvulos de algunas mujeres, ese material puede estar deteriorado; la transferencia del citoplasma de uno “sano” puede permitir el embarazo. En Argentina se ensayó la técnica en unos pocos casos que no resultaron en embarazos (ver aparte) y los investigadores prefirieron no seguir adelante.
El estudio publicado ahora pertenece a los médicos a cargo del Instituto de Medicina Reproductiva de St. Barnabas, en Nueva Jersey, el que ha perfeccionado la técnica y realizado la mayor cantidad de intervenciones. El Instituto tiene un sitio en Internet donde explica a los posibles interesados quiénes pueden ser candidatas para el método (ver recuadro). “Este informe es el primero en constatar la modificación de células germinales humanas que resulta en niños sanos”, escribe el equipo encabezado por Jason Barritt y Jacques Cohen. Los médicos analizaron a dos niños y constataron que sus células contienen mitocondria, y en consecuencia genes, de dos mujeres cada uno, además de su padre. “La transferencia citoplasmática ha provocado aprehensión” admiten, pero luego dan a conocer que los chicos estudiados son sanos y normales.
El informe, sin embargo, dio lugar a nuevos cuestionamientos. Lord Winston, pionero en materia de infertilidad y profesor del Hospital Hammersmith de Londres, hizo explícitas sus reservas ante la BBC de Londres. “No hay evidencia de que esta técnicas merezca ser aplicada en casos de infertilidad –dijo–. Yo estoy muy sorprendido de que se haya llevado a cabo hasta este punto. Si duda no se admitiría en Gran Bretaña.” Winston consideró que si bien el número de genes adicionales presentes en los niños es pequeño, el procedimiento es erróneo por principio.
La Autoridad en Embriología y Fertilización Humana de Gran Bretaña, que monitorea y regula las actividades de medicina reproductiva, confirmó que no permitía la aplicación de esta técnica en ese país por las dudas que planteaba y la posible modificación de las células germinales.
Al mismo tiempo en Estados Unidos las autoridades aclararon que los investigadores realizaron la experimentación sin fondos públicos.

 

“Hijos con sus genes”

En su sitio en Internet, el Instituto Saint Barnabas responde a una serie de preguntas para aquellas mujeres interesadas en el tratamiento. “Hasta ahora, las mujeres con problemas recurrentes en el desarrollo del embrión, o con implantación deficiente, no tenían opciones para tener hijos con sus mismos genes”, señalan los profesionales. “Este proceso permite corregir selectivamente los problemas en el embrión, y posibilita la gestación con los genes de ambos padres.” Según el texto, las pacientes que pueden resultar beneficiadas con este método son las que responden bien a la estimulación para la producción de óvulos, “pero no tienen un buen desarrollo embrionario”. Los integrantes del Saint Barnabas –que no se refieren nunca a los cuestionamientos éticos del método– afirman que no se trata de manipulación de genes: “El propósito de esta técnica es corregir los problemas del óvulo, sin cambiar la carga genética del núcleo”.

 

EL ANALISIS DE DOS ESPECIALISTAS ARGENTINOS
“Es un método aún discutido”

En la Argentina se ensayó en algunos casos la técnica de transferencia citoplasmática –un método de fertilización asistida que consiste en inyectar parte del citoplasma de un óvulo donante en el óvulo de la madre que no puede quedar embarazada–, pero no se lograron embarazos. Página/12 consultó a dos especialistas en el tema, que explicaron cómo se utiliza el método y brindaron una opinión respecto de su aplicación.
“Yo no hablaría de una ‘modificación genética’ en el sentido estricto de la frase; más bien se trata de un proceso para mejorar la calidad del citoplasma, que es el medio que rodea al óvulo”, explicó la doctora Ester Polak, especialista en fertilización asistida y directora del Instituto CER. Polak indicó que ciertas alteraciones en el citoplasma generan el envejecimiento del óvulo e impiden que sea fertilizado. “A través de la transferencia citoplasmática se superan esas alteraciones”, señaló la especialista.
Sin embargo, el método no es una garantía contra el problema de óvulos envejecidos. “Tiene mayores posibilidades de éxito en mujeres menores de 38 o 40 años, en las que esta problemática aparece por enfermedades sistémicas o por haber recibido quimioterapia, por ejemplo. En mujeres mayores se ha probado, pero la probabilidad de resultados positivos se reduce porque hay otros factores que influyen en la infertilidad, además del envejecimiento de los óvulos”, acotó Polak.
El método se empezó a desarrollar en Estados Unidos durante 1998, precisamente en el Instituto Saint Barnabas, de Nueva Jersey. Polak señaló que en el CER se intentó aplicarlo, pero que el tratamiento no tuvo éxito. “Dentro de lo experimental, es un método bastante seguro, porque no se trabaja sobre las estructuras del núcleo sino sobre el citoplasma”, consideró la especialista.
Sergio Pasqualini, director del Instituto Halitus de fertilización asistida, tiene otra visión: “Es un método discutido porque aún es una incógnita qué tipo de información genética transmite el citoplasma; aunque se trabaje con un óvulo sano, de una mujer donante sana, hay que hacer un seguimiento del niño para saber con qué se podría encontrar uno”. Para Pasqualini, el tema no pasa por una cuestión de ética. “Me daría miedo por lo que pueda resultar”, comentó.
A pesar de los reparos, el método de transferencia citoplasmática fue probado por Halitus y por el CER, pero ninguno de los dos institutos tuvo resultados positivos. Pasqualini señaló que no se siguió adelante con la aplicación “porque esta incertidumbre respecto de la información genética en el citoplasma, pero también porque no estaba comprobado que fuera un método útil”. Polak, por su parte, indicó que el método no está demasiado difundido en el país, y que las argentinas “se inclinan por los métodos tradicionales”, como la fecundación in vitro o el método ICSI.

 


 

LA ARGENTINA, CONTRA LA DISCRIMINACION GENETICA
Un reclamo ante las Naciones Unidas

Por iniciativa de la delegación argentina ante la ONU, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (Ecosoc) incluyó para la agenda del próximo encuentro la discusión sobre discriminación en el desarrollo de las técnicas biogenéticas. Para los miembros de la misión argentina, el avance de esa ciencia puede fijar como nuevo parámetro la clasificación de individuos a partir de su “calidad genética” y esto puede convertirse en factor de discriminación laboral. Por eso pidieron a la ONU normas internacionales que regulen la actividad, cuya difusión y accesibilidad creciente “implica una causa potencial de discriminación”.
La misión permanente ante la ONU presentó las fundamentaciones en Nueva York al término de la octava sesión de la comisión. En el memorándum, Argentina alerta sobre las consecuencias que puede producir el uso indiscriminado de la información genética que ahora permite “conocer entre otras cosas la predisposición a contraer determinadas enfermedades” y puede trasformarse en factor de exclusión laboral y social. Bajo el tema “Discriminación y Privacidad Genética”, el Consejo de Naciones Unidas aceptó la discusión que se desarrollará en julio en Ginebra en el marco de la próxima asamblea.
El pedido pretende darle un marco jurídico específico al desarrollo de las investigaciones genéticas. “Consideramos que la información genética se encuentra protegida por las normas que tutelan el derecho de toda persona a la intimidad y por eso no puede ser usada para discriminar o estereotipar a un individuo”, indicó la misión argentina ante la ONU en un comunicado difundido ayer. Para que esto sea posible, pidieron acordar a nivel internacional patrones de conducta que regulen el uso de la información, protejan el derecho de intimidad y se pronuncien para evitar la discriminación.
Para los miembros de la misión es en cierto modo temeroso el abaratamiento paulatino de los estudios y su accesibilidad. Y consideran que esto puede ser usado como factor de exclusión por quienes manejan el mercado laboral, y además que los indicadores pueden ser “parámetro de selección de personal aún cuando la enfermedad en cuestión no implique una incapacidad para desemplear una función determinada.

 

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