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JORGE LUIS MAGNACCO QUEDO DETENIDO EN UNA CAUSA POR ROBO DE BEBES
Un médico menos para los marinos

Acusado por haber asistido en el parto del nieto de Rosa Roisimblit, el médico del Hospital Naval fue detenido por Servini de Cubría.

En la Escuela de Mecánica
de la Armada (ESMA), Magnacco confesó que atendió partos de secuestradas.

La jueza María Servini de Cubría dispuso ayer la detención del capitán de fragata Jorge Luis Magnacco, por su presunta responsabilidad en el robo del nieto de Rosa Roisimblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Magnacco trabajó como ginecólogo en la ESMA durante la última dictadura militar y fue denunciado por las Abuelas por haber asistido en el parto a Patricia Roisimblit, hija de Rosa, el 15 de noviembre de 1978. El bebé fue entregado al integrante de un “grupo de tareas” de la Fuerza Aérea que actualmente está preso junto a su esposa. Ayer fue el turno de Magnacco. “Me parece muy justo que aquel que cometió un delito sea juzgado. Es una oportunidad que ellos tienen y que nuestros hijos no tuvieron”, dijo a Página/12 Roisimblit.
Jorge Luis Magnacco fue detenido ayer luego de declarar ante Servini de Cubría, quien lo indagó bajo cargos de sustracción y ocultamiento de menor, supresión de estado civil y falsificación de documento público. Según revelaron fuentes judiciales, Magnacco reconoció haber atendido a prisioneras de la dictadura en la maternidad de la ESMA. Después de declarar, Magnacco fue trasladado a la Prefectura Naval, donde quedó detenido.
Patricia Julia Roisimblit y José Manuel Pérez Rojo estaban casados. José fue secuestrado en un comercio de Martínez el 6 de octubre de 1978 por un grupo de personas que dijeron pertenecer a la división “defraudación y estafa”. Ese mismo día, los represores se llevaron de su casa a Patricia, que estaba embarazada de ocho meses. La hija mayor del matrimonio, Mariana, que tenía 15 meses, fue entregada a una familia paterna.
En 1981, la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo se contactó en Ginebra con ex detenidas de la ESMA que tenían datos sobre quince partos clandestinos ocurridos en aquel centro de detención. Sus testimonios permitieron acreditar que su hija Patricia había dado a luz el 15 de noviembre de 1978, asistida por Magnacco.
Rodolfo Fernando Pérez Rojo, el chico nacido en cautiverio, tiene hoy 22 años y pudo conocer a Roisimblit y a su otra abuela, Argentina Pérez, después de que en abril del año pasado un llamado anónimo a la sede de Abuelas se refirió a la participación de Francisco Gómez, el apropiador, en un grupo de tareas de inteligencia de la Fuerza Aérea y en los vuelos de la muerte, y de su supuesto hijo, que en realidad era hijo de una mujer a la que habían secuestrado y matado. Quien recibió la denuncia fue Mariana, la otra hija del matrimonio desaparecido. El análisis de ADN determinó que el chico era hijo de Patricia Roisimblit y José Pérez Rojo y sus apropiadores se encuentran hasta hoy detenidos.
Ayer fue el turno de Magnacco, quien antes de quedar preso declaró varias horas frente a Servini de Cubría. Según revelaron fuentes judiciales, reconoció que él atendió unos quince partos en la ESMA y que entregó a los bebés. Servini ordenó su detención en el marco de la causa en la que se investiga el plan sistemático de robo de bebés que operó durante la última dictadura militar. En esa época, Magnacco se desempeñaba como ginecólogo en la ESMA, pero no fue el único que presenció el parto de Patricia: estuvo también el ex capitán de corbeta Jorge Eduardo “El Tigre” Acosta, quien también fue acusado de la apropiación de bebés. Hasta ayer, Magnacco trabajaba sin culpas en el Hospital Naval. Hoy no podrá, como hacía todos los días, a acercarse hasta el edificio de Parque Centenario.

 


 

EL GOBIERNO RECHAZO UN PEDIDO DE ALEMANIA
Contra la justicia universal

El principio de territorialidad ha sido adoptado en el ordenamiento interno. Ello implica que las autoridades judiciales argentinas son las competentes para pronunciarse respecto de los delitos cometidos en su territorio.” Con estos argumentos el gobierno argentino expresó que está dispuesto a defender a los militares acusados de violaciones a los derechos humanos en base a un supuesto principio “de soberanía”. El Ministerio de Relaciones Exteriores fijó su posición en una respuesta a la embajada alemana, que pidió colaboración en el juicio por los desaparecidos de ese origen.
La fiscalía de Nuremberg, a través de la embajada, había solicitado al Gobierno argentino asistencia jurídica para investigar la desaparición de Pablo Armando Lepíscolo y el secuestro de Betina Ruth Erenhaus, quien fue liberada de la Escuela de Mecánica de la Armada dos días después de su detención, luego de haber sido sometida a torturas. La intención de los fiscales alemanes era interrogar a una docena de sospechosos.
El Gobierno utilizó como argumentos para rechazar la solicitud de Alemania el hecho de que los casos fueron tenidos en cuenta en el juicio a las Juntas y en que existen los Juicios por la Verdad. Pero. sobre todo, hizo hincapié en “la aplicación del principio de territorialidad” como “expresión de soberanía”. Así, abandonó las ambigüedades que había utilizado al desestimar las órdenes de detención contra los 48 militares ordenadas por el juez español Baltasar Garzón.
Rodolfo Yanzón, abogado de los familiares de los desaparecidos alemanes, aseguró que está evaluando “denunciar al Gobierno en el plano internacional por la persistente violación a principios elementales de justicia en perjuicio de las víctimas y sus familiares”. Yanzón rebatió los argumentos oficiales al explicar que en el juicio a las Juntas sólo fueron enjuiciados los ex Comandantes mientras que en Alemania podrían ser juzgados los represores de la ESMA que fueron autores materiales y encubridores del secuestro. “El alegado derecho a la Verdad resulta inconsistente ya que el pedido de colaboración es a los fines de persecución penal y, por ende, hace el derecho a la protección judicial y a garantías judiciales contemplados en la Declaración Americana de los derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana”, afirmó el abogado. Desde Alemania, el ministro de Justicia de Baviera, Manfred Weiss, calificó la decisión como un “revés” y manifestó que “la Fiscalía de Nuremberg precisa de la ayuda de las autoridades argentinas”. Y se esperanzó con que el rechazo “no haya sido la última palabra”.

 

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