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El verdugo voluntario salió de gira por Europa

George W. Bush comienza hoy su gira europea en medio del furor por la ejecución de Timothy McVeigh, que se suma al repudio al abandono del Tratado de Kioto y al escudo antimisiles.

Para su máximo defensor, el presidente norteamericano George W. Bush, la ejecución de ayer de Timothy McVeigh pudo resultar inoportuna. Es que, pocas horas después de que Mcveigh fuera pronunciado muerto por inyección letal, el mandatario norteamericano partía para una gira europea que, inevitablemente, lo confrontará con algunos de los gobiernos más opuestos a la pena de muerte. Bush echó sal a la herida cuando se jactó de que “las víctimas de McVeigh no obtuvieron venganza, sino justicia”. Esto llevó a que el dirigente parlamentario del Consejo de Europa, Lord RussellJohnston, fulminara que “la ejecución demostró la inutilidad de la pena capital”. Esa ejecución sólo agudizaba la antipatía que Bush despierta en la Unión Europea (UE) gracias a decisiones tales como abandonar unilateralmente el Protocolo de Kioto sobre emisiones de dióxido de carbono o impulsar el sistema antimisiles NMD, el Star Wars. Pero, precisamente porque son unilaterales, estas acciones podrían ser los ejes menos importantes de la gira. Ya que los europeos no pueden hacer mucho para cambiarlas, buscarán extraer concesiones más viables del amigo americano.
España, donde Bush comienza hoy su gira, es un buen ejemplo. Desde el fin de semana se registraron manifestaciones multitudinarias en Madrid y las principales ciudades del país en contra de su llegada, denunciando la ejecución de Mcveigh, Kioto, el NMD, o todos a la vez. Ayer los socialistas pidieron al presidente del gobierno, el conservador José María Aznar, que “aproveche una ocasión perfecta para tratar esos temas de gran sensibilidad”. Aznar no daba señales de que sí lo haría. Sus prioridades eran mucho más pragmáticas. Primero, negociar un acuerdo para que, a cambio de extender el permiso a la Sexta Flota norteamericana de usar puertos del Mediterráneo, Washington otorgue a los astilleros españoles Izar la concesión para realizar el mantenimiento de esa flota. Más importante, Aznar buscará que Estados Unidos comparta la tecnología satelital y de comunicaciones que ya le permite, según denuncias europeas, realizar espionaje económico en todo el mundo (el famoso sistema “Echelon” que opera con Gran Bretaña). Por último, Aznar intentará llegar a algún acuerdo con Bush acerca de la inversión en América del Sur, tema que preocupa a España, el mayor inversor en la región, dado el proyecto de Bush de crear un área de libre comercio hemisférico, el ALCA.
Podría argumentarse que este pragmatismo se debe a que Aznar, después de Silvio Berlusconi, es el gobernante europeo ideológicamente más cercano a George Bush. Una vez que el norteamericano llegue mañana a Bruselas, y a Suecia del día después, deberá lidiará con la mayoría socialdemócrata de la Unión Europea. Pero incluso en estos casos es probable que la discusión se centre en temas menos dramáticos que los que denunciaban ayer manifestantes en todo el continente. El tema de McVeigh está cerrado en la medida de que ya no hay mucho que los europeos puedan hacer por McVeigh. En relación con el Star Wars, la UE sabe que las ideas de Bush son mucho menos peligrosas luego de que perdió su mayoría en el Senado, lo que llevó a que apoyara la versión más modesta del NMD, la única con posibilidad de ser aprobada. En todo caso, la oposición europea –que se centra en el peligro de una nueva carrera armamentista– estará pendiente del resultado de la cumbre que Bush celebrará el jueves con el presidente ruso Vladimir Putin en Eslovenia. Con Kioto tampoco hay mucho que los europeos puedan hacer acerca de la política energética de Estados Unidos, si bien Bush prometió dedicar grandes fondos a “la investigación sobre el cambio climático”. Por eso, es factible que las cumbres de los próximos días estarán dedicadas, más allá de las declaraciones, a temas mucho más puntuales; en especial, el nivel de presencia de tropas norteamericanas en los Balcanes, el sistema Echelon, y las eternas disputas comerciales entre la UE y Estados Unidos.

 

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