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DOS TESTIGOS DICEN QUE MENEM MANEJABA PERSONALMENTE VENTAS DE ARMAS
“Menem nos mandó a hablar con Karim Yoma”

Dos militares declararon
ante Urso haber conversado personalmente con Menem una venta de submarinos. Explicaron que el ex presidente los derivó a Karim Yoma y luego a Alberto Kohan. Y que más tarde Emir les advirtió que se corrieran de la operación: �Este negocio, nosotros lo vamos a hacer�

Carlos Menem y Alberto Kohan. Uno preso, otro en la mira.

Por Eduardo Tagliaferro

“Yo le pregunté si él deseaba que esta operación –venta de submarinos– se haga o no. Entonces (Carlos) Menem nos contesta que sí, que la quería hacer”, declaró ayer frente al juez federal Jorge Urso el vicecomodoro Tomás Medina. Tanto Medina como su socio, el almirante Edmundo Schaer, que testimonió anteayer, comentaron que en dos audiencias el ex presidente les mostró su interés por concretar una venta de seis submarinos a Taiwan. La declaración de ambos militares pone de manifiesto que algunas cuestiones eran manejadas directamente por el propio Menem. En esta ocasión, el ex mandatario les pidió que concerten los detalles de la operación con Alfredo Karim Yoma, que de acuerdo con lo que testimoniaron les pidió “el 99 por ciento” de la comisión que les correspondía. Fracasado este trámite, Menem derivó el tema a Alberto Kohan hasta que, según lo afirmado por Schaer, Emir Yoma le dijo “este negocio no es más suyo, no se meta más en esto, nosotros lo vamos a hacer”. Una vez que los militares fueron desplazados del negocio, el gobierno de Menem intentó realizarlo a través de los buenos oficios del traficante sirio Monzer Al Kassar. La frustrada venta comprometía unos 1200 millones de dólares.
La fabricación de los submarinos TR 1700 formó parte del “Plan Nacional de Construcciones Navales Militares”, un faraónico proyecto ideado por el ex almirante Emilio Eduardo Massera, bajo el gobierno de Juan Domingo e Isabel Perón. En 1978, cuando el plan comenzó a hacer agua, la empresa alemana Thyssen impulsó junto a la marina la construcción de los astilleros Domecq García. Detrás estaba el sueño de forjar una potencia militar.
El vicecomodoro Medina dejó la Fuerza Aérea seis meses después del golpe militar del ‘76 y según dijo frente al juez, su retiro obedeció a “razones políticas”. En plena guerra de Malvinas, ya radicado en los Estados Unidos, sus ex camaradas le piden “viajar a Taiwan para adquirir armamentos”. Uno de sus contactos era el ingeniero Yat Sing Lau, representante en la Argentina de la empresa CTC.
En 1984, los taiwaneses le encomendaron la compra de dos submarinos. La operación no se concretó porque el radicalismo priorizó no complicar las relaciones con China Popular. Cuando Menem llegó al gobierno, los chinos nacionalistas le extendieron un requerimiento a Medina para adquirir seis submarinos.
En ese momento, el vicecomodoro recurre a un representante de la comunidad árabe, Hussain Massud, para que éste le gestione una audiencia con el ex presidente. “Me dirigí a él y no al Ministerio de Defensa porque yo sabía quién era Menem, por su forma de manejarse, el tenía que ser el dueño de todo, el primero en conocer y decidir sobre cualquier cosa. Yo esto que estoy diciendo lo conocía desde el punto de vista de la comunidad islámica y por un colega de la Fuerza Aérea, quien era amigo y vecino mío, el brigadier (Andrés) Antonietti, quien me comentó que el ex presidente se manejaba de esa forma”, declaró Medina.
La primera entrevista con Menem fue breve. Luego de preguntarle al ex presidente si le interesaba o no concretar la venta a los taiwaneses, según declaró Medina, el ex mandatario “nos puso como referente de esta operación a su cuñado, que era Secretario de Asuntos Especiales de la Cancillería, Alfredo Karim Yoma”.
En el acta judicial, a la que tuvo acceso Página/12, el intermediario recuerda que originalmente él y su socio obtendrían el 50 por ciento de la comisión, ya que la otra mitad la llevarían “los funcionarios de la empresa del gobierno de Taiwan”. Medina afirma que en la primera audiencia, Menem tomó el teléfono, llamó a Domingo Cavallo –que en ese momento estaba al frente de la Cancillería– y le encargó que los recibiera. Además de ver a Cavallo, Menem les pidió que se dirigieran a su cuñado Alfredo Karim Yoma. Cuando Medina le responde a Menem que del tema debería ocuparse el ministro de Defensa, el ex presidente contestó “Yoma es secretario de proyectos especiales de la Cancillería, y esta operaciónes un proyecto especial”. Antes de despedirlos el jefe de Estado les sugiere que ante cualquier inconveniente hablen con Mario Rotundo.
Según declaró ayer el Vicecomodoro, la reunión con Cavallo se realizó ese mismo día y fue breve. Luego bajaron a verlo a Karim quien les pidió que dejaran toda la documentación y que en una semana los llamarían. “A la tercera semana de no tener noticias, nos dirigimos a las oficinas del Sr. Rotundo en Maipú 942 frente al Hotel Dora”, afirmó Medina en los tribunales. Medina, Schaer y Rotundo marchan rumbo a la Cancillería a entrevistarse con Karim Yoma. “A los 15 minutos sale Rotundo muy ofuscado... nos indica que Karim le había solicitado que nos transmitiera que él iba a quedarse con el 99 por ciento de la comisión y que para nosotros quedaba el 1 por ciento”, declaró el vicecomodoro.
Al día siguiente, siempre según el testimonio de Medina, Menem vuelve a recibirlos. En esta ocasión sólo al vicecomodoro, que ayer recordó que en la entrevista el brigadier retirado Baraballe, a quien conocía, ofició de edecán de turno. “Sin que yo le efectuara comentario alguno, (Menem) me dijo que ya estaba al tanto del problema que habíamos tenido y que el referente dejaba de ser Yoma y pasaba a ser su secretario general el Sr. Alberto Kohan”, continuó Medina. Luego de comentarle el tema a Kohan, el vicecomodoro afirmó que éste lo derivó a su secretario Hugo Martínez Viademonte. En este punto y según las propias palabras de Medina “todo entra en una impasse.”
A su socio no le iría mejor. Según se desprende de su declaración recibió un llamado telefónico de Emir Yoma a quien no conocía. La comunicación fue breve, lo citaba para el día siguiente en las oficinas de la calle Paraguay 577. “Este negocio no es más suyo, no se meta más en esto, nosotros lo vamos a hacer”, fue el único comentario que el empresario riojano le hizo al almirante Schaer. El mensaje fue directo y Schaer se retiró de la venta. Una vez que Schaer y Medina fueron desplazados de la operación, el entonces ministro de Defensa, Humberto Romero le otorgó una autorización oficial al sirio Monzer Al Kassar para que concretara las ventas. Si bien el almirante dio un paso al costado, el vicecomodoro continuó ligado al tema. Así fue que en 1992 los taiwaneses le comentan que dos personas, que querían concretar la operación, se presentaron como representantes del gobierno argentino exhibiendo un poder firmado por Antonio Erman González.
Cuando el vicecomodoro Medina preguntó por la identidad de los dos representantes, le respondieron que “uno se llamaba Jorge Antonio, quien se había presentado como asesor presidencial, y el otro era el almirante Fausto López, que en ese momento era comandante de personal de la Marina”. A esa altura unos 500 tanques medianos (Tamse) se habían sumado al stock que estaba en venta. “No me acuerdo cómo llegué a (Carlos) Tórtora, pero recuerdo que éste me citó en sus oficinas de la SIDE, donde tenía un cargo alto, donde me hizo referencia de que el nombrado y Kohan estaban tratando de armar ese tipo de negocios de comercialización de armamentos con la idea de crear una empresa privada que se hiciera cargo de la actividad que hasta ese momento realizaban las empresas militares.”
Las comisiones por la venta de los submarinos rondaban los 130 millones de dólares y la operación por los tanques comprometía una cifra cercana a los 300 millones. Junto a su testimonio, los testigos entregaron varias pruebas documentales que certifican sus dichos. Además de complicar la situación procesal de Menem, aportaron más datos sobre quien los investigadores sospechan fue uno de sus principales impulsores: Alberto Kohan.

 

Labaké vio corrupción

El ex asesor presidencial y dirigente justicialista Juan Gabriel Labaké dijo ayer ante la Justicia que advirtió a Carlos Menem “sobre varios hechos de corrupción” detectados durante su gestión. Labaké prestó declaración ayer ante el juez federal Jorge Urso, que hace ocho días dispuso la detención del ex presidente en el marco de la causa por la venta ilegal de armas. Labaké fue convocado a declarar, en calidad de testigo, a raíz de una serie de hechos que denunció en su libro Menem o Perón, confesiones de un político. Según explicó, durante la etapa en la que trabajó para el anterior gobierno “hubo muchos casos de corrupción” y evaluó que “todos concluían en Menem o tan cerca de él que era imposible pensar que lo ignoraba”. Labaké dijo que debió abandonar algunos proyectos que tenía previsto desarrollar en el ejercicio de la función pública porque había “grupos que interferían” y que esos grupos “se reportaban o estaban muy cerca de Menem”, lo que hacía “peligrar” su “seguridad política”. Según dijo Labaké ayer al juez Urso, él había advertido al ex Presidente “sobre varios hechos de corrupción” que estaban ocurriendo en su gobierno. Aportó un ejemplo, generado en la Dirección de Migraciones entre diciembre de 1989 y abril de 1990, en ese entonces a cargo del capitán de navío Carlos Aurelio “Za Za” Martínez. “Falsificaron documentación para dejar entrar al país a 3000 chinos haciendo constar que eran hombres de negocios y empresarios privados. Les cobraban 6.000 dólares a cada uno y los consulados firmaban la documentación falsa. Luego se quedaban con la mitad y el resto iba a Migraciones”, contó el dirigente peronista.

 

Ecuador abre una causa

Las investigaciones sobre la venta ilegal de armas a Ecuador y a Croacia ya no son sólo patrimonio de Argentina. La propia Justicia ecuatoriana tiene la lupa sobre la cúpula militar que en 1995 dirigió la guerra de ese país contra Perú, porque el armamento que compraron como nuevo databa de dos años antes, y porque demoraron cinco meses en denunciar la estafa.
En Ecuador, hay procesos iniciados en el fuero ordinario y en la Justicia militar, y hasta políticos como el diputado Fernando Resero afirmaron que “la historia debe señalar a los que actuaron irresponsablemente contra la patria, como estos chatarreros”. Hasta ahora sólo están acusados en la causa los intermediarios Roberto Sassen y César Torres Herbozo, pero además aparecen salpicados el ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Víctor Bayas, el ministro de Defensa en 1995, José Gallardo, y el encargado del frente de batalla y actual alcalde de Quito, general Paco Moncayo.
Las sospechas recaen sobre ellos porque cuando los cinco mil fusiles y el millón de proyectiles llegaron a Ecuador, no fueron revisados, enviándolos de inmediato a un regimiento en Riobamba, en donde se descubrió que habían sido fabricados en 1993 y que, para esconder su verdadera antigüedad, estaban pintados a nuevo. Hoy por hoy, las inútiles armas se amontonan en un galpón militar de la capital ecuatoriana.

 

“Los Yoma tendrían que devolver lo que robaron”

Lourdes Di Natale, la ex secretaria de Emir, contó que Zulemita se reunía con su tío en sus oficinas. Explica por qué denunció a Zulema. Critica a Urso por no haber instado algunas pruebas. Y mucho más.

Lourdes Di Natale, la ex secretaria de Emir Yoma, dueña de una memoria y una agenda portentosas.


Por Adriana Meyer

“Zulemita se reunía con su tío en las oficinas de la calle Paraguay y tenían un contador que les llevaba las finanzas de sus negocios, pero Emir la embromaba porque siempre llegaba antes”, contó a Página/12 la ex secretaria de Emir Yoma, Lourdes Di Natale. El lunes pasado se presentó ante la Justicia para denunciar a la ex primera dama Zulema Yoma por falso testimonio y aportó datos sobre los humildes orígenes de la familia que supone serán utilizados en la investigación por enriquecimiento ilícito. “Más allá de que estén presos tienen que devolver la plata que robaron, yo trabajé con ellos y se cómo actuaban”, opinó la mujer que con sus dichos colaboró para enviar a prisión al ex cuñado de Carlos Menem. Di Natale afirmó que no le entregará más pruebas al juez Jorge Urso porque no valoró las que ya le dio, durante sus tres extensas declaraciones testimoniales. “Me extraña que no haya llamado a declarar a Aurelia Hoffman (supuesta testaferro de Emir) que es la que conoce la ruta de dinero, ella manejaba la plata y me contaba todo. Además de Pedro Stier, tiene que convocar a la gente de los bancos Baires y Macro”, indicó la ex secretaria.
Di Natale y Hoffman trabajaron juntas durante los primeros años del menemismo, como secretarias de Emir Yoma. Según Di Natale, Hoffman se jactaba de que su hermana era la mejor falsificadora de firmas. Entre las cuestiones que le confió, en una oportunidad comentó que “tenía una sociedad más” a su nombre. “Zulema se compró una casa en la calle Echeverría y la pusieron como Ondas del Sur”, dice Lourdes que confesó Aurelia. Cuando trascendieron las propiedades de serían de Emir pero que estaban registradas a nombre de Hoffman, Di Natale descubrió que la empresa era Ondisur. “Pero Mario Rotundo (vocero de Zulema) me pidió que no hablara de eso”, recordó.
La ex secretaria de Emir sostiene que de las oficinas de la calle Paraguay salían bolsos de distinto tamaño. “José Luis Manzano era uno de los que venían, y la esposa de (Roberto) Dromi, que volvía con una flor como contraseña”, recordó Lourdes. Según ella, hay que preguntarle a Dromi sobre la situación de Aerolíneas. “Aurelia me decía que las privatizaciones se habían cocinado en la oficina de Emir”, agregó.
Tras la muerte de Carlos Menem hijo, Di Natale se acercó a la ex primera dama, según explicó, “porque me puse en el lugar de madre, y por eso me quedé sin trabajo porque ella estaba peleada con Emir”. Pero la relación no duró. “Nos reuníamos con Mario Rotundo y me decían que dijera que Alfredo Yabrán le había regalado la casa a Eduardo Menem, que dijera que desayunaban juntos, que atacara a (Eduardo) Duhalde por la droga, a (Miguel Angel) Vicco por la leche podrida, a (Eduardo) Bauzá por los guardapolvos y un día le contesté a Zulema que si sabía tanto hiciera ella las denuncias”, describió.
Además, Di Natale se quejó de que primero le indicaban que atacara a Emir Yoma y después le pidieron que dejara de hacerlo. “¿En qué quedamos?. Y ahora que está preso, ella y Zulemita deben tener miedo de la investigación por enriquecimiento y salen a defenderlo. Yo me cansé y por eso la denuncié. Siempre amenaza con hablar pero nunca dice nada”, enfatizó. A modo de ejemplo, la ex secretaria acusó a Zulema de “mentir cuando dijo que recibió un souvenir en el ‘93 de parte del traficante de armas sirio, Monzer Al Kassar, porque en esa fecha ya no era primera dama, y, según me comentó ella misma, lo recibió a fines del ‘90 o del 91 en la residencia de Olivos, cuando recibieron la mismas armas los hermanos Yoma”. Para que no quedaran dudas del presunto cambio de actitud de la ex primera dama, agregó que “ella le echaba la culpa a (Carlos) Corach de que la causa de Carlitos no avanzara pero el que la frenaba era Emir”.
En septiembre de 1989, Di Natale asegura que la obligaron a firmar tres actas ante escribano por las cuales no podía repetir lo que le había contado Aurelia Hoffman sobre la muerte de Carlos Menem hijo: que en suportafolios habían aparecido 30 mil dólares y droga. “Prometieron darme una copia y nunca la tuve”, se quejó Lourdes.
Desde su experiencia cerca de poder menemista, Di Natale evidenció cómo los funcionarios que cumplían “actos de gobierno no judiciables” se ponían de acuerdo en asuntos públicos y privados. “La empresa de aviones de Emir, Heli-Air, llevó gente a la construcción de la pista de Anillaco y el ex ministro Corach la usaba. Yo misma le mandé a su secretario las facturas, algunas por 36 mil pesos”, recordó la mujer. Consultada ayer por radio Mitre, Di Natale reiteró lo que le había dicho hace un mes a Página/12: que los originales de sus cuadernos y agendas están en el exterior. E insistió en que no le dará copias al juzgado de Urso. “Veo que no pasa nada. Ellos escuchan a Zulema que lo defiende ahora a Emir. Le dije a Stornelli que no tengo inconveniente en ir a un careo con Zulema Yoma”, desafió.

 

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