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DE LA RUA Y RUCKAUF SE REUNIERON EN LA CASA DE GOBIERNO
Para evitar el contagio de Salta

Los últimos encuentros habían sido
muy tensos. El de ayer fue amigable y el tema central fue la conflictividad social. La preocupación común es que detonen estallidos similares al de Tartagal en otros puntos del país. Hablaron de propuestas reactivadoras.

Ruckauf, el que va adelante. De la Rúa parece seguirlo. El encuentro fue en el despacho presidencial.

Por J.N.

Fernando de la Rúa y Carlos Ruckauf se reunieron ayer durante una hora en la Casa Rosada para hablar de algunos temas económicos pero, sobre todo, de la cuestión social. El gobernador dijo que aprovechó para plantear la necesidad de poner en marcha políticas reactivadoras cuanto antes. En la Rosada aseguraban que Ruckauf llegó muy preocupado por la conflictividad social en las zonas calientes del Conurbano, como La Matanza, y que se interesó por el plan de reconversión que el Gobierno implementará en Salta (ver aparte). En cualquier caso, el encuentro de ayer es una muestra de la inquietud compartida por los dos hombres ante la posibilidad de que los estallidos de General Mosconi se multipliquen a otros sitios del país.
Ruckauf llegó a la Casa Rosada poco después de las diez de la mañana y fue directamente al despacho presidencial, donde lo esperaba De la Rúa. Primero repasaron las medidas anunciadas por Domingo Cavallo la semana pasada, y el gobernador aprovechó para plantear algunas cuestiones: pidió una solución para los productores monotributistas que no pueden descargar el aumento del gasoil en el IVA, y reclamó que la rebaja de los peajes alcance a dos de las principales rutas nacionales que atraviesan la provincia, la 2 y la 11.
El resto de la reunión, dedicada a la crisis social, difiere según quién la cuente. Ruckauf instaló rápidamente su versión con un sencillísimo recurso: fue el único que salió a hablar públicamente sobre el encuentro. Según explicó en una conferencia de prensa, le pidió a De la Rúa “que se ayude a la gente a tiempo” y no una vez que estallan los conflictos, y le reclamó planes para que “la reactivación llegue rápidamente”.
De todos modos, Ruckauf aseguró que no tiene temor de que “el efecto Salta” se extienda a su provincia porque, según dijo, los bonaerenses “no son violentos”. Aseguró que la ayuda social en Buenos Aires llega a “todos los sectores postergados”, pero que “el tema de fondo es que no hay trabajo y las medidas de reactivación todavía no se notan en el bolsillo de la gente”. Finalmente, destacó la actitud de De la Rúa. “Lo encontré muy bien, con mucha voluntad de solucionar los problemas pendientes”. Anoche, De la Rúa se limitó a decir que la reunión fue “óptima” y que “no hay problemas federales o provinciales” sino que deben ser enfrentados con espíritu de colaboración.
En la Rosada daban una versión que difería de la ofrecida por Ruckauf. Uno de los voceros aseguraba que en ningún momento Ruckauf mencionó el tema de la recesión y la falta de trabajo, que el Presidente le propuso realizar una operativo conjunto de detección de armas, y que le contó las características generales del plan para General Mosconi. Ruckauf, por su parte, habría aprovechado para plantear su preocupación por la conflictividad en algunos lugares del Gran Buenos Aires. También habría mencionado la reunión que mantuvo esta semana con algunos intendentes, quienes le informaron sobre algunos saqueos registrados en José C. Paz e incipientes focos de conflicto, fundamentalmente en La Matanza.
“Le interesó mucho el plan para General Mosconi. Sabe que hay zonas de la provincia que también están complicadas y se tiró el lance a ver si De la Rúa le ofrecía algo”, aseguraba ayer una alta fuente del Gobierno. Y agregaba un dato: antes de llegar a la Casa Rosada, Ruckauf se había reunido con el jefe de gabinete, Chrystian Colombo, con quien conversó sobre la deuda que la Nación tiene con la provincia: 500 millones de pesos que el gobernador necesita girar a los municipios para los sueldos y aguinaldos del mes de junio.
Más allá de las versiones, la reunión de ayer fue el primer contacto a solas entre los dos dirigentes desde las durísimos acusaciones de un mes atrás, motivadas por el estallido de un conflicto social, aquella vez en La Matanza. En esa oportunidad, Ruckauf dijo que la Nación no cumplió un acuerdo con los piqueteros que cortaron la ruta tres durante más de dos semanas. Indignados, en el Gobierno lo acusaron de promover los cortescomo parte de su estrategia de potenciar al caos y forzar un adelantamiento de las elecciones. Superado aquel cruce, De la Rúa y Ruckauf volvieron a juntarse ayer, con la cuestión social –otra vez– como música de fondo.

 


 

PROYECTOS PRODUCTIVOS PARA LAS REGIONES MAS POBRES
Para prevenir los incendios

Por F.C.

Como respuesta a la situación que se vive en la zona de General Mosconi y Tartagal, una comisión integrada por funcionarios de cuatro ministerios irá la semana que viene a poner en marcha el primer Plan de Competitividad Regional. La idea lleva la firma del vicejefe de Gabinete, Armando Caro Figueroa. El Gobierno intentará revivir la economía de las regiones del país más deprimidas con el objetivo declarado de ir más allá de los parches de los planes Trabajar y evitar tener que vivir con el matafuegos en las manos. El proyecto comenzará con las zonas afectadas por la retirada de YPF: después de Salta le tocará el turno a Cutral-Có y Plaza Huincul, otro polo de frecuentes piquetes.
El secretario de Pymes, Enrique Martínez, trabajaba ayer a todo vapor para darle las últimas puntadas a los proyectos productivos que, en verdad, tiene carpeta desde hace tiempo, sólo que ahora se convirtieron en primera necesidad para la gestión aliancista. De acuerdo a la propuesta que elaboró –que llevará como muy pronto recién el lunes que viene a la espera de que se pacifique la zona, todavía convulsionada por los operativos de Gendarmería–, la reconversión productiva constará de cuatro planes: un plan de forestación que iría unido a otro de reconversión de la industria forestal, más un tercero destinado a una mejor inserción de la industria petrolera y un último que organiza las pymes de la zona.
Según los cálculos de la secretaría, sólo con el plan de forestación con el que buscarán volver productivas 5 mil hectáreas por año en el partido de General San Martín podrían crearse 7500 puestos de trabajo. Tres mil serían directos por la forestación, y el resto de manera indirecta por la reactivación que provocaría. Los fondos saldrían de líneas de crédito que el Banco Nación ya tendría disponibles.
Para el caso de Cultral-Có, en cambio, se buscarían variantes como la creación de un polo químico o uno cerámico. Si el emprendimiento en Salta toma envión, los técnicos del gobierno podrían aterrizar en Neuquén el mes que viene. “No queremos poner todo el esfuerzo en solucionar el conflicto en el Norte si a la otra semana nos aparece uno nuevo en el Sur. Es lógico que cada región empobrecida del país sienta que necesita atención especial”, explicaba un defensor de la iniciativa.
No sólo funcionarios de la Secretaría Pymes van a viajar el lunes al norte. El Gobierno formará una comisión que integrarán también especialistas que trabajan con Caro Figueroa, de la Secretaría de Empleo, del Ministerio del Interior y de Desarrollo Social. Cada área tratará de aportar lo suyo de manera de arrimar lo máximo posible a las demandas de los piqueteros. Un vocero de la Rosada se quejaba ayer porque aseguraba que la Nación enviaba 200 millones de pesos en planes Trabajar y que no quedaba en claro adónde iban a parar. “Ahora resulta que con los planes financiamos la actividad del PO y del Perro Santillán”, agregaba el vocero, tomando como propia una afirmación que el miércoles hizo el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero. A propósito de Salta, según lo conversado por el gobernador con el presidente De la Rúa, está previsto que la provincia también se sume a la comisión para aportar lo suyo, aunque todavía no queda claro qué.

 


 

PEREZ ESQUIVEL PIDIO LA LIBERTAD DE LOS DETENIDOS
Más solidaridad con Mosconi

Con el paso de los días, la plaza central de General Mosconi se fue convirtiendo en el escenario principal de las protestas y dejó en un segundo plano a la ruta 34 controlada por la Gendarmería. Ayer, cinco días después de la represión que provocó la muerte de Carlos Santillán y Oscar Barrios, los pobladores pudieron respirar un poco más tranquilos, porque los gendarmes se limitaron a hacer guardia en los dos accesos de la ciudad. Los manifestantes, entonces, pudieron congregarse en el parque del centro del pueblo, donde pasaron la noche instalados en carpas, esperando a la delegación de dirigentes sindicales y de derechos humanos que finalmente llegó a la tarde, después de reunirse con el juez federal de Salta, Abel Cornejo, en la capital provincial. Una vez en Mosconi, la comitiva reclamó al magistrado que “libere a todos los detenidos” y deje sin efecto el pedido de captura de “once compañeros” acusados de sedición.
La delegación estaba compuesta por Adolfo Pérez Esquivel, del Serpaj, Mabel Gutiérrez, de Familiares de Desaparecidos, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, José De Luca, del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, el candidato a senador Luis Farinello (Polo Social), los diputados Ramón Torres Molina y Gustavo Cardesa (Frente para el Cambio), y los legisladores Abel Latendorf (socialismo auténtico), Vilma Ripoll y Patricio Echegaray (Izquierda Unida). Llegaron a la provincia a la mañana, rápidamente se trasladaron al hospital San Bernardo, en la capital provincial, para conocer el estado de salud de los heridos internados en ese establecimiento. Después, algunos de ellos se dirigieron al Juzgado Federal Nº1 para dialogar con el juez Cornejo. Mientras tanto, en Tartagal, marcharon unas 700 personas en respaldo a los habitantes de Mosconi.
Cortiñas, Pérez Esquivel y los demás dirigentes de derechos humanos presentaron al magistrado una declaración que había sido escrita en Buenos Aires y pidieron la libertad de todos los presos. Sin embargo, el juez se desentendió del reclamo, les dijo que entendía el pedido pero que la solución de esos problemas “no estaba en sus manos”. De todas formas, luego de prestar declaración indagatoria, fueron liberadas 32 personas. A última hora de la tarde, los visitantes llegaron a General Mosconi, donde los esperaban, ateridas de frío, más de 300 personas entre carpas, ollas populares y fogatas desperdigadas por la plaza principal de la ciudad. En ese lugar, sobre un palco improvisado levantado por los manifestantes, los recién llegados se dirigieron a la multitud.
“Acá no hay sedición sino el pedido de los trabajadores por dignidad”, dijo Pérez Esquivel. “Queremos trabajo, comer en casa, con nuestros pibes y tener la alegría de un asadito los domingos”, afirmó Farinello. Por allí caminaba un joven de 16 años, conocido como “El Indio”, recientemente liberado, que tenía un moretón en la cara y contaba una y otra vez cómo habían sido los golpes de los gendarmes. Casi al mismo tiempo, José “Pepino” Fernández, uno de los buscados por “sedición”, se acercaba al escenario para saludar a Farinello, quien –fiel a su estilo– le levantó la mano e hizo una oración.

 


 

“Seguiremos peleando contra los
poderosos y los hambreadores”

“Seguiremos peleando contra los poderosos y contra los que generen hambre y opresión. Los únicos violentos son los neoliberales, los causantes del terrorismo de Estado y de tanta desgracia”. Las palabras del titular de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV), Luis D’Elía, retumbaron en una Plaza de Mayo copada por diez mil manifestantes de distintas organizaciones que se congregaron para repudiar el asesinato de dos piqueteros en Salta. Pese al frío que cubrió la Ciudad de Buenos Aires, la convocatoria del acto superó los cálculos, teniendo en cuenta que la CGT oficial no movilizó a nadie y que la disidente adhirió a la protesta, pero tuvo muy poca presencia. Apenas pasadas las 19, miles de almas ocupaban más de media plaza, mirando hacia una Casa de Gobierno protegida por 100 policías y vallas metálicas.
El grueso de la gente se concentró desde las 17 frente al Congreso, mientras en la Plaza de Mayo los policías desplegaban las vallas y cortaban el tránsito en Hipólito Yrigoyen y en Rivadavia. Pasadas las 17, un camión con remolque se metió en la plaza desde Rivadavia, y se instaló frente a la Pirámide, transportando el escenario del acto. Probaron el sonido, y, para ir preparando el ambiente, empezaron a sonar canciones de Los Redonditos de Ricota, que envolvieron a los oficinistas y los turistas que siempre atraviesan la zona.
Hasta que a las 18.20, por Avenida de Mayo empezaron a despuntar las columnas de la Corriente Clasista Combativa (CCC) y de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). La secretaria general de Ctera, Marta Maffei; D’Elía; el titular de la CTA, Víctor De Gennaro; el secretario de la CCC de La Matanza, Juan Carlos Alderete, y el judicial Julio Piumato encabezaban la manifestación.
El desfile recién empezaba; las columnas de la CCC, de la CTA, del Movimiento Socialista de los Trabajadores, Aeronáuticos, del Polo Social, del PO, del PC, del PTS, de la Liga Revolucionaria Socialista, del MAS, y el Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini fueron las más numerosas. La entrada de todas a la plaza tardó casi media hora, en medio de un despliegue de bengalas, bombas de estruendo y redoblantes.
“Exigimos la inmediata libertad de los presos del conflicto salteño y en todo el país, y el retiro de las tropas de Gendarmería de General Mosconi y Tartagal”, dijeron ante la multitud Alderete y D’Elía, leyendo un comunicado conjunto. “En Salta, la represión ha causado dos muertos, heridos y detenidos, y se intenta justificarla acusando a quienes reclaman por sus derechos de tener francotiradores armados”, agregó Alderete.
Las pancartas que decían “De la Rúa y Mathov asesinos”, y “Fuera Gendarmería de Salta” estuvieron en primer plano, y ante cada mención de alguna fuerza de seguridad, arreciaban los chiflidos de los manifestantes. Cuando la noche y el frío pisaban con fuerza a la muchedumbre, Alderete y D’Elía cerraron el acto, recordando que “sólo con unidad se podrá derrotar esta política.”
“Venimos a la marcha para parar la represión”, aseguraba Eduardo, y consideraba que “el Gobierno está a la deriva”. En tanto, Sandra, portando un cartel de la CTA, pedía que “se vaya Cavallo y se termine la represión”. Y a pocos metros, fumando y tiritando por el frío, mientras se desconcentraba por Avenida de Mayo, Jorge afirmaba que “el pueblo no quiere lastimar a nadie, pero si lo lastiman, se va a defender”.
Informe: Alejandro Cánepa.

 

Diez encapuchados para embarrar todo

La marcha en repudio a la muerte de dos piqueteros en Salta había terminado, y la inmensa mayoría de las columnas se retiraba en paz. Hasta que cerca de las 19.40, un grupo de no más de 10 encapuchados, sin identificación partidaria visible, comenzó a cometer destrozos a lo largo de Avenida de Mayo. Arrojaron bombas molotov contra las sedes del Banco Francés y de la AFJP Siembra, y además rompieron a palazos sus vidrieras, y atacaron algunos teléfonos públicos. Al llegar a la 9 de Julio, se calmaron y se desparramaron por la zona.

 

OPINION
Por Washington Uranga

La artillería del poder

En estos tiempos en que se abusa del lenguaje buscando el amparo del impacto mediático, no puede sorprender que los francotiradores del poder pretendan justificar la represión reduciendo todo a un problema de exaltados y acusando de “francotiradores” a quienes, justa y comprensiblemente, reaccionan porque no aceptan que se les escape la vida, sino que quieren por lo menos protagonizarla defendiendo sus derechos y su dignidad. En Mosconi y en Tartagal todo se reduce a un problema generado por francotiradores, sostienen algunas voces del poder. Y, la verdad es que, pensándolo bien, tienen razón. Porque son francotiradores quienes, habiendo accedido al gobierno por decisión popular no han demostrado capacidad para articular políticas coherentes con lo que ellos mismos prometieron durante la campaña electoral. Actuando desde la improvisación (en la interpretación más benévola), desde la incapacidad o la falta de ideas (en la interpretación más ingenua) o desde la sujeción a los que realmente mandan desde el poder económico (probablemente en la perspectiva más realista), estos dirigentes políticos (sin importar si están circunstancialmente en el gobierno o en la oposición) se transforman en francotiradores que, atrincherados detrás de excusas y palabras vacías, disparan sobre la gente inocente que no tiene ni posibilidades de defenderse ni medios para hacerlo. Quizás lo más grave es que disparan en nombre de otros y con artillería prestada. Así, los trabajadores de Aerolíneas Argentinas pueden hoy llegar a ser .responsables. por la quiebra de la empresa si no acceden a que se vulneren sus derechos laborales, si no consideran que para conservar sus fuentes de trabajo tienen que perder hasta su dignidad. En ningún caso las balas de los francotiradores irán contra los que construyeron una privatización infame o contra los capitalistas (nacionales y extranjeros) que vaciaron la empresa. Argentina, que ha perdido su capacidad de producción y ha bajado la calidad de su educación, ha generado también un sistema muy eficaz para producir excluidos, educar y graduar piqueteros. No por elección, sino por necesidad. Pero en la medida en que estas mujeres y estos varones, un nuevo tipo de dirigentes surgidos de la pobreza y de la exclusión, se atreven a perjudicar los intereses del mercado, aparecen los francotiradores que representan al poder económico, para dispararles, en las rutas o en las calles con las armas de la represión, o en los medios de comunicación con los argumentos de los dueños del poder.

 

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