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MONTESINOS CONVIERTE SUS DECLARACIONES EN AMENAZAS
Ahora vienen 30.000 vladivideos más

En sus declaraciones de ayer ante
los jueces anticorrupción, el ex monje negro de la década Fujimori prometió una crisis internacional con miles de vladiviedos ocultos, que involucrarán a todos los poderosos peruanos, y a muchos extranjeros.

Un entierro simbólico en Lima del
ex jefe de los espías de la fujicracia, Vladimiro Montesinos.

Por Carlos Noriega
Desde Lima

Con las manos sudorosas y temblorosas, signos de abatimiento que una forzada sonrisa no ha podido ocultar, molesto con sus socios que hicieron millones con él y ahora le dieron la espalda, temeroso de ser envenenado, preocupado por su posible internación en la Base Naval del Callao, así se encuentra Vladimiro Montesinos, recluido en los sótanos del Palacio de Justicia. Pero, a pesar del encierro, el ex hombre fuerte del Perú no ha dejado de amenazar. “Esto va a ser una hecatombe”, fue su desafiante pronóstico sobre las repercusiones que tendrían sus revelaciones. “Yo tengo grabados videos desde el año ‘90. Están en Lima y son cerca de 30 mil. Tengo videos en que aparecen empresarios, diplomáticos norteamericanos, rusos y europeos, que si los saco se produciría una crisis internacional”, disparó Montesinos.
Durante tres horas el juez anticorrupción Saúl Peña interrogó a Montesinos, quien en uno de sus bolsillos llevaba una estampita de “Sarita Colonia” (la santa patrona de los delincuentes peruanos). El tema central habrían sido las millonarias cuentas que tiene depositadas en Suiza, donde se han detectado y congelado 70 millones de dólares.
Montesinos ha comenzado a administrar sus confesiones como un mecanismo de presión y negociación. Primero dijo que lo cantaría todo, luego anunció que callaría y se declararía en huelga de hambre si era llevado a la Base Naval como habían anunciado las autoridades, y ayer, después que su anunciado traslado a la dependencia militar se volvió a postergar, les dijo a los jueces que lo interrogaron que quería acogerse a la ley de “confesión sincera”. Esto le permitiría una reducción de su pena, que de acuerdo a los delitos que ha cometido podría llegar a la cadena perpetua. Según algunas de las personas que han tenido contacto con el acusado, Montesinos dejó en claro su voluntad de negociar la información que tiene. “No voy a revelar dónde se encuentran los videos. Ellos son mi seguro de vida. Voy a mostrar los que me interesen, los que sean necesarios y me convengan para negociar la libertad de mi familia: mi hija, mi esposa y mis hermanos”, habría confesado, adelantando cuál será su estrategia.
Desde su encierro Montesinos disparó contra su ex socio Alberto Fujimori y la hija de éste, Keiko Sofía Fujimori.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien según diversas versiones lo habría protegido por seis meses hasta que lo entregó el pasado sábado, también fue señalado por Montesinos (ver nota aparte). El ex asesor no sólo ha ido soltándoles información a los jueces y fiscales, sino también a los policías que lo custodian. Según ha trascendido, acusó a Fujimori de haber ordenado las grabaciones que se hacían en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) de los sobornos y pactos que ahí se realizaban. “Fujimori siempre ha estado al tanto de todo”, habría asegurado. En Tokio, el destituido presidente peruano se mantiene en silencio desde el arresto de su ex brazo derecho. Montesinos responsabilizó de su desgracia a Keiko Sofía Fujimori, hija del ex presidente peruano. Aseguró estar convencido que fue Keiko Fujimori la responsable del robo de las instalaciones del SIN del video en el que se lo vio sobornando al congresista Alberto Kouri y su posterior difusión. La familia Fujimori solía utilizar las instalaciones del SIN como vivienda por largas temporadas. Según la versión de Montesinos, la joven Keiko le habría entregado el video a su madre, Susana Higushi, quien, a su vez, se lo dio al congresista Fernando Olivera, líder del Frente Independiente Moralizador (FIM), al cual pertenece Higushi, quien lo hizo público el 14 de setiembre del 2000, dando inicio no sólo a la debacle del poder de Montesinos, sino también a la caída del régimen de Fujimori. Si estaversión fuera cierta, Keiko Sofía, en un supuesto afán por deshacerse de Montesinos, habría terminado por hundir a su propio padre.
El ex asesor de Fujimori habría ratificado que el ex presidente le entregó 15 millones de dólares antes de su fuga del país. En sus declaraciones también habría involucrado al actual comandante general de la fuerza aérea y presidente del comando conjunto de las fuerzas armadas, general Miguel Medina, en las irregulares compras de armas. Una comisión del Congreso había acusado al general Medina por estos hechos. Lo que Montesinos diga tendrá que ser cruzado con otras versiones y pruebas documentadas. Algunos analistas no descartan que Montesinos pueda involucrar a personajes ajenos a su organización mafiosa y que ahora juegan un rol importante en la transición democrática.

 


 

EL CONFLICTO ENTRE PERU Y VENEZUELA POR LA CAPTURA
Cómo yo solo apresé al villano

Por C. N.

Desde diciembre pasado las autoridades peruanas estaban convencidas de que Montesinos estaba refugiado en Venezuela. La negativa y la falta de colaboración venezolanas para dar con el paradero del prófugo convencieron al gobierno peruano de que el régimen de Hugo Chávez estaba dándole protección. La captura de Montesinos en Caracas ha estado lejos de cerrar la brecha; por el contrario, la profundizó. Ambos países se disputan los méritos de la operación que llevó a la detención de Montesinos. El martes, con palabras duras, el ministro del Interior de Venezuela, Luis Miquilena, le dio todo el crédito de la captura a las fuerzas de seguridad de su país y retó a las autoridades peruanas a demostrar que la policía del Perú y el FBI habían intervenido en la detención de Montesinos. Ayer su colega peruano, el general Antonio Ketín Vidal, respondió al reto con una conferencia de prensa de más de dos horas.
Ayudado de diapositivas, relató con lujo de detalles el desarrollo de las investigaciones que llevaron a la detención de Montesinos. Y en ningún momento mencionó que la policía venezolana haya colaborado en ellas. En cambio, agradeció el apoyo del FBI y de los servicios de inteligencia de Holanda y Aruba, isla por la cual Montesinos pasó antes de desembarcar en Venezuela. Ketín Vidal señaló que la “jugada final” comenzó cuando un agente peruano tomó contacto en Caracas con un miembro de la policía venezolana que integraba el equipo que le daba seguridad a Montesinos. Habría una segunda reunión para pactar una entrevista con el propio general Vidal en un tercer país. Pero la cita se frustró. Es en ese momento que se produciría la detención del venezolano José Guevara en Miami cuando intentaba retirar 38 millones de dólares de una cuenta de Montesinos en el Pacific Industrial Back. Guevara delató el paradero de Montesinos a cambio de inmunidad. También estaba interesado en los cinco millones de dólares de recompensa.
El trato con Guevara fue que entregue a Montesinos a las autoridades peruanas en Caracas y no a las venezolanas. Era obvio, pues, que los peruanos no confiaban en los venezolanos. La entrega debía realizarse en la noche del sábado en local de la embajada del Perú en Caracas. El 24 de junio Vidal se reunió en Lima con autoridades del FBI y miembros de la embajada de Estados Unidos para hacer las coordinaciones del caso. Los venezolanos no sólo no tuvieron ninguna participación, sino que ni siquiera fueron informados, según Vidal. A las 9.30 de la noche los venezolanos que custodiaban a Montesinos, uno de ellos identificado como José Luis Núñez, ex miembro de las fuerzas de seguridad de ese país, abandonaron el refugio del Rasputín peruano en un automóvil Toyota blanco. Montesinos iba en el asiento trasero. Le habían dicho que debían cambiarlo de lugar porque debido a la detención de Guevara en Miami corría peligro. No sospechaba que lo habían traicionado.
En la embajada peruana esperaban a Montesinos a las 1015 de la noche. Pero el tiempo fue pasando y no llegaba. Entonces hubo desconcierto y preocupación. En algún lugar del trayecto entre el escondite de Montesinos y la embajada peruana, intervino la inteligencia militar venezolano. No se sabe si los custodios de Montesinos cambiaron a último momento de idea y decidieron entregarlo a sus compatriotas o si fueron interceptados. “No podría responder qué pasó en el camino”, señaló el ministro peruano. El FBI estaba monitoreando todo el operativo.
Y en medio de estas versiones contradictorias sobre su captura, Montesinos habría dicho durante su detención en Lima que negoció su entrega directamente con el presidente Chávez y aseguró que los militares de ese país lo protegieron por seis meses. Esto dio municiones a quienes vienen atacando al gobierno de Chávez por su supuesta protección a Montesinos. El presidente venezolano salió rápidamente a responder y denunció que existía “una conspiración” en su contra. “Jamás podrándemostrar que Hugo Chávez estuvo protegiendo a Vladimiro Montesinos”, dijo en tono de reto a sus críticos. La captura de Montesinos ha desatado una tormenta en ese país, con acusaciones cada vez mayores al gobierno de proteger al ex asesor peruano. La oposición venezolana pretende que la Asamblea Nacional investigue más de lo que se ha mostrado dispuesta hasta ahora.

 

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