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EMOTIVO HOMENAJE A FROILAN GONZALEZ
�Si se tira a presidente, el Lole gana caminando�

A 50 años de su afamada victoria en Silverstone con la Ferrari, la ciudad que le dio su auto para correr lo homenajeó con la presencia de ex corredores de Fórmula 1. El arrecifeño no ahorró elogios para Reutemann.

Por Pablo Vignone
Desde 9 de Julio

A esta ciudad de 35 mil habitantes se le cayó un lagrimón el sábado por la noche cuando una gloria del deporte argentino, José Froilán González, volvió a ella, después de más de 50 años, para sentarse en la ajada butaca del Ford V8 Nº 32 “Ciudad de 9 de Julio”, con el que ganó once carreras de Fuerza Limitada entre 1947 y 1948. El homenaje no fue casual: ayer, cuando Michael Schumacher ganaba su 50º Grand Prix de F–1, se cumplían otros 50: medio siglo desde aquel 1º de julio de 1951 en que el popular piloto de Arrecifes debutaba con el equipo Ferrari, el mismo que hoy enaltece Schumacher, con un segundo puesto en el mismo GP de Francia; aquellos eran los días en los que Ferrari no podía ganar...
La Municipalidad de esta ciudad pretendió reunir al coche que llenó de orgullo a sus habitantes hace más de medio siglo –en el homenaje estuvo el hijo de Luis Bonello, el constructor, y uno de los viejos mecánicos del auto– con su viejo piloto, que se marchó a Europa para reservar su lugar propio en la historia: el 14 de julio de 1951 condujo a una Ferrari a un triunfo en el Campeonato Mundial de Fórmula 1 por primera vez... la última fue la de ayer de Schumacher.
El corazón de Froilán no le aconseja escaparse a Silverstone, escenario de la hazaña, a conmemorar el medio siglo, pero sí se emocionó con los invitados a los que han convocado los anfitriones, el ex campeón de TC 2000, Guillermo Maldonado (“el de Froilán fue un coraje a toda prueba”), y el actual campeón, Daniel Cingolani, y se abraza con Oscar Larrauri, con Miguel Angel Guerra, con Esteban Tuero, con el reaparecido Gastón Mazzacane (“no vine a hablar de F–1” se excusó ante Líbero), todos ex corredores de Fórmula 1.
“Un corredor puede ganar carreras, pero es verdaderamente grande si gana el afecto del público”, sintetizó Larrauri, el mismo que cuando necesitó de alguna presencia famosa en una cena para recaudar fondos e irse a Europa, contó con el arrecifeño que hizo feliz a Enzo Ferrari. “Es bueno que estos homenajes se hagan en vida –reflexionaba Guerra, el primer argentino en correr para Giancarlo Minardi– y es encomiable lo que ha hecho esta gente en 9 de Julio, mientras el Automóvil Club Argentino se olvida de la historia”, decía con acidez, elogiando la iniciativa del intendente Jesús Blanco.
Acaso la presencia que más emocionó a Froilán fue la de Juan Manuelito Fangio, el sobrino del Quíntuple. “No podía dejar de asistir a un homenaje a Froilán, a quien quiero entrañablemente –dijo–. Nos marcó rumbos no sólo en el automovilismo sino en muchos ámbitos de la vida.” Por la tarde, en un mano a mano con Líbero, Froilán recordó cómo el Quíntuple (“mi padrino”) lo persiguió en aquella carrera de Silverstone (“yo veía que no me ponían los carteles y me preguntaba: ‘¿Dónde m... está Juan?’”) y cómo se fundieron en un interminable abrazo en aquel podio dos argentinos envueltos en los acordes del Himno Nacional mientras los Duques de York les entregaban los premios.
Cerca de 400 personas coparon el gimnasio del Club Atlético San Martín para escucharlo contar anécdotas. El Poppy Larrauri, que alguna vez entró al despacho del Viejo Ferrari de la mano del arrecifeño, relató cómo “una vez, en el Ferrari Club Italia, vi a 500 personas apretándose para tocarlo a Froilán”. El que, con una Ferrari 375 técnicamente inferior a las de Alberto Ascari y Gigi Villoresi, le sacó un segundo a Fangio en la clasificación de Silverstone y dos segundos a sus coequipers... en su segunda carrera con la Scuderia.
“Paré en la vuelta 61, cuando le llevaba más de un minuto a Fangio. Ascari había abandonado y estaba parado en el box. ¿Si quería mi coche para terminar él la carrera? ¡M... se lo iba a dar!” Froilán tiene tiempo hasta de acordarse de Carlos Reutemann, con quien estuvo en Rosario el día anterior. “A Carlos lo veo con pasta de presidente –opina–. Con el lío que hay, si los peronistas se juntan, Lole gana caminando. Su provinciaestá bien, dentro de todo, y tiene tanto prestigio en el exterior... Me gusta la fórmula Reutemann–De la Sota.” Alguien le recuerda aquella carrera de Lincoln con el Nº 32... “Había tanto polvo que no veía nada. Llegué contento porque había ganado, pero Bonello me dijo: ‘No, te ganó Fulano’. Y yo le pregunté: ‘¿Por dónde me pasó, que yo no lo vi?’.”

 

 

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