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ENTREVISTA A LA PROLIFICA ESCRITORA ADELA BASCH
“Colón fue un transgresor”

Autora de cuarenta obras en verso, está por editar una sobre José de San Martín, mientras está en cartel su versión de la vida de Colón.

Figura: �Estuve mucho tiempo investigando porque necesitaba forjarme mi propio San Martín. Está escrita con mucho humor, pero también muy en serio�.

“Colón agarra viaje...” busca desacartonar a los personajes históricos.
Dirigida por Noemí Frenkel, tiene música de José L. Castiñeira de Dios.

Por Cecilia Hopkins

Tres comicastros asistidos por una pareja de clowns “todo terreno” enmarcan las idas y venidas de un Cristóbal Colón que se revela más soñador y testarudo que el marino aventurero de los libros. Son los personajes que Adela Basch creó para su obra Colón agarra viaje a toda costa, que acaba de estrenarse en el Buenos Aires Design (Pueyrredón y Libertador). Con dirección de Noemí Frenkel y música original de José Luis Castiñeira de Dios, la pieza cuenta con la actuación de Alejandro Awada en el rol protagónico, Tony Lestingi y Vanessa Miller como los presentadores y Marcelo Subiotto, Cristela Lorca y Mike Amigorena, desdoblándose en una multitud de personajes, entre nobles, consejeros reales y marinos. La coreografía pertenece a Silvina Szperling y la escenografía y el vestuario a María Ibáñez Lago.
La autora, que tiene escritas unas cuarenta piezas para chicos, muchas de ellas en pequeño formato, se dio a conocer hacia fines de los 70 con Abran cancha que aquí viene Don Quijote de La Mancha. A partir de entonces, Basch no dejó de producir obras compuestas en verso de principio a fin, incluidas las acotaciones de escena. Su relación con la literatura empezó con los cuentos narrados por sus padres antes de dormir o durante el almuerzo de los domingos, cuando todavía no había televisión, según cuenta en la entrevista con Página/12. Y si su encuentro con el teatro ocurrió en las butacas del Gran Splendid antes de que engrosara la lista de los cines, la pasión por escribir se le desató luego de cumplir los 30 y terminar la carrera de Letras, olvidada de “tantos exámenes y datos inútiles, una vez recobrada la capacidad de disfrutar de la vida”. El juego es para la autora una de las armas más valiosas de la creación: “Para el común de la gente sólo juegan los chicos, los locos o los irresponsables”, afirma. “Sin embargo, el juego nos da la posibilidad de abrirnos, de aprender a equivocarnos y volver a empezar, de reírnos de nosotros mismos..., pero el precio de pasar a ser un adulto es abandonar el juego”, se lamenta.
–¿Por qué eligió escribir para chicos?
–Podría dar otras explicaciones, pero la verdad es que escribo para ellos porque yo todavía sigo siendo una niña y escribo para mis pares. Lo sé porque siento necesidad de payasear, de jugar con las palabras. Y lo sé, también, porque reconozco que necesito seguir aprendiendo, porque no tengo ningún conocimiento certero sobre nada. Lo que me gusta de la literatura para chicos es que puedo abordar las cosas más serias, y hasta graves diría, desde un costado juguetón. Los temas que uno puede tocar en la literatura, ya sea para chicos o para grandes, son siempre los mismos: las cosas del amor y la muerte, la comunicación, el respeto, la tolerancia hacia los demás.
–¿Le preocupó mantenerse fiel a los datos históricos?
–No demasiado. A partir de la figura de Colón quise crear un personaje que encarnara la posibilidad del hombre de trasponer límites. A veces me da la impresión de que todos estamos limitados por fronteras autoimpuestas: decimos “el mundo termina acá, yo sirvo para esto y nada más”. En cambio, el personaje de Colón es un transgresor: desafía todos estos límites con los que solemos reducir nuestras posibilidades. Creo que la realidad es mucho más multiforme y vasta de lo que nuestras estructuras mentales nos permiten percibir, que tenemos más recursos de los que creemos. Puede sonar ingenuo en esta época posmoderna, pero yo soy muy optimista. Tengo confianza en el ser humano, en su capacidad de luchar por su libertad.
–¿Qué nuevos personajes tiene en mente?
–Alfaguara está por editar mi nueva obra, que tiene a San Martín como protagonista. Esta vez estuve mucho tiempo investigando porque necesitaba leer cartas y escritos como para forjarme mi propio San Martín. Está escrita con mucho humor pero también muy en serio. Toda la obra gira alrededor del tema de la libertad y están presentes sucesos reales: el momento en que abandona una carrera exitosa en España por sus ideales, el cruce de los Andes, su relación con Remedios y hasta el encuentro con Bolívar. Están reflejados muchos rasgos de su personalidad que me parecen muy fuertes, como el actuar por un ideal sin pedir nada a cambio o el haber sido precursor de los derechos de la mujer y de los aborígenes.
–¿Dónde está puesto el humor en esta obra?
–Una vez más, lo humorístico está puesto en el lenguaje, en el juego con las palabras y la rima, en esta mezcla de ideas fuertes y consistentes con el lenguaje que habla un chico de hoy. Si en Colón... escribí “Colón quiere llegar a la otra orilla pero le cuesta mucho que le den bolilla”, aquí se dice “Con el triunfo de San Lorenzo, San Martín se anotó un porotazo, los realistas se rindieron y se fueron al mazo”. Sé que hay una transgresión allí. Pero el texto es muy respetuoso aún cuando este San Martín no es de bronce, sino muy humano. Incluso se puede llegar a bailar una cueca o hasta se lo puede hacer medio murguero. En este punto, los que pondrán el cuerpo serán los que decidan, porque yo escribo teatro en mi escritorio. Siempre me sorprende el espesor que los directores y actores les encuentran a los personajes, que los vuelve más ricos, porque se han apropiado de la obra. En cambio, cuando el respeto al texto es literal, el espectáculo suele ser muy pobre.

 

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