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Los patacones de Ruckauf a punto
de ser autorizados por la Alianza

Hubo chicanas y un reclamo del gobernador a Colombo. Medió Alfonsín y los legisladores radicales podrían aprobar hoy los bonos. El resto, sujeto a un acuerdo en el Congreso nacional.

Carlos Ruckauf, serio, hablando ante empresarios flanqueado por su vice, Felipe Solá.

Después de muchas idas y vueltas, hoy el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf podría lograr que la Legislatura provincial vote favorablemente el proyecto de ley para pagar con bonos parte de los haberes de los empleados públicos. La aprobación está sujeta a una condición: que en el Congreso nacional el justicialismo apruebe el ajuste propuesto por los diputados aliancistas (ver página 7). Por lo pronto, el Gobierno ya decidió girarle una remesa de dinero al extenuado Tesoro bonaerense. Igualmente, Ruckauf se contactó telefónicamente con el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, para quejarse por la actitud de la Alianza en la provincia de no avalar el ajuste en ese distrito.
La tensión en la provincia empezó anteayer, cuando la Corte Suprema bonaerense anuló el decreto que creaba los bonos Patacón para pagar los sueldos estatales mayores de 700 pesos y que reducía los salarios en distintos niveles, a partir de los 1000 pesos. “Nos están llevando a la cesación de pagos”, bramó Ruckauf, tras conocer el fallo, que a su vez fue tomado por los legisladores aliancistas para no avalar el recorte. En rigor de verdad, el decreto de necesidad y urgencia que envió el Ejecutivo bonaerense fue declarado inconstitucional por la Corte porque la Carta Magna provincial no contempla ese tipo de normas.
Las declaraciones de Ruckauf tuvieron respuesta rápida de parte de la Alianza. El senador nacional radical Leopoldo Moreau lo acusó de intentar “un golpe de efecto mediático” con sus declaraciones. Por su parte, la presidenta del bloque de diputados provinciales de la UCR, María del Carmen Banzas, dijo que las afirmaciones de Ruckauf “agravaron el problema”.
Pero, con el correr de las horas, las negociaciones por los ajustes nacional y bonaerense empezaron a tomar caminos paralelos. Mientras los diputados nacionales de la Alianza trataban de elaborar una propuesta alternativa al recorte de Cavallo, elevando el piso de las jubilaciones y de los sueldos que sufrirían la poda, al mismo tiempo que proponían generar recursos extra para llegar al tan ansiado déficit cero, en la provincia el radicalismo empezaba a aflojar su posición.
El primero en dar una señal negociadora fue Raúl Alfonsín. Relacionó el aumento del riesgo país y la caída en la Bolsa con, entre otros factores, el bochazo de la Corte al decreto de Ruckauf. Y después, componedor como siempre, dijo que “la UCR, el Frepaso, toda la Alianza está dispuesta a sesionar mañana para solucionar este problema”. En tanto, desde el gobierno nacional le enviaban 100 millones de pesos a la provincia. La decisión se tomó en una reunión entre el presidente Fernando de la Rúa, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, y el vicejefe de Gabinete, Armando Caro Figueroa.
A las 16.30 en punto, los diputados provinciales de la Alianza, de Argentinos por una República de Iguales (ARI) y algunos justicialistas recibieron en la sede de la Legislatura, en La Plata, a los ministros bonaerenses de Economía, Jorge Sarghini, y de Trabajo, Aníbal Fernández. Según Banzas, Sarghini sólo aportó “vaguedades”, en tanto que el senador provincial del ARI, Horacio Piemonte, le acercó a ese ministro una alternativa concreta a la rebaja salarial y al pago con bonos, basando su propuesta en la creación de nuevos impuestos a los hipermercados y a las concesionarias de peaje. La reunión de los legisladores tuvo un tono informativo, aunque en el aire quedó la sensación de que el ajuste provincial tiene muchas partes sin resolver. “Parece que sólo tuvieran claro el pago con bonos y el recorte”, aseguró Piemonte. Sin embargo, Banzas anunció que “mañana (por hoy) estaríamos en condiciones de emitir un dictamen autorizando a la provincia a pagar con bonos”. El matiz diferenciador del dictamen aliancista sería que los bonos se pagarían según tasas progresivas. El Frepaso bonaerense, al cierre de esta edición, todavía debatía los pasos a seguir, pero al PJ le alcanzaba con sumar a los radicales para lograr la aprobación de los bonos.
Pero hay un dato inquietante: hasta ahora sólo se sabe que los bonos servirán para cancelar deudas con el Banco Provincia, o para abonar patentes o impuestos inmobiliarios, pero no está garantizado que sirvan para hacer compras de alimentos o para pagar servicios. Una fuente del gobierno provincial aseguró a este diario que el gobernador intentó convencer a directivos de la empresa Repsol que aceptaran los bonos. Hasta ahora, no tuvo respuesta afirmativa.
En suma, la Alianza parece dispuesta a garantizar hoy a Ruckauf el respaldo a la propuesta de los Patacones. Pero recién la semana que viene tratarían el ajuste en los restantes gastos del Estado. Ahora, la pelota quedó del lado del peronismo, que tendrá que aportar sus hombres en el Congreso nacional para respaldar el ajuste, si quiere que la provincia más grande del país, gobernada por uno de los suyos, presidenciable por añadidura, y con las cuentas en rojo, tenga un alivio financiero. Por ahora.

Informe: Alejandro Cánepa.

 

OPINION
Por Eduardo Aliverti

¿Qué pasará?

Tiene sentido práctico seguir deteniéndose en el lamento por el carácter antipopular, salvajemente conservador del gobierno de Fernando de la Rúa? Que la crisis la paguen antes los jubilados que los banqueros, ¿es noticia? Que van a pagar la deuda con el hambre y la sed de los argentinos, como juró hace más de un siglo Nicolás Avellaneda, ¿es noticia?
Seguir hablando de cómo se las gasta la derecha no tiene más sentido que lo denunciatorio, sin por eso renunciar a hacerlo. Y si se cruza de vereda, habrá de reconocérsele a la izquierda tradicional que –más allá de su eterno divisionismo, sus mentalidades sectarias y su falta de inserción social– ha sido acertada y pertinaz en el señalamiento de a dónde conduciría el modelo neo-liberal. La derecha y la izquierda que se reconocen o muestran como tales fueron y son coherentes. La una en el ejercicio del poder, y la otra desde los espacios que tanto no sabe ampliar como le restringen.
Lo que no es tan obvio es preguntarse por la dignidad y las acciones de aquellos que dicen ubicarse en posiciones “progre”, mientras continúan sumándose a la brutalidad de esa derecha gobernante con una capacidad de equilibrismo que en cierto sentido es menester envidiarles. ¿Cómo se hace para criticar otro saqueo a la clase media y los sectores populares y a la vez quedarse atornillados a los cargos? ¿Cómo se hace para continuar citando la vigencia de la Alianza, pero no de la que permanece en el Gobierno con Fernando y sus amigos sino de la que llegó al Gobierno con una verba de centro-izquierda que prometía acabar con la fiesta de los ricos? ¿Cómo se hace para putear a Cavallo –que es lo que literalmente hicieron legisladores del oficialismo en la reunión con el ministro previa al anuncio del séptimo ajustazo– y después salir a brindarle “apoyo crítico”?
Pues habrá que preguntárselo a Alfonsín, a la mayoría de la UCR, a los restos del Frepaso y a los que aún tienen el tupé de llamar al “sacrificio con equidad”, desde un gobierno que vuelve a agarrárselas con gente que cobra 500 pesos por mes para calmar a otra que se lleva 500 por minuto. Esta vez no sólo han dicho sino también firmado que primero está la deuda y después la gente. También está claro, entonces, que se puede redoblar la apuesta y preguntar cuál es ese escenario tan apocalíptico del no pago de la deuda, el default o la reprogramación.
La respuesta es obvia, pero que se hagan cargo: no se puede hacer eso porque habría que bajar los salarios, jubilados incluidos; nos quedaríamos sin aviones y sin crédito, la convertibilidad correría peligro y el riesgo-país se iría a las nubes.

 

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