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DINAR LINEAS AEREAS


LOS DIPUTADOS RADICALES Y EL GOBIERNO DISCUTEN QUE VOTARON
Pelea por el piso de 500 o de 1000

Para el Gobierno, el piso del recorte es
de 500 pesos y el resto depende de lo que
entre por los nuevos impuestos. Para los diputados, la ley �garantiza� los ingresos hasta 1000 pesos. La pelea tomó todo el sábado y amenaza continuar.

El jefe de Gabinete Chrystian Colombo
habló anoche, tratando de cerrar la cuestión.

Por José Natanson

El Gobierno y los diputados radicales se embarcaron en una confusa disputa sobre el
alcance real de la ley que habían votado en la madrugada de ayer. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, explicó que “el piso a partir del cual se descuentan los haberes es de 500” y que “se va elevar rápidamente cuando ingresen esos nuevos impuestos a las arcas del Estado”. Es decir, que la suba del piso está supeditada a una mejora de la recaudación. Para los legisladores radicales, en cambio, el artículo es clarito: el Poder Ejecutivo debe “garantizar” –sí o sí– que el recorte se concrete recién a partir de los 1000 pesos. Una disputa que revela la precariedad del entendimiento radicalismo-Gobierno y que recién se aclarará en los próximos meses, cuando Domingo Cavallo haga cálculos y decida si le alcanza a no: porque (y de eso nadie duda), la política de déficit cero ya tiene media sanción de Diputados, esta semana será tratada por el Senado y se ha convertido en la razón de ser del Gobierno.

Sesión

El viernes por la noche, los diputados radicales se aprestaban a votar el proyecto consensuado con el Gobierno. Incluye una serie de modificaciones que permitirían estirar el piso del recorte a los mil pesos: la restitución de los aportes patronales a las empresas privatizadas de servicios, la marcha atrás con la rebaja del impuesto a las naftas, la no devolución de la rebaja de ganancias, y la extensión del ajuste al Legislativo y la Justicia.
Pero resulta que mientras se sucedían los oradores llegaron al Congreso las declaraciones de la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, y el secretario de Hacienda, Jorge Baldrich, que coincidían en que lo que se estaba a punto de votar no garantizaba de ninguna manera que el piso se llevaría a mil.
Indignados, los diputados decidieron contraatacar. A último momento cambiaron la redacción del artículo 12. Textualmente: “El Poder Ejecutivo garantizará con los mayores recursos y ahorros recuperados en las disposiciones de la presente ley las retribuciones periódicas por cualquier concepto, incluyendo sueldos, haberes, adicionales, asignaciones familiares, haberes de jubilados, retirados y pensionados para todos los que percibían hasta 1000 pesos mensuales, antes de las reducciones”.
Ayer, los diputados y los funcionarios discreparon durante todo el día en la interpretación del artículo, en un estado de confusión potenciado por el hecho de que –debido a la huelga de los empleados legislativos– la sesión se desarrolló sin taquígrafos.

Interpretación 1

La posición del Gobierno es clara. Como la iniciativa consagra la política del déficit cero como la lógica madre del funcionamiento del Estado, una elevación en el piso del recorte está atada a una mejora en la recaudación. Aunque se incluyen reformas impositivas que implicarían recursos extras para el Fisco, si no se consiguen no podrá concretarse la elevación de la base inicial del ajuste.
“El piso a partir del cual se descuentan los haberes es de 500 pesos para jubilados y para salarios. Se va elevar cuando ingresen esos nuevos impuestos a las arcas del Estado”. Recién así se podría “reponer los niveles de salarios hasta los 1000 pesos”. El secretario Legal y Administrativo de Economía, Alfredo Castañón, fue aún más claro. “Recién cuando la recaudación mejore, tendrán prioridad los trabajadores y jubilados que ganen menos de 1000 pesos”.
Por la noche, el jefe de Gabinete ratificó su postura. En un mensaje por cadena oficial (ver recuadro), Colombo explicó que “con las medidas tomadas y el aporte de los diputados radicales hemos logrado ya excluir el85 por ciento de los jubilados”, lo que equivale a un piso de 500. El funcionario agregó: “vamos por más en la medida mejore la recaudación”.
En el Gobierno enumeraban ayer las ventajas de la media sanción: consagra legislativamente –y le da una base jurídica más sólida– al impopular recorte; implica una señal a los mercados, que –confían en la Rosada– reaccionarán favorablemente con el nuevo status institucional del recorte; y le da una presentación más democrática.
Como balance, cerca de De la Rúa hacían una lectura positiva de la semana. “La estrategia fue acertada: primero nos pusimos duros y después aceptamos negociar. Estábamos en una posición de mucha debilidad y por eso marcamos bien claro que el límite del déficit cero era innegociable. Si el domingo pasado De la Rúa no hubiera salido a subrayar el objetivo del plan no hubiéramos conseguido nada”, evaluaba ayer un ministro.

Interpretación 2

“No hay dobles interpretaciones. El artículo dice que el Estado debe garantizar que el piso son mil pesos”, aseguró Jesús Rodríguez. “Si alguien discute el piso no lo hace desde una base técnica sino política”, señaló Eduardo Santín a Página/12. “Los recursos le van a sobrar, que se quede tranquilo el jefe de Gabinete”, completó el senador Leopoldo Moreau. Por lo bajo, los diputados radicales hacían diferentes lecturas sobre la actitud del Gobierno de salir a subrayar que el piso es de 500 y no de 1000. “La argumentación no se sostiene desde ningún punto de vista. Jurídicamente, la ley es clara porque dice que el Estado garantiza que el recorte arranca en mil. Financieramente los recursos extras que se obtienen son unos 1000 millones: alcanzan y sobran para elevar del piso. Políticamente, quedó demostrado que los mercados quieren un apoyo fuerte al recorte”, detallaba un importante legislador radical.
Para un importante diputado, el problema es que el proyecto votado en diputados afecta al capital concentrado por primera vez desde 1989. “Aunque es una medida modesta, demostramos que se pueden restituir los aportes patronales a las grandes empresas de servicios y los supermercados. El viernes ya se sabía que se iba a votar esta modificación y los mercados no reaccionaron mal. Quedó claro que no cae el mundo si nos metemos con estas empresas”, explicaba. Y agregaba: “En el Gobierno, sobre todo en el equipo económico, todavía tienen miedo. Por eso salieron a sobreactuar el tema del límite, para dar una señal fuerte a los mercados”.

El futuro

“Cuando vean que el panorama se aclara van a concretar el recorte a partir de los mil”, era la explicación tranquilizadora que daba ayer un diputado radical. En la Rosada, sin embargo, no se animaban a hacer pronósticos. “Todo depende de la recaudación: algunas medidas, como la no devolución de ganancias, significan recursos de manera automática, pero hay otras que no. Por ejemplo, la suba del impuesto a las naftas, que depende del consumo”, explicaba anoche un importante funcionario.
Más allá de la (optimista) versión de los diputados radicales, y de la (cauta) perspectiva oficial, lo cierto es que hay en todo esto un silencioso cambio de rumbo. Quince días atrás, cuando se anunció la política de déficit cero, todo indicaba que el eje era un drástico recorte del gasto público. La idea fue confirmada el domingo pasado: en un discurso cargado de gestos de autoridad, el Presidente subrayó una docena de veces la palabra “ahorro”, aunque el piso ya había subido a 300 pesos. Finalmente, los diputados radicales introdujeron una serie de reformas impositivas que les permitieron elevar el piso. Se trata, en realidad, de un cambio en la lógica del plan: lo que comenzó como duro recorte del gasto público, se fue transformando en algo más parecido a un impuestazo.

 

El discurso de Colombo

“El gobierno nacional, a través del presidente De la Rúa y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, decidió tomar el toro por las astas y proponer una solución de fondo al problema: el Plan déficit cero.”
“El fin de semana pasado presentamos el plan a los gobernadores y todos firmamos un acuerdo nacional por la independencia, a través del cual las provincias se comprometen también a empezar a vivir con lo que tienen hasta llegar al déficit cero.”
“En esas jornadas decidimos que el ahorro se haría en todos los niveles de gasto del Estado pero que sería más fuerte en los sectores públicos de más ingresos y en los funcionarios políticos, a los que les estamos pidiendo un ahorro que es por lo menos el doble de lo que hará el resto, y que, en cambio, protegeríamos a los sectores más bajos en las jubilaciones.”
“Con la aprobación y el cumplimiento de estas leyes la Argentina derrota definitivamente la posibilidad de caer en cesación de pagos, se asegura la estabilidad económica y financiera, se generan las condiciones para el crecimiento sostenido.”
“Vamos a bajar gastos reduciendo burocracias, gastos superfluos, evasión, atacando los focos de corrupción y las malas administraciones, para poder volcar esos recursos a mejorar jubilaciones.”

 

De la Rúa en la CNN

En una entrevista dada ayer a la CNN, el presidente Fernando de la Rúa se refirió a la situación que atraviesa el Gobierno, y aseguró que el ajuste para llegar al déficit cero “tiene apoyo popular”. Declaró:
La alianza UCR-Frepaso “no está muerta” y añadió que “cuando hay dificultades hace falta llamar más al convencimiento y a la acción de todos los que la integran”.
“El Presidente soy yo, así que él (por Raúl Alfonsín) es el presidente del partido, no juega un rol dentro del Gobierno, pero como presidente del partido tiene una actitud de responsabilidad y cooperación.”
“El objetivo es llegar hasta (un piso) de 1000 mensuales, en la medida en que se vayan obteniendo los recursos.”
u Me preocupa muchísimo que el índice de desempleo sea tan alto y que no hayamos podido bajarlo más todavía.”

 

OPINION
Por Julio Nudler

El pánico cuesta caro

Qué hacemos: bajamos el piso o subimos el recorte? Esta disyuntiva puede expresar la pelea que enfrentará en cualquier momento a Domingo Cavallo con el sector aliancista que ha terminado suscribiendo su Déficit Cero como salvavidas. Como la cuestión no termina de estar aclarada, si un mes a Hacienda no le alcanza la plata, el Gobierno deberá elegir entre bajar el listón a partir del cual se le afeitan los ingresos a jubilados y cuellos blancos estatales, y despojar de un porcentaje mayor a quienes perciban más de equis (¿mil?) pesos. O bien decidir algún cóctel entre estas dos amargas drogas.
Más allá de esas tribulaciones, de difícil resolución política en medio de una campaña electoral, en Economía se consuelan pensando que la crisis atroz de estos últimos tiempos hizo su trabajo sucio, y en cierto modo augura un futuro mejor. No sólo porque la Alianza, o los restos de su naufragio, más los gobernadores justicialistas acabaron firmando un ajuste fulminante, sino también porque el valor de los activos –incluidos los inmuebles– se hizo papilla. Esto, creen, puede generar cierto apetito inversor, al sumarse a aquellas heterodoxias cavallistas que han sido los planes de competitividad y el factor de empalme (suba del dólar comercial).
Haciendo cuentas hacia el futuro, si es hoy posible dibujarlas, los cordobeses de Economía también se esperanzan en que el ajuste, incluso después de haber pasado por la criba aliancista, conservará en los próximos doce meses un 70 por ciento de caída en el gasto público contra un 30 por ciento de mayor presión tributaria, todo aplicado a una hipotética tenaza de 5000 millones de pesos. Con lo cual la ortodoxia liberal no saldrá tan lastimada del trance.
A los fines prácticos, esta semana debería calmar en alguna medida la tensión en los mercados financieros y, con suerte, frenar la caída tendencial de depósitos. Con las actuales tasas, el costo (lucro cesante) de retirar la plata del banco es muy notorio, proporcional al tentador nivel de las tasas. El único seguro gratuito consiste en pasarse de pesos a dólares si lo que realmente se teme es una devaluación. Más allá de este enroque, la cobertura duele. Por ende, más vale no exagerar el pánico.
Esto mismo significa que en la Argentina de estos tiempos, mientras se discute el efecto regresivo del recorte de jubilaciones y sueldos públicos, los poseedores de capital financiero, en casi cualquiera de sus formas, se llevan una tremenda tajada del ingreso colectivo, consiguientemente perdida por quienes trabajan y producen.

 

“Creamos recursos muy superiores
a lo que cuesta subir el piso a mil”

Para el diputado radical Eduardo
Santín, de papel clave en la discusión
del Déficit Cero, al esquema aprobado en Diputados, que suma impuestos y afloja notablemente el ajuste para jubilados y empleados públicos, le sobran fondos y puede aplicarse ya mismo.

Diputado radical Eduardo Santín, especia-lista en temas económicos y fiscales.

Por Julio Nudler

–¿Cómo pueden asegurar que con los aumentos impositivos que votaron es factible subir a mil pesos el piso de sueldos públicos y jubilaciones a partir del cual se aplicará el recorte? –le preguntó Página/12 al diputado radical Eduardo Santín.
–Porque todos los impuestos contemplados en este acuerdo son de fácil cobrabilidad para la AFIP. No hay ningún tributo nuevo. Lo que cambian son las alícuotas. Es lo que ocurre con el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), que sube al 0,6 por mil, añadiéndose la eliminación de exenciones, y con Contribuciones Patronales, que suben cuatro puntos para las empresas de servicios con más de 40 trabajadores. En cuanto a Ganancias, no hay nada nuevo que percibir, y en gran medida consiste en no devolver lo que ya se recaudó. De modo que aquí no pueden caber dudas sobre la existencia de los recursos.
–Pero la recaudación global tiene otras fuentes más, como el IVA o Internos, que por el cóctel de depresión y tembladeral financiero pueden haberse secado más de lo que ustedes imaginan...
–El margen de seguridad que tomamos es muy amplio. El costo, en términos de menor ahorro de gasto, de subir el piso del recorte de 500 a 1000 pesos es de 208 millones de pesos respecto de los jubilados, y de 100 millones para los empleados públicos. Esto suma algo más de 300 millones. Frente a esta suma, generamos recursos por cerca de 800 millones.
–¿De qué manera?
–Anulando la reducción en el impuesto a los Combustibles sobre las naftas se generan 210 millones. El aumento en Contribuciones Patronales rendirá unos 300 millones, y, por último, al no retrotraerse la suba en Ganancias que había aplicado (José Luis) Machinea el fisco tendrá 280 millones más. Si para solventar 300 millones creamos ingresos por más de 700, nunca puede haber un problema de escasez en los recursos. No entiendo que nadie pueda sentirse preocupado. Si alguien plantea esta discusión no lo hace sobre una base técnica sino política.
–Pero el decreto de Fernando de la Rúa fijaba el límite en 300 pesos...
–Para subir de 300 a 500 le damos al Poder Ejecutivo lo que él mismo planteó como suficiente. Es decir, que el recorte abarque también a los poderes Legislativo y Judicial, y además se eliminen las exenciones en el ITF (cuentas corrientes).
–De cualquier forma, suponiendo que por algún cataclismo la recaudación resultara insuficiente para respetar el nuevo piso de mil pesos, ¿el objetivo supremo es Déficit Cero, quedando lo demás subordinado a él?
–Sí. Lo que no puede alterarse es la supresión del déficit.
–¿Cree que el camino que ustedes trazaron para llegar a esta misma meta es realmente aceptado por Domingo Cavallo?
–Cavallo es pragmático, aunque esté rodeado por gurkas como (Armando) Caro Figueroa o (Horacio Tomás) Liendo. El jueves por la noche aceptaron, pero después empezaron con los reparos.
–La discusión se centra ahora en cómo empieza el recorte ya mismo: si con el criterio inicial del Gobierno o con este nuevo...
–No puede haber ningún problema para aplicar ya mismo el nuevo esquema. Respecto de los jubilados, porque los que perciben más de 500 pesos cobran julio recién en la tercera semana de agosto, de manera que hay tiempo para emitir las OPP (Ordenes de Pago Previsional). Y en cuanto a los recursos, la devolución retroactiva del aumento en Ganancias para la cuarta categoría iba a implicar una erogación de 180 millones de pesos, que ahora desaparece, sin contar los 100 millones en que además dejará de caer la recaudación al no subirse los mínimos. Pero esos 180 millones ya fueron recaudados, así que la plata está.
–Bueno, en realidad debían devolvérselos los empleadores a su personal para después deducírselos a la AFIP. Pero, en otro aspecto, ¿no temen que los acusen de recesivos, como le pasó a Machinea?
–Cuando hay expectativas favorables, devolverles Ganancias a los sectores medios, que son de alto consumo, es bárbaro porque puede resultar muy reactivante. Pero en un momento tan depresivo como éste, no puede descartarse que los beneficiarios de la devolución usen la plata para comprar dólares. Preferimos no restarle poder adquisitivo a los sectores de ingresos bajos, que tienen necesidades básicas insatisfechas y que no pueden optar entre consumir y comprar dólares.
–Suponiendo que el esquema cierre para el segundo semestre. ¿No están trasladando al 2002 un problema fiscal aún peor al que de por sí presenta?
–Respecto del paquete que aprobamos, lo único que habrá que decidir es si bajamos Ganancias. De cualquier forma, cuando discutamos el presupuesto para 2002 sin déficit deberemos achicar 6000 millones. Eso es lo que nos espera.

 

La debilidad política del acuerdo

El mayor reparo de los cavallistas al esquema de ajuste que debieron acordar con los diputados es que, al quedar excluida del recorte la franja de jubilados y de empleados públicos que cobran entre 500 y 1000 pesos, sea necesario aplicarle a los restantes una poda de tal magnitud que la vuelva políticamente inviable. Además de esto, creen que los legisladores están subestimando el brutal impacto que sufrió la recaudación impositiva durante julio, y que se extendería inercialmente a agosto, por lo que recién hacia setiembre existirían condiciones para aplicar la tijera sólo por encima de los mil pesos de haber.
En términos técnicos, toda elevación del umbral del guadañazo –es decir, el nivel de sueldo o jubilación a partir del cual se aplican los descuentos– reduce la base imponible sobre la que se rasura. Por ende, definido el ahorro de gastos a alcanzar, mayor resulta el porcentaje necesario de amputación en los ingresos de trabajadores activos y pasivos. “La gran debilidad de este acuerdo –indicó una fuente del equipo económico a este diario– es que podría obligar en algún mes a aplicar un recorte superior al 20 por ciento.”
Para Economía, a los haberes de julio y probablemente agosto habría que cortarlos de 500 pesos para arriba, y todo excedente de recursos que aparezca destinarlo como prioridad absoluta a reducirle posteriormente la quita a la franja que va de los 500 a los 1000 pesos. En cuanto a objeciones de fondo, los cavallistas ven que con el criterio que hicieron valer los diputados, la Argentina va a quedarse con tasas impositivas demasiado altas mientras no logre el déficit cero por medios más genuinos, como serían reducir la evasión y eliminar el gasto público improductivo.
Sin embargo, y aunque les cueste digerir buena parte de lo acordado, los mediterráneos confían que este consenso político logrará que se recupere la confianza en agosto, recreándose al menos un clima de relativa normalidad, como el vivido en junio, cuando la recaudación, la tasa de las Letes y el call money remedaban un país más o menos normal.

 

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