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LA UBA NO PREMIARA A UN MEDICO QUE DELATO A COLEGAS
Un doctor deshonoris causa

Se trata del médico Nicolás Bazán, que reside en Estados Unidos, y delató a sus colegas en la UNS durante la dictadura.

Denuncia: El médico denunció ante la Policía Federal que un grupo de docentes desarrollaba una intensa penetración ideológica encubierta.

Oscar Ivanissevich, ministro
de Educación de Isabel Perón.
Nicolás Bazán asumió en su admi-nistración y siguió con los militares.

Por Victoria Ginzberg

El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires decidió por unanimidad que los méritos académicos y científicos no son suficientes para ser premiado si no están acompañados por una conducta ética. Por eso, el doctor Nicolás Bazán no será reconocido con el doctorado Honoris Causa de la UBA. Mientras el hombre todavía era candidato a obtener la máxima distinción otorgada por la UBA, Página/12 informó que el prestigioso profesional había sido designado director interventor del Departamento de Biología –que equivale al puesto de decano– y director interino del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Universidad Nacional del Sur (UNS) durante la intervención de Remus Tetus, que como Alberto Ottalagano en la UBA había sido nombrado por el ministro de Educación Oscar Ivanissevich para “depurar” la universidad. Pero Bazán no fue sólo un funcionario que calló mientras a su alrededor alumnos y profesores eran detenidos. El mismo los denunció.
Bazán es un médico argentino que trabaja en la Universidad de Louisiana, en Estados Unidos. Su trayectoria científica y académica es, en apariencia, intachable. Se recibió de médico en la Universidad Nacional de Tucumán y realizó una tesis de investigación en Harvard. Entre los muchos honores que obtuvo a lo largo de su carrera figuran las medallas de oro que le otorgaron la Sociedad Argentina de Neuroquímica y la Fundación italiana Giovanni Lorenzini y el premio al mérito del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Además, es miembro de la Academia de Medicina de Córdoba, de la Real Academia de Ciencias y de la Real Academia de Medicina de España y es doctor Honoris Causa de la Universidad de Tucumán. Debido a este frondoso currículum el Consejo Directivo de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA consideró que existían sobradas razones para distinguirlo. Pero el comportamiento ético y humano del profesional se interpuso en su camino hacia el doctorado Honoris Causa de la UBA. Hasta las personas que lo habían propuesto votaron en su contra.
Este diario informó que entre 1976 y 1981 Bazán estuvo a cargo del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la UNS, que dependía directamente del rector, el capitán de Navío Raúl González. Y que en agosto de 1976 esa universidad sufrió su más terrible operativo de “limpieza”. En ese momento, el jefe del Quinto Cuerpo del Ejército, general Acdel Vilas, denunció la “infiltración marxista” en la institución. La “pesquisa” realizada en Bahía Blanca terminó según el diario La Razón de la época con “17 detenidos –entre ellos el ex rector de la UNS Víctor Benamo– y la conformación de una nómina de acusados prófugos”. Vilas destacó “la labor realizada y la inestimable colaboración de las autoridades de la intervención militar en esa casa de estudios para llevar a buen término la investigación”. El militar no pronunció estas palabras sólo para quedar bien. Las autoridades de la intervención –entre ellos Bazán– habían colaborado de hecho de una forma muy concreta con los represores.
El 23 de julio de 1976 a las 11.20 el médico declaró ante la Policía Federal y allí denunció que un grupo de docentes, entre ellos Mario Aggio, Teresa Bruzzo y Luis Mario Fernández –actual rector de la UNS– “desarrollaban una actividad encubierta de intensa penetración ideológica y encuadradas dentro de la izquierda revolucionaria”. Bazán también mencionó como “activista” a quien es hoy decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Fortunato Mallimaci. Un testimonio como ése hacía peligrar en aquella época como mínimo la libertad y como máximo la vida de las personas señaladas. Tres horas después de que el ex candidato a honoris causa de la UBA se sentara frente a la policía, fue allanado el domicilio de Aggio. De ese lugar de secuestraron algunas publicaciones que según los cánones de quienes participaron del operativo podrían ser parte del material usado para realizar el trabajo de “penetración ideológica”. Se trata de un folletín titulado “C.E. Biología” y los libros Argentina de Perón a Lanusse y La última montonera, de Félix Luna, El yrigoyenismo, La Democracia fraudulenta y El peronismo y sus causas, de Rodolfo Puiggrós, y Mercenarios y monopolios en la Argentina de Onganía a Lanusse, de Rogelio García Lupo. El doctor Aggio fue detenido e incomunicado hasta el 15 de diciembre de ese mismo año, cuando el juez Guillermo Federico Madueño lo sobreseyó. El magistrado dejó claro que la base de la imputación contra el doctor Aggio estaba “dada por el testimonio del profesor Nicolás Bazán” y ordenó la libertad del procesado porque “no se demostró su participación activa en la penetración ideológica o su influencia en las decisiones, formación, etc., con respecto del personal del Departamento –de Biología– y al alumnado”.
“Por suerte nos enteramos que lo querían nombrar honoris causa y se pudo revertir, pero me pregunto cuántos casos como éste pasarán sin pena ni gloria. Bazán estuvo en la Comisión de Ciencia y Técnica (ver aparte) y no pueden estar proyectando el futuro quienes estuvieron con la dictadura”, aseguró Bruzzo, ex docente de la UNS y una de las señaladas por el médico que parecía tener un currículum impecable.

 

Consejero científico

Nicolás Bazán, el médico al que la UBA decidió no otorgarle el doctorado honoris causa, también es consejero científico de la Secretaría para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, que dirige Adriana Puiggrós, adonde llegó por recomendación del ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo.
Luego de que se conocieran algunos de los antecedentes del médico y su comportamiento hacia profesores y alumnos universitarios durante la última dictadura militar, muchos de los cuales fueron expulsados de sus cargos o detenidos por delaciones y persecución ideológica, la Secretaría emitió un comunicado en el que se informaba que Bazán, que estaba nombrado en un cargo ad honorem, nunca había participado de las reuniones de la repartición.
En un segunda gacetilla, la Secretaría para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva anunció que se había elevado un pedido a la Subsecretaría de Derechos Humanos para que se investiguen las denuncias contra su consejero.

 

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