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Madre Patria, hija rara
Por Rodrigo Fresán 
Desde Barcelona


�Venimos de los barcos y nos vamos en aviones�, me dijo el otro día un escritor argentino que pidió no ser identificado. El escritor argentino está aquí para firmar contrato por un libro argentino que saldrá en editorial española comprada por alemanes con sucursal en Buenos Aires. No es el primero y no va a ser el último. El mercado editorial ibérico parece �luego de agotar cubanos y perseguir mexicanos� haber descubierto que la narrativa porteña tiene posibilidades o, por lo menos, sale barata comparando los adelantos de aquí con los de allá. Lo que costaba un narrador español clase B alcanza y sobra para varios argentinos clase A y ha llegado la hora de arriesgarse. Los modales de la cacería, entonces, son los de disparar a cien pájaros volando. Alguno, seguro, va a cantar lindo.
Pero, claro, esto último no es más que un reflejo especializado y mínimo del cómo está siendo considerado el hijo argento por la Madre Patria. En España, por una cuestión u otra, los argentinos siempre resultan sorprendentes: sorprende la calidad de cierto cine (acaba de terminar un festival en Madrid y otro en Barcelona), de cierto teatro y de cierta música (el Grec barcelonés 2001 fue dedicado a una selección nacional donde se han destacado tanto China Zorrilla como Cecilia Rossetto y siguen las firmas, mientras que Fito Páez y amigos sacudieron a Madrid algunas noches atrás) y, más que nada, sorprende la distante cercanía que arrima o separa a argentinos y españoles a medida que pasan los años. Lejos están ya los días del exilio republicano español y lejos también las noches del exilio procesista. Idas y vueltas y sangre y huesos de españoles aquí y argentinos allá, viaje de doble mano que volvió a ser recordado con reverencia a partir del reciente fallecimiento del español de nacimiento y casi argentino por opción Gila. Entonces, claro, era una relación a la que �por simplificar� cabe y cabía definir como apasionada: los vínculos establecidos tenían que ver con el morir o seguir vivo. Pocas pasiones hay mejores que esas, creo.
La situación, ahora, es más complicada porque �si bien vuelve a establecerse a partir del bajón de uno de los países sincronizado con el agrande de otro� esta vez el asunto viene dictado por poderes más invisibles aunque igualmente poderosos y, para peor, amparados en ese mapa gris sin blancos y negros que es el que dibuja y muestra el nuevo mapa de la Aldea Global.
¿Qué ocurre, qué pasó? Fácil: varias pujantes empresas españolas compraron varias porciones de la Argentina a partir de una oferta hecha por el presidente democrático Carlos Saúl Menem. El malo de la película, de acuerdo, pero un malo elegido en elecciones transparentes y �a la hora de privatizar todo lo privatizable� amparado por sindicatos que decidieron que era día de poner los bombos en remojo. Todos felices en principio: las empresas de afuera se cansaron de vender acciones en ascenso y los de adentro recibían sueldos vía giro. Esta situación �una suerte de nueva política virreinal donde nadie protestaba� no se hizo manifiesta únicamente en Argentina. Latinoamérica recibió a España, esta vez no como conquistadora sino como un socio en el que, además, teníamos familiares a los que nunca le habíamos visto la cara pero no importa.
Desde hace unas semanas. La situación se ha complicado, ha vuelto a complicarse. Los noticieros se llenaron, primero, de escenas de aeropuertos tomados, boicots a compañías españolas, gente gritando Gallegos Go Home! La percepción inicial de los locales �en principio� tenía algo de la extrañeza que nos provoca una cultura que siempre les pareció gemela y que de golpe se revela como la de hermana un tantopsicópata: ¿qué le pasa? ¿Por qué está así? ¿Qué le hicimos nosotros? Algunos, me consta, hasta se sintieron ofendidos. Uno de ellos fue José María Aznar quien, apenas veladamente, afirmó algo del tenor de �así nos pagan todo lo que les ayudamos�. Algo está claro, también: España �país de emigrantes si alguna vez lo hubo� está pasando por un momento complicado a la hora de comprender qué es lo que significa ser extranjero y lo que esos extranjeros pueden llegar a requerir de España en un momento en que España requiere de los extranjeros �soldados, sacerdotes, trabajadores del campo; esos tres puntales del ser hispano que ahora escasean� sólo lo que le hace falta. Ya tenemos psicoanalistas y dentistas y profesoras de teatro. Ahora necesitan gente que haga no el trabajo sucio, pero sí el trabajo donde uno se ensucia más. �España va bien� es el slogan/mantra del presente gobierno y lo que se lee entre líneas en el discurso del ciudadano medio es un �ahora que después de mucho tiempo estamos disfrutando del asunto que no nos vengan a aguar la fiesta�. Lo sudaca y tropical y tercermundista en dosis justas: la música babilónica de Manu Chao y porrito en el Barrio Gótico o Mala Saña, vacaciones en La Habana o Cancún y el Subcomandante Marcos empieza a ser un poster que amarillea.
El corte y quebrada del Efecto Tango �sacando a la Argentina de la sección sociales para ubicarla en las catastrofistas notas principales de las páginas de Economía� ha instalado, ahora sí, una inquietud mucho más comprensible por las peores razones posibles. Tiembla la Bolsa de Buenos Aires y tiembla la de Chile y la de Brasil y la de México y Greenspan chasquea los labios otra vez y, claro, la Bolsa de Madrid se pone a bailar la más desenfrenada de las jotas. En eso están, en esos estamos. De la Rúa aparece en los noticieros leyendo con voz marcial algo que, por lo menos, debería haberse aprendido de memoria, porque es fácil de memorizar, porque no es complicado, porque está escrito en el idioma internacional del SOS, en el esperanto de las papas queman. A su lado, Cavallo asiente. Después aparecen un líder sindical gritando algo que no se entiende, pero no hace falta, ya se sabe. Sigue una publicidad en la que Valeria Mazza le recomienda un yogur a Cindy Crawford mientras King Africa y La Mosca se disputan a ver quién se queda con la canción de este verano español. Calamaro sigue siendo considerado el mejor rocker español y Ricardo Piglia es el intelectual de moda. Tinelli fracasó a lo grande, pero las más codiciadas hembras de por acá �Imma del Moral y Aitana Sánchez-Gijón- se pasean del bracete de sendos novios que dicen �sho� en lugar de �yo�. Mientras tanto, la ciudad empieza a vaciarse y se busca mano de obra temporal y barata. El aumento en la gracia de las camareras y el aire recio de los camareros aparece estrechamente ligado a su acento argentino que se resiste a decir �croissant� en lugar de �media luna�. Están por todas partes. Cada vez más. Llegan aprovechando la todavía vigencia del uno-a-uno en la relación carnal dólar/peso. Rompieron la alcancía. Vienen a ver qué pasa. Vienen a hacer la Europa y la ropa en Zara de acá (empezaron las liquidaciones al 50 por ciento) cuesta dos o tres veces menos que en Zara de allá. Llega Saviola para salvar al Barça. �Hace calor, hace calor�, canta Ariel Rot en una propaganda de gaseosa con playa y Mediterráneo y Primer Mundo y en otro aviso, uno de pastas, una hija le anuncia a su padre sus ganas de irse a otra parte: �No sé, a Argentina, por ejemplo�. El padre primero la mira preocupado, después se ríe. Parece contento y todo.



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